Mientras los pueblos indígenas luchan por todos, hasta ofrendan su vida, y centran su energía en la derogatoria del alza de combustibles y del Estado de excepción, diversas fuerzas obscuras buscan utilizar la oportunidad para sentarse en la silla presidencial.
No solo se trata de la estrategia golpista del correismo. Ahora también el Presidente de la Asamblea q en esta crisis ha sido incapaz de aportar un ápice a la solución de los problemas, se siente presidenciable u hace cálculos de mayorías móviles para ser el novísimo Fabiolo, reparte anticipadamente ministerios.
También la calentura ha llegado a ciertos mandos militares. Todos juegan sus intereses y miran por sobre el hombro las luchas, las demandas de los pueblos indígenas. También en la República independiente de Guayaquil hacen cuentas para ver si puede llegar el Vice. Todos de espaldas al dolor del pueblo mientras se desmorona la Patria.
Solo el Presidente no se siente tal. Inmóvil en su incapacidad y delegación de mando al FMI para la ruta global, a las cámaras, con su ministro Martínez, para el paquetazo, a los ministros de gobierno y defensa para reprimir la lucha, no ejerce la presidencia.
El puede restablecer un ambiente de paz, mediante la derogatoria del Decreto 883 y 884. Los pueblos han sido claros en su mandato y en su lucha pacífica. Los líderes del Estado son los q no dan la talla.
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