Qué podemos esperar de las primeras vacunas contra la covid-19, en nueve preguntas

Los anuncios de Moderna y Pfizer parecen confirmar que sí es posible inmunizar contra el SARS-CoV-2, pero quedan cuestiones cruciales por resolver. 

SERGIO FERRER (SINC)

Existen más de 50 vacunas contra la covid-19 en desarrollo que ya se están probando con seres humanos por todo el mundo. Unas pocas de ellas han alcanzado la fase III del ensayo clínico, lo que implica evaluar su eficacia y seguridad con un gran número de voluntarios. Algunas de ellas han copado titulares en las últimas semanas por sus prometedores resultados iniciales: Moderna, Pfizer y, con mayor controversia, la rusa Sputnik V. Con independencia de cuáles sean las primeras en ver la luz al final del largo túnel de su desarrollo, autorización y distribución, ¿qué podemos esperar de las primeras vacunas?

«Optimismo prudente» son las dos palabras que resumen la postura de todos los entrevistados para este reportaje. Coinciden en que las primeras vacunas no serán perfectas y, por lo tanto, no harán desaparecer en el próximo año ni al coronavirus ni a las medidas que utilizamos para combatirlo. Serán, eso sí, una herramienta que se sumará a las ya disponibles en la lucha contra la pandemia.

«Todo el mundo piensa que la covid-19 desaparecerá con la vacuna, pero su desarrollo es un proceso muy largo y complejo donde no siempre se obtienen resultados satisfactorios», asegura a SINC el investigador del Kings’s College de Londres (Reino Unido) José M. Jiménez.

«El mensaje positivo que hay que transmitir es que se va a lograr, más pronto o más tarde, con una tecnología o con otra», asegura la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) Sonia Zúñiga. «Si en las primeras vacunas, que han ido tan rápido, se ve algo, es que se puede, aunque quede camino por delante«.

«Se ha avanzado mucho. Con ninguna enfermedad se había llegado a fase III en ocho meses y esto empezó en marzo», comenta la investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid Martina Bécares. «Pero hay cosas que no se pueden acelerar. Tienes que esperar a que la gente se infecte [de forma natural] y para eso hay que vacunar a muchísimos».

Hay gran unanimidad entre los entrevistados en las preguntas sobre las primeras vacunas. ¿Reducirán solo los síntomas leves, los graves o podrán evitar la infección? ¿Protegerán igual de bien a las personas de riesgo? ¿Cuánto durará la protección? ¿Serán más seguras que las ya existentes contra otras enfermedades? También coinciden en los retos asociados a su producción y logística, que harán que el proceso sea más lento de lo que pueda parecer.

1. ¿Eficacia o marketing?

Con días de diferencia, Moderna y Pfizer anunciaron eficacias en sus vacunas superiores al 90 %. Los investigadores critican la falta de datos públicos que puedan ser revisados y corroborados. «Las cifras desnudas son prometedoras y esperanzadoras», comenta la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) Isabel Sola, «pero la única información es la de los comunicados de prensa. Ponen énfasis en lo positivo porque el propósito es más empresarial que científico».

Por ese motivo Sola advierte de que se trata de resultados «intermedios y provisionales». La investigadora de la Universidad Internacional de La Rioja Carmen Álvarez es más dura: «No son intermedios, son primeros. Ese es el enfado en el mundo de la ciencia. Viene bien como marketing, pero no es real«.

Bécares explica que la eficacia de una vacuna «se tarda en medir años, no meses». Por ese motivo asegura que Moderna y Pfizer «no tienen un número de infectados suficiente como para decir que [su eficacia] va a ser así de alta«. Cree que «es difícil» que los porcentajes anunciados no bajen en el futuro y recuerda que ambas empresas tienen el objetivo de evaluar la eficacia «a dos años».

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