El Quid del Asunto.– ¿Es la inclusión el modelo que defienda o garantice los derechos de las personas con discapacidad? Desde esa interrogante Karina Marín, doctora en Literatura y activista por los derechos de las personas con discapacidad, abordó este tema y lo que sucede en Ecuador.
Para Marín, esa pregunta, es una forma de poner en “crisis el concepto de inclusión”. La entrevistada dijo que no se cuestiona que la inclusión presupone la existencia de una sociedad ideal donde damos permiso de ingresar a esas personas históricamente excluidas. “Ese es un movimiento unidireccional. Les estamos diciendo a ellas que se tienen que mover hacia esto que suponemos perfecto e ideal”.
Y agregó otro aspecto. “La inclusión apunta a esta idea de obsesión por el diferente, cuando lo que debería preocuparnos son nuestras diferencias comunes porque todos somos diferentes los unos y los otros” señala Marín. Estas formas de cuestionar la inclusión ha llevado a que algunas personas empiecen a hablar de pedagogías de la diferencias.
En relación a la normativa, la activista indicó que tuvo que pasar varias décadas (década del setenta) para avanzar hacia los derechos de las personas con discapacidad que cuestione el modelo médico. Es así que en el 2006 llega la Convención de las Naciones Unidas por los Derechos de las Personas con Discapacidad. “Naciones Unidas ya tenía antes documentos que regulaban las políticas de los países miembros sobre discapacidad pero con enfoque médico. Con la Convención se dio un giro”.
Ecuador firmó esa Convención en el 2008 (es vinculante). Al hacerse miembro, el Estado está obligado a presentarse cada cierto tiempo para rendir un examen sobre el cumplimiento de dicho instrumento.
Posteriormente, el país contó con una normativa propia: la Ley Orgánica de Discapacidades, norma que aún entiende a la discapacidad como un problema de deficiencia física, biológica, apuntó la entrevistada. Es decir, “como algo que tiene que ver con el cuerpo de un individuo y no como una construcción social”.
Marín, además, dijo que dicha norma se encuentra ahora en la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional para ser reformada. “¿Por qué tiene que ser la Comisión de Salud si estamos hablando de un cambio de paradigma?” A eso agregar que en los últimos años ha sido el Ministerio de Salud quien ha estado emitiendo el carné de discapacidad. Por esa razón ella afirma que se sigue viendo a la discapacidad con un criterio médico.
Por otra parte, señaló que en los últimos años el relato sobre la discapacidad se «ha convertido en un relato triunfalista», si se pone en perspectiva lo realizado por el gobierno de Rafael Correa y el de Lenín Moreno.
Mucha gente piensa que esto ya se logró. Recuerdo que los años que viví fuera de Ecuador escuchaba esta idealización del país como el paraíso de la inclusión. Ecuador es el país que vive la inclusión, se escuchaba decir. Eso nos ha hecho olvidar de una obligación ciudadana urgente que es la de debatir si es que las leyes se han modificado en función de los derechos de las personas con discapacidad.
En ese sentido se le preguntó, ¿cuáles son los problemas más graves en los últimos doce años sobre las y los discapacitados? Ella dijo que un asunto tiene que ver con la forma de representación. Es decir, ¿cómo han sido usadas, mediáticamente, las personas con discapacidad? «Ese es un problema muy grave. Nos hemos olvidado que las imágenes que se han visto durante estos años continúan perpetuando una idea de asistencialismo. Pero como ha sido una idea más alegre la hemos confundido con derechos. Es grave, se vulneran derechos”.
Otro problema es la violencia sexual en contra de mujeres con discapacidad. «En las estadísticas no usamos la idea de la discapacidad como una de las características que vuelven a una mujer más vulnerable ante la violencia sexual. Es muy común, sobre todo, en mujeres de la comunidad sorda o en mujeres neurodiversas, lo que se conoce como discapacidades intelectuales”.
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