La frase “la magia del fútbol” debe haberse vuelto un lugar común tan habitual que con ella podría haberse hecho posible convencer a legiones enteras de incautos de tratarse de una verdad irrefutable y más solvente que un templo; pues que el fútbol “deporte rey”, nada más se trataba de sano entretenimiento y dispersión para toda la familia. El tiempo y el acceso a la información, no obstante, nos dan evidencias de lo contrario, y es más, que el fútbol debe estar tan corrompido como cualquier apuesta del hipódromo y que el mismo box.
Si mal no recuerdo, fue el ex presidente de la FIFA Joao Havelange quien se jactaba en su biografía, de darse el lujo -¿placer?- de hacer esperar a su gusto y fuera de su despacho a importantes personalidades de la política y jefes de Estado, sin tantas veces haberles dado siquiera audiencia ni alguna atención. ¿Qué iban aquellos sujetos a pedir o tratar con Havelange?
En los últimos días volvió a las noticias el caso de la plataforma Football Leaks, cuyo fundador, el portugués Rui Pinto, la dedicó a la compilación de pruebas y denuncia de los actos de corrupción en el mundo del fútbol. Arrestado Budapest a principios de 2019, Pinto enfrenta cargos sobre 97 delitos.
“La Fiscalía considera que Pinto hizo uso de «conocimientos técnicos y equipos adecuados que le permitieron acceder, de forma no autorizada, a sistemas informáticos y bandejas de correo electrónico de terceros» para obtener información con la que nutrió a la plataforma digital. Entre las entidades a las que, al parecer, accedió Pinto para apropiarse de documentación se encuentran clubes como Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Manchester City, Juventus, Inter de Milán, Sporting de Portugal, etcétera; federaciones, como la portuguesa o la inglesa; despachos de abogados, instituciones públicas, la propia Fiscalía portuguesa e incluso la FIFA. El poder judicial luso estima que puede haber unas 500 víctimas.” (deia.eus)
Los escándalos denunciados por la página Football Leaks, han involucrado a funcionarios de alto rango de la FIFA y de la UEFA: “ofreció pruebas que revelaban movimientos irregulares del Manchester City y el Paris Saint-Germain para violar el reglamento del juego limpio financiero, asunto que involucraba al actual presidente de la FIFA y entonces secretario general de la UEFA, Gianni Infantino, o al que en ese momento ejercía de presidente de la UEFA, Michel Platini, quienes presuntamente negociaron con ambos clubes, en reuniones secretas, fórmulas que permitieran sortear las normativas” (deia.eus); jugadores de fama mundial como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, entrenadores como el caso de Mourinho (los últimos tres por evasión de impuestos).
“A medida que Football Leaks fue publicando documentos, Pinto asegura que fue ganando cómplices. Entre ellos estaba una red de medios de comunicación denominada Colaboradores de Investigadores Europeos (EIC, por sus siglas en inglés), conformada por distintas cabeceras europeas y con el alemán Der Spiegel a la cabeza, y que ejercieron de altavoz de Football Leaks, una vez que investigadores de los medios contrastaron las informaciones vertidas por la plataforma digital. Se calcula que Pinto trasvasó 70 millones de documentos al consorcio EIC. Rui Pinto poseía 27 terabytes de datos.”
La opinión pública se ha pronunciado también de manera críticas frente al fenómeno, pues, mientras existe un sector que ve a Pinto como un mero hacker con afinidad delictiva, otro sector lo ve como un Robin Hood determinado a denunciar la corrupción en el fútbol, y se generan más campañas de respaldo al rededor de sus denuncias y por la libertad de Rui Pinto, y que encuentran en portales como Football Leaks, no solamente legitimidad en su trabajo informativo, sino una especie de observatorio, no oficial pero fundamental, para el control institucional de grupos de poder que llegan a actuar bajo el secretismo de verdaderos paraísos fiscales y de mafias sin rendir cuentas a nadie. Este conglomerado ve en Rui Pinto una especie de Assange del fútbol.
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