Por VICKEN CHETERIAN
Militarmente, las líneas de defensa armenias en el frente sur se han derrumbado. Después de que las fuerzas armadas azerbaiyanas irrumpieran en la parte más al sur del frente, avanzaron hacia áreas planas cerca del río Arax. Bajo la protección de su dominio aéreo, utilizando modernos drones israelíes y turcos, las fuerzas azerbaiyanas llegaron a las proximidades de la carretera Lachin-Stepanakert, el principal enlace por carretera entre Karabaj y Armenia. Después de cuatro días de feroces combates, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, anunció en un discurso televisado desde Bakú el 8 de noviembre que sus fuerzas habían capturado la ciudad simbólica de Shushi/Shusha.
Las noticias eran alarmantes sobre la suerte que han conocido las y los civiles armenios que quedaron atrás en ciudades y pueblos invadidos por las fuerzas azerbaiyanas.
La apuesta realizada por la alianza Bakú-Ankara ha funcionado. Bajo la cobertura de una pandemia mundial y con la atención del mundo centrada en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en el conflicto de Karabaj se ha impuesto una solución militar. Los rápidos avances militares de Azerbaiyán neutralizaron sus puntos débiles: es decir la participación, por primera vez, de las fuerzas turcas en una guerra en tierras postsoviéticas y el despliegue de varios miles de mercenarios islamistas.
Mientras que Turquía participó directamente en el apoyo militar y diplomático a Azerbaiyán, Rusia mantuvo una postura neutral. La figura rusa más visible fue Sergey Lavrov, el jefe de la diplomacia rusa. Rusia asumió una posición diplomática como uno de los tres copresidentes del Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el grupo a cargo de las mediaciones en el conflicto de Karabaj. En otras palabras, Armenia se quedó sola frente a las fuerzas superiores de Azerbaiyán y Turquía.
Ha habido analistas que han sugerido que Rusia fue sorprendida por la velocidad del ataque azerbaiyano respaldado por Turquía. Otra idea planteada ha sido que Rusia no tenía los medios para intervenir. Sin embargo, la información disponible contradice estas dos observaciones. Rusia conocía claramente la presencia militar turca en Azerbaiyán. Tenía enormes capacidades militares en el Cáucaso, como revelaron las grandes maniobras militares Kavkaz-2020 que comenzaron el 22 de septiembre y continuaron hasta el 26 de septiembre, es decir, un día antes del comienzo de la guerra. Estos ejercicios militares movilizaron a unos 80.000 soldados. En otras palabras, Rusia tenía todos los medios para intervenir rápidamente y detener la guerra, pero decidió no hacerlo. Una tercera interpretación sugerida es que el presidente ruso Vladimir Putin no estaba a favor del líder armenio Nikol Pashinian. En efecto, este último llegó al poder en 2018 tras una revolución de terciopelo popular, con consignas como el cambio democrático y la lucha contra la corrupción, es decir, todo lo que disgusta al líder ruso.
El 9 de noviembre, en el último minuto, un helicóptero ruso Mi-24 fue derribado por un misil azerbaiyano sobre Armenia. Podría haber causado que los acontecimientos derraparan. Sin embargo, una rápida disculpa de Bakú parece haber calmado la situación.
Acuerdo negociado por Rusia
El acuerdo que fue negociado por Rusia y firmado el 9 de noviembre por los presidentes de Azerbaiyán y Rusia, Aliyev y Putin, y por el primer ministro armenio Pashinian, consta de 9 puntos. Lo que resulta evidente es que Rusia actúa como garante del nuevo orden entre Armenia y Azerbaiyán. Otro punto es la ausencia de Turquía en el texto del acuerdo, aunque está claro que Ankara se ha convertido en un actor clave en el conflicto de Karabaj.
El acuerdo supone para Azerbaiyán enormes ganancias territoriales: Azerbaiyán no solo mantendrá sus ganancias territoriales actuales, sino que las fuerzas armenias se retirarán de los distritos de Aghdam, Kelbajar y Lachin. Las ciudades y pueblos armenios al sur de Karabaj, incluida Hadrut, permanecerán bajo el control de la parte azerbaiyana. Un corredor de 5 kilómetros a través de Lachin [la ruta de acceso más corta entre Armenia y Nagorno-Karabaj] estará bajo el control de las fuerzas rusas que deben garantizar la paz para asegurar las comunicaciones entre Karabaj y Armenia. Las personas desplazadas regresarán a sus hogares de origen, aunque no está claro si las y los refugiados y los desplazados de origen armenio también podrán regresar a sus hogares de origen. El texto no ofrece garantías suficientes para la seguridad de la población armenia en el futuro. No dice nada sobre el estatus final de Karabaj.
Se levantarán todos los bloqueos y se establecerán comunicaciones entre Azerbaiyán y Nakhichevan, a través del sur de Armenia, bajo la supervisión de los guardias fronterizos rusos. Si sucede así, las relaciones entre las poblaciones vecinas, separadas por tres décadas de conflicto y bloqueo, se normalizarían poco a poco.
Se desplegarán fuerzas de paz rusas en la zona de conflicto, su número se establece en 1960 soldados con 90 vehículos de combate blindados y 380 vehículos militares adicionales. Al final, Rusia recibió lo que había pedido hace años: el despliegue de sus tropas en la zona de conflicto de Karabaj.
Consecuencias
Aunque se necesita más tiempo para analizar las consecuencias a largo plazo de la Segunda Guerra de Karabaj, aquí hay algunas breves observaciones.
1.- La parte armenia ha perdido territorios importantes, pero conserva parte de Karabaj, esta vez bajo las garantías de seguridad rusas. Nikol Pachinian está debilitado y no es seguro que pueda sobrevivir. Ha pagado un precio alto por sus políticas contradictorias y ha exacerbado el populismo1/. Más importante aún,ahora se podría ver amenazado el proyecto de democratización y modernización del país. Actualmente Armenia se encuentra en una encrucijada, porque debe aclarar las ambigüedades que han surgido bajo Nikol Pashinian. O se constituye un proyecto común en una perspectiva de desarrollo humano y democratización, colocando a la persona en el centro de su sistema político, o bien Armenia seguirá el camino del nacionalismo simbólico, emocional e irracional. Este pequeño país no tiene los recursos para llevar a cabo simultáneamente la modernización y un enorme gasto militar. Si, a medio plazo, las y los ciudadanos armenios se unen en una orientación de democratización y desarrollo, Armenia podría convertir su derrota actual en una ventaja a largo plazo, liberada de la insoportable carga del esfuerzo militar. Podría reinvertir sus recursos en la construcción de una entidad política más adaptada a un mundo globalizado y en rápida evolución. Tal reorientación estratégica de la cultura política no es fácil después de las últimas siete semanas; sin embargo, es posible.
2.-Azerbaiyán obtuvo una importante victoria. Desde el surgimiento del Azerbaiyán postsoviético, el conflicto de Karabaj y luego la derrota de 1991-1994 con pérdidas territoriales, ha perseguido a la opinión pública azerí. Con esta victoria, Ilham Aliyev está más fuerte que nunca, porque la euforia nacionalista ha destruido cualquier espacio para la oposición interna. Ilham Aliyev, que llegó al poder sucediendo a su padre en 2003, podrá estabilizar aún más su dominio dinástico y el régimen vertical que ha construido. En un futuro próximo, Azerbaiyán podría ver el surgimiento de tensiones entre un poder centralizador y una opinión pública que se activó y movilizó durante la guerra. Esta victoria de Azerbaiyán podría finalmente ser una victoria pírrica, dejando al país con un sistema político arcaico en una época en la que los recursos en petróleo y gas son su única fuerza estratégica.
3.- La guerra ha mostrado que ni el multilateralismo ni la influencia occidental cuentan. Tanto la influencia de Estados Unidos como la de la Unión Europea están en claro declive. Rusia, con Turquía, tiene las claves de la futura guerra o paz en Karabaj y, más ampliamente, en la región del Cáucaso. Esta perdida influencia occidental, o una “comunidad internacional” ilusoria, no volverá pronto. Por lo tanto, los pequeños actores de las relaciones internacionales tienen que aguantar a los Putin en su vecindario.
4.- Finalmente, Putin ha logrado todos sus objetivos: debilitar a Pachinian, desplegar más sus fuerzas en el Cáucaso, ganar más influencia sobre Armenia y Azerbaiyán, e incluso afirmarse como pacificador. Además, no está claro qué ganó Turquía, al menos según el texto del acuerdo. La relación entre los dirigentes rusos y turcos que hemos visto surgir en Siria y Libia se ha replicado en Karabaj, con Putin a la cabeza.
En cualquier caso, el acuerdo abrirá una nueva página en Karabaj y el sur del Cáucaso, con nuevas oportunidades pero también muchas nuevas incertidumbres. (Artículo comunicado por el autor y publicado en el sitio del periódico Agos (Estambul) el 11 de noviembre de 2020; traducción al francés de la redacción de A l’Encontre )
http://alencontre.org/europe/russie/karabakh-la-guerre-se-deplace-sur-le-front-diplomatique.html
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