Desde este primero de enero, el Ministerio del Trabajo ha anunciado la disposición de alzar los salarios de todos los ecuatorianos en, por donde se le vea, la impresionante cifra de $6 USD, en una titánica muestra de voluntad, en un país con políticas económicas recesivas y una crisis autofabricada, por lo que las cuentas oficialistas de twiter estallan en vítores de un ministerio a otro como si al país se lo hubiera salvado de algo, como ha sido la pésima costumbre y gusto del gobierno, especialmente, desde las atrocidades en que se vio implicado en octubre, por las que también se justificó, autocondecoró y felicitó a sí mismo, llenando plazas con burócratas y recordando las pésimas costumbres del régimen anterior -por hacer una distinción entre ambos-, ya en los tiempos en que la incapacidad de movilización popular era evidente, es decir lo que hablando en el buen tún tún se conoce como haber pasado de moda y con más refinamiento se conoce con la elegante palabra de decadencia.
#Ecuador | Todavía no hay un acuerdo para definir el aumento de la remuneración mínima para el 2020. La reunión entre los representantes de los empresarios y empleadores no tuvo éxito ⬇️https://t.co/UaJKVQZ3WY
— Diario Qué! (@diarioqueec) 27 de diciembre de 2019
Evidentemente, aquella decadencia no ha dejado de suceder y actuar en detrimento de las mayorías no acomodadas y productivas, explotadas y trabajadoras de este pobre país.
Andrés Madero, funcionario público, declaró para los medios que este incremento está basado en las aspiraciones estatales del propio incremento de la economía del país, fijado en el 0,7% frente a una inflación de 0, 84& para el 2020.
Es simple realizar en un cálculo básico que el pretendido incremento de $6 usd es menor a $1 usd por día, ya que todos sabemos que la semana tiene siete días.
Se ha vuelto a culpar al paro del mes de octubre, con declaraciones tales como: De no haber existido el paro, “hubiera sido factible” subir el salario en USD 15 como pretendían los trabajadores, respondió Madero a una pregunta efectuada por un medio de comunicación y agregó que “habría sido factible -inclusive- un acuerdo entre empresarios y trabajadores” (El Comercio), que más parecen amenazas, reprimendas o venganzas, al menos es lo que pensaría un trabajador que, además, haya apoyado y haya sido en el paro por fuerzas que tenían la obligación jurada de defenderlo. Ahora esto: “El funcionario añadió que la economía nacional se vio afectada por los hechos de octubre pasado, que “dieron un duro golpe a los microempresarios y empresas” del país” (El Comercio)
El artículo 238 de la Constitución, es citado, irónicamente, en el paradójico documento que anuncia esta resolución, entre otros artículos, más numerales e incisos, mezcla de una poética desconocida hasta por los románticos y utópicos, que en síntesis expresa que “la remuneración será justa, con un salario digno que cubra al menos las necesidades de la persona trabajadora y las de su familia”… El resto se entiende por añadidura, puesto que hay una gran diferencia entre lo que nos parece una equivocación de lo que llega a parecer una burla, por lo que se llega a entender otras medidas que tampoco han sido beneficiosas para la gran población ecuatoriana, sino más bien todo lo contrario.
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