Por Carlos Zahumanszky
Los pescadores en la pequeña aldea de Inga se encontraron con una extraña sorpresa cuando faenaban frente a las costas de Noruega. Una pequeña ballena blanca nadaba entre los barcos mordiendo las cuerdas y aparejos de pesca. Lo más raro aún estaba por llegar. El animal llevaba puesto un arnés.
La historia de la ballena, su extraño comportamiento y las cinchas que llevaba alrededor del cuerpo llamó la atención de Jørgen Wiig, biólogo marino e Inspector de la Dirección del Servicio Marítimo de Pesca de Noruega. Wiig desplazó un equipo a la zona para examinar al animal con más detenimiento. La ballena, una pequeña Beluga Blanca (Delphinapterus leucas), se comportaba con total naturalidad ante la presencia de seres humanos.
Los biólogos examinaron el arnés y lo retiraron. En uno de los broches de plástico se podía leer “Equipo de San Petersburgo” en ruso. El profesor de la Universidad del Ártico noruego en Tromsø (UiT), Audun Rikardsen, explicó a la cadena de noticias NRK que ni los biólogos noruegos ni sus colegas rusos equipan a las ballenas con arneses porque estos pueden causar daños al animal si los llevan mucho tiempo. El conjunto de cinchas parecía destinado a instalar una cámara o algún tipo de equipamiento.
Jørgen Wiig especula con la posibilidad de que la beluga haya formado parte de algún experimento de tipo militar y haya escapado de alguna forma. “Solo podemos especular sobre cuál ha sido su uso, pero lo que está claro es que ha estado en cautiverio durante un largo período de tiempo porque estaba completamente domesticada. Hasta se dejaba acariciar”, explica Wiig. Su colega Rikardsen se puso en contacto con diferentes equipos de biólogos rusos que trabajan con ballenas y ninguno ha usado arneses. Por el contrario, los científicos rusos apuntaron la posibilidad de que se tratara de una beluga escapada de la base naval de Murmansk.
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