Capitalismo y robo: la expropiación de la tierra, el trabajo y la vida

Como lo demuestra su crítica de la economía política capitalista, el poder de la abstracción para Marx era crucial para el análisis teórico de los sistemas históricos

Por John Bellamy Foster, Brett Clark y Hannah Holleman

«La expropiación de la gente y del suelo constituye la base del modo de producción capitalista». Karl Marx 1

Como lo demuestra su crítica de la economía política capitalista el poder de la abstracción para Karl Marx era absolutamente crucial para el análisis teórico de los sistemas históricos. 2 Pero aunque la abstracción es indispensable para comprender el carácter interno del capital, también es obligatorio el análisis del materialismo histórico, porque el capitalismo nunca puede reducirse simplemente a su lógica interna. 3 Más bien, es producto de un sinnúmero de condiciones históricas que forman los límites empíricos dentro de los cuales opera el sistema y son parte integral de su funcionamiento.

Por lo tanto, el capitalismo histórico debe entenderse como un sistema mundial colonial / imperialista en el que el ejercicio violento del poder es una realidad siempre presente. Para descubrir las condiciones materiales que rigen el capitalismo concreto, incluida su relación con la tierra, el trabajo no asalariado y la vida material, es necesario ir más allá de la realidad interna de la explotación y abordar la expropiación, o el proceso de apropiación sin equivalente (o sin reciprocidad) a través del cual el capital ha determinando sus parámetros.

El concepto de expropiación comúnmente se ve en la izquierda como un mero sinónimo de la idea de «la acumulación primaria», una categoría derivada de la economía política liberal clásica, que Marx sometió a una crítica despiadada. 4

De hecho, incluso en aquellos casos en los que se refirió a la llamada «acumulación primitiva» (tomó la idea de Adam Smith), Marx inmediatamente transformó el concepto en una cuestión completamente diferente. El filosofo alemán utilizó un concepto nuevo; «la expropiación», que para el constituye una condición previa esencial para el surgimiento del capitalismo, así como su continuidad en la presente historia. 5

Para Marx, la expropiación en la que se cimento el capitalismo no tiene nada que ver con la «supuesta acumulación previa», o el cuento infantil propuesto por la economía política clásica, de que el sistema capitalista tuvo su origen en la austeridad y fue consecuencia del ahorro. 6

De hecho, Marx, como escribe el economista marxista Michael Perelman, «descartó rotundamente la mítica acumulación previa de Smith, para llamar la atención sobre la experiencia histórica real, caracterizada por la expropiación desenfrenada del sistema». 7

Las condiciones que permitieron el desarrollo del capitalismo, explicó Marx, se encuentran en un brutal sistema de robo, de usurpación de la tierra, de despojo del campesinado y de saqueo del mundo colonizado, dando lugar a la proletarización, el genocidio y la esclavitud.

Todo esto implicó la transferencia de la propiedad y la riqueza existente y la expropiación generalizada de pueblos e individuos que fueron sometidos a las peores formas de opresión, expropiándoles la tierra y la propiedad de los medios de reproducción, y transformándolos en proletarios que no tenían otra forma de vivir, excepto vendiendo su fuerza de trabajo.

Este sistema se extendió a la expropiación del suelo por parte del capitalismo. Esta expropiación violenta que caracteriza toda la era mercantilista no fue simplemente una etapa anterior del capitalismo (como afirmaron pensadores como Max Weber y Joseph Schumpeter en el siglo XX) sino que es parte integral del capitalismo y del colonialismo, determinando las características básicas del sistema que vivimos en la época actual. 8

Así, la «expropiación de las personas y del suelo», el despojo de las poblaciones indígenas, el saqueo de las Américas, de África y de Asia por la conquista colonial prepararon el escenario para el surgimiento del capitalismo industrial y el nuevo sistema de acumulación. 9

Marx no se canso en recalcar que no fue la austeridad la que condujo a «la génesis del capitalismo industrial.»10 sino » la expropiación fue el punto de partida del modo de producción capitalista.» 11 Esta implacable expropiación no terminó con la era mercantilista. Al contrario, las sangrientas usurpaciones de la tierra, del trabajo y de la vida a escala mundial hasta nuestros días.

Aunque, en cierta medida, los conceptos claves de explotación y expropiación de Marx se superponen, son analíticamente distintos y establecen entre ambos una relación dialéctica.

La explotación está relacionada con la apropiación de la plusvalía a través de un proceso de intercambio en el que el capitalista se apropia de la plusvalía de los productores directos y la expropiación se refiere a aquellas realidades históricas en las que no funcionaba un quid pro quo (ni siquiera formalmente) y donde los capitalista realizan robos directos o «se benefician tras la expropiación».12

En el capitalismo tardío y en el imperialismo tardío, un velo oculta el robo, con mecanismos cada vez más complejos de intercambio desigual. Este sistema de robo, implementado por las corporaciones multinacionales monopólicas, abarca casi toda las entornos de la producción y de la vida.

Tiene razón el profesor Michael D. Yates cuando argumenta: «no puede haber una separación [real histórica] entre explotación y expropiación. Mientras que el primer concepto nos permite comprender las especificidades de la apropiación del trabajo no remunerado de los trabajadores en el proceso de producción, el segundo pone de manifiesto el «racismo, el patriarcado, la catástrofe ambiental y el imperialismo». 13

Por lo tanto, el concepto de expropiación de Marx, visto en su compleja relación dialéctica e histórica con la explotación, es la clave para comprender las múltiples opresiones que le dan forma al capitalismo como un sistema histórico y sus relaciones con el entorno material.

El concepto de expropiación en el análisis de Marx tuvo su «locus classicus» en su análisis del tratamiento de las ganancias por expropiación de James Stewart que iba a influir en sus dos textos sobre la expropiación primaria en «Los Grundrisse» y «El Capital». Para Marx, la expropiación era apropiación sin equivalente o apropiación sin reciprocidad. 14

Aunque existe una vasta literatura sobre el concepto de acumulación primitiva, el término primitivo es una traducción errónea, ya que Marx se refería a lo que en la economía política clásica se designaba como acumulación previa o primaria.15 Además, Marx trató la frase de forma peyorativa y mostró su desdén por el término «acumulación primitiva», que en la economía política clásica ha sido creado para justificar el orden actual.16

Para Marx, la lógica interna del capital se explica como un producto de la explotación pero él nunca dejó de enfatizar que las condiciones de fondo del sistema – en su desarrollo y expansión – se rigen por la fuerza y el fraude. 17 Este aspecto de su crítica lo retoma sistemáticamente cuando pasa del análisis abstracto a lo concreto, de la lógica pura del capital a la base de la economía mundial (es decir, el imperialismo) y las crisis. 18

Marx compartió con Frederick Engels su concepción acerca de la expropiación en sus trabajos conjuntos sobre esclavitud, el patriarcado y la grieta metabólica, o la «grieta irreparable en el proceso interdependiente del metabolismo social, un metabolismo prescrito por leyes naturales de la vida». 19

Por lo tanto, un enfoque renovado en la expropiación es esencial si queremos comprender la relación histórica entre la sociedad, los procesos acumulativos relacionados con el valor de cambio, el robo continuo a las sociedades y los procesos no acumulativos relacionados con el valor de uso. 20

La cuestión se convierte no sólo en la explotación del trabajo, sino en la expropiación de las economías domésticas (el trabajo doméstico y de subsistencia), la vida material, la periferia mundial y el entorno planetario.

Históricamente, la apropiación sin equivalente es la forma más común de relaciones jerárquicas de clase, que se manifestaron de forma compleja en los anteriores modos de producción tributarios. 21

Sin embargo, para distinguir históricamente a la sociedad capitalista de sus antecesoras pre-capitalistas, es necesario entender que el capital opera con una mayor sistematización de las ganancias obtenidas por la expropiación, comenzado en el período mercantilista, pero extendiéndose a todas las etapas posteriores del desarrollo capitalista.

En la ideología liberal dominante, tal expropiación, ya sea en forma de esclavitud, guerra, genocidio, intercambio desigual o ejercicio del poder monopólico, se trata como un accidente no relacionado con el sistema capitalista o como un producto inevitable de la naturaleza humana.

La violencia y el robo, a pesar de su omnipresencia en el capitalismo global, se retratan comúnmente como un proceso desconectado y ajeno a la naturaleza del sistema económico. Sin embargo, la sórdida historia del capitalismo expropiador desmiente esta afirmación de los publicistas del sistema.

Los últimos cinco siglos cargan con la triste cronología del colonialismo / imperialismo, del capitalismo racial, de las guerras de agresión y de la expropiación patriarcal del trabajo doméstico. Estos males sociales propios del capitalismo están acompañados por la violación sistemática de lo que el químico alemán Justus von Liebig llamó la «ley de compensación», o la necesidad de reponer los elementos constitutivos que son hurtados de la tierra. 22

Si bien Marx dedicó la mayor parte de su crítica de la economía política al análisis de la dinámica interna de explotación del capital, la expropiación, como una dura realidad, nunca estuvo lejos de su mente, y es parte insustituible de su obra. Este gran tema está claramente abordado en sus trabajos sobre propiedad de la tierra, trabajo asalariado, el estado, el comercio internacional, el mercado mundial y las crisis.

En opinión de Marx, la colonización no fue simplemente la expropiación de la tierra, sino que también abarcó la «esclavitud y el exterminio de parte de la población indígena en faenas mineras » 23.

Este reconocimiento del papel de la expropiación de la tierra y de las personas explica gran parte de la extraordinaria riqueza y poder de las observaciones históricas de Marx y Engels. Por tanto la revolución contra el capital exige «la expropiación de unos pocos usurpadores por la mayoría del pueblo» o, en otras palabras, «la expropiación de los expropiadores». 24

Recientemente han surgido investigaciones decisivas sobre el papel que desempeñó la expropiación dentro de la crítica de Marx al capitalismo y su aplicación al análisis histórico del desarrollo capitalista: la teoría de la reproducción social (de Nancy Fraser), el análisis del capitalismo racial (de Michael Dawson y Sven Beckert) y la teoría ecológica marxista (la teoría de la ruptura metabólica de Marx). 25

Con razón Glen Sean Coulthard ha argumentado que la expropiación violenta de los pueblos indígenas debemos analizarla como «una característica co-fundacional del capitalismo, y el despojo de los pueblos indígenas debe llevarnos a desarrollar una crítica ecológica de la acumulación capitalista colonial». 26

Este análisis intenta ilustrar la importancia de las ideas teóricas derivadas del concepto de expropiación de Marx. Esta orientado a explicar tres momentos históricos de la expropiación masiva de las personas y de la tierra: Momento I: La industrialización de la agricultura y la grieta metabólica; Momento II: El desastre ecológico y el imperio; y Momento III: Imperialismo en el Antropoceno.

Obviamente, la intención aquí no es proporcionar un análisis detallado y mucho menos exhaustivo de cualquiera de estas fases críticas del desarrollo, sino más bien destacar en cada caso cómo con el método histórico-materialista (que abarca la expropiación y la explotación) las diversas contradicciones y conflictos del capitalismo. 27

Marx dijo que la principal barrera (interna) para el capital era el capital mismo, y también indicó que el principal límite externo del capital era su negativa a aceptar límites, convirtiendo las fronteras naturales en barreras para ser transgredidas por el gigante capitalista. Ante la destrucción la ecología irlandesa en el siglo XIX por el capitalismo inglés, Marx planteó la cuestión de la «ruina o revolución», una argumento aún más relevante en el siglo XXI en un l momento que el capitalismo amenaza todo el «sistema tierra». 28

Momento I: la industrialización de la agricultura y la grieta metabólica

La industrialización de la agricultura en el siglo XIX se fundó en la aparición del capitalismo como un orden socioeconómico distinto. Como detalla Beckert en «El Imperio del algodón»: «la expansión imperial, la expropiación y la esclavitud fueron fundamentales para su formación». 29

A lo largo de la era del mercantilismo (desde mediados del siglo XV hasta mediados del siglo XVIII) un período al que Beckert se refiere como «capitalismo de guerra», las formas de propiedad anteriores y las relaciones productivas se disolvieron a través de la «clausura» de los tierras comunales (y del imperialismo) transfiriendo formalmente el título de la tierra a la clase burguesa.

Las características racializadas del capitalismo se introdujeron durante la colonización genocida en África, Asia y América. Los pueblos indígenas y los pueblos de África fueron esclavizados para trabajar en las plantaciones y en la minería. 30 Esta actividad esclavista contribuyó a la transferencia masiva de riqueza a Inglaterra y a otras naciones europeas. Marx explicó que este proceso de expropiación primaria fue fundamental para la Revolución Industrial inglesa. 31

El algodón se asoció con el robo de la naturaleza y del trabajo no asalariado, así como con la explotación del trabajo, proporcionando materiales baratos y esenciales para las fábricas textiles, donde los trabajadores industriales subsistían comiendo patatas importadas de campos cada vez más agotados de Irlanda.

La Primera Revolución Agrícola de la Era Capitalista coincidió con las clausuras de las tierras comunales, efectuadas desde finales del siglo XV. Los campesinos y los pequeños propietarios de tierras fueron expulsados de sus tierras, empobrecidos, proletarizados y obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de salarios, para comprar los medios de subsistencia.

Estos cambios marcaron el comienzo de una mayor alienación de la naturaleza, una división ciudad- campo y una producción especializada de los alimentos. La Segunda Revolución Agrícola, de 1830 a 1880, se caracterizó por el desarrollo de la química del suelo, el crecimiento del comercio, la industria de los fertilizantes, el aumento de la intensidad de la producción agrícola y la uniformidad de los cultivos, facilitada por la aplicación de tecnologías modernas.32 Adicionalmente este período es la encarnación de la apropiación sin equivalente y sin reciprocidad.

Liebig desempeñó un papel pionero para entender cómo el uso química contribuyó al avance de la agricultura industrial capitalista. Para el científico alemán la producción de cultivos antes de la llegada del capitalismo dependía de un suelo que contenía nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo y potasio. Explicó que un sistema racional de agricultura debe regirse por la «ley de compensación» o la ley de reemplazo. 33 Los nutrientes que son absorbidos por las plantas deben restaurarse en el suelo para alimentar los cultivos futuros.

Pero no llego a ocurrir en Europa occidental y los EEUU en el siglo XIX. Liebig denunció que las técnicas británicas de la gran agricultura constituían un «sistema de robo» que conducía al despojo del suelo. 34 Marx, que estudió el trabajo de Liebig, detalló cómo la aplicación de las prácticas industriales – para aumentar los rendimientos y el transporte de alimentos y fibras – a mercados distantes estaban generando una grieta en el ciclo de nutrientes del suelo.

En «El Capital», observó que la agricultura capitalista «perturba la interacción metabólica entre el hombre y la tierra», evitando el «retorno al suelo de sus elementos constitutivos; por lo tanto, dificulta el funcionamiento de la condición natural de una fertilidad duradera del suelo «. Como resultado,» todo progreso en la agricultura capitalista es un progreso en el arte, no solo de robar al trabajador, sino de robar a la tierra; todo progreso en el aumento de la fertilidad del suelo artificialmente conduce a la ruina de las fuentes más duraderas de la fertilidad » 35.

De esta manera, Marx fue uno de los primeros pensadores que hicieran un análisis sistemático de cómo la agricultura industrializada le roba a la tierra los nutrientes necesarios. Pero, también proporcionó la base para evaluar las opresiones entrelazadas y los procesos de expropiación que acompañaron a esta crisis del suelo. Como los nutrientes del campo se acumularon como desechos en las ciudades o fueron arrastrados al mar como parte de los desechos urbanos, el capital buscó diversos medios para reponer la tierra. 36

Entre 1840 y 1880, se estableció un comercio internacional de fertilizantes, que implicó el envío de millones de toneladas de guano y nitratos, desde Perú y Chile, al Norte Global. La extracción de guano se basó en gran medida en la expropiación de la tierra, del trabajo y de la vida, todo lo cual fue necesario para que los fertilizantes fueran rentables.

Inicialmente, se utilizaron convictos que trabajaban como esclavos en las «islas» del guano, utilizando picos, palas, carretillas y sacos. Y en la medida que disminuyó la disponibilidad de estos modernos esclavos, trabajadores chinos fueron importados como parte del sistema laboral «coolie». 37

Los nuevos señores esclavistas utilizaron la coerción, el engaño, el secuestro para establecer un régimen racializado de trabajo en condiciones de servidumbre, que suministraba trabajadores para las colonias en todo el mundo. Más de noventa mil trabajadores chinos fueron enviados a Perú durante el apogeo del comercio de guano: aproximadamente el 10 por ciento murió debido principalmente a malos tratos y desnutrición.

En una «isla» de guano, la fuerza laboral fluctuaba entre doscientos y ochocientos trabajadores pero, como sus vidas que se extinguían rápidamente eran consideradas de menor valor que el guano que desenterraban. 38 En cada «isla» más de cien soldados armados vigilaban, a los trabajadores evitando que se suicidasen corriendo hacia el océano.39 Marx describió este sistema «coolie» como una forma de «esclavitud disfrazada». 40

Según testigos presenciales «los trabajadores chinos eran tratados como prescindibles y azotados regularmente si no cumplían con las exigentes expectativas empresariales, trabajaban bajo el sol ardiente, llenando sacos y carretillas con guano, que luego transportaron a los botes. El polvo del guano recubría sus cuerpos y sus pulmones. El olor era nauseabundo».

Un testigo británico describe las condiciones como «el arte infernal de usar la vida humana hasta el último minuto o segundo», ya que la vida de estos trabajadores eran muy cortas. 41 Quienes pasaban por el desierto se manifestaban «horrorizados por las crueldades infligidas a los chinos, cuyos cadáveres flotaban en las playa alrededor de las islas de guano» 42.

El guano, que se había utilizado durante miles de años en Perú, se estaba agotando rápidamente para reponer los campos cultivables del Norte Global. Las aves marinas que depositaban el guano en las islas a menudo fueron exterminadas, ya que se consideraban una molestia para las operaciones extractivas.

El guano se usurpaba a un ritmo mucho más rápido de lo que se acumulaba. El nuevo sistema laboral racializado estaba fundado en un trabajo brutalmente expropiado, lo que aumentó la acumulación de capital en el núcleo del sistema. Las condiciones de este trabajo esclavo provocó una muerte prematura para muchos de los trabajadores, quienes simplemente fueron reemplazados por otros trabajadores importados.

Estas condiciones de expropiación fueron un componente central para la Segunda Revolución Agrícola. La Revolución Industrial, en la que el algodón era fundamental, se cimentó en el comercio triangular de esclavos. Sólo después de la Ley de Abolición de la Esclavitud de 1833 (que abolió formalmente la esclavitud en la mayoría de las colonias inglesas) los británicos recurrieron a los «coolies» de Asia, como una forma encubierta de esclavitud

El guano, en este sentido, era parte de un comercio triangular, orientado a la industrialización de la agricultura para restaurar el suelo empobrecido por medio de un sistema imperial, que implicó los peores extremos de explotación laboral y expropiación de la vida.

En el siglo XIX, las mujeres estaban en el centro de la Revolución Industrial, constituyendo la mayoría de la fuerza laboral en Inglaterra, especialmente en los sectores de producción de algodón, seda, lana y encaje. 43 Marx tomó detalladas notas sobre las condiciones bajo las cuales trabajaban y junto con Engels, documentó los tipos específicos de riesgos a los que estas mujeres estuvieron expuestas (como los problemas respiratorios por inhalar fibras que acortaron sus vidas).

Tanto los hombres como las mujeres de la clase trabajadora experimentaron formas de degradación corporal asociadas con sus condiciones de trabajo. 44 Las mujeres además de recibir salarios mucho más bajos que los hombres tenían como responsabilidad el trabajo social reproductivo para mantener a la familia. 45

Las mujeres en este período fueron súper-explotadas, produciendo una gran parte de la plusvalía, mientras que al mismo tiempo se vieron obligadas a producir valores de uso, que sirvieron como un obsequio gratuito para el capital, a través de su trabajo en el hogar. 46 En estas condiciones, que amenazaban la existencia misma de la familia de la clase trabajadora, las mujeres, aunque responsables de la reproducción social de la familia, apenas podían mantener su propia existencia.

Para las clases trabajadoras, la explotación salarial también era, en cierto sentido, explotación nutricional, ya que los salarios se gastaban principalmente en los alimentos básicos necesarios para la supervivencia.

La producción agrícola intensiva en Inglaterra, que descansada en los fertilizantes importados, contribuyó a la creación de un nuevo régimen alimentario internacional después de la hambruna irlandesa de la papa y el fin de las Leyes del Maíz en 1845-1846.

Lo que Marx llamó nuevo régimen alimentario implicó un cambio hacia un sistema basado en la carne, al que se dedicaban tierras a la producción animal destinadas a servir a las clases altas. 47 Por el contrario, como detallaron Marx y Engels, la clase trabajadora subsistía con dietas inadecuadas y de baja calidad, que consistían principalmente en pan y muy pocas verduras. 48

Para empeorar las cosas, los alimentos, las bebidas y los medicamentos disponibles estaban adulterados y contenían una gran variedad de contaminantes, como mercurio, tiza, arena, heces y estricnina. El consumo regular de estos contaminantes contribuyó a diversas dolencias como gastritis crónica y muerte.

Las mujeres tendían a ser las más desnutridas, ya que consumían menos alimentos y comían en último lugar dentro de las familias. Las condiciones eran peores en la colonia inglesa de Irlanda, que se vio obligada a exportar los nutrientes de su suelo y su capital a Inglaterra. 49

La industrialización de la agricultura estaba íntimamente relacionada con la transgresión de los límites naturales, produciendo una expropiación entrelazada de la tierra, el trabajo y de la vida humana que moldeó el metabolismo social y que se desarrollo constantemente con la expansión «creativa» del capitalismo. El nuevo sistema requería de un crecimiento exponencial de los beneficios «externos» producidos por el medio ambiente.

Las fallas metabólicas, el drenaje imperial de la riqueza del Sur Global y un sistema de explotación que tenía a la expropiación como su condición de fondo definió el surgimiento del capitalismo en el siglo XIX.

Momento II: El desastre ecológico y el imperio

La «llamada acumulación primitiva» o expropiación primaria fue la era del colonialismo temprano, incluido el desarrollo del colonialismo blanco del cual EEUU es un excelente ejemplo.

EEUU se auto-considero desde el principio (en palabras de George Washington) como un «imperio en ascenso». La Revolución Americana fue inducida en parte por la ley británica de 1763, que limitó el movimiento de los colonos hacia el oeste del valle de Ohio.

Con la victoria de las trece colonias, se abrió la nueva conquista de los especuladores y de los colonos. La Confederación de Indígenas Iroqueses, tan admirada por Marx y Engels, fue barrida en unos doce años. Casi toda su tierra fue expropiada y fueron forzados a sobrevivir en unas pocas reservas.50

Con el advenimiento de la Revolución Industrial, la demanda de algodón estadounidense se disparó para mantener a la industria textiles de Inglaterra, dando nueva vida al sistema de esclavos.

Como enfatizó Marx, las plantaciones con sus monocultivos y el trabajo esclavo brutalizado era ecológicamente ineficiente (por exitoso que fuera en términos de acumulación de capital). Rápidamente agotó el suelo, generando un movimiento hacia el oeste porque los propietarios de las plantaciones se vieron obligados a buscar tierras vírgenes para sus cultivos. 51

La agricultura en Nueva Inglaterra fue menos destructiva y empujó a la gente y al capital hacia el oeste, mientras que gran parte del grano producido (tras la abolición de las Leyes del Maíz en Gran Bretaña en 1846) se exportaba a Inglaterra creando una grieta ambiental. 52 En sus notas el químico agrícola JW Johnston afirmaba: » el sistema de América del Norte de vender todo [heno, maíz, papas, etc.]; no repone nada al suelo a cambio «. 53

La construcción de ferrocarriles, la Revolución Industrial en los EEUU en las décadas de 1830 y 40, y la apertura del lejano oeste (en parte por el robo de enormes territorios perteneciente a México) fue de la mano del genocidio y la expulsión de sus tierras a los nativos americanos, al tiempo que se producía la destrucción ecológica.

En 1890, la Oficina del Censo declaró cerrada la frontera y terminada la guerra contra los indígenas con la masacre de Wounded Knee. A continuación Frederick Jackson Turner y Theodore Roosevelt abogaron por la extensión de la fronteras de los EEUU hacia otros países (Cuba, Puerto Rico) hecho que condujo a la guerra con España. 54

Con la llegada del capitalismo monopolista y la era de las corporaciones gigantes se expandió la expropiación de las personas y de la naturaleza a esferas completamente nuevas.

Al visitar el Territorio Indio en Oklahoma a principios del siglo XX (donde la industria extractiva del petróleo estaba en auge) Weber documentó la destrucción causada en la tierra y en las poblaciones indígenas. «Con casi la velocidad de un rayo, todo lo que se interpone en el camino del orden capitalista está siendo aplastado».55

La catástrofe socio-ecológica con la población indígena despojada de sus tierras adelantaba lo que iba a suceder años más tarde. En la década de 1930 el «Dust Bowl» da nombre a la sequía más grande en historia de los EEUU y es un símbolo de la crisis ecológica en el siglo XX.

Para el historiador ambiental Donald Worster: «nunca hubo un daño mayor a la tierra y tanta tragedia para sus habitantes. Ni siquiera la depresión fue más perjudicial, económicamente. Y en términos ecológicos no tenemos nada que pueda compara con este desastre». 56

El Dust Bowl produjo gigantescas tormentas de polvo en las Grandes Llanuras y obligó a la migración masiva de los Okies. Millones de acres se vieron afectados y algunos condados perdieron un tercio de su población, mientras que en Oklahoma un tercio de los agricultores perdieron sus granjas. 57 Al igual que la Gran Depresión la región de Dust Bowl se volvió emblemática por los efectos del capitalismo depredador.

La era del Dust Bowl, a pesar de su gran impacto, es para algunos relatos contemporáneos un momento particular y muy poco probable que vuelva a suceder, Nada, sin embargo, podría estar más lejos de la verdad. El Dust Bowl fue el producto socio-histórico del capitalismo en expansión, del imperio y el colonialismo de los colonos blancos, todo lo cual provocó.58 Para Veblen «stein Veblen, rtreminada rápidamente la erosión del suelo. Surgió de la expropiación de tierras de los pueblos indígenas y de los suelos fértiles.

El desastre de Dust Bowl está relacionado directamente con el avance imperial. Es el resultado de una brecha en la relación metabólica entre los seres humanos y la naturaleza, provocada por la producción capitalista que ahora está llegando a un extremo con la era del capital monopolista. Hoy, crisis similares están brotando a un nivel más planetario,

Para tener una idea concreta de los fundamentos históricos del desastre de Dust Bowl, siempre es útil citar a Thorstein Veblen: » los EEUU se construyeron sobre los hombros del genocidio de población indígena y de la expropiación del suelo fértil en beneficio privado mediante una práctica de esclavitud sistemática» 58. «El plan estadounidense, tal como se implementó en la frontera convertía toda la riqueza pública en ganancia privada con una política de apropiación legalizada». 59 Un elemento clave fue la destrucción de los bosques y la cubierta terrestre.

«Aprovechar los recursos naturales tratándolos como una fuente de ingresos gratuitos», explica Veblen, alentó el desperdicio y la destrucción a gran escala, constituyendo la práctica normal de la colonización, La madera desperdiciada por la tala de bosques y limpieza de tierras fue tan grande que desde mediados del siglo XIX se ha destruido mucha más madera de la que se ha utilizado».60

Los procesos de expropiación de la tierra, sin la menor atención por su conservación provocó como era de esperar «la esclerosis del suelo». 61

En este sentido, el desarrollo de los EEUU fue similar a las otras colonias de colonos blancos, donde las poblaciones indígenas fueron desplazadas y se desencadenó un proceso de destrucción ecológica sin limites. Veblen enfatiza que este problema es endémico en la existencia del capitalismo.

En el libro The Rape of the Earth: A World Survey of Soil Erosion (1939), Graham Vernon Jacks y Robert Orr White, describieron: la crisis de Dust Bowl en la década de 1930 como producto de los factores históricos como ; la expropiación de las tierra indígenas, el genocidio de los nativos, la esclavitud, la destrucción de los bosques, la «esclerosis del suelo debido al agotamiento y la erosión del suelo fueron evidentes

La historia de la erosión en los EEUU está ligada a la fase pionera en el desarrollo de la nación, a través de las etapas de deforestación de tierras agrícolas, madera, combustible y potasa en el este, el desarrollo del sistema de monocultivo de agricultura del maíz y el algodón en el sur, el exceso del arado en las áreas de pastizales naturales de las Grandes Llanuras, el exceso de pastoreo,de cultivo y existencias en la costa del Pacífico, y la deforestación en el noroeste del Pacífico. 62

Por lo tanto, está muy claro que las tormentas de polvo en las llanuras «no era un fenómeno de la naturaleza» sino un producto que se habían desarrollado como resultado del robo y abuso de la tierra, exacerbado por el comercio y la. agricultura de monocultivos. 63

La historia colonial que moldeó e impulsó este proceso también determinó sus efectos diferenciales en las comunidades de la región del «Dust Bowl». Además de las pérdidas, incluidos los desposeídos y la reubicación forzada, las comunidades de nativos americanos en la región de las Grandes Llanuras perdieron alrededor del 90 por ciento de sus tierras entre 1890 y 1933 y las tasa de pobreza más alta del país.

En la región de Oklahoma un territorio indio histórico, los blancos arrebataron la mejor parte de las tierras reservadas para los nativos americanos. Los granjeros negros y latinos también fueron particularmente afectados por el Dust Bowl y la depresión. 64 Todo el proceso condujo a una mayor concentración de la tierra, principalmente en manos de blancos y terratenientes ricos.

Oklahoma había sido el epicentro de un poderosos movimiento progresista, multirracial y multiétnico. Este movimiento impulsaba una reforma económica, social y agraria. Algunos de sus integrantes llamaron a la revolución. Las alianzas multirraciales se mantuvieron durante la década de 1930 frente a fuerzas de reaccionarias violentas. Sin embargo, a pesar de los importantes logros de este movimiento (y de ciertas medidas que tomó el New Deal) prevaleció la injusticia económica y ambiental dada la estructura económica racializada de los EEUU. 65

En general, los esfuerzos por crear relaciones más estables entre los seres humanos y el medio ambiente en las Grandes Llanuras después del Dust Bowl estuvieron invadidas por la persistencia de un problema fundamental: un voraz sistema de expropiación de la tierra y de los recursos naturales con fines de lucro» 66

Su funcionamiento amplió la brecha entre los seres humanos y la naturaleza, acumulando un potencial para mayores catástrofes. Las relaciones sociales de expropiación que subyacen en las contradicciones económicas y ecológicas se extendieron en lugar de concluir.

Los fenómenos como las «tormentas de polvo», no ocurrieron solo en los EEUU en la década de 1930, sino también en otras regiones fronterizas coloniales. En 1923, la Comisión de Sequía de Sudáfrica informó «que como resultado de las condiciones creadas por la civilización blanca en Sudáfrica, el poder de la tierra para retener y absorber el agua ha disminuido dramáticamente… Aquí radica el secreto de nuestra sequía «. 67

Un destacado botánico sudafricano – crítico de la destrucción del suelo y destacado opositor del apartheid- el ecologista marxista sudafricano Edward Roux, autor de un libro sobre la erosión del suelo sudafricano (1948) en The Veld and the Future: «Para salvar el suelo, todos debemos trabajar juntos, el hombre negro y el hombre blanco, el hombre y la mujer… El suelo no pertenece realmente a una persona o al que tiene el derecho a usar la tierra. Pertenece a la nación es decir, la gente en su conjunto, especialmente, a la población africana indígena que lucha por la libertad y a los niños que aún no han nacido «.68

Pero, la visionaria ponencia eco-socialista de Roux no venció en Sudáfrica ni aún menos en los EEUU. Las divisiones raciales y de clase, así como la brecha metabólica, continuaron reforzándose mutuamente dentro de las relaciones de producción capitalistas.

Estos problemas persisten hoy como consecuencia de los agronegocios y, por tanto, la sociedad es cada vez más vulnerable ante el cambio climático y la degradación de la tierra.

Esto es especialmente evidente en la región original de Dust Bowl, lo que genera preguntas sobre lo que hemos aprendido de la crisis. En 2016, científicos de la Universidad de Chicago y de la NASA publicaron un estudio en «Nature» titulado:»Simulación de la agricultura con una sequía moderna», que pronosticaba grandes pérdidas agrícolas inducidas por la sequía producto del calentamiento global.

La Nasa llegó a la conclusión que con el regreso de condiciones similares a las del Dust Bowl (de la década de 1930) habría «consecuencias sin precedentes» a pesar del crecimiento de la ciencia ecológica.

Joshua Elliott, científico investigador y coautor del artículo, escribe: «Debemos encontrar un sistema más resistente porque ahora el 30 por ciento de la producción es de riego en los EEUU están afectados por la sequía, como Oklahoma y el oeste de Texas… El actual sistema era tan sensible a la sequía y al calor como lo era en la década de 1930 «. 69

Momento III: imperialismo en el antropoceno

La crisis del Dust Bowl de la década de 1930 fue la culminación de una serie de crisis ecológicas asociadas a la era del capitalismo monopolista temprano, asumiendo formas particularmente agudas en las colonias de colonos blancos y en las colonias de todo el mundo. 70

Hoy, en la era del capital de monopolio financiero y del imperialismo tardío, vastas regiones del planeta se están convirtiendo en regiones de «polvo» como resultado de la lógica de un sistema económico global que promueve la «conquista» de la naturaleza como medio para la explotación y súper- explotación de la población mundial.

Los bienes comunes mundiales se están destruyendo en todas partes, como se refleja en la quema del Amazonas, la desertificación,la destrucción de los arrecifes de coral, el agotamiento de los océanos, la extinción masiva de especies y la contaminación de las fuentes de agua dulce del mundo. La realidad es, por tanto, un progresivo holocausto ecológico planetario, que afecta especialmente a las poblaciones más vulnerables, particularmente a las comunidades del Sur Global.

Hace casi medio siglo, en 1971, Barry Commoner advirtió: Los seres humanos han quebrado el círculo de la vida, no ha sido por una necesidad biológica sino por una organización social que quiere «conquistar» la naturaleza para obtener riqueza. Pero estos «medios» entran en abierto conflicto con la naturaleza. El resultado final es una crisis ambiental, una crisis de supervivencia. Esta vez para sobrevivir como especie debemos terminar con este círculo nefasto».

Debemos aprender a restaurar a la naturaleza la riqueza que le sustraemos

El mundo está llegando al borde del desastre ecológico – no por una error que algún astuto puede corregir – sino por una acumulación de poderosas fuerzas económicas, políticas y sociales.

Cualquiera que se proponga remediar la crisis ambiental se debe comprometer a cambiar el curso de la historia. 71 La grieta entre la humanidad y el metabolismo de la tierra se caracteriza por una nueva época geológica, el Antropoceno, que representa una ruptura, cuantitativa y cualitativa, con todas las épocas anteriores. 72

Hay un consenso científico que el Antropoceno comenzó alrededor de 1950, marcado por la introducción de los núcleos atómicos artificiales a partir de pruebas de bombas termonucleares, la producción en masa de plásticos y la gran aceleración de la producción capitalista.

El imperativo ante el ambicioso crecimiento del capital – que no reconoce límites- ha llevado al sistema socioeconómico a transgredir los límites planetarios, el cambio climático, la acidificación de los océanos, el agotamiento del ozono, la pérdida de biodiversidad, el agotamiento del agua dulce, la contaminación ambiental, la contaminación química y interrupción de los ciclos de nitrógeno y de fósforo. 73

Esta actividad del capitalismo tardío y del imperialismo, están generando hoy una crisis ecológica global, socavando las condiciones que sostienen la vida, planteando el tema del omnicidio, es decir la destrucción de la vida tal como la conocemos.

Bajo el orden económico dominante, la tierra es simplemente un recurso de «obsequios gratuitos de la naturaleza al capital», lo que equivale a una economía del robo. 74

En este sistema de producción «la cantidad gobierna absolutamente» ya que el valor de cambio se considera la medida universal. 75

«La esencia del capitalismo», expone Michael Parenti, «es convertir la naturaleza en mercancías y las mercancías en capital, transformando la tierra viva en riqueza inanimada. Este proceso de acumulación del capital causa estragos en el sistema ecológico global. Trata los recursos vitales del planeta (tierra cultivable, aguas subterráneas, humedales, bosques, pesca, océanos, ríos, calidad del aire) como ingredientes de suministro ilimitado, para ser consumidos o toxificados a voluntad «. 76

El crecimiento continuo de este sistema se basa en expandir y profundizar la expropiación del medio ambiente, el trabajo y la vida de todas las especies. Estas contradicciones letales son claramente evidentes en todo el «»Sistema Tierra, incluido los océanos del mundo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, las flotas pesqueras industriales experimentaron una gran transformación, como parte de la gran aceleración de las operaciones capitalistas. Los barcos equipados con tecnologías de punta como el sonar y el GPS (para localizar peces) se han convertido en la norma de ña pesca industrial. Estas embarcaciones pueden capturar un número récord de peces en poco tiempo.

Utilizando líneas con cientos de anzuelos (así como redes que tienen más de una milla de circunferencia) estos barcos recogen toneladas de peces en un solo recorrido, un tercio de los cuales son especies no deseadas, incluidos los mamíferos marinos, que son descartados. 77 En los grandes barcos – que son realmente fábricas en el mar- el pescado se procesa a bordo.

A pesar de los efectos de la sobrepesca en todos los sistemas oceánicos, las capturas globales de peces mediante esta nueva tecnología de expropiación, aumentaron de veinte millones de toneladas en 1950 a alrededor de noventa millones de toneladas en el 2000. 78

Si bien actualmente hay 3.5 millones de buques pesqueros, solo el 1 por ciento de estos buques representan el 60 por ciento de la captura de mariscos, lo que destaca el importante papel del capital monopolista en este sector.79

Estas operaciones son extremadamente eficientes en la captura de peces, lo que lleva al agotamiento generalizado de las poblaciones, ya que se capturan a tasas más rápidas de lo que los peces pueden reproducirse.

El alcance de estas acciones solo ha empeorado las condiciones de los océanos, porque cuando se acaba una especie, las empresas simplemente pasan a la siguiente especie. 80 Con la destrucción del hábitat del «Sistema Tierra» los científicos predicen un colapso de todas las especies marinas que para mediados de siglo XXI. 81

A pesar de estos límites naturales, las naciones imperiales participan en campañas agresivas de «captura» para expropiar lo más posible a los océanos. A través de una variedad de acuerdos comerciales, el Norte Global está expropiando progresivamente todos los océanos, obteniendo acceso a la pesca en todo el mundo, incluidas las zonas económicas exclusivas de las naciones del Sur. De hecho los pescadores a pequeña escala están siendo acorralados por las grandes pesqueras, que están arruinando a sus familias y comunidades. 82

Para muchas naciones en el Sur Global, los peces y mariscos son parte de una importante exportación hacia el Norte, ya que suministran alimentos para personas y mascotas, así como valiosos fertilizantes para enriquecer suelos agotados. 83

Por ejemplo, Tailandia es el tercer mayor exportador de productos del mar, con más de 7 mil millones de dólares por año. 84 Para mantener los bajos costos muchas operaciones de pesca en Tailandia utilizan mano de obra esclava, que se ha estimado entre 145,000 y 200,000 personas. 85

Estos trabajadores esclavizados se ven obligados a trabajar largas horas, dormir muy poco, recibir una alimentación mínima y están atados y encadenados a los barcos. Al igual que los trabajadores chinos en las «islas» del guano en el siglo XIX, son golpeados si trabajan lentamente o cometen errores al manipular el pescado… Y de vez en cuando, se venden a otras operaciones de pesca.

Muchos de estos trabajadores emigraron de lugares como Filipinas, Camboya, Laos e Indonesia, en busca de empleo, pero terminaron siendo traficados como mano de obra esclava. 86

Algunos de los peces que se capturan en estos barcos se dirigen a las instalaciones de acuicultura con el fin de suministrar los alimentos necesarios para esta próspera industria, que está generando una contaminación marina generalizada. Esta actividad capitalista está creando una situación en la que los «camarones comen mejor» que pescadores. 87

El fetichismo de los «productos básicos» asociado con los mariscos expropia no solo el mar y el trabajo esclavo, sino también sobre-explota en las plantas de procesamiento. En Tailandia, estas plantas «taylorizadas» aumentan las ganancias mediante el empleo de niños y mujeres con bajos salarios (que descabezan, destripan, desollan, pelan, limpian y clasifican los peces). Las organizaciones internacionales han documentado las malas condiciones de trabajo, las lesiones y la falta de escolarización de miles de niños que trabajan en esta industria. 88

La actual crisis del «Sistema Tierra» se extiende desde los océanos hasta el agua dulce y más allá. La dinámica del imperialismo y el omnicidio en el Antropoceno se asocia con alteraciones en el ciclo hidrológico de la tierra, incluidos los cambios en la precipitación, la desertificación (y la contaminación) de las fuentes de agua dulce y el derretimiento de los glaciares con sus indispensables «torrentes de agua». 89

Como indica el climatólogo James Hansen, con «la continuación de los negocios como de costumbre durante las próximas décadas las bajas latitudes durante las estaciones cálidas se volverán tan cálidas e inhóspitas para el sustento humano que van a generar un impulso imparable a la emigración».

Este fenómeno está a la vista en regiones de África, la India, Bangladesh y, el sudeste asiático». 90 En estas condiciones, el aumento del nivel del mar, la acumulación de polvo y el clima extremo obligarán a cientos de millones de personas en latitudes del Sur Global a migrar, ya sea en migración interna o emigración masiva al extranjero.

En el año 2017, 68.5 millones de personas fueron desplazadas por la fuerza de sus hogares, aproximadamente un tercio de ellas debido al clima extremo. Según un estudio del Banco Mundial, solo la migración interna en tres regiones de América Latina, África subsahariana y el sudeste asiático aumentarán a 143 millones en 2050. 91

Mientras tanto, los países ricos, mientras sobreexplotan a las poblaciones del Sur Global a través de corporaciones multinacionales, están construyendo muros y militarizando las fronteras para impedir la llegada de los refugiados, incluidos los refugiados climáticos.

Vivimos en una era de globalización capitalista sin fin donde la lucha por el agua dulce corre en paralelo a la búsqueda de nuevas fuentes de combustibles fósiles, lo que a su vez aumenta las emisiones de carbono aumentando el calentamiento de la tierra y la sequía.

Es un frenesí impulsado por un sistema capitalista que no conoce restricciones, hoy existe una competencia mundial por controlar las últimas fuentes de agua dulce y de combustibles fósiles junto con otros recursos escasos. 92

Conclusión: más allá del sistema de robo

El beneficio por expropiación fue la categoría económica clave que Marx utilizó en su crítica a la noción de Smith de acumulación. 93 «La teología de Smith de la acumulación previa», escribe Perelman, «sugirió que la posición dominante de los capitalistas se debía a sus ahorros pasados, una opinión que Marx desacreditó». 94

La acumulación anterior fue para Marx simplemente un dispositivo ideológico -de la economía política clásica – destinado a disfrazar la realidad de «la expropiación de los productores inmediatos». 95 Desde esta perspectiva, el capitalismo solo fue posible debido a la alienación o expropiación de la naturaleza, y a la alienación o expropiación de la capacidad humana y de la vida material.

La expropiación es la característica de todas las civilizaciones de clase anteriores al capitalismo, pero adquirió un carácter mucho más sistemático y una escala mayor bajo el sistema capitalista. Se convirtió en parte de una díada, junto con la explotación, dando lugar al gigante capitalista, el conducir a una expansión exponencial sin fin (y que finalmente llevará a un gran movimiento hacia el socialismo, que es la negación de la negación del capitalismo)

En la sociedad capitalista, la expropiación no es la esencia del sistema como en los anteriores modos de producción tributarios. En cambio, dio a lugar a una dinámica interna de explotación completamente nueva que tenía su propia lógica autopropulsada, manifestada en la acumulación de capital. La explotación a su vez creó círculos de demanda de expropiación cada vez más amplios, ampliando los límites del sistema.

La dialéctica de la explotación y la expropiación que constituye el capitalismo es, por lo tanto, una espiral viciosa, asociada a la lógica de la acumulación de capital. Surgido a principios de la era moderna, el capitalismo condujo a los sistemas de expropiación más brutales que el mundo haya visto: esclavitud, misoginia (venta de esposas, quema de brujas, súper- explotación de mujeres y niños), acaparamiento de tierras, genocidio y destrucción de la tierra en todo el planeta.

Consciente de estas contradicciones, Marx escribió: «Si el dinero, según Augier, llega al mundo con una marca de sangre congénita «, el capital gotea de la cabeza a los pies y por todos los poros, de sangre e inmundicia. «96

Es habitual en los círculos políticos convencionales (y también en algunas esferas de la izquierda) tratar estos horrores asociados con el desarrollo del capitalismo a escala mundial como meros «dolores de parto».

Este inhumano proceso es tratado con demasiada frecuencia como fenómenos del pasado distante que deben ser olvidados por una historia triunfalista del capital, o deben ser ocultados por «la llamada acumulación primitiva», mediante la cual los capitalistas individuales llegaron a obtener su riqueza en virtud de su propia frugalidad. 97

Sin embargo, los horrores de la expropiación de los productores directos (incluidos los trabajadores no asalariados) y de la tierra no son simplemente el «pecado original», sino una realidad constante del capitalismo, mediante el cual establece su dominación terrenal. 98

En el capitalismo tardío del siglo XXI y el imperialismo tardío, esta expropiación va de alguna manera más lejos que nunca, con la profundización de las cadenas de valor imperialistas, por lo que gran parte del valor excedente del mundo entero se desvía a través de un proceso de captura de valor, para alimentar las arcas de las corporaciones multinacionales y a los ricos en el centro del sistema. 99

Todo esto va acompañado de renovadas batallas por la misógina de la propiedad privada (que implica el control del cuerpo de las mujeres); el resurgimiento del capitalismo racial; y la destrucción del planeta como lugar de habitación humana, rompiendo la «cadena de futuras generaciones humanas». 100

Para avanzar en la teoría y la práctica de la izquierda hay que conectar la teoría marxista de la explotación con otras opresiones que se cruzan y que son partes integrales de la realidad del capitalismo histórico.

Nuestro análisis sugiere que hacer estas conexiones requiere comprender tanto la importancia del concepto de expropiación en el materialismo histórico como la dialéctica de la expropiación y la explotación.

Al decir que la familia patriarcal era la base de todo el desarrollo de las clase sociales y de las instituciones de propiedad privada, Engels no criticaba la explotación como el centro de la teoría del capitalismo, sino que reconocía que todo el desarrollo de la opresión en la historia estaba vinculado a subyugación de las mujeres, y que se produjo por lo que llamó «las tres formas básicas de esclavitud»101 «El sistema capitalista de explotación es la forma más desarrollada y más bárbara de la historia de expropiación de la tierra, el trabajo y la vida material».

Los diversos momentos históricos de expropiación que hemos descrito (la industrialización de la agricultura y la fisura metabólica global, la era del Dust Bowl de la década de 1930 y el imperialismo del Antropoceno) son momentos históricos particulares que reflejan el «corazón bárbaro» del sistema. 102

«La justicia con la naturaleza», escribió Epicuro en la antigüedad, «es una promesa de utilidad recíproca es decir ni para hacer daño ni para ser perjudicado».103 El capitalismo en su búsqueda del valor destruye tal reciprocidad y justicia en todos los niveles y amenaza la existencia planetaria.

De hecho, detrás de la explotación capitalista yace un conjunto más amplio de inequidades, que consiste en varias formas de expropiación o robo que establecen las fronteras del sistema. El secreto no solo es la explotación capitalista, sino también del capitalismo racial, el capitalismo misógino y capitalismo de la destrucción «creativa» de la naturaleza. 104

Es imposible comprender la totalidad de las relaciones capitalistas sin considerar las explotación y la expropiación que juntas generan el conjunto de opresiones que caracterizan el sistema.

Solo de esta manera podemos comprender los diversos aspectos entrelazados de la dominación capitalista, que requieren una praxis revolucionaria como respuesta. Como se ha dicho, dado el alcance y la escala de la crisis ecológica planetaria, ahora se trata de «revolución o muerte». 105

La «justicia con la naturaleza» de Epicuro, requiere una reciprocidad genuina, y esta no es posible dentro de la lógica del sistema capitalista.

En el siglo XXI, esta dialéctica de explotación y expropiación sin fin, que intensifica la tasa de explotación, al tiempo que presenta los límites de la vida como simples barreras (o fronteras) para ser transgredidas por el capital está llevando a la destrucción de la vida misma.

Para la cadena de generaciones humanas, solo hay una respuesta posible: la expropiación de los expropiadores y la creación revolucionaria de una nueva época de desarrollo humano sostenible: el socialismo ecológico. 106

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Notas

1. Karl Marx, capital, vol. 1 (Londres: Penguin, 1976), 934.

2. Marx, Capital, vol. 1, 90.

3. Quizás este tema se aborde mejor en Kozo Uno, Principios de economía política: teoría de una sociedad puramente capitalista (Brighton: Harvester, 1980).

4. El término primitivo en la referencia de Marx a la llamada «acumulación primitiva [primaria]» fue una traducción errónea del alemán al inglés. Marx se refería a la acumulación original o primaria, como se entendió en la economía política británica en los siglos XVIII y XIX. Mediante un proceso de traducción al alemán y luego la traducción del alemán al inglés, el término original, anterior o primario se convirtió incorrectamente en primitivo. Además, el propio Marx se refirió explícitamente a la «acumulación llamada primitiva [primaria]» de la economía política clásica, con la «llamada» aquí indicando su reconocimiento de que lo que estaba involucrado en la realidad era la expropiación, y no la acumulación (formación de capital). todo, un punto crucial de todo su análisis. Estas sutilezas teóricas se han perdido en la mayoría de los análisis posteriores, aunque reconocidas por un economista marxista tan importante como Maurice Dobb. Véase Maurice Dobb, Studies in the Development of Capitalism (Nueva York: International Publishers, 1947), 178.

Irónicamente, Marx ha sido criticado con frecuencia en la literatura en inglés por el uso del término primitivo., a este respecto, y por negar que estas relaciones existieron a lo largo de la historia del capitalismo, críticas que están completamente en desacuerdo con su propio análisis, a diferencia de la economía política burguesa. La «acumulación por desposesión» de David Harvey introducida en su libro El nuevo imperialismo, por lo tanto, tenía la intención de sortear esta crítica al proporcionar un sustituto de la noción de «acumulación primitiva», para evitar esta crítica común de que «acumulación primitiva» Marx, relacionado solo con la era moderna temprana en Europa en las Américas. Pero dado que el propio Marx en su crítica había indicado su objeción a la noción de acumulación original o primaria, y estaba más preocupado por la expropiación primariaeso hizo posible el capitalismo industrial, y dado que no hay dificultad en ver esto en relación con la expropiación en general, creemos que se genera mucha menos confusión al utilizar la propia terminología históricamente concreta y teóricamente incisiva de Marx, centrándose en la expropiación. Este es especialmente el caso en la medida en que la «acumulación por desposesión» de Harvey (como el término acumulación primitiva en sí misma) confunde desposesión o expropiación con acumulación real, mientras que para Marx eran categorías separadas, tanto así que la confusión del capitalismo de la expropiación primaria con la acumulación primaria fue para él el tema de su crítica en esta parte de Capital. Ver David Harvey, The New Imperialism (Oxford: Oxford University Press, 2003), 137-82.

5. Adam Smith, The Wealth of Nations (Nueva York: Modern Library, 1937), 260; Marx, Capital, vol. 1, 873-75; Michael Perelman, La invención del capitalismo: economía política clásica y el secreto de la acumulación primitiva (Durham: Duke University Press, 2000), 26. Sobre el hecho de que la «acumulación primitiva» de Marx era una realidad continua del capitalismo para Marx, exigiendo que las condiciones previas del sistema se rehagan constantemente a través de la expropiación renovada o la separación de los trabajadores de los medios de producción, ver Massimo De Angelis, » Marx y la acumulación primitiva: el carácter continuo de los» recintos «del capital», The Commoner2 (2001): 1- 22. La versión utilizada para este artículo estaba disponible en ResearchGate.

6. Marx, Capital, vol. 1, 874. Marx criticó explícitamente tales puntos de vista como constituyendo «la teoría de la abstinencia». Ver Marx, Capital, vol. 1, 298-99. La esencia de la llamada «acumulación primitiva» para Marx fue la expropiación. Fue, como dice Dobb, no una acumulación propiamente dicha, sino «una acumulación de reclamos de capital» relacionados con la «propiedad de activos», y por lo tanto una «transferencia de propiedad», y no implicó la formación de capital o un aumento en «la cantidad de instrumentos tangibles de producción en existencia «. Ver Dobb, Studies in the Development of Capitalism, 178.

7. Perelman, La invención del capitalismo, 26.

8. Max Weber, Historia económica general (Nueva York: Collier, 1961), 221-24; Joseph A. Schumpeter, Imperialismo y clases sociales (Nueva York: Augustus M. Kelley, 1951). Sobre el argumento de Marx de que tal expropiación de los trabajadores y la tierra era una realidad continua del capitalismo, ver Perelman, The Invention of Capitalism, 28-32.

9. Marx, Capital, vol. 1, 873, 934.

10. Marx, Capital, vol. 1, 914-15.

11. Marx, Capital, vol. 3 (Londres: Penguin, 1981), 571.

12. Karl Marx y Federico Engels, Collected Works, vol. 33 (Nueva York: Editores internacionales, 1975), 11, 14

13. Michael D. Yates, ¿Puede la clase obrera cambiar el mundo? (Nueva York: Monthly Review Press, 2018), 55-56; John Bellamy Foster y Brett Clark, » La expropiación de la naturaleza «, Revisión mensual 69, no. 10 (2018): 1-27.

14. Sobre la expropiación definida como apropiación sin equivalente o sin reciprocidad, tal como se concibe en el trabajo de Marx y Karl Polanyi, ver Foster y Clark, «La expropiación de la naturaleza», 3- 11. Marx usó a menudo el término apropiación sin intercambio, con lo cual se refería a apropiación sin equivalente (un término también empleado por él), ya que todo intercambio era por definición igual, de lo contrario era una forma de robo. Hoy, sin embargo, a veces nos referimos al intercambio desigual, entendiendo esto como una forma de expropiación.

15. Marx había traducido el «anterior» de Adam Smith como ursprünglich (original), que luego fue traducido nuevamente al inglés por Samuel Moore y Edward Aveling como «primitivo», olvidando que el alemán era simplemente una interpretación de un término en inglés. Perelman, La invención del capitalismo, 25. Marx escribió que «puede llamarse acumulación primitiva [ ursprüngliche Akkumulatio n], porque es la base histórica, en lugar del resultado histórico, de la producción específicamente capitalista», sin embargo, más tarde explicó que tal «llamada acumulación primitiva» era de hecho expropiación (primaria) en lugar de acumulación propiamente dicha. Marx, Capital, vol. 1, 775.

16. Marx, Capital, vol. 1, 871, 873, 939.

17. Al comentar sobre la declaración de Benjamin Franklin de que «la guerra es un robo, el comercio es una trampa», Marx insistió en que esto, por supuesto, no podía entenderse literalmente como que todo era fraude y robo; más bien incluso bajo el mercantilismo, los «pasos intermedios» en la producción de productos básicos tuvieron que ser tomados en cuenta y se desarrolló una teoría más amplia de las ganancias tras la expropiación. Sin embargo, la distinción entre mercantilismo y la era de la libre competencia basada en la explotación dentro del contexto del intercambio equitativo fue vital para la comprensión del despegue industrial del capitalismo. Marx, Capital, vol. 1, 267.

18. Ernest Mandel, introducción a Capital, vol. 1, de Marx, 27-28.

19. Karl Marx, capital, vol. 3 (Londres: Penguin, 1981), 949.

20. Sobre sociedades / procesos acumulativos versus no acumulativos y la relación de esto con el valor de cambio versus el valor de uso, ver Henri Lefebvre, Crítica de la vida cotidiana, edición de un volumen. (Londres: Verso, 2014), 609-33; Henri Lefebvre, Toward Architecture of Enjoyment (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2014), 128-35.

21. Samir Amin, Eurocentrismo (Nueva York: Monthly Review Press, 2010).

22. Justus von Liebig, Cartas sobre la agricultura moderna (Londres: Walton y Maberly, 1859), 179, 254-55; Justus von Liebig, The Natural Laws of Husbandry (Nueva York: Appleton, 1863), 233.

23. Marx, Capital, vol. 1, 915.

24. Marx, Capital, vol. 1, 930.

25. Nancy Fraser, «Conferencia Roepke en Geografía Económica: de la Explotación a la Expropiación: Geografías Históricas del Capitalismo Racializado», Geografía Económica 94, no. 1 (2018): 10; Michael C. Dawson, «Hidden in Plain Sight», Critical Historical Studies 3, núm. 1 (2016): 149; Sven Beckert, Empire of Cotton (Nueva York: Vintage, 2014), xviii, 37-39; Peter Linebaugh, ¡ Alto, ladrón! The Commons, Recintos y Resistencia (Oakland: PM, 2014), 73; John Bellamy Foster y Brett Clark, » The Robbery of Nature: Capitalism and the Metabolic Rift «, Revisión mensual 70, no. 3 (julio – agosto de 2018): 1-20.

26. Glen Sean Coulthard, enrojecimiento de la piel máscaras blancas (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2014), 14.

27. David Harvey, El enigma del capital (Oxford: Oxford University Press, 2010), 228-32.

28. Marx, Capital, vol. 3, 358; Karl Marx, Grundrisse (Londres: Penguin, 1973), 409-10; Karl Marx y Frederick Engels, Irlanda y la cuestión irlandesa (Moscú: progreso, 1971), 142.

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***John Bellamy Foster es editor de Monthly Review y profesor de sociología en la Universidad de Oregón. Brett Clark es editor asociado de Monthly Review y profesor de sociología en la Universidad de Utah. Hannah Holleman es directora de la Monthly Review Foundation y profesora asociada de sociología en el Amherst College.

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