El país con un solo respirador

Aunque aún no se ha detectado ningún caso de coronavirus en Mali, el país se prepara, como el resto de África, para una pandemia que aún se desconoce qué efectos puede tener en un continente con altísimos índices de pobreza.

Por Andrea D´Atri

Cuando se produjo la primera muerte por coronavirus en África subsahariana, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que el continente “se prepare para lo peor”. Este caso se produjo en Burkina Faso, limítrofe con Malí donde, apenas se empezó a propagar el virus fuera de China, renovaron un hospital abandonado para transformarlo en un centro de confinamiento con… siete camas y un respirador.

El ministerio de Salud de Malí dispone de apenas 600 litros de alcohol en gel, 59 termómetros infrarrojos y 2 mil kits de tests. Pero la opción del confinamiento no puede plantearse en un país cuya economía depende básicamente del sector informal.

Aunque con una propagación más tardía, el coronavirus se expande actualmente también por África, donde ya se detectaron más de 1.500 positivos en 43 países, donde ya comienzan los toques de queda, el cierre de fronteras y los confinamientos.

El virus que afecta primero a los ricos

Sin embargo, las líneas de clase -en un primer momento- actuaron en contra de las élites africanas que por estudios, trabajos, viajes y diplomacia se vieron afectadas en distintos países europeos y regresaron a sus países para escapar del contagio, demasiado tarde. El odio que despiertan entre la población sometida a las peores condiciones sanitarias, cotidianamente, se expresa en las redes sociales africanas donde las familias ricas que escapan de las cuarentenas de Francia o Italia, son cuestionadas por sus privilegios y su irresponsabilidad.

¿Cómo no estallar de bronca cuando toda la clase turista de un vuelo procedente de París es puesta en cuarentena en el aeropuerto de la capital de Costa de Marfil, mientras los deportistas y funcionarios que viajaban en business pudieron ir directamente a sus domicilios sin revisión?

Cuando la experiencia es el único recurso

Las diferencias abismales que existen entre África y Europa en materia de recursos, contrastan con la trágica experiencia que el continente africano ya tiene en la acción sanitaria frente a pandemias y que hoy resulta la única herramienta disponible. Las luchas continentales contra la malaria, el ébola, el zika o el VIH son los únicos puntos de apoyo, en medio de la más absoluta carencia de recursos, para encontrar soluciones ante la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, una curva disparada de contagios y casos de riesgo sería imposible de atender con la infraestructura actual y en las condiciones generales de la calidad de vida de la clases trabajadoras y el pueblo pobre. Togo tiene 4 camas disponibles para la atención del coronavirus, Kenia posee un centro con capacidad para 120 personas. Aproximadamente 190 millones de personas de África subsahariana no disponen de acceso a agua potable. En Zimbabwe o Somalia, no ha caído una gota de lluvia en ocho meses y las sequías ya han provocado grandes hambrunas. La falta de acceso al agua potable está entre las causas principales de la propagación de las diarreas hemorrágicas, el cólera y la fiebre tifoidea.

Si el coronavirus se expande en África, como lo ha hecho en China o en Europa, probablemente asistamos a catastróficas cifras de muertes entre la población más joven. Porque el sistema inmunitario de 26 millones de personas con HIV o los más de 58 millones de niñas y niños con desnutrición crónica se encuentra deprimido y proclive a producir cuadros de alto riesgo.

El virus es el imperialismo

Mientras tanto, los estados imperialistas de Francia y Alemania prohibieron a sus empresas la exportación de material sanitario, mientras todos los gobiernos europeos sin excepción anuncian planes de rescate a los grandes capitalistas, con créditos y exenciones fiscales.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director de la OMS, advierte que África debe prepararse para lo peor. Pero nadie señala que los imperialismos europeos y norteamericano ya prepararon al continente, en el sentido contrario. Siglos de expoliación imperialista han sembrado la miseria, las guerras fraticidas, las catástrofes “naturales” y las pandemias que asolan a una población para la que la lucha por la supervivencia, es parte de lo cotidiano.

Ante eso, como señalan Josefina Martínez y Giacomo Turci, en Izquierda Diario: “la única salida progresiva a la crisis del coronavirus puede venir de la acción de la clase obrera no solo a escala nacional, sino internacional. Y para apostar por ello, es que necesitamos desde ahora levantar un programa de emergencia que permita los explotados y oprimidos no salir derrotados, dispersos y empobrecidos de esta crisis, sino como una fuerza activa, más organizada y consciente de su propia fuerza.”

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/El-pais-con-un-solo-respirador

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