Mapuche: 5 siglos de resistencia

La identidad mapuche contemporánea es la agrupación de distintas poblaciones indígenas originarias del sur de América (actualmente, Chile y Argentina), que, aparentemente, unieron sus culturas como una necesidad ante la amenaza de la llegada de la conquista española hacia estos territorios, hacia la década de 1550, siglo XVI.   

Por: Esteban Poblete

Los miembros de las poblaciones mapuches, son descendientes de las culturas prehispánicas arqueológicas Pitrén (100 – 1100 d.C.) y El Vergel (100 – 1450 d.C.), desarrolladas entre el río Bío Bío (centro de Chile) y el Seno de Reloncaví (región austral de Chile), y la difusión de su lengua, el mapudungún, se extendía desde el Río Choapa hasta Chiloé.

En cuanto a la etimología, la palabra mapuche viene de “mapu” (tierra, país, territorio) y “che” (persona); su resultado, persona de la tierra. Es la palabra con que la misma etnia se autorefiere e identifica. En cuanto al nombre araucano, vendría del vocablo quichua “awka” (salvaje, rebelde), puesto que los incas tampoco pudieron traspasar hacia territorio mapuche. Y los incas tampoco traspasaron otras regiones, como las de la Amazonía, en que a los bravos pueblos que las habitan, también denominaron como “awca”. De esta manera, en el sur del continente, los españoles usaron esta raíz fonética para hablar de los araucanos para referirse a los mapuches. El mapuche se apropia del mismo término para referirse a sí mismo como “bravo” e “indómito”, “invencible”.

La Guerra del Arauco, como se conoce en Chile a la etapa de enfrentamientos con el ejército español de Conquista, dio como resultado, hasta el siglo XIX, una relativa pero reconocida autonomía al pueblo mapuche en la Araucanía, que fue conquistada a partir de 1882 (Pacificación de la Araucaria) por el ejército oficial de la República de Chile. De esto, uno puede preguntarse también, si esta condición especial del mapuche, de sentirse autónomo y libre del sometimiento a la Corona, en el pasado, y del Estado, desde la Independencia… que este aspecto sirve, pues, al Estado, ya sea el chileno o el argentino, para tratar al mapuche en calidad de bandido, rebelde, terrorista, irregular y enemigo, es decir, un paria en su territorio ancestral, y justificar el saqueo de los territorios mediante varios discursos de vigencia total en Occidente, si no la democracia, será el progreso y la civilización. Es la relación que se tiene con el rival en una guerra. Pero sirve para vender estos territorios usurpados, por lo general, a ciudadanos o sociedades extranjeras con fines extractivistas o de explotación de los recursos naturales.

“En 1910, la primera organización indígena del país (Chile), la Sociedad Caupolicán, eleva una serie de peticiones de carácter étnico y campesinas. Desde los años 60 hasta 1973, los mapuche participan sin resultados en la Reforma Agraria para tratar así de recuperar las tierras usurpadas. Había comenzado la progresiva migración del mapuche a la ciudad. A fines de la década setenta, casi un 70% del pueblo mapuche se halla en la ciudad y en la extrema pobreza. A escala nacional se consolida un desarrollo capitalista que concibe el llamado ‘problema indígena’ solo como campesino. En 1976 el gobierno militar, a través de la Ley de División de Comunidades, intenta hacer que la propiedad comunitaria mapuche se privatice, o sea, que pase a manos de los individuos.” (Chile Precolombino/Chile antes de Chile, 2012)

De sus territorios originales, para 1929, el pueblo mapuche conservaba el 5%. “Es decir, 500 mil hectáreas, de las 10 millones que poseían. Alrededor de 33.000 mapuche quedaron sin tierras o no fueron radicados.” (Fuente: Telesur.)

El pueblo mapuche fue despojado, poco a poco y sistemáticamente, de su territorio y su cultura. La desintegración, la erradicación y el agresivo confinamiento forzado en cada vez más pequeñas localidades, fue desarticulando cierta organización y empobreciendo a su población en general. Por estas razones, para 1930 empieza un nuevo proceso de organización, que reclama la recuperación de sus territorios y de su cultura.

Las tomas de territorios como medida de presión, se dan después de más de treinta años de negociaciones pacíficas y legales, desde el año 1968, acuerdo realizado en el Congreso de Ercilla.

En la década del 70, dentro de los acuerdos logrados con el gobierno de la Unidad Popular (1970 – 1973), se crea la Comisión de Restitución de Tierras Ursurpadas. Se dio, asimismo, la creación de la ley 17.729, incorporando los conceptos de “tierra indígena” y “ser indígena”, puesto que se continúa con el plan de Reforma Agraria impulsado por el gobierno del anterior presidente Eduardo Frey Montalva. Estos conceptos solamente duran en la sociedad chilena hasta el año 1978, en que la dictadura de Pinochet, con la creación de una Ley que traspasaba los territorios recuperados a nuevos propietarios privados.

A finales de los años 90, con la desencantada experiencia respecto a la Ley Indígena de 1991, que “reconoce, protege y fomenta el desarrollo de los grupos étnicos en el país”, pero que en ningún momento ofreció la devolución de los territorios mapuche, entonces, una nueva etapa de radicalización de organizaciones políticas, de activismo indígena, nace con el Congreso de Todas las Tierras y la Coordinadora Arauco-Malleco.

Entre sus demandas están las siguientes, cito: “La recuperación y autonomía jurisdiccional (derecho propio) por estas tierras, ubicadas principalmente en las provincias de Cautín y Malleco, son las principales demanda de la nación mapuche. Hoy, la propiedad de ellas recae -bajo los marcos legales del Estado chileno-, no sólo en adineradas familias de origen colono, sino también de empresas hidroeléctricas y forestales, que han explotado el suelo, talando bosques originarios, donde crece el canelo, árbol sagrado de los mapuche, además de la bella araucaria; para sembrar pino radiata y eucaliptos, bosques artificiales que degradan la tierra pero que benefician los intereses empresariales.” Y, “ al Estado chileno el reconocimiento de su identidad cultural y beneficios económicos por los daños causados durante largas décadas.”

Acerca de Esteban Poblete 86 Articles
Corrector, editor y escritor. Tiene publicaciones en poesía, relato y novela. Realiza crónicas, entrevistas, artículos y reportajes para varios medios. Maneja la página de servicios de corrección y productos escritos UMBRA Ediciones.

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