En la universidad de Texas State, el enfrentamiento entre TPUSA y la masa estudiantil en su conjunto llegó a las manos en las últimas semanas cuando el consejo estudiantil presentó un proyecto de ley para prohibir su existencia en el campus como grupo estudiantil.
“Sin lugar a dudas, Turning Point USA está grabando a los estudiantes, incluidos los estudiantes de posgrado, e intentando conseguir que los despidan”, afirmó Claudia Gasponi, una estudiante veterana de la universidad de Texas State y la miembro del consejo estudiantil que presentó el proyecto para prohibir la presencia de ese colectivo en la universidad. “No se trata de organizaciones estudiantiles porque TPUSA no es una organización estudiantil, sino una amenaza nacional que utiliza a los estudiantes para ocultar su agenda hostil y corrupta”.
Fiel a su marca de sadismo político, TPUSA reformuló el tema de la seguridad en el campus para convertirlo en una heroica batalla para salvar la libertad de expresión del cáustico clima educativo. Y, lo que es aún más grave, ahora se han traído a algunos amigos importantes de la poderosa base sureña del partido republicano para que les ayuden.
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Durante los años de Obama, con la fragmentación del partido republicano, Turning Point se preparó para surgir como líder de una nueva generación conservadora. Basándose sobre todo en el populismo nacionalista de Donald Trump y en la cultura derechista online de provocación y mensajes codificados, el TPUSA ofrece algo a la generación estudiantil postmillennial que los trajeados de Brooks Brothers de la Heritage Foundation [una fundación conservadora muy influyente en la etapa de Ronald Reagan] nunca podrían darles: vanguardia, al menos en apariencia.
El grupo lo fundó esa lumbrera de 25 años Charlie Kirk, de la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora), un hombre al que se le conoce principalmente por intentar hablar por encima de las izquierdas en los eventos públicos. Basándose en el modelo Ben Shapiro de “barrer a los liberales”, modeló el TPUSA fomentando la controversia, en un intento basado en presentar a la oposición de izquierdas frente a la cámara como si fuera tonta. Desde entonces, ha canalizado millones de dólares, obtenidos mediante donaciones de la derecha, hacia proyectos inspirados en los radio debates, como por ejemplo una “lista de profesores en observación” de docentes de izquierdas.
Este tipo de política teatral ha ayudado a que se instalen en más de 1.300 campus universitarios. De igual manera que los activistas conservadores hicieron antes que ellos, lo que están haciendo ahora es abrirse un hueco en los consejos escolares como método para reorientar la cultura universitaria a su favor, identificándolos como la forma más eficaz para sacar tajada de las administraciones universitarias habitualmente indiferentes. Al mismo tiempo, la izquierda y los activistas universitarios progresistas han ganado terreno en asuntos como los abusos sexuales y la policía universitaria mediante la organización de base en torno a mecanismos procedimentales, como por ejemplo los votos tutelares [conjunto de variables que se tiene en cuenta para establecer la cuantía de las matrículas] y las quejas del Título IX [donde se recogen las quejas por abusos]. (El TPUSA utilizaba los mismos mecanismos para conseguir el resultado opuesto).
En la universidad estatal de Texas, los estudiantes afiliados a TPUSA se hicieron con el liderazgo del consejo estudiantil eligiendo como presidente del cuerpo estudiantil a Brooklyn Boreing (entre acusaciones estudiantiles de que Boreing había recibido 2.800 dólares en donaciones y 25 tablets del Campus Leadership Project, una filial de TPUSA que se centra en las elecciones de las universidades y de las fraternidades). En ese sentido, Turning Point ha recibido acusaciones por violar las reglas de financiación de las campañas universitarias de forma repetida.
“Creo que el criterio general entre el cuerpo de estudiantes es que las tablets procedían de Turning Point”, afirmó Claudia Gasponi, una circunstancia que le condujo, a ella y a sus compañeros, a insistir sobre el asunto. “Tienen mucho poder en nuestra universidad”.
El historial que posee TPUSA de lanzar insultos racistas y hacer declaraciones visiblemente fascistas, como por ejemplo los comentarios de 2018 que hizo la recién despedida directora de comunicaciones Candace Owens en los que defendía a Adolf Hitler, consiguieron invertir la situación a favor de Gasponi. (Los supremacistas blancos se han concentrado en las universidades de Texas más que en las de cualquier otro Estado, de acuerdo con los datos de la Anti-Defamation League y, a menudo, TPUSA sienta un precedente peligroso). El 11 de abril, el alumnado votó a favor de la moción de Gasponi y su coautor Trevor Newman de “Reclamar la retirada inmediata y la prohibición de Turning Point USA en la universidad Texas State y sugerir que se protejan a las minoría y poblaciones marginadas de la influencia negativa que genera en la universidad”.
Denominada la “Moción de seguridad docente y estudiantil de 2019”, la resolución citaba la reputación de TPUSA en materia de acoso universitario y la necesidad de distanciar a la universidad de una organización que podría suponer una amenaza para la seguridad de los estudiantes. Hacían referencia a que la delegación de Turning Point de la universidad Texas Southern solían informar con frecuencia a la organización nacional, y sostenían que eso anulaba su estatus como organización estudiantil. La presidenta de la delegación de TPUSA en la universidad Texas State, Stormi Rodriguez, estuvo presente durante la votación y se opuso a la moción: “¿Queréis que este sea vuestro legado? ¿Un legado de censura hacia vuestros compañeros?” clamó entre los gritos de los alborotadores.
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