Santiago Maldonado a 8 meses de un crimen de Estado

Por Sebastián Premici

Sin mayores avances en la Justicia, el Estado continúa con su mecánica del horror.

 El 1 de agosto de 2017 no sólo fue el día de la desaparición de Santiago Maldonado luego de una feroz represión de la Gendarmería sino que marcó el inicio de una mecánica del horror, un dispositivo represivo planificado y sistemático desplegado por el Estado. Fue el bautismo de la nueva doctrina de seguridad nacional (que se remonta a un informe de la CIA de 2005 que colocó al indigenismo como los chivos expiatorios a eliminar) que contó con el explícito apoyo de sectores empresariales de la Patagonia,  sedientos de represión, tal como lo explicamos desde Agencia Cadena del Sur (ver nota).

Esa mecánica del horror –con un antecedente previo en la represión del 10 de enero de 2017– incluyó la orden de Pablo Noceti, por entonces jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de ingresar a la Lof a como dé lugar con el único objetivo de llevarle a Patricia Bullrich la foto de un “mapuche terrorista”. Prueba de esa decisión fue que instantes previos al inicio de la cacería no había ningún corte de ruta y fueron los gendarmes los que instigaron la flagrancia para poder ingresar de manera ilegal. Noceti había dado la orden de avanzar sin medir costos y ese mismo 1 de agosto estuvo en la Lof y felicitó a los gendarmes por su accionar.

 

Con la represión ya consumada, y la desaparición de Santiago, el Gobierno envió el mismo 1 de agosto a las áreas de inteligencia de la Gendarmería para espiar a su familia y organismos de Derechos Humanos. La mecánica del horror se completa con la constante negación por parte de Bullrich de los hechos, al sostener la posibilidad de que Santiago nunca hubiera estado en la Pu Lof o que podría haber muerto en un ataque de la RAM. La mentira planificada, que no sólo contó con el aval de infames escribas de medios hegemónicos porteños sino que fueron “hipótesis” plantadas dentro del expediente con la venia del juez Otranto y la fiscal Silvina Ávila.

Luego vino el entrenamiento de los uniformados para cohesionar sus discursos y borrarles todo rastro de incongruencias. Esa tarea estuvo a cargo de Daniel Barberis, un psicólogo social con prontuario de secuestrador.

La Procuraduría de Investigaciones Administrativas (PIA) sostuvo en un escrito incorporado en el expediente de Desaparición Forzada que dichas entrevistas –que fueron utilizadas por Bullrich durante su exposición en el Senado para defender el accionar de la GNA- fueron “guionadas”.

“A la merma de poder convictivo de este tipo de aporte, contaminado y sin resguardos legales, puede agregarse  que ciertos pasajes de las entrevistas se asemejan a un diálogo actuado, cercano al ridículo”, sostuvo la PIA (Foja 1244).

La mecánica del horror es la aplicación de la mentira planificada para justificar o encubrir el asesinato de una persona. Esa mecánica continúo con el asesinato de Rafael Nahuel, a manos de la Prefectura. Por entonces, la ministra Bullrich habló de “enfrentamientos” para justificar los disparos de los prefectos. Convalidó el asesinato.

No estamos hablando de casos al azar. Es un avance planificado contra un determinado sector, las comunidades mapuches catalogadas de terroristas. Pero este es sólo el comienzo. La nueva doctrina de seguridad nacional es una avanzada contra todos los sectores sociales y políticos que osen enfrentarse al modelo político económico que pretende perpetuar Mauricio Macri y sus gerentes.

La mecánica del horror es que tanto los hechos que llevaron a la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, como el asesinato de Rafael Nahuel hayan sido incluidos en varios informes del Gobierno  como acciones de la GNA contra la etérea RAM. Es decir, la justificación y legitimación de los asesinatos como “daño colateral”.

En la mentira planificada para encubrir esta mecánica del horror también forman parte Gonzalo Cané, el secretario coordinador con los poderes constitucionales –responsable de introducir en el expediente las pistas falsas-, el juez Guido Otranto, quien avaló la represión y sabía del nuevo proceder de la GNA por un diálogo previo que había mantenido con Nocetti, sumado a fiscales y jueces provinciales. El último exponente (o el primero) en esta cadena de mentiras planificadas y la instalación de un dispositivo del horror –que se vuelve en el elemento central de los crímenes de Estado- es el Presidente de la Nación, Mauricio Macri.

Luego de 8 meses de la cacería que terminó con la muerte de Santiago Maldonado, la causa está prácticamente paralizada. El juez Lleral pasó de tener dedicación exclusiva a trabar desde Rawson, junto al resto de las causas que recaen en su juzgado. Es decir, ya no hay prioridad en dilucidar qué sucedió aquel 1 de agosto. El Gobierno nacional junto a sus medios de comunicación hegemónicos porteños calmaron a las conciencias culposas con el resultado de la autopsia (asfixia por sumersión e hipotermia). Sin embargo, dicha autopsia es incapaz de explicar por qué el Gobierno envió a los agentes de inteligencia a espiar a la familia de Santiago, por qué y para qué fueron plantadas las pistas falsas, por qué los gendarmes fueron “guionados” por Barberis. El resultado de la autopsia es inútil para explicar la mecánica del horror inaugurada con la cacería del 1 de agosto que terminó con la vida de Santiago Maldonado y amenaza con extenderse al conjunto de la sociedad.

Artículo original de la Agencia de Noticias Cadena Sur.

 

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Soy W. Miltón Castillo, toco la bateria en una banda de Rock and Roll, en mis tiempos libres me dedico a escribir.

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