Cumbre de la Celac en México: la utopía de la integración regional

POR CECILIA GONZÁLEZ /

México asumió este 8 de enero la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en medio de las divisiones ideológicas y crisis internas que hay en la región y la preocupación mundial generada por la renovada confrontación entre Estados Unidos e Irán.

La cumbre de la Celac, que se realizó en Ciudad de México, constituye un intento más para fortalecer a América Latina en un año en el que Donald Trump pretende reelegirse como presidente aun a costa de una nueva guerra en Medio Oriente.

El encuentro encabezado por Andrés Manuel López Obrador, un presidente que no viaja al exterior y que ha dejado la diplomacia internacional por completo en manos de su canciller, Marcelo Ebrard, quien en septiembre pasado consiguió que México sucediera a Bolivia en la presidencia pro témpore de la Celac. Todavía gobernaba Evo Morales y la posibilidad de un golpe de Estado en su contra ni siquiera asomaba en el horizonte. En Argentina y Uruguay no se habían realizado las elecciones presidenciales. Y Chile, todavía sin protestas masivas, seguía siendo el ejemplo predilecto del neoliberalismo. En Colombia, el resultado de los comicios regionales de octubre era una incógnita.

En estos escasos cuatro meses, el panorama regional cambió por completo.

Morales fue depuesto en noviembre y se encuentra asilado en Argentina, después de haber pasado un mes como refugiado en la capital mexicana y de una escala con fines médicos en Cuba. Desde Buenos Aires, mantiene una estrategia de sobreexposición y reconoce que está en campaña con miras a las elecciones previstas para el 3 de mayo. Confía en un triunfo de su partido Movimiento al Socialismo (MAS), pero sin él como candidato.

En Argentina, el candidato peronista Alberto Fernández ganó las elecciones con un discurso progresista opuesto a su antecesor, el conservador Mauricio Macri. En Uruguay ocurrió lo contrario: el candidato Luis Alberto Lacalle Pou recuperó para la derecha el gobierno que el izquierdista Frente Amplio mantuvo durante 15 años.

Una de las grandes sorpresas fue el estallido social en Chile que terminó con el espejismo construido alrededor de este país durante tantos años. Acorralado, con denuncias de delitos de lesa humanidad de por medio, y en un intento de evitar la caída anticipada de su gobierno, el presidente Sebastián Piñera convocó a un plebiscito que se realizará el 26 de abril, justo una semana antes de las elecciones presidenciales de Bolivia. Ese día, los chilenos tendrán que decidir si quieren una nueva Constitución.

En Colombia, el mapa político se reconfiguró después de las elecciones regionales, lo que demostró el hastío de parte de la ciudadanía con la clase política tradicional. Hoy, Bogotá es gobernada por primera vez por una mujer, Claudia López, quien además es la primera alcaldesa de América Latina abiertamente homosexual. Su nueva posición y su boda con la senadora Angélica Lozano se erigieron en un poderoso símbolo para contrarrestar el avance de los grupos conservadores que tienen en el brasileño Jair Bolsonaro y en el gobierno de facto de Bolivia encabezado por Jeanine Añez a dos de sus máximas y más peligrosas expresiones.

Las pujas

En el reacomodo del tablero regional, las pujas que se dan en el contexto geopolítico en que se realiza la cumbre de la Celac están a la orden del día.

Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador crearon una alianza de gobiernos progresistas en el extremo norte y sur de América Latina que tuvo su primer resultado concreto y positivo en la ayuda que le brindaron a Evo Morales, ya que las denuncias de anomalías y presunto fraude en la elección boliviana de ninguna manera podían justificar el golpe de Estado en su contra. Ese apoyo les valió a ambos presidentes críticas de sectores de la oposición que, en su afán de repudiar toda medida, validaron la violenta interrupción de un gobierno democrático.

Les valió, también, cuestionamientos por parte de Trump, quien con la acostumbrada posición injerencista de Estados Unidos, ahora quiere condicionar acuerdos políticos y comerciales con México y Argentina porque está inconforme con el respaldo de esos países a Morales.

Venezuela es otro tema de conflicto permanente en el que México y Argentina promueven una tercera posición: ni apoyo a Nicolás Maduro, ni intervención extranjera para la resolución de la ya larga y compleja crisis social, política, económica y humanitaria que padece ese país.

La estrategia quedó en evidencia luego de las irregularidades sufridas recientemente en la Asamblea Nacional, que tuvo que sesionar extramuros para reelegir a Juan Guaidó, el autoproclamado presidente de Venezuela, como líder del órgano legislativo, cargo que unas horas antes había asumido otro opositor al régimen de Maduro como Luis Parra.

En respuesta, la mayoría de los países del Grupo de Lima, cuyo monotema es Venezuela, denunció nuevamente al “régimen dictatorial de Maduro”. Argentina y México no firmaron ese comunicado y optaron por pronunciamientos individuales que sorprendieron por su tono crítico, pero sin obedecer la narrativa condenatoria impuesta por parte de la llamada “comunidad internacional” en torno a Venezuela.

La cancillería mexicana hizo votos para que la Asamblea Nacional pueda elegir democráticamente a su mesa directiva y advirtió que “el legítimo funcionamiento del Poder Legislativo es pilar inviolable de las democracias”. La cancillería argentina, en tanto, consideró “inadmisible para la convivencia democrática” lo ocurrido y convocó a recuperar “a la brevedad la normalidad democrática” y el resguardo de la independencia de poderes en Venezuela.

Como si la agitación regional no bastara, el mundo se conmocionó luego de que Estados Unidos asesinara con drones, en un operativo realizado en Bagdad, a Qasem Soleimani, el militar y líder político más poderoso de Irán después del ayatolá Ali Jamenei. Hoy, el panorama internacional está atravesado por la incertidumbre de una nueva guerra con la que Trump aspira a ganar los votos suficientes para ser reelegido y el temor de la respuesta de Irán y sus aliados.

Más allá de los discursos públicos y oficiales, la cumbre de la Celac también estuvo teñida de manera extraoficial por la grilla diplomática en torno a la elección de la nueva Secretaría General de la Organización de Estados Americanos que se llevará a cabo el 20 de marzo y en la que el uruguayo Luis Almagro busca la reelección. Cuenta con el visto bueno de los gobiernos que vieron con agrado su apoyo al golpe de Estado en Bolivia. Enfrente tiene a la ecuatoriana María Fernanda Espinosa y al peruano Hugo de Zela. Los votos hoy todavía no marcan una tendencia decisiva.

Por otra parte, una de las principales ausencias fue la de Bolivia. El gobierno de facto anunció que no enviaría representante en la cita de la Celac. La relación con México está rota por la ayuda de López Obrador a Morales y por el asedio de policías y militares a la embajada mexicana en La Paz.

Es un síntoma más de la tensión que cubre los vínculos entre los países miembros de un organismo que nació en 2010 en Playa de Carmen (México) con la intención de fortalecer alianzas que dotaran a América Latina y al Caribe de una voz fuerte, protagonista e influyente en el debate global. En ese momento era mucho más fácil plantearlo, porque los gobiernos progresistas, en general resistentes a la dependencia estadounidense a la que es totalmente proclive la derecha, todavía eran mayoría en Sudamérica.

Pero el escenario cambió. Y ahora la Celac, con sus 33 países miembros que representan el 8,6% de la población mundial y generan el 7,1% del PIB global, hará otra vez en México una nueva apuesta por la integración regional. Esa eterna utopía.

México propone  plan de trabajo para la Celac en 2020

SPUTNIK /

El Gobierno de México que preside Andrés Manuel López Obrador propuso un plan de trabajo a la Celac, durante su presidencia pro témpore de 2020, en el marco de una reunión previa del canciller Marcelo Ebrard con embajadores y representantes de la región.

Los diplomáticos sostuvieron un diálogo sobre “los retos que como región enfrentamos y conversar sobre las propuestas que México ha identificado para la presidencia pro témpore durante 2020, a fin de ser consensuadas por los estados miembros de la Celac”, informó la Cancillería.

El jefe de la diplomacia mexicana expresó la voluntad de trabajar para “robustecer la institucionalidad del mecanismo y alcanzar nueva fortaleza en la unidad”.

El secretario de Relaciones Exteriores hizo un llamado a “forjar logros concretos que beneficien a nuestra comunidad de manera práctica y eficaz, promoviendo con pasos precisos la integración regional latinoamericana y caribeña”.

La Celac agrupa el 17% de los miembros de la ONU; tiene una población aproximada de 624 millones de personas (8,6% de la población mundial); ocupa el 15% del territorio del planeta y genera 7,1% del Producto Interno Bruto mundial.

López Obrador recibe a cancilleres al asumir México presidencia de Celac 

El mandatario recibió en el Palacio Nacional, sede del Ejecutivo, a ministros, viceministros, embajadores y representantes de 29 países y organismos regionales, acompañado del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. Dijo que México “trabajará por la cooperación para el desarrollo entre los pueblos de la región”.

La presidencia difundió una fotografía de los representantes de los países en las escaleras principales del Palacio Nacional, dominadas por murales del pintor de principios del siglo XX, Diego Rivera, antes de la cena oficial que ofreció el mandatario.

Ebrard dijo en la sesión de apertura ante sus pares de la región que este país asumió la presidencia pro tempore del mayor grupo regional latinoamericano y caribeño para impulsar catorce proyectos de desarrollo.

“Son 14 proyectos el compromiso de México para corresponder a la confianza que se ha depositado, para encabezar el organismo en el 2020 y que entregaríamos en 2021 (…), para México y la Cancillería es un compromiso de muy alto nivel, que le dedicaremos el esfuerzo para tener los resultados que merecen nuestros pueblos”, dijo Ebrard en un mensaje a medios de comunicación, tras la sesión inaugural a puerta cerrada.

México presentó su propuesta que se basa en dos ideas principales, la primera, considera “muy importante que la comunidad se fortalezca, (porque) hace tiempo que no nos reuníamos, era muy difícil que nos reuniéramos por la polarización política”.

“El hecho de reunirnos y escucharnos fue un avance de suyo, porque hace posible que la Celac funcione y vaya hacia adelante”, afirmó el jefe de la diplomacia mexicana.

La segunda idea fue presentada en dos vertientes de trabajo: “la primera, no discutir los temas políticos que se discuten en otros foros”, tales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), el Mecanismo de Montevideo y el Grupo de Lima, sobre Venezuela, detalló.

La segunda vertiente, busca hacer de la comunidad “el instrumento de cooperación más poderoso de América Latina y el Caribe”, porque no existe ningún foro de este tamaño donde estén todos los países del grupo, ni con presencia de jefes de Estado, explicó.

La lista de temas que se presentaron supone que “vamos trabajar en 14 proyectos, todos con resultados en este año”, relacionados con ciencia, tecnología, prevención de desastres y combate a la corrupción, entre otros, detalló Ebrard.

14 proyectos para 2020

Entre los proyectos, Ebrard mencionó, en primer lugar la “cooperación aeroespacial y aeronáutica”, que busca vincular la agencia aeroespaciales de los países miembros y celebrar un encuentro aeroespacial con sede en México.

El segundo es la “cooperación internacional para la gestión integral de riesgos por desastres”.

Sobre ciencia y tecnología para la sociedades es el tercero, y celebrar el “primer encuentro Celac de innovación”.

El cuarto consiste en organizar un primer encuentro de rectores “para de determinar de las principales universidades de la región”.

El quinto proyecto plantea compras consolidadas en común entre los Estados miembros “para obtener condiciones más favorables de calidad, precio y financiamiento”.

El monitoreo sobre la “resistencia a los antimicrobianos”, es el sexto proyecto.

El séptimo consiste en “elaborar una metodología común para prevenir, detectar, sancionar y combatir la corrupción, pues se trata de un fenómeno global con impactos muy negativos sobre el desarrollo social, político y económico de los países y sus ciudadanos”.

Celebrar un foro en el segundo semestre de 2020 en el marco de la Feria de Shanghái, de China es la octava iniciativa.

El noveno proyecto consiste en una reunión de la Celac, en ocasión del “debate general” de la próxima 75 Asamblea General de la ONU, con reunión de un “cuarteto con socios extrarregionales”.

El décimo busca concluir el proceso de reflexión sobre Celac “y proponer nueva etapa en la década que inicia”.

El onceavo, intenta “reconocer las iniciativas y proyectos más exitosos para reducir la desigualdad y pobreza”; y el doceavo proyecto consiste en “fortalecer la posición y unidad de la región en el escenario internacional en aquellos temas en los que existan las posiciones que comunes”.

Los últimos dos proyectos son la “gestión sustentable de los recursos oceánicos”; y “promover el diálogo y la cooperación en América Latina y el Caribe para fortalecer mediante acciones coordinadas, la imagen y el prestigio regional a través de la diplomacia turística”.

Ebrard dijo finalmente que “hay muchos desacuerdos, pero son más los acuerdos, nada más que tendemos a maximizar los desacuerdos”.

Antes de la sesión, México presentó su propuesta de hacer de la Celac un espacio privilegiado de diálogo y concertación, en busca de mejoras en los niveles de desarrollo regional.

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