Por Inty Grønneberg
El emprendimiento es, sin duda, uno de los temas más sexys para políticos en medio de sus campañas. La razón es simple: Hoy en día, como producto de las revoluciones industriales y la tecnología, es cada vez más posible que un grupo de personas se aventuren a crear un nuevo negocio, el cual pueda terminar generando suficiente dinero para mantenerse en el tiempo, permitiendo a sus fundadores vivir de lo logrado (ojalá de forma digna y sin explotar a sus trabajadores).
Como era de esperarse, el tema también se ha vuelto atractivo en el actual proceso de elecciones. Casi todos los candidatos en primera vuelta se refirieron sobre este tema en al menos una ocasión, todos siempre con frases rimbombantes, declarando su pasión absoluta sobre esta actividad. Quien podría no culparlos: el Ecuador es un país de emprendedores, ocupando hasta el 2019 y por cinco años seguidos, el primer puesto en la tasa de emprendimiento temprano, según instituciones especializadas. Además, las pequeñas y medianas empresas (pymes) son por lo general empresas familiares (que alguna vez fueron un emprendimiento) y que a la fecha representan alrededor del 90% del tejido productivo nacional. Por ende, son la principal fuente de empleo en este país.
Hablar de emprendimiento entonces, en este territorio es hablarle de forma directa a un gran sector de la población electora. Por si quedan dudas, tan atractivo es hablar de este tema, que hasta el presidente actual trató de parafrasear que inclusive los niños son emprendedores, olvidándose de algo tan elemental, como que el trabajo infantil es algo que el Estado busca evitar. En términos futbolísticos, intentó meter un golazo de chilenita, pero lo marcó en arco propio.
El candidato Guillermo Lasso es otro de los políticos que trata de “anotar” un golazo electoral subiéndose a la causa del emprendimiento. En un conversatorio organizado sobre el tema, se auto declaró un empresario emprendedor en varias ocasiones. Quién mejor que él, según señalaba, para liderar un país de emprendedores, habiendo él mismo sido uno de ellos. Sin duda, una estrategia para ganar a minutos antes de que se acabe el partido.
Pero ahí cabe una duda fundamental: ¿Qué tan cierto es que el candidato Lasso ha emprendido en su vida? Para atreverme a responder esta pregunta debo pasar del plano de tercera persona en este artículo de opinión, al plano personal (al menos por un momento). En breve resumen, he intentado emprender en cuatro ocasiones, fallando tres, encontrándome inmerso en el intento actual que espero sea el exitoso. Además, me apasiona tanto este tema, que estudié un doctorado sobre el mismo. A parte de todo esto, trabajé para varias empresas en el desarrollo de proveedores industriales locales.
Con ese antecedente, podemos atrevernos a decir que, según la información biográfica del personaje (incluido su libro), el candidato en cuestión no es un emprendedor. Su único intento al parecer fue el crear una inmobiliaria con uno de sus hermanos, y el esfuerzo duraría menos de dos años. Más allá de eso, Lasso habría trabajado para empresas (en su mayoría relacionadas a la banca), que fueron fundadas por otros (emprendedores) y en el sector público. Aún así el candidato pretende subirse a esta moda política, no solamente promulgando apoyo, sino también pretendiendo ser uno de los emprendedores nacionales referenciales.
Ahora bien, no es que ser un “emprendedor” hace de quienes lo intentan mejores personas. En la sociedad es igual de digno ser un ejecutivo o trabajador del sector privado, como un funcionario del público. El problema radica en pretender ser algo o alguien que no se es, por simpatizar con una causa atractiva en la busca por ganar votos, más aún si el candidato trata de mostrarse como una persona impoluta que nunca miente y acusa al contrario de decir falsedades.
Quizás el candidato más bien debe tener cuidado de subirse en muchas causas a última hora, porque en lugar de convertirse en un presidente emprendedor, puede terminar siendo un candidato novelero, que busca subirse a todos los temas atractivos para la juventud, por puro interés y de forma momentánea. En eso podría parecerse al actual mandatario: intentó subirse en todo, pero terminó haciendo casi nada.
Esperamos que reciba este artículo con la libertad de pensamiento que también promueve. Aunque en esto también me atrevo a dudar, ya he recibido varios ataques de troll centers “afines” en redes sociales, o de partidarios bien hooligans, por pensar distinto. Dudo que esta sea la excepción.
Así como analiza tan detalladamente que Lasso no es un emprendedor. Analice por favor qué tiene Arauz de emprendedor viviendo a expensas del estado por años. Quizá sienta alguna afinidad porque Usted hizo lo mismo? Con ese pensamiento está destinado al fracaso.