El país puede elegir a la primera mujer presidenta tras el aumento de la desigualdad y de las crisis vividas a lo largo del gobierno ultraconservador y militarizado de Jimmy Morales.
Por Murilo Matias.
Un presidente de extrema derecha sostenido por la elite militar, empresarial, representante de un gobierno antipopular responsable de ampliar las desigualdades y relacionado con acusaciones de corrupción involucrando al ejecutivo y parientes cercanos. Guatemala realiza elecciones este domingo mientras camina hacia el final de la gestión de Jimmy Morales, el humorista de televisión que poco hizo el pueblo sonreír al llegar al poder en 2016 anticipando en el mayor país de América Central la ola de rechazo a la política que se repetiría potencias del norte y del sur del continente con las victorias de Trump en EEUU y de Jair Bolsonaro en Brasil.
Entre más de veinte candidaturas presidenciales presentadas prevalece la agenda conservadora, incluyendo el proyecto de Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que lidera las encuestas y puede convertirse en la primera mujer elegida para el cargo en el retorno a las urnas. Hace cuatro años, el voto de castigo de los guatemaltecos contra la clase política tradicional se transformaría en un castigo a las minorías ya los sectores más vulnerables, cuyos niveles de pobreza superan a dos de cada tres personas en algunas regiones del país.
La migración forzada por la falta de oportunidades de miles hacia el norte en uno de los flujos más numerosos ya registrados y la impunidad son dos marcas del período en la visión de los críticos, que crearon el término pacto de corruptos, resonado en las calles, en referencia a la » alianza del ejecutivo, legislativo y judicial en prácticas ilegales y de encubrimiento de crímenes. La muerte en un incendio de 41 niñas adolescentes bajo la tutela del Estado en la institución Hogar Seguro en Solalá poco días después de denuncias de abusos y maltratos contra las menores y el fallecimiento de cinco niños guatemaltecos bajo custodia del gobierno estadounidense en la frontera de EEUU- más de veinte mil fueron detenidos -retratan momentos de pico de las crisis.
«El estado asesinó a esas niñas sometidas a abusos, prostitución y sigue un manto de impunidad sobre el hecho. Tal vez sea nuestra mayor vergüenza después del genocidio de la guerra. Este gobierno implementó una pauta regresiva de derechos humanos junto al modelo económico de explotación de los trabajadores. «Los derechos indígenas, recursos naturales están en la periferia del debate, son levantados por la izquierda, pero no siempre se alcanza la dimensión deseada», puntualiza el diputado Amilcar Pop, único parlamentario del partido indigenista Winaq, fundado por el Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y, cuyo significado es ser humano integral.
En la estela del ejecutivo, el parlamento impulsó leyes punitivas ante la mayoría conservadora de diputados, a los que cabe también la indicación de los jueces de primera y segunda instancias a cada fin de mandato. «Siempre se habla de cuotas de poder y negociaciones en esos casos. Además, muchos partidos dicen defender a la familia y la vida, pero sugieren la reactivación de la pena de muerte y rechazan el matrimonio igualitario, por ejemplo «, explica el periodista Henry Bin, recordando que la ley 5272 prevé incluso penalización a mujeres que abortar accidentalmente puede ser votada en los próximos meses.
En paralelo a la línea dura en las costumbres, el gobierno apostó en proyectos de infraestructura y en el embate con organismos internacionales bajo el pretexto de la soberanía. El más rumoroso caso se debió a la expulsión del país de la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig) que investigaba posibles desvíos del hermano y del hijo del presidente Morales, aparte de otros casos. El énfasis a la autonomía no se replicó en otras áreas a ejemplo de la transferencia de la embajada de Israel a Jerusalén siguiendo orientación de EEUU-movimiento iniciado también por Brasil- y de la presencia de militares estadounidenses dentro del territorio de Guatemala.
«Varios sectores intentaron quitar la inmunidad del presidente para desestabilizar el ambiente, pero incrementamos las fuerzas policiales, disminuimos la violencia, recuperamos caminos, las víctimas del volcán de fuego recibieron asistencia, viviendas», afirma la diputada Flor Chajón del Frente de Convergencia Nacional (» FCN). La sigla que alberga Morales apostó por la sucesión en el militar Estuardo Galdámez, cuyo débil desempeño confirma el desgaste del oficialismo, desaprobado por el 81% de los ciudadanos según el diario Prensa Libre.
Favorita en el interior, rechazada en la capital
La ex primera dama Sandra Torres tenía un traductor en el escenario a la espera de saludar sin mucho entusiasmo a los locales antes de un acto de campaña en el interior de Guatemala, que tiene 25 idiomas. En las comunidades indígenas y rurales no se habla español y son esas regiones descuidadas por el poder central en las que la candidata concentra su popularidad especialmente en razón del programa de becas solidarias para madres, ancianos y discapacitados de aproximadamente doscientos quetzales – 30 a 40 dólares -, desarrollado durante la presidencia de su entonces marido, Álvaro Colom.
«El trabajo del gobierno de la UNE permitió a Sandra demostrar su capacidad gerencial y sensibilidad social. «Eso generó un liderazgo nacional que se posiciona para conducir el país», comenta el diputado de la sigla Oscar Argueta, crítico sobre la campaña. «Fue un proceso excesivamente judicial, carente de propuestas, lleno de escándalos y pseudo noticias», en referencia a los ataques y denuncias que asocian la política al narcotráfico ya la corrupción.En el caso de que se produzca un cambio en la calidad de vida de la población, se debe tener en cuenta que,
La desconfianza generada encuentra eco mayor en la capital, incidiendo en el rechazo que hace uno de cada tres votantes rechazar a la postulante. «Sandra apela al asistencialismo, pero la pobreza no se combate con una bolsita de productos al mes, pero con empleo», expresa el adversario Alejandro Giammatti (Vamos), aspirante a la segunda vuelta. «La población necesita dar un giro cuando prueba gobiernos corruptos, demagogos e incapaces.«A eso se debió el fenómeno del triunfo de Bolsonaro en Brasil», evalúa el presidenciable Roberto Arzú (PAN – Podemos), vinculado a la oligarquía – su padre fue presidente y su hermano jefe del Congreso.
En los últimos años, la mayoría de las veces, la mayoría de las veces, la mayoría de las veces, la mayoría de las veces, valor). En común al grupo se subraya la defensa de la familia y del liberalismo económico, ampliamente practicado en la nación y con pocos resultados en la movilidad social.
En la mayor economía de centroamerica, con crecimiento promedio del 3% al año, una diarista recibe menos 30 reales por un turno de actividad. El salario mínimo de 225 dólares no alcanza la canasta básica y la informalidad alcanza el 80%. Los centros comerciales y condominios en la capital y las inversiones en las rutas turísticas de Panajachel y Semuc Champey comprueban que la economía se mueve, pero los privilegios permanecen o se agravan. La evasión escolar que, según el Ministerio de Educación, alcanzó 2,5 millones de jóvenes en 2016, dentro de una población de 16 millones, retrata los problemas de inclusión desde la base educativa con consecuencias en el mercado de trabajo y en la calificación de las nuevas generaciones .
«Sobrevive con menos de un salario mínimo, con deudas y no pude terminar la universidad, pero sigo adelante porque creo que podemos realizar cambios de donde estamos. El gobierno sigue centralizado, aquí hay mucho abandono, inundaciones, la energía eléctrica es cara, las oportunidades están casi todas en la capital y no es fácil llegar a la Ciudad de Guatemala.Para las mujeres hay aún menos probabilidades, muchas embarazadas en la adolescencia «, cuenta la productora audiovisual Veronica Sacalxot, desde Quezaltenango.
Los pueblos originarios más allá de la izquierda
De forma inédita tres representantes de origen Mayas concurren a la presidencia, Thelma Cabrera (Movimiento por la Liberación de los Pueblos), Pablo Ceto, (Urng) y Benito Morales (Convergencia). Nuevamente fragmentado, el campo progresista se sorprendió con la proyección alzada por Thelma, que aspira a revertir la lógica que excluye a los pueblos originarios de las esferas de poder incluso con más del 40% de la población declarándose indígena. «La izquierda tradicional está obligada a transformar su discurso y apoyar la agenda de los pueblos, el proceso constituyente popular, plurinacional y la nacionalización de los bienes privatizados», asegura.
La dispersión de proyectos populares en parte se explica por la represión que grupos de izquierda y guerrilleros enfrentaron durante 35 años de dictadura y por la incapacidad de incorporación plena de la lucha indígena en esos procesos. «Vivimos en una sociedad producto del régimen autoritario. Después de los acuerdos de paz de 1996 se impuso la privatización de bienes estratégicos con el aumento de la pobreza y la consolidación de un sistema de mafias en el poder que tiene la capacidad de dirigir el estado. Por nuestra parte, necesitamos una renovación profunda de las izquierdas «, observa el diputado Enrique Álvarez, de la Convergencia, nacido de la lucha armada.
La división de votos entre fuerzas oriundas de la guerrilla y de la lucha campesina e indígena, sumada al prejuicio ya la criminalización contra movimientos sociales, añade problemas para los enfrentamientos en la arena electoral. «Hay una gran incertidumbre sobre lo que sucederá el domingo. Las amenazas de ex militares sobre impedir las elecciones, el fiscal de delitos electorales salió del país en virtud de coacciones sufridas. La gente está confusa «, resume el profesor universitario Secil Oswaldo de León, directo de la capital.
Además del presidente, ocho millones de votantes eligen a 160 diputados y 340 alcaldes para los próximos cuatro años en la punta del conflictivo triángulo norte de América Central. «La paz no es sólo la ausencia de la guerra, mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente alcanzaremos un mundo de paz», ya enseñó la nobel Rigoberta Menchu.
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