¿Tiene Luigi la imagen de cómo sería un mundo ideal?
Eso habría querido pintarlo; pero el ser humano parece que es incompetente para el desempeño, y se ve, se ve ahora, en la política; es más, hasta en el deporte, es un desempeño estúpido. Y los jóvenes, por eso ya se han dado cuenta de que el ser humano es el error de la naturaleza… Y te confrontan animales, y son más serios…
ESTEBAN POBLETE: Luigi, muchas gracias por recibirme.
LUIGI STORNAIOLO: A ti, Esteban.
P.: He leído notas en las que se compara la pintura de Stornaiolo con la de artistas como Egon Schiele, Max Ernst, y de renacentistas como Bruegel el Viejo o el Bosco… Sin embargo, ¿cuáles son las infruencias que Luigi Stornaiolo nos puede comentar que él tiene?
S.: Ojalá sea, las que fuere. Pero sí había admiración… Si ahí tengo libros; una biblioteca de la que se me quemó la mitad de los libros…
P.: ¿Qué pasó?
S.: Hubo un incéndio durísimo, en el 2002… Si he sufrido tanto. Yo tuve dos casas; yo hice de albañil, verás. Y perdí todo. Dos carros; yo tuve un Camaro. Perdí todo… Un cojudazo resulté yo. Pero también contento, ¿no? Por mis hijos, digamos. Tengo cuatro hijos, con tres madres. Complicado. Pero no hay como decir nada, verás. Porque, encima, todo lo que digas va a ser usado en tu contra. Y a nivel pictórico, era bello hacerlo todo. Pero ya no va. Ya no da. Ahora he vuelto, pero ya triste.
P.: ¿Qué es lo que crees que pasó?
S.: Me caía de cara al suelo, cuando pintaba lo último… Todo el referido es a la edad, verás. Yo voy en esa miseria de la farándula explicativa de la vergüenza… La vergüenza es el papelón que uno hace. Y se pintaba antes con nivel… Pero vos estás chamito.
P.: ¿Y respecto a estas “influencias” que te chantan?
S.: ¡Ojalá!… Si pintores, hubo unos buenazos. Y ahora asoman, cada vez más. Y antiguos… Y ha habido tantos… Y estoy en Instagram tres semanas, ve. Y tres semanas, ya estoy fabuloso; he puesto 180 publicaciones… Son la historia de mi vida. Da ternura y tristeza ver los cuadros, ¿no? Pero yo no alcanzo. 20, 25 likes, máximo. Y otros, unas chicas que salen ahí, ¡4.000 likes! Rápido. Es el “hashtag”, que llaman. El influjo de la política mismo, que es injusto. La elección, suponte, ya pierde nivel… O sea, es la sapada del bacán: por decreto, encima, tu vecino es tu enemigo, y si puedes cruzarle la hembrita, y hacerle mierda… ¡No puede ser! (a mí, se me va una fuerte carcajada) ¡Democracia, y cosas…
P.: Luigi. ¿Hay algún recuerdo de la infancia, que haya perdurado como decisivo durante tu vida, tanto como hombre y artista?
S.: Muchos. Si puedes revisar en face, hay recuerdos y todo. Y encuentras… Sí. Yo quise ser músico, diez años, verás. En el Colegio Spellman, yo estuve los doce años ahí. ¡Pero uno era un cojudo!… Pero fui músico. Yo toqué órgano y canté, en el Itchimbía, cuando había Telecentro… Justo donde es ahora el Palacio de Cristal, había una cosa que era Teletortuga… Tele-Ecuador, Canal 6. Y fuimos los del Spellman, yo estaba en quinto curso, y fuimos a tocar. Yo tocaba teclado y cantaba, canciones de Los Módulos, de España. Y después toqué bajo, llegué a la guitarra. Festival, ganamos en el Coliseo una intercolegial… Bueno, el rival era Abdullah, con los del San Gabriel, su banda se llamaba Straduvarius Band…
P.: Abdullah Arellano…
S.: Abdullah. Vino Abdullah, hace tres semanas acá. Está viviendo en Puerto López. Él es de mi edad, Abdullah. Fuimos compañeros en el primer año, en Arquitectura. Yo me meto a Arquitectura en el 78. Porque yo me gradúo en el 74: Spellman. Yo era músico, en 13, 14, 15…, hasta el 80. Ahí me caso, en el 80. Y acuso… Y no sabía qué hacer, y empecé a hacerle retratos a Nely, y dizque me hago pintor. Ahí, sí había virtudes… Si, hace cinco años, estaba así, verás… (Luigi tuerce el brazo, con su mano hacia el pecho. Luigi se refiere a la parálisis que le afecta al lado derecho de su cuerpo)
P.: Sí. Yo me acuerdo.
S.: Y verde, y cosas, y mucha huevada…Ya me considero un viejito yo. ¡Ya no da!
P.: Luigi, ¿en tu formación de artista, qué ha sido importante, a qué le puedes dar un rédito singular?
S.: A la noción del hombre por la fe, y por lo necio, terco y cojudo que creían que podía hacerse, cada artista, ¿no? Y siempre yo me puse al márgen de eso. Ahora son “artistas” todos, verás. Y dicen que la gran influencia, y esto dicen que viene hace unos trinta años en Portland, Oregon… Dicen que se inaugura la época de los hipsters… Y ahora todos son hipsters… y “artistas”… Y hay tanta gente. Y, en facebook uno con 5.000 amigos, ya se cree el dueño del barrio… En el Ecuador, ya hay 10 millones de facebookeros. ¡En Ecuador!… ¡Miserable! Hashtag.
P.: ¿Cómo llega Stornaiolo a plasmar el conflicto psicológico, la tensión en sus cuadros, entre el dibujo detallista y la fuerza de la mancha, de los rostros enfermizos…?
S.: Son treinta años.
P.: ¿Qué significa esta mezcla entre armonía técnica y detalle psicológico?
S.: La dicotomía. Hay primero diez años, verás: del 80 al 90. Del 90 al 2000, ya es otro cuento. Ya empezaba a acusar esta huevada… (se vuelve a referir a la parálisis), que me pasó que, justo cuando cumplo treita y tres años, en el año 89, se me sale un uñero, en el dedo del pie. Y voy donde un médico Bonilla, que era amigo mío, y que acababa de inaugurar su equipo en la Nueva Clinica de Radiología, y tenía toda la maquinaria. Y digo, una radiografía, por si acaso, ¿no? Hace la radiografía. Pero él consulta… Y yo le digo, pero quién me puede sacar; la uña, no más era. Y él le consulta al hermano; y me dice: mi hermano, tara-la-la… Voy a los dos días, y el hermano me anestecia toda la pierna, y agarra un trombo —trombo es un aparato que usaban en el Medio Evo, parece—, que es una mezcla, de tenaza con trompo, para hacer los moretones y devolver el fluido… El pelado, coge y me aplasta, y yo sentí, ese momento, que me cagó la vida… Sentí, ese momento, en el 89…, sentí que me cagó la vida. Y era el apuro. No le dejaron entrar a Nely al quirófano… Y tanto drama para una uña… Y yo sentí que me cagó la vida, ahí… En diez años pierdo la pierna. En los diez siguientes pierdo el brazo. Y ahora, con una desesperación, de la vista… y el oído. Estoy desesperado. Y el otro brazo; y, desde el 94-95, mil neurólogos, y no sabían nada de nada. Me fui a Atlanta-Georgia, Estados Unidos: resonancia magnética y cosas… Y cagado. Y por eso pinté fuerte… En los 90, pinté fuerte. Porque ya empezaba a perder la pierna. Pero era derecho, todavía. (Luigi desde hace algunos años pinta con su mano izquierda) Es un proceso de mierda. Yo estoy esperando el milagro todavía… Por diecisiete años, todos los domingos a misa, con mi familia, mis hijas, todo una belleza… Y en el Spellman. Saleciano, ¿no? Y era músico, dizque… Un cojudazo terminé a la final, verás. Pero no hay como ver para atrás. Es más, bajada en neutro, y goma baja, y sin retrovisor, y desesperado.
(Para aproximarse a la importancia que Luigi Stornaiolo le da a este suceso, determinante en de su vida y su salud, en su obra, se puede ver el cuadro titulado El doctor Mengele y su hermano.)
P.: ¿Cúal ha sido la mejor fiesta a la que Luigi ha sido invitado, o a la que a caído de paracaidista?
S.: A los dieciseis, diecisiete y dieciocho años —en el Spellman, mis compañeros eran todos socios del Quito Tennis y Golf Club, verás… Y yo no.—. Entonces, ahí había unos farrones. Y hubo una famosa fiesta, que es justo en las intersecciones de Wimper, 6 de diciembre y Diego de Almagro —ahí donde es IBM ahora—, había un caserón que era toda esa manzana, era de Sabatino Barrella, que era millonario. Y fue un farrón ahí, que me acuerdo siempre. Y había las chicas, y todo. Y había bastantes fiestas, jueves, viernes y sábado. Diesiocho años, yo, sexto curso del Spellman. Fiestas había, y yo no creía… Pero, justo a los veintiuno, yo conozco a Nely; me enamoro. Hasta los veintitrés, ya me caso. Y ahí sale Silvita, ve (me señala una fotografía, en la que Luigi carga en brazos a su hija mayor, Silvia, con, aproximadamente un poco más de un año, situado una de las paredes de su habitación, en la cabecera de su cama: Luigi luce muy joven, y peinado hacia atrás, engominado). Ahí tengo yo, veinticuatro; Silvita, un año… Le fui fiel a mi esposa, hasta los cuarenta. ¡Tipazo, puta…! A los 40, ya empieza la pierna, y empieza, ¡y pinte duro! Pero ya me hice culiaringo fuerte. Aproveché (me saca más carcajadas). Tengo mis dos hijitos, que tiene ahora 17, el mayor: voz madura, ya es casi de mi talla, domina el francés: Condamine…, ya se gradúa ahorita; y el chiquito, y la mamá me hace flecos: dos juicios de alimentos, y cosas. Pero ellos, me quieren a mí, y yo les quiero tanto también. Mis cuatro hijos: por ello es que no me entrego ya. Yo ya quisiera retirarme de esta huevada, verás (Luigi no se refiere a solamente “retirarse” del oficio, o “entregarse” a cualquier cosa nada más). Es delicado, ¡puta!
P.: ¿A qué artista, o artistas, puede ser, que tú conozcas, admiras o respetas? Y, ¿por qué?
S.: Antes había “Don Ere”… ¡Don R.era el duro! (Luigi se refiere al pintor Ramiro Jácome) Los cuatro mismo, Mosqueteros (Los Cuatro Mosqueteros), eran los duros. Y aquí, Oswaldito Guayasamín, era el duro. Yo pasé cuando tenía unos cinco o seis años, de paseo con mi padre (el conocido psicólogo y escritor Ugo Satornaiolo) por la Avenida América, y se veía el Paraninfo “Ché Guevara” de la Facultad de Jurisprudencia (Universida Central del Ecuador), que inauguraban el mural de Guayasamín, ése que está ahí en mosaico. Eso impresiona. Entonces uno empieza a entender arte, y relacionarse con… ¡Picasso muere en el 72! Yo estaba justo en la calle Mercadillo, esperando a mi hermana, que salía de la primaria, y que… Yo tenía diez, doce años, y ahí, muere Picasso. Pues, Dalí muere en el 81 (existe un desface en la memoria que Luigi da, de su recuerdo. Puesto que Salvador Dali muere en el año 1989, y lo más probable es que el ancla de este recuerdo sea la muerte de otro pintor), yo ahí vivía en Santa Clara… Y en el 81, justo ahí es el drama, que ir a vivir a Australia… ¡Ah! Nely me llevaba a vivir a varios lados. Y yo, pintando y pintando… todos los cuadros. Se hizo dos casas, verás. Recuerdo, en la Mitad del Mundo, una linda casa.
P.: ¿Cuánto tiempo estuviste en Australia?
S.: Dos años. Ahí nació Angelita. Pero, ya desesperado, en el 92, regreso. Ahí digo, no.
P.: Cuéntame de Don R.
S.: Don R. va a una exposición que yo hago… ¡Maestro tieso! ¡Diez años mayor a mí!… Él muere hace más de diez años, y los otros Tres Mosqueteros, están vivos. Unda, Iza, Román… Y lo vi a Pepito Unda, maestro está calvo, y él es tieso en face también (Luigi se refiere a la red social facebook, en la que tiene una cuenta donde publica sus obras y otros aspectos de su interés). Y Washo Iza, él se fue a México muchos años; pero ha regresado, y Silvita dice que va siempre a la Casa de la Cultura… Pintores, sí hubo aquí. El mismo Oswaldo Viteri, Enrique Tábara; en Guayaquil asomaban pintorazos… Ya hubo, si revisas Escuela Quiteña, aquí… Desde Miguel de Santiago, hay tantos. Siglo XIX mismo, tantos pintores que hubo…
P.: Y el XX, es potente también, pues.
S.: El XX… Después, aquí, Carlos Rosero es importante, que vive todavía, y acaba de exponer en Nayón. Él es dos años mayor a mí… Todo refiere a la edad, verás, y a la vergüenza de saberse. Porque la carencia de ser no permite judicatura, ni uno puede mandarse la parte de “Verás que Yo Soy…” ¿Qué van a decir? “Pintor, era”. Peor: “artista”… Y ahora “artistas” son todos, y tienen tantos like, que… da miedo (me vuelvo a reír con ganas).
P.: ¡El hashtag!
S.: El hashtag es todo, verás. Instagram. ¿Vos has entrado a Instagram?… Yo estoy dos, tres semanas en Instagram…
P.: He visto tus pinturas en facebook…
S.: ¡Lo mismo! ¡Si yo estoy publicando las mismas huevadas de siempre… Y esto está muy maquinable, ¿no? Ahí está instagram, ve (me aproximo a Luigi, que abre su página desde su teléfino celular). Y tengo mi vaina… Pero ahí salen unos mujerones, y… Ésta tiene 800… (likes, o vistas de la foto. (Luigi contunúa revisando en su galería de instagram…) Y yo anunciaba ya. Este cuadro yo pinto en el 78… Setenta y ocho, ve —antes de conocer a Nely siquiera—, que gustaría mucho ahora… Esta es mi páguna, verás. Y pongo huevadas otras; pero no coge la línea… Ve, no hay conección a internet.
P.: Está floja (me refiero a la señal), ¿no?
S.: Sí. Éste es un autorretrato que me hice… ¡Sí hay!…¡El libro tengo! Un buen libro. ¿Sí has visto?
P.: ¿Pero cuál de todos?… Ése no lo he visto, ah.
S.: Aquí hay la mayoría de mis cuadros (Luigi me aproxima un libro grande, de pasta roja con su nombre: STORNAIOLO, en letras blancas)… Autorretrato con el Diablo. Ve, ya empezaba la huevada con la pierna derecha (en el autoretrato, desde la rodilla fleccionada del artista, sale una extensa lengua de fuego).
P.: Ahí está señalado… el dolor.
S.: Yo sentía esa huevada, y me desesperé. ¡Me desesperé!
P.: Oye, pero lindo libro… ¿Dónde lo publicaron?
S.: En Colombia. La dura, que escribía ahí, era Ana Rodríguez, que fue Ministra… Este cuadro es importante, del 85, 86, y dije: aquí me voy al carajo.
P.: “No merece la vida el que no come arroz” (pronuncio en voz alta en título del cuadro).
S.: ¡Los títulos eran!… Ahí quería hacerme el literato. Pero, paja todo, ¿no? Este cuadro lo compra Enrique Tábara, en la primera exposición que hago en Guayaquil. Y eran dos puertas de madera, que les pegué, eran dos cuadros. Y era buen cuadro: Antisana…, y era rellenazos, así, de…
P.: “El aquelarre”, que te saben acusar de (bromeo respecto a un típico comentario sobre los escenarios de los cuadros de Luigi, que se escucha, y lee, y escribe, con bastante facilidad).
S.: Esos cometarios siempre van a ser burdos, y dicen cualquier huevada... Porque, ¿cómo vas a decir con palabras, los cuadros?
P.: “Gabillas Advenedizas haciendo Tabla Rasa”… (pronuncio en voz alta otro título de un cuadro que encontramos en el libro, que continuamos ojeando), que es conocido.
S.: (Por cierto contenido de la televisión, Luigi me comenta acerca del barrio de Palermo, en Buenos Aires, y recuerda sus exposiciones en Argentina) Yo he hecho dos exposiciones individuales en Buenos Aires, una el 96, y otra, en el 2008… Pero esto es lo más impresionante: las peladas que salen aquí (en instagram). Depende lo que a ti te gusta, para… ¡El hashtag! Pero no conecta, ve. ¡Qué bajo!… ¡Éste es un cuadrazo, ve! Y éste lo hago junto en el año 88…
P.: “Referente amazónico” (queda claro, para este momento, que pronuncio los títulos de los cuadros del libro en voz alta como parte de una guía, lo que sirve para ilustrar mejor esta entrevista en beneficio del lector; pues, no vaya a ser que alguno crea que es para “mandarme la parte del: Verás que Yo Soy”)…
S.: Y ésta, era mi casa: Cordero y Amazonas. Ésa era mi casa… No lo pude acabar al cuadro, porque Nely, ya lo vendía. Vendía todo ella. Vendió en 16 dólares, que eran 400 mil sucres… Calcula… Estos son Unos que toman cocaína. Era bonito este cuadro, y le regalé a… ¡Se perdió todo! Y ahora me doy cuenta, y es de llorar. ¡De llorar, verás!… Éste, tampoco acababa…
P.: ¿Tiene Luigi la imagen de cómo sería un mundo ideal?
S.: Eso habría querido pintarlo; pero el ser humano parece que es incompetente para el desempeño (se entiende, que de poder llevar a cabo ese “mundo ideal”; aunque la idea queda en suspenso)… Y se ve, se ve ahora, en la política; es más, hasta en el deporte, es un desempeño estúpido. Y los jóvenes, por eso ya se han dado cuenta de que el ser humano es el error de la naturaleza… Y te confrontan animales, y son más serios. Es tan pendejo el ser humano. Que el Monsanto… ¡ya cuando se dio el Monsanto, supiste que se cagó la vida, verás! ¡Cómo van a hacer eso!
P.: ¿Qué opinión tienes de tu tiempo, de tu cuidad y de esos grupos que retratas o recreas en tu pintura?
S.: La incompetencia de la especie. Hubo un tiempo en que había tiempo para perder el tiempo… Conforme avanzas, se va perdiendo el tiempo, y el tiempo es lo único que queda. Y, si bien puede cobrar lucidez uno, y cierta madurez de… Pero es una cojudez; la especie creo que es… Encima de eso, es el relajo de creer.
P.: Te agradezco mucho, Luigi.
S.: ¿De qué, Esteban?
P.: ¿Qué hacemos, Luigi?
S.: Vamo’ a Diva.
ENTREVISTA A LUIGI STORNAIOLO
18 DE MARZO DE 2016, QUITO, DOMICILIO DEL ARTISTA
Por Esteban Poblete Oña
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