DOS TIEMPOS PARA UN PANORAMA
I
Radowitzky, el enemigo de Falcón
(Buenos Aires, 1909)
Quizá sea que antes se “creciera más pronto”, o porque las condiciones socioeconómicas hayan sido más asentadas, más claras las condiciones de explotación. Aún el mundo parecía dos mitades: una en la que habitaban ricos y la otra repleta de miserables. Y en las revoltosas condiciones de principios del XX, en la Argentina del presidente José Figueroa Alcorta había un Jefe de Policía que odiaba la protesta social y a los pobres que la animaban, y como hay veces en que parece que en el mundo hay un equilibrio, también había un anarquista que odiaba a Ramón Falcón, el mencionado Jefe de Policía: el ruso Simón Radowitzky, nacido en una aldea de Kiev, actual Ucrania, y aún Imperio Ruso.
Este atentado sucedió un 14 de noviembre de 1909.
Menciona Leandro Ludzky, en reseña de RT, que Radowitzky tenía desde chico problemas con la autoridad, al conocerse que en su natal Kiev, ya a los 14 años se le mantuvo seis meses en prisión por participar en disturbios públicos. El panorama ruso anterior a la Iera Guerra Mundial y a la Revolución de 1917, y posterior al intento revolucionario de 1905, era otra efervescencia social, cuyos hijos son los Radowitzkys que escaparon hacia el mundo.
Estas actividades anteriores a su activa participación de militante al llegar a América, compensan los 21 años de prisión que cumplió después del asesinato de Ramón Falcón, “en la capital argentina y luego fue enviado a una prisión de máxima seguridad, ubicada en la ciudad de Ushuaia, al extremo sur del país”.
No creo que sea objetivo comparar a Radowitzky con una especie de pandillero malcriado que escribe graffitis y fuma mota para llamar la atención de sus padres. Fuera de lo que a Simón Radowitzky haya llevado a actuar desde tan temprana edad en las luchas sociales de su tiempo, desde una perspectiva psicoanalítica… recordemos el dicho árabe de que “los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres”, y las aspiraciones revolucionarias de aquel tiempo se medían con bombas caseras en las calles, como ahora se lo hace desde la red, mediante memes.
El contexto sociopolítico argentino de entonces estaba marcado por la llegada de miles de emigrantes europeos, especialmente, italianos y españoles, y por el eco que lograban las doctrinas comunista y anarquista en los ideales de la clase proletaria. Estos extranjeros vivían en condiciones de hacinamiento en unos pisos conocidos con el nombre de “conventillos”, desde donde, y cuando las condiciones no deben haber dado para menos, se impulsa la “huelga de inquilinos”, como la denomina nuestra fuente.
Después de las protestas, como represalia de las autoridades, y no dudamos que directamente de Falcón, 200 familias de extranjeros emigrantes son expulsadas del “Conventillo 14 provincias”.
“Sin embargo, los movimientos obreros seguían creciendo a buen ritmo. El 1 de mayo de 1909, los gremios de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) se manifestaron para recordar a los ‘mártires de Chicago’, fecha mundialmente conocida como el Día del Trabajador, y reunieron a unas 70.000 personas. Acto seguido, llegó la Policía y el resultado fue lamentable: al menos diez muertos y cientos de heridos.” (RT)
Vendrá un periodo de manifestaciones y enfrentamientos casi constantes, desde los predios del cementerio en que se acompaña a los cadáveres para ser enterrados, hasta las jornadas de la “Huelga Roja”.
Luego, el Gobierno nacional de aquel entonces, liderado por el presidente José Figueroa Alcorta, negoció con las agrupaciones políticas obreras para calmar la tensión, aunque se negó a expulsar al jefe de la Policía capitalina, Ramón Falcón. (RT)
Nacido en septiembre de 1891, Radowitzky llega a Argentina con 16 años a cuestas, en el año 1908. Trabaja en Campana, provincia de Buenos Aires en el Ferrocarril Central Argentino. Al trasladarse a la capital argentina, es empleado como mecánico. Tiene relación y se reúne con otros anarquistas en el distrito cercano de Avellaneda. Y sobre esto, Lutzky nos cuenta otra anécdota:
“En aquel distrito, que ostenta grandes hitos del movimiento obrero argentino, el sindicato de panaderos era muy fuerte, a tal punto que a muchos de los alimentos que producían les colocaban nombres para repudiar a la Policía, usados hasta el día de hoy: ‘vigilantes’ o ‘bolas de fraile’, popularizados en muchas panaderías del país.”
Radowitzky conoció la protesta y el enfrentamiento contra autoridades y sus fuerzas de choque. En apenas un año decidió asesinar al jefe de policía Ramón Falcón. Un 14 de julio lo esperó fuera del cementerio donde hoy en día queda el mausoleo en que está sepultado el ex jefe policía, el Cementerio de Recoleta, en donde se acostumbraba sepultar a las personas importantes de esta ciudad.
Desde las esquinas de las calles Quintana y Callao, Radowitzky selló los atropellos y persecusiones de Falcón a los de su clase, arrojando una bomba de fabricación casera directo a su carruaje.
Explosión en el Cementerio de la Recoleta: fue en la tumba de Ramón Falcón, el ex Jefe de la Policía Federal pic.twitter.com/3gv1Fcp6iY
— TN – Todo Noticias (@todonoticias) November 14, 2018
Atrapado, torturado y condenado Radowitzky, no obstante, se fugó en 1918. Pero lo volvieron a capturar. Hasta que en 1930, por un indulto concedido por el presidente Hipólito Yrigoyen, obtuvo su libertad, aunque con una orden de expulsión del país. Entonces, en Uruguay fue recibido como un héroe por los anarquistas de Montevideo.
“Tras pasar unos años desapercibido, en 1936 Radowitzky viajó a Madrid (España) para pelear a favor de los republicanos y en contra del franquismo, aunque sin exponerse demasiado por sus condiciones de salud. Más tarde, después del triunfo de Franco, el anarquista escapó a Francia y luego a México. El 4 de marzo de 1956, falleció en el país latinoamericano, después de vender libros y comprar una botella de vodka.” (Lutzky)
II
Conmemoraciones de Radowitzky
En Argentina, las conmemoraciones y aniversarios de la hazaña del héroe nacional anarquista se siguen celebrando, y no ha sido extraño que se imite a Radowitzky en su atentado en contra de Falcón; aunque el objetivo de los atentados son el mausoleo del ex Jefe de Policía.
Este año las cosas no se puede decir que han salido como se habrán planeado, y dos muchachos anarquistas han entrado con una bomba casera al cementerio de Recoleta para atacar el mausoleo del implacable jefe; pero la bomba ha explotado hiriendo de manera considerable a la muchacha, y a su compañero lo detuvieron.
Más allá de desear su recuperación, es interesante comprobar cada año la presencia simbólica de Simón Radowitzky como ejemplo de la rebeldía y las altas búsquedas de la justicia social y las victorias proletarias. En un país -un continente-, en que vuelven a asentarse las grandes contradicciones y antagonías, lo evidentemente histórico, es la radicalización de las posiciones como de las diferencias.
Terminamos esta nota con un comunicado de los anarquistas argentinos frente a la represalia de la policía federal, en esta jornada:
#Represion
#CaceriaAnarquista
CABA | La policía federal desata una cacería en la ciudad
Luego del escrache contra la tumba del famoso represor Ramón L. Falcón, jefe de la policía federal y que le da nombre a la escuela de la policía, y a casi 100 años de la semana trágica, está fuerza represiva desató una cacería a modo de venganza contra un reconocida biblioteca y ateneo anarquista del barrio de constitución.
Muestra de la actitud revanchista fue el desmedido operativo policial que cortó las calles Cevallos y San José y metió dentro del inmueble al grupo de élite de la fuerza. Dentro de la biblioteca fueron brutalmente detenidas varias personas y se llevaron varias cajas con documentos y computadoras.
Además, se allanó también el centro social La Cultura del Barrio que en este momento está rodeada, también, por la policía federal.
Es también importante destacar la coincidencia de la fecha de conmemoraciones del atentado de Radowitzky, el 14 de noviembre de 1909, y la trágica jornada de la masacre de miles de obreros en la ciudad de Guayaquil, un 15 de noviembre de 1922, por orden del presidente José Luis Tamayo y el Ejército ecuatoriano.
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