El día hoy amaneció con algo de sol en Bogotá, quizás era la premonición de que la justicia brillaría en uno de los tantos casos de montajes judiciales que en Colombia sucede contra los líderes sociales.
Existe una ficción de ver terroristas en las organizaciones sociales en el gobierno de Iván Duque, tanto es así que familiares y amigos de Julián se escandalizaron por la actitud de la Fiscalía de impedir el acceso a pruebas esenciales para la defensa de Gil; llegaron incluso a negarle el acceso a su propio registro de llamadas que podía demostrar su inocencia.
La Juez 2 Especializada de Cundinamarca, luego de 30 meses y de no encontrar una sola prueba que vincule a Julián de sus acusaciones, lo absolvió de todos los cargos.
Su apuesta binacional
En Ecuador lo recordamos con su alegría a Julián, con quien organizamos el encuentro binacional de pueblos, aún recordamos aquellos momentos robados al tiempo cuando disfrutábamos de los helados típicos de Imbabura.
A los dos nos tocó sistematizar el manifiesto final del encuentro binacional, volver a recordar cada intervención de las mesas de trabajo que se realizaron en Pimapiro era convencernos de que la lucha por una vida digna de ambos países era y es el camino.
La cárcel como espacio de lucha
Cuando un luchador como Julián está convencido que la lucha es el camino, la cárcel es solo otro espacio de organización; y así fue. Se involucró en la biblioteca, logró organizar una red de alertas tempranas que ayuden a denunciar las violaciones de los derechos humanos de las personas privadas de la libertad en la cárcel La Picota en Bogotá.
30 meses han pasado desde su injusto encarcelamiento, hoy desde la mitad del mundo celebramos tu libertad y no desmayamos y exigimos al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) y a su director luis Alfonso Bermúdez se emita el Paz y Salvo para que se haga efectiva la boleta de libertad de manera inmediata.
Hoy nadie nos quita la alegría, pero no olvidamos los falsos positivos judiciales que mantiene el Estado colombiano como los de Jorge Niño y José Vicente Murillo que esperan su liberación.
¡Nos vemos en las calles!
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