Por LAIA FACET
La política de todes, traducido por Javier Sáez y editado por Bellaterra (2020), es un libro que llega para esclarecer y fundamentar desde el marxismo las principales discusiones que han puesto sobre la mesa las militancias feministas, LGTBI y queer las últimas décadas. ¿El propósito del libro? La propia autora, Holly Lewis, lo expresa en la introducción: “espero poner a distintos grupos a dialogar” (p.27) [01]. Este proposito no es un ejercicio de voluntarismo ético del estilo deberíamos llevarnos bien, sino que está motivado por un objetivo estratégico: tenemos un futuro en común.
El ensayo de Lewis contribuye a la revitalización del marxismo que tiene su epicentro en Estados Unidos. Harvey o Bhattacharya son sólo un par de los nombres más exitosos en nuestra latitud de esta apuesta intelectual. La base analítica de Lewis bebe de ello: la teoría de la reproducción social, la renovación teórica ante viejos y nuevos procesos de acumulación capitalista, las reflexiones de la economía frente el colapso ecosocial, así como los estudios sobre los nuevos imperialismos y colonialismos. Con este libro contribuye a que el marxismo se dote de herramientas útiles para las discusiones contemporánes: “Por ello propongo una lectura queer, marxista-feminista, trans-inclusiva, de la teoría de la reproducción social, una crítica anticapitalista que vaya más allá de simplemente criticar los hábitos de consumo de la clase media gay” (p.122).
La clase
Las que hayan leído las aportaciones feministas y antirracistas de los últimos años sobre la composición de la clase – la clase no puede abstraerse de las discriminaciones de género o raciales – la escritura de Lewis les resultará familiar. La concepción de la clase social que maneja tiene sus dos puntos fuertes en la economía política marxista y en la teoría de la reproducción social. La clase no es una categoría moral y por lo tanto “el trabajo no es el punto central del marxismo porque Marx se sintiera más indignado por el destino de los trabajadores que por otros grupos de personas pobres” (p.19). En cambio, evoca la idea de trabajo como punto estratégico para amenazar la acumulación capitalista. Con esta caracterización se aleja de dos tentaciones simétricas. Por un lado, se aleja del imaginario de corte post-estalinista que da una visión estrecha de la clase y deviene incapaz de comprender su composición heterogénea y contradictória. Por otro lado, se aleja del reverso de este imaginario en el cual la clase deviene un vector de opresión más en un abanico de discriminaciones potencialmente infinito. Un imaginario que de hecho reproduce la misma estrechez conceptual. La clase, entonces, como punto estratégico que no agota en si misma la agencia de otras subjetivaciones, pero sin la cual éstas quedan desprovistas de estrategia y de alianzas.
¿Mujeres?
Des de ese marco teórico es que se pregunta por el sujeto. Lewis lleva a cabo una revisión de las principales formas en las que el socialismo, el feminismo o el marxismo han abordado la llamada cuestión de la mujer. Los debates sobre el trabajo doméstico, la abolición de la família, la sexualidad,… son desgranados en el libro. Lewis se aleja de cualquier mirada a-histórica de qué significa o quienes són las mujeres. La autora se pregunta, ¿qué cuerpos – y por medio de qué instituciones y mecanismos – han sido categorizados como mujeres? Y argumenta de qué manera “nuestra visión contemporánea de una diferencia «extrema» entre cuerpos sexuados no se puede separar de la invención de la cirugía plástica, el cambio hormonal y las depilaciones” (p.148). Puesto que estas invenciones son considerablemente recientes, no empiezan a extenderse hasta la segunda mitad del siglo XX, buena parte de la modernidad se caracterizó por una mayor diversidad y heterogeneidad de las expresiones de género.
Por un lado, lo anterior tiene una implicación que debería ser obvia y es que la historia de las mujeres es a menudo también la historia de personas transexuales e intersexuales que fueron categorizadas como mujeres, o en palabras de la autora: “Esto significa que las personas transexuales e intersexuales no están «fuera» de la historia, o no son algo nuevo en la historia, y que la historia de las mujeres del siglo XIX no es solo la historia de las mujeres cisgénero” (p.146). A la luz de los debates suscitados por la llamada Ley trans podríamos alegar, ante aquellas que acusan a las personas trans de amenazar los derechos de las mujeres, que la conquista de esos derechos son victorias de una historia común.
Por otro lado, Lewis reflexiona sobre esa diferencia «extrema» o el sexismo oposicional y plantea de qué modo: “La clase política no quiere simplemente acceder a los cuerpos de las mujeres [es un medio, no un fin], quiere mantener un orden por medio del sexismo oposicional y tradicional. Todos los cuerpos negros, todos los cuerpos trans, todos los cuerpos queer, todo los cuerpos inmigrantes y todos los cuerpos de las mujeres están determinados por la estabilidad social que aporta el sexismo oposicional” (p.239). Lo que está dibujando Lewis es un patrón que se manifiesta de distintas formas, pero que tiene una lógica común. Esta es precisamente una de las obsesiones de la autora: buscar los puntos sobre los que sustentar una política solidaria superando el repliegue que han impregnado las luchas sociales de las últimas décadas.
Éxito neoliberal
La década convulsa de finales de los 60 y los años 70: el movimiento negro, el mayo del 68, los movimientos de liberación nacional, la segunda ola del feminismo, la revuelta de Stonwell y el movimiento LGBT,… se cerró con una derrota sin paliativos. El éxito neoliberal convinó entre otras políticas: las deslocalizaciones, desmantelamiento y privatización de conquistas sociales preteritas, renovación del conservadurismo, cooptación institucional,… Todo ello tuvo como objetivo y efecto arrasar la correlación de fuerzas de la nueva izquierda y desmantelar sus organizaciones políticas, sociales y sindicales. Lewis expresa esta idea de manera bastante clara cuando aborda el declive de las luchas LGTB en el cambio de siglo:
“A menudo se echa la culpa de la muerte del activismo callejero y del movimiento de liberación LGTB al auge del posmodernismo […]. Pero las personas queer de clase trabajadora no abandonaron las calles solo por lo que algunos académicos estuvieran diciendo. Las presiones neoliberales, la privatización del espacio, la privatización de los medios de comunicación y las ofensivas ideológicas dirigidas contra la solidaridad de la clase obrera son las causas más probables” (p.235).
De hecho, el conjunto de la izquierda social, política y sindical reaccionó de muy distintas formas ante la derrota. El repliegue identitario que hemos apuntado, pero tambièn, la reclusión académica, la degeneración burocrática, la cooptación institucional o el escapismo comunal son algunas de las formas que Lewis analiza. Ante esto, La política de todes intenta construir una mirada política que partiendo de la realidad existente, la supere. Puede parecer una obviedad, però no son minoritarias las ensoñaciones en tiempos pasados gloriosos, como tampoco las idealizaciones de la disgregación fruto de la derrota.
Por ejemplo, Lewis concede que la auto-expresión (sexual o de género) es un elemento importante del empoderamiento individual, sin embargo lo califica de pràctica impotente para una estrategia revolucionaria o para un horizonte anticapitalista. En cambio, sí defiende el concepto de auto-determinación de género o sexual y el papel de auto-vanguardia contra los paternalismos de ciertas izquierdas y feminismos. Otro de los elementos con el que se muestra crítica es la centralidad que ha tenido la cuestión de la normatividad para la militancia queer y LGTBI, planteando que “reemplazar la clase social con la normatividad no es una actividad que sea neutral […] coloca la resistencia simbólica y la autoexpresión por encima de la solidaridad” (p.253)[02]. En cambio, la autora le da mucha más centralidad a la cuestión del homonacionalismo y las políticas imperialistas haciendo una lectura marxista y queer del postcolonialismo.
Independientemente de la toma de posición sobre éstas cuestiones y otras que plantea, el ensayo es valioso porque, por decirlo sin ambajes, se nota que Lewis está metida en los debates militantes queer y LGTBI. Si se trata de “un libro provocativo” como plantea Tithi Bhattacharya, es porque Lewis se ha preocupado por las discusiones, estrategias y prácticas concretas de los colectivos militantes.
Una política de la solidaridad
La apuesta teórica de Lewis se acerca a la de la teoría unitaria[03] en su rechazo a compartimentar las opresiones por sistemas y en su voluntad de construir un análisis relacional. No es la primera que en esa mirada entre el marxismo y lo queer trata de construir una estrategia unitaria. La bibliografia que acompaña el ensayo – más de 20 pàginas – está llena de referentes que han hecho ese camino. Ese análisis relacional tiene una voluntad política, ser el fundamento teórico de una práctica de la solidaridad. Lewis no escamotea las contradicciones y los conflictos vividos entre las distintas partes de ese todes. Sin embargo, frente a ello, Lewis pone incapié en la idea de las alianzas: una alianza contra la misoginia y la transmisoginia, alianzas de las personas queer y LGTBI de occidente con aquellas de los países que sufren ataques imperialistas,… Para ello, Lewis plantea claramente que esas alianzas no son aleatorias. En este punto es donde coloca la cuestión de la clase – ya no como un elemento teórico – sinó como un elemento político. Es el antagonismo de clase el que permite clarificar en última instancia las alianzas delimitando entre los poseedores de los medios de producción y subsistencia, y las personas que son desposeídas. No es una defensa moral, es una defensa estratégica de un todes. Ante los repliegues, sobreponerse con alianzas. Ante la disgregación, defender que tenemos un futuro en común.
Notas
↑01 | Referencia para todas las citas: Lewis, Holly. La política de todes. Feminismo, teoría queer i marxismo en la intersección. Barcelona: Edicions Bellaterra, 2020. |
↑02 | Para una discusión sobre el papel de la crítica normativa en la militancia queer y LGTBI, la reseña crítica de Peter Drucker es interesante: https://againstthecurrent.org/atc187/p4913/ |
↑03 | Para un análisis sobre la teoría unitaria y las teorías duales (capitalismo, patriarcado), es fundamental el artículo de Cinzia Arruzza: https://marxismocritico.com/2016/03/08/reflexiones-degeneradas-patriarcado-y-capitalismo/ |
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