Las imágenes de satélite y los documentos que destapan los campos de internamiento en Xinjiang

Los cables secretos confirman las denuncias de activistas y periodistas

Por Daniele Grasso, Mariano Zafra, Fernando Hernández y Óscar Gutiérrez Garrido

No existen campos de internamiento donde se retiene en contra de su voluntad a parte de la minoría musulmana en Xinjiang. Esta era la posición oficial del Gobierno chino hasta comienzos de 2018 sobre la represión de los uigures, la etnia de cerca de 11 millones de personas que vive en el oeste del país. Una represión que tiene raíces históricas, pero que se recrudeció después de 2009, cuando las detenciones masivas sin juicio previo fueron la respuesta de Pekín a los movimientos separatistas y a las protestas en la región.

 

En 2018, todo cambió. Activistas y periodistas empezaron a apuntar a que decenas de construcciones que el Gobierno tachaba de «escuelas» o «centros de formación» eran en realidad lugares donde internar a miles de ciudadanos uigures.

Shawn Zhang, un estudiante chino residente en Canadá, fue de los primeros en utilizar imágenes de satélite para demostrar cómo se estaba propagando la construcción de estos campos. Sus primeras denuncias, desde un blog, fueron recuperadas e investigadas sobre el terreno por medios internacionales como The Washington Post o la BBC para la investigación de Los cables secretos de China.

El Gobierno chino empezó a admitir la existencia de estos centros. Ante la presión global, tuvo que retocar los campos. Un ejemplo de ello es el centro de Shufu, en la prefectura de Kashgar. Aquí, tras el eco de las denuncias de Zhang, se desmantelaron las torres de vigilancia y la alambrada que rodeaban las naves donde pasaban el día los internados.

Los cables secretos de China incluyen cinco archivos de las autoridades de Pekín, desconocidos hasta ahora. Son de junio de 2017 y están firmados por Zhu Hailun, quien entonces era máximo responsable de la seguridad en Xinjiang y miembro destacado del Partido Comunista. Las comunicaciones reflejan, en palabras de altos cargos del régimen, la realidad de los campos.

“Es necesario gestionar y controlar de cerca las actividades de los estudiantes para prevenir huidasdurante las clases, las comidas, las pausas para ir al baño o ducharse, los tratamientos médicos, las visitas familiares, etc. Controlar de cerca a los estudiantes que pidan salir; si tienen que hacerlo de verdad por enfermedad u otras circunstancias especiales, tiene que haber alguien que los acompañe y los controle.»

“Tiene que haber cobertura completa con vídeos de seguridad en los dormitorios y en las clases, sin ningún ángulo muerto, para asegurar que los guardias pueden controlar en tiempo real y grabar lo que ocurra con detalle.»

“Entre el 19 y el 25 de junio han sido notificadas 24.412 personas sospechosas (…)Tras verificación y gestión, 706 han sido detenidas [criminalmente] (…) y 15.683 han sido enviadas a los camposde educación y entrenamiento.»

«Cuando los estudiantes entran y salen de los centros, su información tiene que ser introducida de inmediato en la plataforma integrada de seguridad pública, de acuerdo con los requerimientos de [ la política de] “una persona, un archivo”.

«Haber completado un curso significa que su problema ya no es tan grave como antes (…) Han sido educados y entrenados en los campos durante al menos un año (…) La puntuación total para la educación y el entrenamiento y las puntuaciones para transformación ideológica, logros académicos, disciplina, etc, alcanzan los estándares prescritos.»

El régimen de Xi Jinping, máximo exponente del poder en el Gobierno del país y en el Partido Comunista de China (PCC), lanzó en Xinjiang en mayo de 2014 la campaña Duro ataque contra el terrorismo violento. Un atentado en Urumqi, la capital de la región, en ese mismo mes causó la muerte de medio centenar de personas. Fue sin embargo la llegada a Xinjiang en agosto de 2016 de Chen Quanguo, como secretario del PCC y máximo responsable político de Pekín en la región, la que ha aplacado totalmente los brotes de violencia. Esta es la estructura de mando del Gobierno chino:

Zhu Hailun: el hombre que firma los documentos

Jefe de la Comisión Política y Legal de Xinjiang (órganoresponsable de la seguridad de la provincia) durante los años 2016-2019. El puesto está ocupado actualmente por Wang Junzheng, anterior secretario del Partido Comunista de China en Changchun.

Chen Quanguo: secretario del Partido Comunista de China en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang

Principal responsable político en la provincia desde agosto de 2016. Desde entonces se ha reforzado el estado de vigilancia y represión contra los uigures y la proliferación de los llamados centros de reeducación. Anteriormente ocupó el mismo cargo en Tíbet. Miembro del Politburó del Partido Comunista de China desde octubre de 2017.

Shohrat Zakir: político uigur

Número dos del partido en Xinjiang por debajo de Chen. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de China desde octubre de 2017.

Xi Jinping: secretario general del Partido Comunista chino

Máximo dirigente político del país como presidente de la República Popular China. Xi encabeza tanto el Politburó como el Comité Central del partido, órganos de poder a los que fueron promocionados Chen y Shohrat en el último Congreso celebrado en octubre de 2017.

CRÉDITOS:

Frontend: Nelly Nataly
Infografía: Antonio Alonso
Ilustración: Amanda Espuela

Fuente: https://elpais.com/internacional/2019/11/21/actualidad/1574358046_901016.html

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