Por: Tuntiak Romero.
La tercera vía no puede ser nunca la otra opción para alcanzar el mismo poder colonial que ha sido instrumento fundamental para 529 años de imposición y saqueo político, económico, cultura territorial y ecológico.
La tercera vía es la resistencia en territorio, la disputa metro a metro de los proyectos de vida simple, libre, diversa y en armonía con la Madre Tierra frente a la ola de muerte, homogenización y destrucción del capitalismo en todas sus formas y miradas.
La tercera vía es la construcción de otras formas de organización social para la educación autónoma, la salud de los pueblos, la alimentación como un derecho y el autogobierno como herramienta de emancipación de los pueblos y defensa – recuperación de sus territorios.
La tercera vía es el acceso a la tierra de los sin tierra del campo y la ciudad, es la guardianía comunitaria de las fuentes de agua y los páramos, es la primera línea en las calles y el acompañamiento a las comunidades en resistencia para la concreción de sus re-existencias.
La tercera vía es la organizada por las que no se venden, ni claudican en sus luchas, por las mujeres de abajo, las hijas del maíz, las que resisten de generación en generación, las que cantan sonidos de la naturaleza y letras de sus abuelas, las maestras de la vida autónoma.
Visto de este modo se vienen años claves para la re-organización de la izquierda ecuatoriana y sus mínimos puntos de concenso:
– Descarrilar cualquier intento de privatización de servicios públicos y eliminación de subsidios que apoyan la economía del pueblo.
– Defender territorios frente a los mega proyectos de muerte y destrucción. Poniendo el espíritu, cuerpo y mente en Fierro Urko, Kimsacocha, Río Blanco, Cahuasquí, Intag, Buenos Aires, Esmeraldas, el Chocó Andino y entre otros lugares biodiversos amenazados por mafias transnacionales.
– Cuidarnos solidariamente de la persecución, cancelación y violencia política por ser quienes somos y pensar diferente. No es un delito creer en el comunismo, anarquismo, comunalismo, socialismo, marxismo, mariateguismo y otros modos detestados por la derecha; no es un delito no aguantar las injusticias, no es un delito expresar nuestras rarezas y diversidades en oposición a lo «normal» del discurso como medio de dominación y sociedad del consumo.
– Tejernos para luchar en contra de deudas, TLCes y pactos con organismos extranjeros (FMI, Banco Mundial, banca china y otros).
¿Qué ayudó al triunfo de Lasso?
– El fraude.
– La fractura interna del movimiento indígena, (Bajen un ratito de los altares y fumen un tabako señor Iza y Yaku, reconozcan que son hermanos y no rivales, la derecha no es lo mismo «venga de donde venga», no es igual una actitud derechosa de la directiva de Pachakutik que de quienes estuvieron junto a León Febres Cordero. Existen diferencias monumentales. Señor Yaku acepte que debió ir junto a Iza y no con una persona recomendada por las ongs, que saltó del barco apenas pudo.
– La traición de Vargas castigada por el pueblo votando por Lasso. Castigo que será nuestra auto-condena.
– Hervas un pupilo de Lasso bañado de naranja. ID al servicio del «emprendurismo» lugar de la economía (esclavismo) donde se trabaja mucho y se gana poco. Donde se promete libertad y es lo que menos hay.
– La ausencia de educación política y pensamiento crítico en muchos jóvenes, quienes consumiendo tik tok optaron por Lasso y sus zapatos rojos. Compraron un candidato sin tener que pagar, la publicidad les embauco un producto, ellos creen que ganó su candidato, pero pará él no somos nadie. Él escogió sus votantes y no al revés.
– Finalmente, el anticorreismo, una gran cantidad de votantes ya no quiere ser gobernada por una banda de pillos, prepotentes y criminalizadores de las luchas indígenas, campesinas, de las mujeres y ambientales. Así es el péndulo político, esta vez pudo tener otro final pero se fue a la peor de las polaridades, la derecha social cristiana y hayekniana. La misma que dirigió el gobierno de Moreno y construyó su propio puente para tomar el poder sin máscaras al servicio de las grandes fortunas y agarrando al estado como una oficina de vigilancia, negocios y beneficencia.
Mientras sigamos viéndonos como enemigos y contrarios por venir de procesos diferentes, seguirán los ricos pocos pisotéandonos a los muchos pobres; y la revolución como una palabra corroída por la 35 o una utopía y sólo eso utopía.
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