Durante varios años, la Plataforma por el Derecho a la Salud y la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES-Ecuador) hemos alertado acerca de la privatización de los servicios de salud y la acumulación de capital en negocios privados como comercialización de insumos y medicamentos, financiamiento de clínicas privadas, fomento a la construcción de infraestructura pública a favor de las transnacionales. Todo fue producto de la denominada “revolución ciudadana en salud”.
Igualmente, nos hemos pronunciado por la focalización de la política de salud en el ámbito curativo y la falta de inversión y disposición para el impulso de la promoción de la salud y la participación social. Era inverosímil plantear una “revolución en salud” mientras se acentuaban modos de vida tóxicos y destructivos, como los que genera el agronegocio, el extractivismo petrolero y minero, la violencia, etc. Al mismo tiempo, se criminalizó la protesta social que denunciaba los impactos en salud de estos modelos productivos.
Vemos con extrema preocupación cómo la pérdida de soberanía frente a un modelo extractivista y agroexportador ahora se profundiza por un alineamiento frontal del gobierno ecuatoriano con las políticas e intereses de las grandes industrias y del capital global.
Hoy por hoy, la política pública “estrella” del anterior gobierno, el semáforo de alimentos, podría estar bajo ataque. Los logros mínimos sin una transformación de la matriz productiva se desvanecen poco a poco.
Denunciamos a la opinión pública que en concordancia con la visita de Micke Pence y la consolidación de las relaciones comerciales con EEUU, que implican preferencias arancelarias y “cooperación” en seguridad, Ecuador habría cedido en el impulso de una política pública global de promoción de la lactancia materna y de regulación a los sucedáneos de leche, favoreciendo un gigantesco negocio transnacional a costa de la salud y el desarrollo de millones de niños.
Este hecho ha sido reportado por el New York Times, generando una ALERTA respecto de la reconfiguración de la industria alimenticia a nivel global, con el apoyo del gobierno de Trump. Según la notica de marras, las presiones del gobierno de EEUU intentaron forzar al gobierno ecuatoriano a reconsiderar una postura que ha sido mantenida desde hace más de tres décadas de acuerdo con las recomendaciones mundiales respecto de las medidas para asegurar la salud y la nutrición de los infantes, en especial en los países pobres. Cediendo a dichas presiones, el Ecuador se habría abstenido de presentar una moción para ratificar la resolución en favor de la lactancia materna en el seno de la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud.
La lactancia materna y su promoción es una medida de salud pública reconocida desde los años 80. De ser cierto el sometimiento a este chantaje por parte del gobierno de Trump, estaríamos retrocediendo 40 años en la construcción de una salud colectiva y soberana.
Las organizaciones firmantes de este comunicado exigimos al gobierno ecuatoriano, a través del Ministerio de Salud Pública, el esclarecimiento de este hecho vergonzoso, pues de por medio están los derechos de millones de niños y niñas ecuatorianos a una nutrición sana y adecuada.
Con la firma del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, el expresidente Correa traicionó a millones de ecuatorianos y ecuatorianas. Traicionó a campesinos, pequeños productores, indígenas, artesanos, usuarios y usuarias de los servicios de salud, empresarios honestos, micro y pequeños empresarios, etc.
Con la apertura a las imposiciones comerciales de los EEUU el presidente Moreno está adelantando una segunda traición contra el Ecuador. Estas estrategias de presión nos remiten a las viejas lógicas de subordinación comercial que tanto daño han irrogado a nuestra sociedad. No solo estamos cediendo soberanía frente a una política que únicamente preserva los intereses de las grandes corporaciones del negocio de los alimentos, sino que, de acuerdo con las declaraciones de algunos ministros, estaríamos negociando un TLC con los EEUU. Las organizaciones y movimientos sociales no permitiremos que se renuncie a la protección de la salud y la alimentación de los ecuatorianos.
Quito, 8 de julio de 2018
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