Las sanciones incluyen a seis compañías rusas por sus actividades de ciberespionaje y 32 entidades y personas que, según la Casa Blanca, han llevado a cabo intentos dirigidos por el gobierno ruso para influir en las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos y deslegitimar el proceso electoral, así como otros actos de desinformación e interferencia.
Además, la Casa Blanca ha acusado formalmente al Servicio de Espionaje Exterior de Rusia (SVR) de haber «perpetrado» el ciberataque masivo que comenzó presuntamente en 2019 y penetró en los sistemas del Gobierno estadounidense y grandes compañías mediante un programa de la empresa SolarWinds. La intrusión dio a los ciberdelincuentes acceso a 18.000 redes informáticas privadas y gubernamentales, incluidos los Departamentos del Tesoro y de Comercio.
La Casa Blanca también ha comunicado que Biden está utilizando los canales diplomáticos, militares y de inteligencia para responder a las informaciones que apuntan a que Rusia alentó a los talibán a atacar a las tropas estadounidenses y aliadas en Afganistán.
Además, ha anunciado que el Departamento del Tesoro, en colaboración con la Unión Europea, el Reino Unido, Australia y Canadá, ha sancionado a ocho personas y entidades asociadas a la actual intervención de Rusia en Crimea. Es la segunda vez durante el mandato de Biden que Estados Unidos se coordina con la Unión Europea para imponer sanciones a Rusia, tras las aprobadas el mes pasado por el encarcelamiento de Navalni.
El Tesoro estadounidense también ha emitido una orden que prohíbe a las instituciones financieras estadounidenses participar en el mercado principal de bonos emitidos a partir del próximo 14 de junio por el Banco Central ruso y otras instituciones del país, en un intento de coartar su venta de deuda soberana.
El presidente estadounidense habló con su homólogo ruso este martes y le exigió que «rebaje las tensiones» con Ucrania, expresando su «preocupación» por la movilización militar rusa en la frontera con ese país.
Durante la conversación, Biden también le propuso a Putin mantener «una cumbre en un tercer país» en algún momento de los «próximos meses», para «conversar sobre todos los temas a los que se enfrentan Estados Unidos y Rusia».
La llamada fue la segunda entre ambos que se ha hecho pública desde que Biden llegó al poder en enero, y se produjo después de que Rusia anunciara que había enviado tropas y tres unidades aerotransportadas a sus fronteras occidentales.
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