El 21 de Septiembre el diario digital Página12 publica un artículo de opinión del intelectual de izquierda Emir Sader titulado Las Autocríticas de la Izquierda donde cita un poema de Mario Benedetti que dice textualmente “La autocrítica no es una noria”. La Real Academia de la Lengua nos dice que en este caso particular una noria es un “artilugio de feria consistente en una gran rueda con asientos que gira verticalmente.” Al hacer uso de esta comparación planteada en el poema de Benedetti, quizás Sader pretende justificar lo injustificable.
En este poema Benedetti dice “… no voy a anquilosarme en el reproche y no voy a infamar a mis hermanos…” y eso es correcto cuando los errores son cometidos por nuestros hermanos y compañeros de lucha, pero no podemos caer en el eterno error de nuestras izquierdas de dejarse engañar por lobos disfrazados de ovejas. No es hermano aquel que llega al poder usando un discurso de izquierda, y al llegar al poder mantener todo el modus operandi de la derecha.
Es difícil hoy en día entender cómo es posible que intelectuales que han militado toda la vida en la izquierda y han luchado en diversos procesos de revolución social, caigan en la defensa de lo indefendible. Es inverosímil que después décadas de experiencia no sean capaces de poder dilucidar quién es el verdadero enemigo.
El enemigo no es una persona o un grupo de personas que ganaron varias elecciones seguidas y se autodenominaron progresistas, el verdadero enemigo es el mito y el culto que se construye alrededor de estos líderes. Esta construcción mitológica que opaca el proceso que es el todo por el que debemos luchar.
Estos grandes intelectuales con años de trayectoria deberían concentrar sus esfuerzos en elaborar documentos que nos den un sustento teórico para defender y fortalecer el Gran Proceso Revolucionario como un conjunto, donde el líder solo es una parte del engranaje y que esa parte en cualquier momento puede volverse inútil y por ende deben estar listos muchos otros cuadros para su reemplazo. Pero en vez de esto, los intelectuales de izquierda a nivel mundial se dedican a hacer apologías de los líderes individuales.
Lev Nikoláievich Tolstói en su obra maestra Guerra y Paz describe de manera genial que la historia no la hacen los líderes sino las masas “para estudiar las leyes de la historia debemos cambiar del todo el objeto de estudio; olvidar a los reyes, ministros y generales y estudiar los elementos homogéneos e infinitamente pequeños que guían a la masa” (Traducción de Lydia Kúper). Se refiere Tolstói al hecho de que si la suma infinitesimal de millones de voluntades individuales no hubiera decidido seguir a tal o cual líder el movimiento histórico hubiera tenido otra dirección.
Karl Marx fue lapidario en la “Crítica al Programa de Gotha” contra los socialdemócratas alemanes quienes dado el contexto histórico en el que vivían se desviaron del camino trazado y debido a esa aberración se dejó la “mesa servida” para el nacimiento, fortalecimiento y desarrollo del fascismo en Europa y cuyas consecuencias todos conocemos. Vladimir Ilich Lenin también fue implacable con los Mencheviques quienes con sus posiciones retrógradas pretendían restar poder a los soviets. Así también Rosa Luxemburgo fue incansable en su crítica contra la socialdemocracia que de forma camuflada siempre ha sido la mejor aliada del perverso capitalismo mundial.
De esta manera, no podemos compartir la posición condescendiente y apologética del intelectual Emir Sader quien al parecer no hace uso del materialismo dialéctico para desentrañar la realidad y poder ver con claridad, así como Marx y Luxemburgo identificaron a los enemigos socialdemócratas y Lenin identifico a los mencheviques, y poder identificar al enemigo real de la izquierda que son las construcciones mitológicas personificadas en líderes individuales.
Estos seres mitológicos y las curias que los rodean, supieron recoger los escombros del socialismo real e inventaron el socialismo del siglo XXI, preconizaron la lucha antiimperialista, que no es de ahora sino que es una lucha de miles de organizaciones sociales individuales que no necesitaron estar en el poder ni de un líder mitológico para emprender y perseverar en su lucha. Estas deidades inventadas se escudaron en la lucha contra el imperio yankee (que ha sido, es y siempre será legítima), pero que por debajo de la mesa favorecieron y abrieron las puertas de par en par para que el imperio chino comience a drenar la sangre de nuestras permanentemente abiertas venas.
La crítica y la autocrítica debe ser demoledora cuando estos pseudolíderes progresistas de forma camuflada siguieron la ruta neoliberal, y junto con su curia cayeron en el peor de los males del capitalismo que es la corrupción sistémica y se convirtieron en una nueva clase burguesa a costa del pueblo y sus más sentidos intereses.
Pero el peor de todos los males heredados de este mal llamado progresismo latinoamericano es que debido a su aberrante capitalismo de estado con una muy tímida redistribución de la riqueza, sin afectar la base económica de la reproducción social de la pobreza, es que hoy vivimos esta arremetida mortal del conservadurismo en nuestros países sudamericanos.
Las consecuencias de estos retrocesos sistémicos apenas se están comenzando a sentir, pero nuestros líderes de opinión de izquierda siguen haciendo apología del mito, en vez de comenzar a delinear al menos teóricamente la ruta a seguir, pero para esto se debe identificar claramente al enemigo, y luego arremeter contra él y seguir en un estado de “Revolución Permanente”, quizás algún día alcancemos la utopía socialista.
Lcdo. Luis Miguel Córdova Soria
Be the first to comment