Luka Modric gana el The Best al mejor jugador del año

Luka Modric gana el The Best al mejor jugador del año

➔ Campeón de la Champions. ➔ Finalista del Mundial. ➔ Balón de Oro en Rusia 2018. ➔ Mejor mediocampista de la Champions. ➔ Mejor Jugador del Año de la UEFA. ➔ Premio The Best.

Y lo mejor es que lo logró en la era de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. A

 

Por Sergio A. Poveda

 

El pasado Mayo, Modric deslumbró en la Champions League y levantó “La Orejona” por tercera vez consecutiva con el Real Madrid; además, jugó la final del mundial de Rusia y allí  fue el mejor futbolista.

A continuación, hay 11 puntos sobre por qué debería importarte:

  1. Alguna vez hubo un país, Yugoslavia, y desapareció del sistema internacional a costa de pugnas étnicas. De allí se deriva el joven estado de Croacia, fundado en 1991. En Modrici, una villa empotrada en las montañas Velebit, el pequeño Luka arreaba cabras por los roqueríos y retumbaba la campana que guardaba en su bolsillo. Así, Luka aprendía a conducir ordenadamente a las criaturas que se desbordaban como el amarilleo de los árboles. Arropado por sus abuelos, pues sus padres trabajaban en una factoría, él vio la transformación de los Balcanes en una zona de guerra y de dolor.
  2. En 2008, Modric relató la presión de sobrevivir durante el combate armado: “El disparo de la guerra nos convirtió en refugiados, fueron tiempos durísimos. Cumplí seis años entonces. Fueron días difíciles. Los recuerdo vívidamente, pero no es algo que añoro o que ocupa mi mente. Dado que teníamos problemas económicos, vivimos en un hotel por varios años; pero siempre adoré jugar al fútbol. La imagen de Ronaldo estaba estampada en mis primeras canilleras, mi tesoro. Sí, la guerra me fortaleció, aunque fue un episodio duro para mi familia. No quiero arrastrar eso conmigo para siempre, tampoco lo quiero olvidar”.
  3. La Guerra de los Balcanes convirtió a los Modric en una familia global: forzados por la milicia serbia, algunos miembros se mudaron a Zarad o se desperdigaron por Europa. Frente a los bombardeos y la inclemencia, había una escapatoria para Luka Modric: desprendía magia con la pelota de fútbol en los campos para refugiados. Al volver de la escuela driblaba a sus amigos y padre. La camiseta se batía como túnica en su enclenque cuerpo y el resto de los niños lo pasaban por dos cabezas de alto. De todos modos, aprender trucos, fintas o algo nuevo con la pelota le prodigaba felicidad. Jugar al fútbol era el medio en el que deseaba demostrar su esencia, construir su destino.
  4. Quien se fije en este bajito mediocampista, que tiene un aire más cercano a Golum que al de un fornido atleta de los Balcanes, caerá en la trampa a la cual cedieron sus primeros entrenadores. “Eres muy pequeño”, “frágil” o “el fútbol es para fuertes”. Después de dejar su tierra, ver morir a sus parientes, sobreviviendo sin electricidad ni agua potable, imaginemos a Modric enfrentando esa lluvia de sentencias. Silencio incómodo. De hecho, esa avalancha de mitos también atosigó en su momento a leyendas como Zico o Romário. En fin, múltiples reportes de prensa dan fe de que la crueldad de la  Guerra de los Balcanes, la pérdida de su abuelo, la vida en los refugios y el dolor, cebaron la fortaleza del croata. Pero olvidan a una figura y un tema. “Mi padre me hizo creer en mí mismo, no bajar la guardia. Me respaldó”, dijo Modric poco después de recibir el premio al Mejor Futbolista de Europa, ese busto extraño con brazos mutilados que tal vez alude al sacrificio.
  5. Meses atrás, Modric realizó una valiosa labor: lideró y ordenó desde el mediocampo a una selección croata que, por vez primera, jugó la final del mundo en Rusia. Pese a que los franceses ganaron el Mundial, el pueblo croata, hábil para el wáter polo, festejó a lo grande. “Zovi samo, zovi/ svi ce sokolovi / za te zivot dati (llámanos, los halcones daremos la vida por ti)” cantó -¿graznó?- Modric frente a una multitud que lo acompañó a coro, flameando la bandera croata, con los brazos apuntando a la noche, rodeados de una nube rojiza y luminiscente.
  6. A los dieciséis fichó por Dínamo de Zagreb, en 2008 integró el Tottenham y sus destellos embrujaron a los hinchas Spurs. No obstante, el papel estelar lo ejecuta en la selección nacional y el Real Madrid, el equipo más ganador de la historia al que defiende desde 2012.
  7. Personalmente, disfruto del fútbol cuando el croata está en la cancha. La franja verde del mediocampo es el reino de “los diez” modernos, Modric impera ahí –pero, dicho sea de paso, ciertos virtuosos latinoamericanos ni siquiera han podido resistir la competencia en esa posición del juego. Por ello, si el fútbol fuese la gramática, Modric sería el nexo. ¡Es una conjunción! Tiene cabellos sacudidos, lleva la polera blanca o de cuadros rojos y su brazo izquierdo va impávido, como si se tratase del asta de un caballero medieval, a la altura del pecho, y su mirada siempre escudriña lo que viene o se gesta enfrente. El flaquito pelilargo y silencioso somete a los defensas contrarios con un poder de organización y ataque que se contemplan en una palabra: generosidad, pues Modric, como muy pocos, hace el trabajo de cinco.
  8. La posibilidad del fútbol se suspende cuando el balón gira en el aire. En esas ocasiones Modric emerge, amansa la pelota con toques breves hasta entregársela con exagerada facilidad a un compañero y, así, crear una jugada. Esas sutiles operaciones son preciadas en pies de futbolistas más mediáticos. De modo que cabe repasar cómo es el estilo del croata: asistir, defender, recuperar, disparar y sorprender. A esos cinco verbos hay que sumarle dos atributos que lo convierten en un verdadero campeón: la paciencia y el ginga, o sea la habilidad para controlar y maniobrar el balón con cualquier parte del cuerpo. ¡Quién no quisiera la capacidad de sus pies!
  9. Recuerdo que en 2005, Ronaldinho o Deco señalaban para Placar de Brasil que Messi y Cristiano Ronaldo, “ los monstruos”, alcanzarían el podio mundial; por su parte, el periodismo deportivo también creía en Luka. Entonces era muy prematuro asegurar que estos futbolistas marcarían una generación; sin embargo, con el tiempo lo han hecho. El croata recibe distinciones algo tardíamente, pero las vive.
  10. Luka Modric nació en Zadar el 9 de septiembre de 1985, cerca del oleaje esmeralda del Mar Adriático. La población de su país rodea los 4 millones de habitantes, o sea son la cuarta parte de la población de Mumbai. Croacia es el segundo país más pequeño en disputar la final de la Copa del Mundo de fútbol (antes lo hicieron los uruguayos en 1930 y 1950). Curiosamente, en la competencia, al igual que Messi y Cristiano Ronaldo, Modric fue el tercer crack que erró un penalti en los 90 minutos reglamentarios. Sin embargo, en la ronda de penaltis su selección superó a Suiza. Entre los 579 partidos que Modric ha jugado, festejó 113 goles de su autoría. Pronto cumplirá 33 años.
  11. En cambio, mi edad se cuenta en mundiales. He visto siete: desde 1994 al 2018. En ese lapso, a excepción de Zidane o Romário, solamente Modric ha tenido un rendimiento sublime en la Copa del Mundo, al punto de que mucha gente espera que alce el premio FIFA The Best como el mejor futbolista del planeta, corona digna de rarísimos talentos y que, a partir de 2009, solo Messi y CR7 saben cuánto pesa.

Para los perezosos:

La UEFA eligió a Luka Modric como el mejor futbolista de Europa. En Mayo venció con el Madrid la tercera Champions League consecutiva, torneo en el cual fue un hombre esencial. Seguramente, la excepcional participación que tuvo en el mundial de Rusia incidió en su condecoración, pues no se trata de un “mata-goleros”.

Acerca de Sergio Poveda 18 Articles
Se graduó en Relaciones Internacionales en la Universidad de Lindenwood, EE.UU. Explora la vida urbana y la cultura. Inició su carrera con temas sociales en "El Telégrafo". Reportó para "The Legacy". Con agudeza documentó la vida universitaria para "USA TODAY." Reconocido internacionalmente, sus logros incluyen el Premio de la Hispanic Culture Review en 2021 por su serie "Quito Enjaulado" y el International Photography Award del Missouri Consortium en 2016. Su documental "Where Walls & Windows Speak" fue finalista en el IILA-Cinema en 2021, revela la tragedia de Mike Brown, asesinado por un policía. Sergio es miembro del New York Institute of Photography. NYIP Membership Badge

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