Nuestro reto, el reto de las izquierdas

Pintura de Sun MU Considerado como el único artista moderno de Corea del Norte, este exiliado combina la estética propagandística, el humor y la cultura pop en su trabajo.

Por: Natalia Sierra

 

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l fraude histórico que significaron los gobiernos progresistas en América Latina, autoasumidos como proyectos políticos de izquierda, generó una enorme decepción en la sociedad latinoamericana. La respuesta frente a esta estafa política e histórica, lamentablemente, es el rechazo de la sociedad a la ideología de la izquierda y a su promesa de emancipación, y su viraje conservador hacia las ofertas de la derecha mundial.

El signo fundamental de la modernización conservadora del capitalismo, que los progresismos ejecutaron en la región a nombre de la izquierda, fue el fortalecimiento del Estado capitalista, que más que un aparato es un poder vertical que permeó toda la sociedad hasta las comunidades de vida más resguardadas de la globalización. Una invasión violenta que destruyó los tejidos comunitarios y las organizaciones políticas autónomas de la sociedad que se construyeron en las tres décadas de lucha anti neoliberal. Un poder que sin duda despejó territorios para garantizar la expansión de la lógica mercantil capitalista en América Latina, la misma que se caracterizó por la formación de una estructura de corrupción entre el aparato estatal y las grandes corporaciones, para usurpar una vez más los bienes sociales.

El Estado progresista fue de esta manera el instrumento objetivo y subjetivo para arrinconar, perseguir, asfixiar y desarticular a la sociedad, dejarla indefensa ante la avanzada del capitalismo en uno de sus ciclo más depredadores. No sería impreciso hablar de un despojo de territorios ideológicos asentados en el despejo de territorios materiales de las comunidades y pueblos que habitan el continente. Un despojo que significa la ruptura de las formas de vida comunitarias ancestrales e históricas (comunidades indígenas, comunidades campesinas, sindicatos, barrios, partidos políticos de izquierda, colectivos urbanos, etc.) Una sociedad que deja de ser una sociedad, es decir un entramado de relaciones, afectos, solidaridades y complicidades de los comunes, para convertirse en un conjunto de individuos atomizados y dispuestos a competir hasta la muerte por lograr un lugar en este sistema. Por conseguir un lugar desde donde mover el sistema para su reproducción hasta el infinito.

El Estado capitalista e incluso el socialista no puede ser el articulador de un proyecto de emancipación social, porque el Estado es poder de dominación y como tal aplasta a la sociedad y la deja a merced de cualquier poder político, económico o cultural. No otra cosa es lo que vivimos en América Latina en la realidad mexicana y colombiana, sociedades que fueron quebrantadas por el Estado capitalista y entregadas al capital mafioso que gobierna la globalización. Es esta lamentable realidad la que empieza a vivir nuestro país, la incursión de estructuras económicas criminales cuyos límites con el capitalismo legal y sus instituciones políticas son absolutamente difusos. El propio Estado está permeado por las estructuras criminales del capitalismo mafioso, por lo tanto es una paradoja sostener que el Estado sea un garante frente a este capital delictivo.

Sin embargo de esta clara articulación entre el capitalismo legal e ilegal y sus formas institucionales violentas, la sociedad debilitada y por lo mismo atrapada en el miedo que este tipo de estructuras económicas mafiosas generan se puede volver subsidiaria de políticas belicistas; más aún cuando la decepción causada por el fraude progresista le tira hacia la derechización de su conciencia social y política.

El resultado de todo este proceso es una arremetida ideológica de la derecha nacional regional y mundial que busca justificar la militarización y la guerra en contra del capitalismo criminal, para ampliar su mercado de armas, de drogas, de trata de personas, de medicamentos, es decir para fortalecer más al capital ilegal que es el único que garantiza valorización del valor.

Ante este panorama, las izquierdas tenemos el enorme desafío histórico de reconstruir el relato emancipatorio que dé a la humanidad una nueva oportunidad de superar la violencia depredadora del capitalismo.

Original de: Revista Lluqui Left

Acerca de Natalia Sierra 69 Articles
Natalia Sierra. Socióloga, activista de izquierda.  Su acompañamiento en los procesos de lucha de los movimientos sociales ha sido visible; es además profesora de la Universidad Católica.

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