“Los dólares del FMI ya están destinados a fugarse”

Ex presidenta del Banco Central de la República Argentina (Bcra) entre 2010 y 2013, y actual titular de la consultora Fide, la economista considera natural el recurso al Fmi. “Era la única alternativa para un gobierno ortodoxo de corte neoliberal”, dijo a Brecha.

—¿Llegamos a esta situación de corrida cambiaria y vuelta al Fmi por impericia del Banco Central o por cuestiones propias del modelo económico impulsado por Macri?

—Esta situación iba a llegar porque la necesidad de convocar al Fmi es inherente al modelo económico, neoliberal y ortodoxo de quienes llegaron al poder en 2015. Una tasa de referencia del 40 por ciento impuesta en estos días por el Bcra y la desregulación de la cuenta capital como forma de conducir la economía son insostenibles en el tiempo.

—Cuando fue presidenta del Bcra, planteó la necesidad de apartarse del concepto exclusivamente monetarista en las funciones de la entidad. ¿Este gobierno está haciendo lo mismo que el menemismo?

—Yo había planteado ya como diputada en 2005 que el Bcra había sido creado en 1932 con funciones de mandato múltiple, lo que implicaba que era una institución que podía intervenir en la política monetaria, pero también en la creación en créditos y dar impulso a la industria con medidas financieras porque eso estaba en su carta orgánica. En tiempos de la convertibilidad, el gobierno de Menem le asignó solamente funciones de regulación financiera, es decir, de corte monetario, porque eso era funcional al modelo de Menem y Cavallo. Nosotros modificamos la carta orgánica en 2012 para devolverle al banco sus funciones originales. Este gobierno evidentemente está usando el banco en una sola función, acorde a su concepción financiera de la economía.

—¿Volvemos a ese modelo de economía financiera, entonces?

—Este gobierno reinstaló un régimen de acumulación financiera que en tiempos de la dictadura militar se llamó bicicleta financiera, y es funcional a una mentalidad o característica de los argentinos, que es considerar al dólar como un activo financiero. El argentino ahorra en dólares, por ejemplo. Eso no pasa en otros países de la misma manera.

—¿Coincide con la revista Forbes en que estamos en la antesala de otro 2001?

—No. La situación no es la misma porque en este caso el Bcra tiene herramientas para obligar a los bancos a sostener los dólares en el mercado y permitir que haya circulación de divisas. Una economía con un descalce de monedas necesita ver cómo es la participación del dólar en el total de la deuda. Y en ese sentido la situación actual no es comparable con la del año 2001, porque Macri recibió un país desendeudado y eso le da otra perspectiva a mediano plazo.

—Macri aseguró que el mundo está cambiando y que Argentina depende de variables externas que no puede dominar. ¿Coincide con ese diagnóstico?

—El presidente llega tarde. El mundo ya cambió. Y tratar de entrar en ese mundo con una apertura unilateral como hizo el gobierno es imposible o suicida. Por eso insisto en que el Fmi es la única opción para este modelo porque de lo que se trata es de fugar los dólares que van a llegar con el acuerdo. Por más que sean 25 o 30 mil millones, todo está destinado a la fuga porque el modelo propone la capitalización financiera y eso es la histórica bicicleta financiera. Cuando el ministro Nicolás Dujovne sostiene que el Fmi cambió en estos últimos años, yo digo que no es cierto. Si hubiera cambiado, cada vez que acude en auxilio de un país, le reclamaría a sus gobernantes que tuvieran en cuenta la balanza de pagos, que controlaran la inflación, no permitiría la especulación financiera y se esmeraría en que los créditos se destinaran a cuestiones productivas. Pero no es eso lo que mostró, por ejemplo, en Ucrania, donde reclamó ajuste y monitoreo de las cuentas para avanzar sobre la soberanía económica a favor de los sectores financieros.

—¿El Fmi vuelve a traer esa receta a Argentina con más conflictividad social?

—La conflictividad social ya está instalada desde que el gobierno empezó con los despidos y los tarifazos. Viene un escenario recesivo, sin dudas. Porque el problema sigue siendo la apertura de la cuenta capital (uno de los tres componentes de la balanza de pagos) y es algo que a este modelo económico no le interesa controlar porque se maneja con la fantasía de una llegada mágica de capitales financieros para quedarse. Los capitales portfolio ya se fueron y no van a volver.