Luna Creciente al país

El discurso del 1 de mayo del presidente Moreno fue: ….»En el nuevo Ecuador miles de jóvenes se han integrado al mercado laboral en los sectores público y privado gracias a pasantías, convenios y créditos… Hemos abierto las puertas para que las mujeres hoy tengan trabajo en igualdad de condiciones; más del 41% de la masa laboral son precisamente mujeres»…..

En los hechos, el gobierno de Moreno aprobó el 11 de marzo una carta de intención con el FONDO MONETARIO INTERNACIONAL -FMI-.

Dos de los seis puntos centrales del acuerdo son: “apoyar la creación de empleo y competitividad” y , “lograr la protección de los segmentos pobres y vulnerables”. En los hechos, se pactó un ACUERDO entre los gremios empresariales, el gobierno, y el FMI, con la finalidad de cambiar las reglas de la contratación laboral a favor de las grandes empresas para “introducir la flexibilización laboral”; esta propuesta será enviada a la Asamblea Nacional para su aprobación como proyecto de Ley de Fomento Productivo II.

En realidad lo que propone el Acuerdo con el FMI es la flexibilización laboral, lo cual significa disminuir derechos laborales aunque el artículo 327 de la Constitución lo prohíbe: “Se prohíbe toda forma de precarización, como la intermediación laboral y la tercerización en las actividades propias y habituales de la empresa o persona empleadora, la contratación laboral por horas, o cualquiera otra que afecte los derechos de las personas trabajadoras”.

En el documento de informe “Artículo IV del FMI”, se plantea “apoyar el aumento de la participación de la fuerza laboral femenina y las oportunidades de empleo juvenil”. En los hechos se habla de reactivar el empleo a través de contratos laborales sin garantías para las y los trabajadores, beneficiando únicamente a las grandes empresas que al no tener que pagar indemnizaciones por despidos, horas extras ni garantizar estabilidad laboral, obtendrán enormes beneficios. Los empresarios ecuatorianos para aumentar su rentabilidad no buscan “eficiencia, innovación, inversión” sino la explotación laboral y el sacrificio de 14 millones de ecuatorianas y ecuatorianos. No podemos olvidar que el origen de sus ganancias es la sobre explotación de la mano de obra no pagada, ahora precarizando más todo el trabajo, sobre todo de los jóvenes y las mujeres.

El Gobierno tiene actualmente dos programas con los que busca incrementar la participación de los jóvenes como fuerza laboral: “Mi Primer Empleo” y “Empleo Joven”, mediante los cuales devuelve a las empresas que contraten a jóvenes, una parte de la remuneración, el aporte al seguro social y otros beneficios para los empresarios. Los 19,1 millones de dólares del primer desembolso del FMI que recibió el gobierno nacional fueron ya a parar a manos de los empresarios a través de estos programas.

Esta reforma laboral propuesta y posicionada por los grandes empresarios, pretende obtener más beneficios a través de la reducción del porcentaje en el pago del impuesto a la renta o la devolución del IVA sólo por el hecho de contratar jóvenes, con reformas de “flexibilización laboral” para que ingresen primero como pasantes, de manera que sea más fácil su desvinculación si no cumplen con lo que ellos llaman “perfil requerido”. Con esto promueven una política de completa liberalización de la contratación y “generar” una supuesta protección a través de un seguro de desempleo regulado por el mercado que se encuentra en manos de los empresarios de las aseguradoras.

Son las mismas alternativas neoliberales de los años 80s y 90s, que hoy como entonces, pretenden imponer un mayor empobrecimiento de las mayorías. La única novedad es que han aprendido que es necesario lograr el consenso de los oprimidos y por ello en su discurso actual nos hablan de “favorecer la creación de fuentes de trabajo para 6 millones de ecuatorianos, sobre todo jóvenes y mujeres, en contra de los “privilegiados” cuando lo único que buscan es reformar los contratos de trabajo sin derechos laborales.

El neoliberalismo en el Ecuador como en otros países, adopta y adapta ahora nuevos discursos para apropiarse de la riqueza generada por las y los trabajadores y sabemos que, como dice Max Neef “La economía neoliberal ha matado más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, sin embargo no hay ningún acusado, no hay ningún preso… su obsesión por el crecimiento…es un fracaso peligroso y brutal en contra del desarrollo humano y la responsable de los horrores que estamos viviendo en el mundo”.

Bajo el discurso de la “libertad” que “supuestamente buscan los jóvenes” lo que pretenden es legalizar los empleos por horas, sin contratos laborales definidos, precarizados, en espacios informales, donde los gastos de producción del servicio terminan siendo pagados por los mismos trabajadores y no por el empleador, con contratos por horas donde se incrementa la intensidad de trabajo. Esto es un grave ataque a los derechos laborales anulando las conquistas ganadas por los trabajadores del mundo en los siglos XIX y XX.

De acuerdo con el INEC, el empleo pleno cayó significativamente, de 3,5 millones en 2014 a 3,2 millones en diciembre de 2018 mientra el índice del subempleo y empleo no remunerado creció (medio millón más de ecuatorianos no goza ya de este derecho). La situación va a empeorar, pues en el informe elaborado por el FMI, se prevé que la tasa de desempleo aumente al 4,3% este año y a 4,7% en el 2020.

Los empresarios intentan ahora aprovecharse de la publicitada “crisis” a través de varias estrategias: apropiándose del trabajo no pagado de las y los trabajadores; captando los subsidios que el gobierno les da a través de los proyectos de “promoción del empleo joven”; por la disminución y la exoneración de los impuestos y tasas gravadas directamente a sus capitales; y, a través de la privatización de los bienes del Estado.

Esto último lo van hacer a través del el decreto 740, aprobada por el presidente Moreno ese 16 de mayo del 2019. Se inicia el proceso de privatizaciones en un mes. Este decreto se emite en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que establece que para este año se deben conseguir USD 1.000 millones por concepto de concesiones, lo que representa el 0,8% del Producto Interno Bruto del país.

Para las mayorías de la población ecuatoriana empobrecida, (según informó el Ministro de Finanzas Richard Espinoza en la Asamblea Nacional), está previsto la reducción de la masa salarial en el sector público que pasará de 9,4% en el 2019 al 8,9 en el 2021; el aumento de los ingresos tributarios por IVA, impuesto que pagamos todos, de 13,3% en el 2019 a 14,9% en el 2021 mientras que las subvenciones sociales no se incrementarán hasta el 2021 (BDH, proyectos emblemáticos, etc.)

Como Max Neef muestra en sus etudios, actualmente el capitalismo de la mano del modelo económico neoliberal ha incorporado a 60% de personas al trabajo, la mayoría niños y mujeres, en una nueva forma de esclavitud del siglo XXI.

Los capitalistas y el gobierno nacional intentan vendernos este perverso paquetazo neoliberal como “medidas urgentes y necesarias para salir de la crisis”, buscan convencernos de que una de las razones de la “crisis” son los “excesos en derechos laborales que sólo protegen -según ellos- a una minoría privilegiada”. Nuevamente buscan culpabilizar a las víctimas, enfrentar a los desempleados con los trabajadores con empleo estable, a los ciudadanos con los sindicatos y las organizaciones populares, al pueblo con las posiciones y alternativas y voces críticas que se siguen levantando contra el gobierno, los grandes empresarios capitalistas, la firma del acuerdo con el FMI, las reformas anti derechos laborales, la privatización de los servicios.

Las organizaciones sociales han podido comprobar en la práctica que la estrategia de los diálogos sólo ha permitido que el gobierno y los empresarios justifiquen sus políticas anti obreras, anti mujeres y anti pueblo. Actualmente todas o casi todas las organizaciones de trabajadores, del movimiento indígena, mujeres, ecologistas, jóvenes, se han apartado de las mesas del “Diálogo Nacional” convocada por el gobierno y han convocado a una HUELGA NACIONAL para el próximo 6 de junio. En la memoria de todas y todos todavía están las grandes movilizaciones y levantamientos con las que pudimos derrotar el neoliberalismo en la décadas de 1990 y 2000; es hora de juntar todas nuestras luchas para detener los ataques de las élites capitalistas.

Las mujeres de sectores populares planteamos que la economía debe estar al servicio de las personas y no las personas al servicio de la economía, ningún interés económico bajo ninguna circunstancia puede estar por sobre el respeto y protección de la vida, de la vida con dignidad.

Retomamos entonces nuestro legítimo derecho a la lucha y la huelga. Por nosotras, lxs nuestros, nuestros pueblos y comunidades.

CRECEREMOS CON NUESTRAS ANCESTRAS Y LAS QUE NOS CONTINÚAN, HASTA QUE UNA LUNA LLENA NOS ILUMINE A TODAS CON TERNURA Y PASIÓN