Por: Santiago Cadena
Retratar la hipocresía de la sociedad norteamericana es un mérito que Childish Gambino lo ha conseguido con un videoclip musical, que ya suma 30 millones de visitas y es tendencia en todo el planeta.
Gambino ha publicado tres discos de hip-hop en el 2017, por lo que This Is América no es una improvisación, es el fruto maduro de su proyecto musical y porque no decirlo político.
En menos de 4 minutos la puesta en escena es capturada por primeros y terceros planos que registran con exactitud las potentes coreografías, dejando a la sutileza de la retina humana el diseño de producción.
Una silla en una gran bodega desolada, la humildad de un hombre negro descalzo, que se sienta en ella y guitarra en mano disfruta de su música; aparece Gambino quien dispara en la cabeza del hombre, que para este plano ya está con signos de haber sido torturado con su rostro cubierto. Acto seguido entrega el arma a un niño, quien la recibe con una tela roja, simbolismo de la bandera de la Asociación nacional del Rifle, la NRA. El vídeo promete tener una carga connotativa escalofriante.
Childish lleva en el vídeo una arma con la que apunta a quienes están dentro y fuera del vídeo (blancos y negros). Imposible no sentirse interpelado en un país en donde la policía mató a 1.147 personas en el 2017 y el 25% de los muertos fueron negros a pesar de ser solo el 13% de la población. (ver gráfico)
“¡Soy guapo! ¡Llevo Gucci! ¡Mira cómo bailo!”
La puesta en escena está dada de tal forma que miremos de fondo el barullo de un grupo de gente que más tarde será ametrallada por la espalda por el mismo Gambino, mientras él canta y baila. Nada más alejado de la realidad, nuestras sociedades tienen tendencia a folklorizar la cultura negra mediante la discriminación y el uso de una política institucionalizada.
Es decir, la obra magistral de Gambino es probablemente uno de los reportes más escalofriantes que ha hecho la cultura POP en los últimos 20 años sobre la situación que enfrenta la cultura afroamericana en la era de Trump y cómo la violencia se ha normalizado, se ha vuelto espectáculo. La escena de los niños filmando todo desde la parte superior del lugar donde se desarrolla el motín es fantástica en términos de montaje, pero triste a la vez el simbolismo del fin de la inocencia.
Lo cierto es que las figuras retóricas abundan en este vídeo, en particular en la escena del coro de música cristiana en la que Gambino recibe una “kaláshnikov”; un rifle de asalto más conocido como Ak-47 con el que acribilla a todo el coro y el mismo niño que le entrega el arma la vuelve a recibir cubriendola rápidamente con la tela roja.
Un retrato puro y cruel que para terminar nos deja la imagen de Donald Glover (nombre real de Childish Gambino) huyendo con una cara de pánico mientras una horda de gente blanca lo acecha.
Pero como es tan solo un vídeo musical que quizá su único fin fue mostrarnos un trabajo en producción y escenografía, no te debes preocupar, la realidad es otra y está alejada de nuestros ojos y de nuestras sensibilidades, tampoco deberías pensar que al año cientos de personas son asesinadas en el mundo por actos xenófobos. No importa, ya que solamente debes seguir con la distracción y bailar normalizando así la violencia y olvidando a las víctimas diarias de ella.
Desde lo básico de los grupos humanos y su defición urbana, hasta lo complicado de la tribus que se originan actualmente sin identidad, origen ó sola etnia; hemos llegado a lo que claramente expone Cadena, una denuncia social, tardía, pero íntegra, cargada de un condimento que adereza la triste realidad de michos grupos que aún, huyendo de lo político, se ven afectados por el vertiginoso ritmo del inconsistente mundo en el que vivimos.