China, una sociedad moderadamente próspera que reconfigura el poder global

Entrevista con el ex diplomático brasileño Fausto Godoy

Por João Vitor Santos  / traducción al español por Decio Machado

Diplomático brasileño que vivió 16 años en Asia y enfático al afirmar que “el concepto de Occidente no se traduce en Oriente”, mientras que con China se ha realineado la geopolítica mientras los occidentales siguen sin comprender el actual mundo en transformación.

Fausto Godoy es licenciado en Derecho por la Institución Educativa de Toledo, en Bauru, Sao Paulo. Estudió un doctorado en la Universidad de Paris I en Derecho Internacional Público e Historia del Arte en la École du Louvre. Ingresó a la carrera diplomática en 1976, sirviendo en las embajadas de Bruselas, Buenos Aires, Nueva Delhi, Washington, Beijing, Tokio e Islamabad (donde fue embajador de Brasil en 2004). También completó misiones transitorias en Vietnam y Taiwán. Vivió 16 años en Asia, lugar a donde orientó su carrera porque consideraba a este continente como el más importante del siglo XXI. 

Actualmente es coordinador del Centro de Negocios y Estudios Asiáticos de ESPM y coordina la página web Mapa Mundo (https://mapamundi.org.br), donde publica análisis de la situación internacional.

En esta edición del Foro Económico de Davos de 2021, el presidente chino, Xi Jinping, advirtió sobre lo que denominó una “nueva guerra fría”. ¿Cuáles son los principales problemas de esta alerta? ¿Cómo leer el mensaje chino sobre el multilateralismo?

China en 2021 es completamente diferente a la de hace diez años, ya que se encuentra en un proceso acelerado de cambios y modificación de parámetros, no solo económicos, sino casi civilizacionales. Escuché con atención la conferencia de Xi Jinping en Davos y noté algunos de los énfasis que hizo en el discurso que encajaban perfectamente en la China de 2021 a la que me refería.

Primero, Xi habla mucho sobre gobernanza global. En el contexto de esta gobernanza global, destaca la importancia de las organizaciones internacionales. Sabemos que este fue uno de los puntos fundamentales de la política de Donald Trump -en el momento de la reunión de Davos aún estaba Trump en el poder- esa idea de Estados Unidos primero implica la «desmultilaterización» de Estados Unidos. Entonces, el mensaje que dio Xi Jinping en Davos fue precisamente en apoyo del multilateralismo. Esto es muy importante porque unió el multilateralismo al proceso de globalización.

La globalización es fundamental para China, porque necesita del comercio internacional, la economía china sobrevive sobre todo de ese comercio internacional. Y este es el faro para China; no olvides que China es el principal socio comercial de 124 países del mundo, frente a unos 60 de Estados Unidos. Esto ya demuestra la importancia de este comercio. Y para China, el multilateralismo, donde hay un acuerdo en torno a los principales puntos de una agenda internacional, es fundamental para ella.

En su discurso, Xi Jinping habla mucho de la importancia del G20, lo cual es muy sintomático porque no menciona al G7, en el que China no participa; colocando al G20 como el principal órgano de gobernanza internacional. Entonces, esto implica que quiere compartir el liderazgo del comercio internacional con los otros países que forman parte del G20, y sin apartar la importancia del G7 o del G9, eleva el G20 a un nivel más amplio y con más países interactuando juntos.

Fin del comunismo contra el capitalismo 

También habla de la importancia de respetar la diversidad para la convivencia internacional. Esto es muy importante para él, en la medida en que quita esa consigna de “comunismo vs. capitalismo”, pues son términos cada vez más anacrónicos… ya no tiene sentido en 2021 hablar de comunismo. Incluso me pregunto: ¿qué es el comunismo en 2021? Desde la caída del muro de Berlín no ha habido más comunismo ortodoxo. La agenda internacional contemporánea es mucho más diversa que la ideológica conservadora.

¿Es posible considerar como comunistas a un país como China, que tiene la mayor cantidad de multimillonarios del planeta y empresas privadas del tamaño de Huawei y Xiaomi? Esta insistencia en que Occidente tiene que analizar a China como «comunista» es anacrónica. Esto es algo que interesa a algunos países: encontrar una amenaza comunista en un mundo donde eso ya no existe. Es necesario respetar la diversidad política y económica. Si leemos “El Capital” de Karl Marx, veremos que aplicar sus “recetas” a la realidad que se vive en China en 2021 es algo “estratosférico”.

Siglo de humillaciones 

El gran trauma para los chinos es hasta hoy el legado del colonialismo. No olvidemos que el siglo XIX fue el «Siglo de las Humillaciones» para China,. Así es como lo llaman. Fue cuando el imperio chino sufrió sus dos «Guerras del Opio» -en 1839 y 1856- promovidas por la Corte de Londres a partir de Beijing decidiese para resistir el consumo espurio de opio que Inglaterra le exportaba, intentando los británicos con ello equilibrar la balanza comercial bilateral que era sumamente deficiente para ellos. Productos chinos como la seda, porcelana, té, especias… habían “invadido” la Europa del siglo XIX y no había más que plata procedente de América Latina, por cierto, plata que las cortes portuguesas y españolas, “vasallos” económicamente de los ingleses, trasladaban a Londres, y que los ingleses posteriormente ofrecían en parte a Beijing. No olvide que hasta el siglo XIX, China era la mayor potencia económica del mundo.

Contextualizando, fruto de su espíritu pionero en la Revolución Industrial, Inglaterra comenzó a crecer a principios del siglo XIX y necesita mercados alternativos para expandir su mercado, ya que Europa no era suficiente para ello. Evidentemente busca a China y trata de «seducir» a la corte del «Imperio Medio». Fue entonces cuando el rey Jorge III envió una misión a Pekín para proponer la apertura de puertos chinos para comerciar con Inglaterra. Todo salió mal en esta misión. Y la carta de respuesta que envió el emperador Qianlong a Jorge III es «antológica».

En ella, Qianlong llama al rey de Inglaterra «vasallo» porque, para el Reino Medio, todos los demás países eran sus vasallos. Y continúa: “Oh, vasallo que quieres empezar a comerciar conmigo y establecer almacenes en mi país, sabes que no hay nada que me pueda enviar que sea de mi interés. Sé feliz y sigue siendo un buen vasallo ”. En resumen, los términos de la carta son más o menos estos.

Imagina como fue esto para el rey de Inglaterra. Como los chinos no querían nada de ellos para compensar el comercio, fue entonces cuando los británicos decidieron exportar el opio que producían en el noreste de China y lo enviaron allá, transformando, como dije antes, China en un país de drogadictos. Fue en el momento en que la corte de Beijing decidió resistir todo esto cuando los británicos promovieron y ganaron las dos guerras; y fue después de la primera de estas que obtuvieron, en virtud del Tratado de Nanjing, la propiedad de la isla de Hong Kong, que perteneció a Gran Bretaña hasta 1997.

Estas humillaciones sufridas quedaron muy marcadas en la psique de los chinos. Incluso cuando estuve allí, en 1994, escuché esta conversación sobre el trauma del “siglo de la humillación”. El resultado de esto quedó arraigado en la mente china, tanto que el «rescate del honor» está en la raíz psicosocial de la revolución comunista.

El comunismo de Mao y sus límites

Bueno, el comunismo establecido por Mao Zedong en 1949, cuando el Partido Comunista Chino llegó al poder en Beijing, la dialéctica, la estructura filosófica, económica y política del comunismo…, todo esto encajaba en China en ese momento. Ahora, desde 1979, cuando Deng Xiaoping asume el poder, sabe que «la cosa no va más por ahí». Se dará cuenta de que esto está agotado, reconoce que Mao Zedong hizo lo que hizo, pero que es necesario deconstruirlo y abrirse al mundo. Así, decide impulsar lo que él llama la “economía de mercado socialista”, que es un neologismo económico maravilloso.

¿Cómo calificar al comunismo chino? De hecho, podemos considerarlo un experimento en la búsqueda de una receta china para su desarrollo como país. Ahí es cuando Deng Xiaoping va a crear las zonas económicas especiales y todo el ecosistema asociado a esto. En otras palabras, ese era el vacío de la China de hoy. Por tanto, hablar en la actualidad de “China comunista”, es más hablar de esto desde 1979, empezando por Deng Xiaoping, es al menos, en el caso de la gente más leída, una mentira, y en el caso de algunos gobiernos que insisten por ahí, un demostración de total ignorancia.

Entonces, nos explicaste cómo esta nación ha ido ganando espacio en el mundo hasta llegar a un foro como Davos y alertar sobre una nueva Guerra Fría. Pero, ¿de qué está hablando cuando hablan hoy sobre Guerra Fría?

Lo que Xi Jinping llama la “Guerra Fría” es la guerra que fue explícita cuando Donald Trump estaba en el poder, esta lucha por los espacios económico-comerciales. Actualmente, con Joe Biden, aún se desconoce que pasará respecto al futuro inmediato. Personalmente pienso que no cambiará sustancialmente el posicionamiento entre EEUU y China, porque lo que está en juego es algo mucho más importante: lo que actualmente se llama la “Guerra Fría” es el traspaso del eje geoeconómico del Atlántico al Pacífico/China. El resultado de esto es que China lidera este proceso de traspaso de la economía de Occidente a Oriente, algo que es cada vez más evidente.

En este último congreso del Partido Comunista Chino, celebrado el pasado noviembre, esto quedó muy claro. Xi Jinping dijo en su discurso que China se ha convertido en una sociedad moderadamente próspera. ¿Qué significa esto para Xi Jinping, hablando esto en una reunión del Partido Comunista? Significa que quiere señalar, y lo hizo también en Davos, que China acabó con la miseria absoluta. Esto lo afirma alto y claro. Significa que China con mil trescientos millones de habitantes hizo lo que nosotros, en Brasil, no logramos: su transformación en una sociedad moderadamente próspera.

Pero insisto… ¿qué significa esto? ¿Qué convirtió a China en la China del siglo XX, en la era Deng Xiaoping, a partir de 1979? Lo que hizo, entonces, fue fabricar y vender productos de baja tecnología, textiles, juguetes, canicas, bolas navideñas, etc. Fue con todo esto que China “invadió” la comercial calle 25 de Marzo aquí en São Paulo. Con esto hizo su riqueza, utilizando así su abundante y barata mano de obra. En 2015 creó el plan «Made in China 2025». Este es un plan en el que decidió dar un salto tecnológico. Hay un libro importante, que Xi Jinping cita todo el tiempo, que está escrito por un profesor de la Academia de Defensa China, su nombre es Liu Mingfu. El título del libro es «The China Dream» (CN Times Books Inc., 2015) [edición en inglés].

En el primer capítulo de la primera página de este libro, el autor dice que el sueño de China es convertirse, a fines del siglo XXI, en la principal potencia mundial. Y para él, esto significa convertirse en la economía más grande del mundo. En palabras del propio autor, “significa que la economía de China liderará el planeta. En base a eso, China se convertirá en el país más poderoso del mundo. Mientras China da estos pasos para convertirse en la mayor potencia del siglo XXI, su objetivo es nada menos que el de la cima, convertirse en el líder de la economía global moderna” [traducción libre del entrevistado]. Esto está escrito en el libro y Xi Jinping lo repite en casi todos los discursos que pronuncia.

Es con esta ambición que los chinos decidieron, en 2015, crear el plan “Made In China 2025”, en el que se seleccionaron diez sectores de tecnología de punta para dar este gran salto para llegar a la cima del mayor poder económico y tecnológico en el planeta. China está dejando de producir sus productos de baja tecnología y subcontratándolos a otros países de la región… a Vietnam, Filipinas, países donde la mano de obra aun es barata, productos que la hicieron tan importante en esta primera etapa del proceso de desarrollo en la era Deng Xiaoping.

Enumeraré los diez productos que quieren incluir contenido nacional chino, fabricados con componentes nacionales, hasta en un 40%, para 2020, y luego, en un 70% para 2025. Porque el objetivo es reducir la dependencia de China de la tecnología extranjera, insertando a los fabricantes chinos de alta tecnología en el mercado global.

Los diez sectores clave son:

1) tecnología de la información avanzada;

2) máquinas y herramientas de control digital;

3) robótica;

4) aviones, equipo oceánico y navegación;

5) equipo de transporte ferroviario;

6) automóviles que utilizan nuevas fuentes de energía;

7) equipos de energía eléctrica;

8) equipo agrícola;

9) nuevos materiales; y

10) equipos biofarmacéuticos y médicos. Es decir, el mundo tecnológico.

Esta es la ambición de China, este es el sueño de Xi Jinping.

Mirando hacia otro mundo

Si ves todo esto que hemos abordado y lo comparas con el mundo westfaliano [el llamado sistema westfaliano, empezó a servir de referencia para orientar las relaciones internacionales europeas, especialmente durante el período comprendido entre 1648 y 1789, consolidando el concepto de Estado Nacional, en desarrollo, en diferentes etapas, en Portugal, España, Inglaterra y Francia, vinculado a las monarquías absolutistas desde el siglo XV e inaugurando el principio de soberanía estatal] verás que sus ideales no interesan a los chinos. El mundo de Westfalia, que es nuestro mundo desequilibrado en que se expulsan, por ejemplo, a los sirios de sus hogares y todas estas guerras…, esto ya no cabe en la cabeza de China, que ya persigue otro parámetro.

Nosotros en Occidente somos los que tenemos que resolver nuestros problemas fronterizos; China no tiene un problema de fronteras, resolvió prácticamente todas las fronteras que tenía. La gente pregunta sobre Taiwán y el Tíbet. Es un tema muy controvertido, pero China siempre ha considerado estos dos lugares como suyos por cuestiones y razones que siempre podrán ser discutibles, pero veremos que en el siglo XXI China no ha invadido  a ningún país. No hizo la guerra contra ningún país. Estados Unidos, a su vez, por varias razones, fue a Afganistán, Irak… y China en silencio…

Esto se debe a que en la cabeza del gobierno chino el mundo del siglo XXI no tiene nada que ver con el territorio. El territorio es una herencia colonial que China sufrió y mucho. Esta ambición colonial no la tenía China, porque no era colonizadora sino más bien colonizada; por lo que no tiene que resolver todas estas fronteras, excepto el Tíbet, Taiwán y con la India. El enfoque de China es otro, convertirse en la mayor potencia tecnológica del mundo y todo lo que sucedió en este último congreso del Partido Comunista, esta definición de lo que va a ser China, el objetivo de una sociedad moderadamente próspera, es el objetivo del gobierno chino.

Pero eso no significa que no haya disputas, como la propia guerra comercial. ¿Dónde encuentras esta guerra comercial?

La guerra comercial revela el compromiso de China de sacar adelante este proyecto y, evidentemente, este proceso amenaza la hegemonía de Occidente, básicamente del centro oeste. Podemos pensar ¿cuál fue la iniciativa que tomó China en esta guerra comercial? Pues en realidad ninguna… China simplemente reaccionó. La «pelea» fue de Donald Trump, quien creó el America First y comenzó a “pinchar» geopolíticamente. China nunca hizo eso, no tenía necesidad porque lo estaba haciendo muy bien. Fue fruto de sus avances que los estadounidenses comenzaron a reaccionar. Entonces, en realidad, en la guerra comercial no es China quien toma la iniciativa; están reaccionando. ¿China amenaza? ¡Por supuesto, amenaza la realidad!

Algunos análisis señalan que el interés de China es hacer de Occidente su principal mercado consumidor para convertirse en esta gran potencia mundial y por ello ignora valores básicos para Occidente como la idea del humanismo. ¿Cómo ves eso?

Primero hay que pensar: ¿qué es la cultura? ¿Qué es la hegemonía cultural? ¿Quién usa jeans? Todos, incluidos los chinos. ¿Quién ve películas estadounidenses en todo el mundo? ¿No es esto poder blando? Sí, ¿no es eso dominación cultural? Entonces, ¿significa que este dominio cultural de Occidente, con sus verdades que ahora están siendo amenazadas por «extraterrestres», es lo que podemos llamar el declive del humanismo?

Viví durante 16 años en 11 países de Asia, pasando por China, India, Japón, Pakistán, viví en seis países musulmanes, y como resultado de esta experiencia entendí que los conceptos de Occidente no se traducen en Oriente. Estos conceptos y valores occidentales, incluso con la globalización y todo eso, no son los valores de los chinos. El humanismo occidental no es el humanismo de los chinos. Los chinos tienen una cosa maravillosa llamada «confucianismo». Y resumiendo la filosofía confuciana, podemos decir que por ella el buen ciudadano es aquel que respeta a su padre, su familia, sus vecinos, su sociedad y sus líderes.

En este universo, que siempre ha sido plural, el individuo se realizará en sociedad. La cultura de Oriente es la del hombre insertado en la sociedad. La cultura de Occidente, por el contrario, siempre ha sido la cultura del “yo”, la cultura de la “Declaración de los Derechos del Hombre” francesa. Es decir, mi derecho llega hasta donde comienza el tuyo. Los conceptos de inserción del individuo en Occidente y Oriente son diametralmente opuestos. La mayoría de los países del Este, especialmente los del Este de Asia, tienen este trasfondo confuciano muy presente en su civilización. Entonces, si hablamos de Descartes, Platón y Aristóteles y toda la cultura de Occidente, vemos que cuando hablamos de cultura en Oriente hablamos de Confucio y todos sus otros grandes filósofos y pensadores.

¿Están los chinos amenazando a la cultura occidental con su confucianismo? ¿Nuestro humanismo se traduce al chino (o mandarín)? Esta visión del mundo es básica: como tenemos nuestra visión del mundo, y nuestras verdades, considerándolas absolutas e insustituibles, pensamos que quien no comparte nuestras verdades y conceptos no es humanista. Si vamos allí, pensarán que no, que somos egoístas y egocéntricos. Entonces pregunto: ¿esta expansión de China, que es – y será geoeconómica – y no geocultural, significa que China quiere “culturalizar” el mundo, haciendo que la cultura occidental dependa de la cultura china? ¡Nunca!

Los chinos son pragmáticos, el confucianismo es pragmático, el budismo en China no ha “calado” mucho porque tiene valores y éticas estratificadas y los chinos, que son absolutamente sociales en el sentido de convivencia, lo que quieren es bienestar. La cultura china se basa en el eje familiar, en la convivencia de la familia y la sociedad nuclear; de la familia se expande a la ciudad y así sucesivamente. Y es extremadamente pragmático. Tanto es así que las religiones son difusas, no se puede saber que religión es dominante en China. El confucianismo no es religión, es una filosofía. ¿Es budista el chino? Si y no… ¿Es taoísta? Si y no… Es taoísta, budista y todo lo que quieras y le conviene en cada momento. Es lo que necesitamos entender, como lo estamos entender, pues en nuestro mundo estamos ahora con una visión muy radical, una radicalización religiosa que acaba por transformar todo en ideología. Los chinos no están preocupados en lo más mínimo por esto. Somos nosotros los que nos enfadamos, porque pensamos que el mundo debe verse a nuestra manera. Esto es lo que dijo Xi Jinping en el Foro de Davos, es su visión del humanismo internacional.

Todavía a finales de 2019 el mundo miraba a China tratando de comprender su crecimiento y nuevo poder en el escenario global. Pero esa misma China fue el primer país afectado por el nuevo coronavirus. ¿Cómo afectó la pandemia a este ascenso chino y reconfiguró a la China actual en su relación con el mundo?

¿Cuáles son las vacunas que están salvando a Occidente? ¿De dónde vienen? Vienen desde China, India, Rusia…, estas vacunas nos están salvando. No se menciona la vacuna francesa, inglesa… Es como si se tratara de una «venganza» de Oriente. La pandemia puede haber comenzado en China, como lo hizo la fiebre amarilla u otras plagas en otros lugares, de hecho una pandemia no tiene fronteras. Se presume que esta pandemia comenzó en China, porque China es un país que está experimentando las consecuencias de un profundo proceso de urbanización, que es, de hecho, uno de los mayores desafíos para el gobierno chino.

Imagínese que hasta 1976, cuando tuvo lugar el “Gran Salto Adelante” de Mao Zedong, China era un país eminentemente agrario. Mao intentó industrializar China de manera acelerada y fue una catástrofe: 20 millones de personas murieron porque no estaba preparada para industrializarse de esta manera. Ahora Chi a está pasando por un proceso de urbanización muy acelerado, y estamos hablando de mil millones trescientos millones de personas en movimiento. Tanto es así que tienen un proceso al que llaman hukou, mediante el cual el individuo tiene que tener una especie de identidad/pasaporte del lugar donde nació. Según este proceso, que aún existe, pero que cada vez está más en desuso, con la billetera hukou tiene derecho a la escuela gratuita para sus hijos, salud pública y otros beneficios sociales, pero solo en el lugar donde está registrado; en el momento en que ya no está, pierde todos estos beneficios. Era una forma que había creado el gobierno para retener a la población en el campo y evitar ir a las ciudades, que crecían con la industrialización.   

Así, el proceso de urbanización que acerca a la ciudad, fruto de la industrialización de China, es lo que está definiendo lo que sucederá en el futuro. De hecho, aquí hay una observación: viajé mucho por China en los tres años que viví allí, y nunca vi a una persona descalza, o viviendo dentro de cajas de madera, o debajo de puentes, como vemos aquí en São Paulo. Era la pobreza franciscana, pero no vi mendigos, esto es 1994.

Honra y “no pierdas la cara”

Pues bien, estos chinos de hoy que van a la ciudad no está acostumbrados a los modos de vida urbanos, están acostumbrados a la vida en el campo, donde crían gallinas camperas, comen tortugas, grillos, saltamontes, etc. Es decir, los hábitos alimentarios y los estándares de higiene de los chinos en la ciudad aún repiten mucho el patrón del campo y esto es lo que creo que fue la causa de la propagación del coronavirus. Incluso dicen que fueron los moluscos que se vendían en los mercadillos los que se contaminaron. Pero esto podría haber sucedido en cualquier parte del mundo. La pandemia no tiene autor, comenzó probablemente en Wuhan, pero cuando eso sucedió, China afirmó que todavía estaba investigando. Esto se debe a que no quería «perder la cara», desacreditarse a sí misma: uno de los pilares de la civilización china es «mianzi», que significa honor, «no perder la cara».

En el universo confuciano, es como el individuo tiene que actuar -y solo tiene lugar- en la sociedad, tiene que tener el respeto de la sociedad, tiene buscar que se le reconozca su honor y, por tanto, no puede «perder la cara». Esto es lo que sucedió: China, al principio, fue acusada de haber iniciado la pandemia; y las autoridades reaccionaron mal cuando fueron acusados ​​de haber desarrollado el virus en un laboratorio para contaminar el mundo. ¿Ves qué tontería, significa que primero se contaminaron para luego contaminar a otros? Mira como la paranoia de Occidente es algo increíble, lo atrasados ​​que estamos en relación al pensamiento universal.   

Entonces, los chinos fueron a averiguarlo y reconocieron que realmente comenzó allí, y comenzaron a intervenir en el lugar. Ahora, estamos viendo a los chinos enviando médicos a todo el mundo, principalmente a las regiones vecinas, lo que más les interesa, a países como Myanmar, Bangladesh, e incluso a regiones de África. Además, son las empresas chinas las que están desarrollando vacunas y ahora exportando al mundo. Mira la tontería de ver a las autoridades hablando del “comunavirus”, el virus comunista chino que vino a infectarnos. Pero quien nos está ofreciendo la mayor cantidad de vacunas es precisamente China. Y está haciendo esto para todos.

Por supuesto las empresas manufactureras se benefician de esto, pero China nos está cuidando al tiempo que se cuida a sí misma: que mil millones trescientos millones de personas se vacunen es un proyecto del que no tenemos ni idea de como hacer los demás. Mira el caso de Brasil…, tenemos doscientos diez millones de habitantes y estamos en este lío tremendo y en medio del caos para vacunarnos. China no solo ya organizó su proceso de vacunación, sino que está enviando vacunas a todo el mundo, sin mencionar el envío de técnicos y equipos a varios países, e incluso nos ha enviado respiradores.  

En otras palabras, ¿podemos decir una vez más que este episodio de la pandemia, aunque doloroso para todo el mundo, muestra la resiliencia y el poder de reacción de China ante situaciones adversas?

En este sentido, hay algo más que es fundamental en el concepto de confucianismo. Considero que la civilización china tiene algunos pilares. El primero es el confucianismo, otro es la unidad del territorio y otros dos, muy importantes, que son el tema que mencioné sobre el honor del individuo en el contexto social; el otro es guanxi, que es camaradería, amistad.

Entre los fundamentos confucianos del concepto de sociedad, el amigo, el vecino, el más cercano tiene una enorme importancia. Es lo que yo llamo relaciones/camaradería, porque necesitas vivir en armonía. De hecho, esta búsqueda de la armonía también está en la base de la civilización china. E incluso antes de la dinastía Zhou [se estima que el comienzo de esta dinastía tuvo lugar con la caída de la dinastía Shang, a finales del siglo X o IX a. C., y su final con el surgimiento de la dinastía Qin, en 221 BC], fue un concepto político-filosófico llamado ‘El Mandato del Cielo’ fue creado.

Según esta filosofía, la sociedad, basada en el principio de armonía entre todos y del bienestar común, para funcionar en armonía delega plenos poderes al gobernante, ya sea el líder tribal, el gobernador, el emperador o incluso el Partido Comunista Chino. Este concepto de «mandato del cielo» significa «haz por mí lo que creas que es correcto», siempre que seas, y esa palabra es fundamental, virtuoso. El reino, el imperio o el gobierno deben ser virtuosos. En el momento en que el emperador, el gobernante o el Partido Comunista ya no demuestra ser virtuoso para la sociedad, esa misma sociedad lo destituye. La historia de China siempre ha sido así: en la dinastía Shang, y en todo lo que siguió, sucedió de esta manera. Normalmente, cuando un grupo, una tribu, toma el poder, la sociedad le delega el mandato del cielo; y lidera y decide por el grupo con total liderazgo hasta el momento en que ya no le corresponde; luego cae y comienza otra dinastía, y así sigue.

Partido Comunista y el «mandato del cielo”

Este principio del mandato del cielo es lo que justifica lo que está sucediendo en China. La pregunta es: ¿tiene actualmente el Partido Comunista Chino el mandato celestial? Para la inmensa mayoría de los chinos lo tiene. Por ejemplo, cuando vivía en China, en 1994, los chinos no tenían derecho a tener un coche o una casa, todo pertenecía al estado. Hoy no solo tienen todo esto, cuentan con importantes empresas privadas, tienen la mayor cantidad de multimillonarios del mundo y van a hacer turismo en cualquier lugar. Mira, fui a Valencia en España y allí conocí a turistas chinos. Esto significa que estas personas con las que viví en 1994 y que ni siquiera tenían derecho a tener su propia casa ahora viajan por todo el mundo.

¡Así es que están encantados con el Partido Comunista Chino! Por supuesto que hay disidentes, por supuesto que hay resistencias, principalmente en Hong Kong, pero al margen de estas excepciones, que aún son reducidas, los chinos están muy contentos con el liderazgo que les conduce. Y traigo eso al tema de la pandemia. Cuando la pandemia comenzó a estallar, el Partido Comunista Chino decidió cerrar inmediatamente Wuhan, con sus doce millones de habitantes, toda la sociedad obedeció en el acto. Aquí hablamos de cerrar São Paulo en Brasil, pero ¿lo logramos? ¿Estamos encerrados en casa? ¿Ves la diferencia? Lo que ha hecho que los chinos obedezcan es que su concepto de vida en sociedad los hace sentir responsables de los demás. No solo siguen órdenes.

El concepto que tenemos los occidentales, y los brasileños en particular, se basa en el individualismo…, el chico quiere tomar una copa y se va, no le gusta la mascarilla porque se lastima la nariz y no la usa, y así podríamos seguir… En paralelo vamos viendo lo que está sucediendo en China. Está controlando eficazmente el brote pandémico.

¿Cómo entender la diplomacia china? ¿Cuáles son los mayores errores de Brasil en la comprensión de esta diplomacia? ¿Cuáles son las posibles consecuencias? 

¿Qué edad tiene la civilización china? ¡Al menos cinco mil años! ¿Cuál es la época de nuestra civilización brasileña? Quinientos años. Entonces, ¿cómo ve una civilización de más de cinco mil años a los «muchachos» de quinientos años? Los lastimamos con las declaraciones de nuestro presidente, algunos diputados y quienquiera que les hablara en forma de insultos. Lastimamos el concepto de honor, sus mianzi, los lastimamos, sí, y bastante. Los enfrentamos en eso, los “mianzi”, que más necesitan para sentirse bienvenidos en el mundo. Solo tenemos allí como filtro los seis mil años de historia. ¿Quién fue el mejor estratega de la historia? Un caballero llamado Sun Tzu (544 a. C. – 496 a. C.), que escribió “El arte de la guerra” [con la versión del original traducida al portugués en una edición de Geração Editorial, 2009].

Entonces, como son estrategas, consideran a Brasil muy importante para ellos, porque les proporciona lo que más necesitan, que es la comida. Si miramos la geografía de China, veremos que es un país gigante en términos de territorio, pero solo tiene un tercio de su territorio con tierra habitable y cultivable; dos tercios son montañas o desiertos. En realidad, sus mil millones trescientos millones de habitantes viven en un espacio geográfico similar al que se extiende desde Rio Grande do Sul hasta Bahía. ¿Qué es fundamental para todas estas personas en un espacio tan reducido? ¡Comida! ¿Y quién puede alimentar a China? ¿Europa va a producir soja que es el alimento básico de la comida china? Evidentemente no, por eso somos fundamentales para ello (y también los países africanos).

El 40% de nuestras exportaciones de agronegocios van a China. La “alianza estratégica” que firmó con Brasil en 1993 es fundamental para China. Podemos «patearle la espinilla», pero como estratega con ojo viejo, China pensará «no importa esto, pasará”. Y el embajador chino en Brasil hizo lo que tenía que hacer, seguramente siguiendo instrucciones de su gobierno…, escribió una carta en términos duros y se peleó con Bolsonaro, su hijo y algunas otras autoridades, pero lo dejó así, porque China no va a comprometer lo esencial para ellos por algunos maleducados de turno, porque quién sabe del corto tiempo que va a estar esta gente en el poder. Sobre todo porque, también en el caso de la vacuna, sus detractores «tuvieron que tragarse sus palabras» para acudir a la ayuda de los chinos.

China mantiene una mirada a largo plazo en todo lo que hace. Su concepto es el de la eternidad, el peso y las lecciones de la historia son fundamentales para ella. Los chinos saben de dónde vienen, quiénes son y tienen una hoja de ruta hacia donde quieren ir.

¿Podemos decir, entonces, que China mira a este gobierno brasileño como una ola que pasará y por eso mira hacia adelante, mientras nosotros aquí luchamos en esa ola sin una mirada más amplia?

¡Por supuesto! Y ni siquiera es con el gobierno de Bolsonaro, esa visión la tiene en relación con los gobiernos en general. En las relaciones internacionales, los países no tienen amigos, tienen aliados e intereses. Las relaciones diplomáticas se basan en el interés. Y China tiene todo el interés en mantener relaciones con nosotros, porque nos necesita, no solo para alimentos sino también por nuestros otros productos primarios. Y no veo ningún problema con esto. Los brasileños nos quedamos con el pensamiento complejo de que seremos el país de las materias primas mientras que los demás producirán tecnología, pero ¿y qué? No puedes comer computadoras y teléfonos celulares, ¿verdad? Y nuestro campo, nuestra agricultura, tiene una inmensa tecnología. Contamos con tecnología orientada a un sector fundamental.

El mundo está encajando en ventanas de oportunidad. Tanto es así que Asia prácticamente prescinde de Occidente: los principales socios de Asia Oriental son los propios países de Asia Oriental. En noviembre del año pasado, China, Japón, Corea del Sur y Australia crearon una Asociación Económica Regional Integral, que será la primera gran zona de libre comercio del planeta (firmaron el acuerdo pero aún deben ratificarlo). Occidente está fuera de este proceso. En él, tienen socios tecnológicos – China, Corea y Japón -, tienen los que suministran mano de obra barata – Vietnam, Filipinas – y tienen un mercado enorme. Casi prescinden del resto del mundo. Esto es un peligro, una amenaza que nadie ve aquí. Todavía estamos en el mundo de Westfalia mientras que ellos están en otra esfera. Esta es mi gran preocupación, ya que estamos formando casi dos mundos incomunicables: un mundo que mira al otro y el otro que se basta.

Por supuesto, habrá desafíos para ellos, ya que también llegará un momento en el que lucharán entre ellos. E incluso pelean… a los chinos no les gustan los japoneses, no les gustan los coreanos, etc. Y ahora China está invadiendo los islotes del Mar de China Meridional. Entonces, de lo que estoy hablando es de que nada es color de rosa. Como dije, en las relaciones internacionales no hay blanco ni negro, todo es gris. Esto es lo que está sucediendo en este momento, y para ver qué tan lejos estamos en Occidente de esta realidad, que ya ha llegado y que es post-westfaliana, con todos sus conceptos de transnacionalidad, basta con mirar nuestra realidad: estamos todavía luchando por territorios. ¿Ve si las guerras en Siria, Afganistán, Irak, las masacres que se están perpetrando en nombre de la paz y lo democracia tienen aun sentido en el mundo de hoy? Todos estamos contagiados de estos radicalismos religiosos, y están ahí, tranquilos y a su paso.

¿Qué cambia con la salida de Donald Trump y la llegada de Joe Biden en la relación Estados Unidos-China? ¿Qué pasa con la geopolítica actual?

Cambia la verbosidad, cambia la virulencia, cambia la fuerza, cambia la «pelea en el patio trasero». Evidentemente, EEUU, Occidente, en fin, todos nos enfrentamos al surgimiento de Oriente. El mundo ya no puede escapar, hablamos que la región que más crece es el Pacífico e India también. ¡Ese mundo se ha ido! Simplemente no lo hemos descubierto todavía. Seguirás viendo, yo ya no pues tengo 75 años, un mundo radicalmente diferente al que teníamos. Cuando nací en 1945, la mayor potencia mundial era Inglaterra, «el sol no se ponía sobre el imperio británico” decía la jerga política. Pero a partir de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos tomaba la delantera, y la segunda mitad del siglo XX fue una hegemonía compartida entre la Unión Soviética y Estados Unidos. Luego la Unión Soviética cayó, en 1991, y Estados Unidos continúa como hegemón. Por lo tanto, en mi vida, vi pasar el eje de la civilización y la hegemonía mundial por varias regiones. Y no tengo ninguna duda de que la próxima región hegemónica será Asia. Lo que aún no se sabe es en cuánto tiempo, puede ser en diez años o en algún tiempo más, todo dependerá de la voluntad política y la capacidad de los líderes asiáticos.

Estados Unidos se enfrenta a la realidad de China. Por ahora la cosa sigue siendo temática, es «guerra comercial», y todo lo que la acompaña, pero el agujero está más abajo, es un traspaso de la geoeconomía, y quizás de la geopolítica, de USA a China. Lo interesante es que China nunca querrá imponer sus valores porque esto no es parte de su civilización, no se cree dueña de la verdad. Eso es lo que dijo Xi Jinping en el Foro de Davos. Esta disputa continuará debido a la propia necesidad de que el mundo encaje e interactúe económica y políticamente en un futuro de otra manera. Pero nosotros en Occidente -no solo en Brasil- no entendemos que lo que está sucediendo es increíble. En lugar de confrontar, debemos enfrentar que el mundo es polihegemónico, y en este mundo ya no es necesario imponer conceptos.

La guerra comercial es solo una pequeña parte de una disputa mucho más grande que es por la hegemonía mundial, ya que China ya ha dicho que quiere ser la economía más grande del mundo. ¿Pero será? Solo el tiempo lo dirá, porque también tiene enormes desafíos, está la urbanización, el tema de la población, el despoblamiento rural, también hay una serie de otros problemas que no son fáciles de resolver.

¿Qué te han revelado estos años de experiencia en países asiáticos? ¿Qué te impresionó más de estas experiencias?

Mira, nunca pensé en eso, pero me arriesgaré. Creo que lo que más me impresionó en toda Asia fue la búsqueda de la armonía en el contexto social. Hay disputas y peleas, pero en la vida cotidiana, ya sea en Japón, China, Myanmar, incluso en los países musulmanes – Pakistán, Kazajistán, salvo los grupos radicales, vivir en sociedad es mucho más orgánico, mucho más armonioso, menos contundente y mucho menos pendenciero. La gente de Asia tiene este punto de vista; tal vez sea la religión la que haga esto; el universo confuciano y el budismo te hacen mirar las relaciones humanas de una manera menos agresiva. Esto lo encuentro muy reconfortante: es la lección más profunda que he traído de Asia. Es algo muy, muy importante en mi vida.

Fuente: https://mapamundi.org.br/2021/china-uma-sociedade-moderadamente-prospera-que-reconfigura-o-poder-global-entrevista-especial-com-fausto-godoy/

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