Las sanciones internacionales debilitan el sistema sanitario en Irán

Irán es el país de Medio Oriente más afectado por la pandemia del coronavirus. De hecho, las sanciones internacionales impuestas por el presidente Donald Trump después de la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear en mayo de 2018 tienen consecuencias importantes sobre el sistema sanitario y afectan a la salud de los iraníes.

“Mi madre tiene 74 años y es diabética, estoy buscando insulina para ella”, explica un iraní que prefiere permanecer en el anonimato. Según él, las farmacias especulan o reservan los productos para la gente que conocen. “Ayer por la noche pasé por ocho farmacias en busca de insulina, ninguna de ellas me ha venido el producto. (…) Decían que no tenían. En la última farmacia, cuando han visto que estaba molesto, me dijeron que no tenían la marca de insulina alemana pero sí que tenían la francesa, y que solo podían darme dos dosis de ella”, explica el joven. Hace un mes, frente a la escasez de insulina, los iraníes lanzaron en las redes sociales una campaña para alertar y denunciar tanto las sanciones americanas como la mala gestión del régimen, la corrupción y el contrabando.

Sanciones internacionales

Según las cifras oficiales, 5,5 millones de iraníes son diabéticos, es decir un 11% de personas mayores de 25 años. Unas 600.000 en total necesitan inyecciones diarias de insulina. A mediados de septiembre, 120 endocrinólogos escribieron una carta al presidente reformador Hassan Rohani para recordarle el carácter vital de esos productos para los enfermos. También lamentaron que, “a pesar de las informaciones y de las muchas conversaciones entre las asociaciones de diabetes y los responsables del banco central y del Ministerio de la Salud, no se haya notado ninguna mejoría en cuanto a la falta de esos dos productos —inyecciones de insulina y test de glucosa—”.

Pero la insulina no es el único fármaco que falta en Irán. En mayo de 2018, al salir del acuerdo nuclear, Trump volvió a imponer sanciones contra la República islámica de Irán, lo que provocó una subida de los precios y desde entonces algunos medicamentos, sobre todo los que permiten curar enfermedades graves como el cáncer o la epilepsia volvieron a ser difíciles de encontrar, aunque, según la ley internacional los medicamentos no deberían estar sometidos a ninguna sanción.

Por aquel entonces, muchos iraníes compartían en las redes sociales las fotos de su tratamiento o del de sus allegados pidiendo ayuda para encontrarlo. Otros no tienen más remedio que comprar su tratamiento en el mercado negro: “Tengo un amigo cuyo padre tiene un tumor y me ha preguntado si conocía a una persona en el mercado negro que podría venderle tal producto”, explica Ahmad —nombre ficticio para proteger la identidad del entrevistado—. Tara Sepehri Far, investigadora para Human Rights Watch, explica que “en Irán, aunque muchos medicamentos se producen en el país, se siguen necesitando productos de importación como el empaquetado, material de almacenamiento…”.

Crisis económica y sanitaria

La crisis sanitaria que afecta el mundo, ha causado más de 47.000 muertos en Irán. Y a pesar de tener uno de los mejores servicios de salud del Medio Oriente, el país está viviendo una tercera ola y cuenta con casi un millón de casos. Las sanciones impuestas por Estados Unidos hacen más difícil la lucha contra el covid-19. Teherán no tiene acceso a los mercados financieros, lo que complica el suministro de material médico desde el extranjero.

Para facilitarle el acceso de Irán al material médico y eludir el embargo, Europa utilizó por primera vez el 31 de marzo el sistema de trueque Instex. Para Tara Sepehri Far “la estrategia de máxima presión de Trump va en contra de los derechos humanos. La administración debería observar el impacto de las sanciones y averiguar que no haya violación de los derechos de los iraníes y obstrucción a su salud”, declara la especialista de Irán en Human Rights Watch.

Las sanciones también tienen consecuencias sobre las decisiones políticas y las medidas de restricciones tomadas por la autoridades. Por ese motivo, el embargo ha provocado una inflación y una crisis económica que ha empobrecido a la población. Muchos de los iraníes viven al día. En esas condiciones un confinamiento generalizado es imposible para la población y puede ser peligroso para el régimen, ya debilitado por las protestas reprimidas de noviembre del 2019, y por el accidente aéreo del Ukraine International Airlines derribado por error por la Guardia Revolucionaria a principios del año 2020.

Corrupción y contrabando

La falta de legitimidad del régimen se puede ver en las redes sociales. Los usuarios de Internet denuncian la mala gestión y la corrupción del gobierno: “Antes, la insulina costaba veinte tomanes (dos euros) y en el mercado libre 35 tomanes (siete euros). Ahora cuando vas a comprar insulina con tu DNI, con la prescripción del médico y la cápsula de insulina vacía, te dan una dosis por 35 tomanes (siete euros), mientras que en el mercado libre son 90 tomanes (18 euros). Es decir que había insulina, y solo querían esperar a que subiese el precio (antes de venderlo ndlr)… ¡Son unos sin vergüenzas!”, se indigna una iraní en Twitter.

Según Tara Sepehri Far, el hecho de que el gobierno haya fijado un tipo de cambio (de 4.200 tomanes por dólar) mucho más bajo que la tasa del mercado, permite corrupción y contrabando. Algunos productos serían importados a un precio bajo, fijo, antes de ser reexportados de manera ilegal, en dólar y a un precio mucho más alto basándose en la tasa del mercado.

Saeed Ghasseminejad, consejero financiero de Foundation for Défense of Democracies, un think thank que quiere presionar al régimen iraní a través de sus financias, se interroga sobre el cargamento de productos farmacéuticos procedentes de Irán e incautado en Irak en octubre de 2020: “Los medios internacionales nos dicen que Irán hace frente a la escasez de productos farmacéuticos a causa de las sanciones pero si eso es verdad, ¿por qué Teherán manda grandes cargamentos de medicamentos indispensables a Irak?”, escribe en Twitter. Kianoush Jahanpour, portavoz del Ministerio de la Salud iraní, afirmó por su parte que el cargamento solo transitaba por Irán.

Tara Sepehri Far añade que, además de imponer un precio fijo para proteger y promover la producción local de medicamentos, las autoridades iraníes otorgan con más facilidad licencias. Y en cuanto existe un medicamento producido en el país, eliminan los subsidios a los medicamentos extranjeros sin tener en cuenta que los enfermeros han podido acostumbrarse a una marca. “Psicológicamente impacta a los enfermos”.

Mientras tanto, los iraníes están desesperados. Como este que escribe: “Solo queda un tercio de la insulina de mi madre, he ido a varias farmacias y me han dicho que no tenían ni la marca iraní ni la extranjera. Es tanto el estrés provocado que no me he atrevido ir a ver a otras muchas farmacias”, admite tristemente.

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