Estamos frente a un momento historio en donde como dirían las abuelas todos los gatos parecen pardos, así que prendamos la tulpa y busquemos iluminarnos a través de nuestra historia. La gran pregunta actual frente a las disputas al interior del movimiento indígena es ¿qué está en juego en este momento? El tema central de esta carta trata de responder a esta pregunta y, la escribo con la firme convicción de que, no hacerlo nos dejaría llenas de dolores, así acostumbramos las mujeres a exorcizar lo que llaman las hermanas náhuatl la tiricia o “tristeza del corazón”, tristeza frente a la lucha fratricida que se impone como narrativa en la CONAIE.
Por: Elizabeth Rivera.
La CONAIE cada tres años elige a un concejo de gobierno, que se encarga de hacer un juramento frente a las 14 nacionalidades y 18 pueblos de “mandar obedeciendo”, lo que significa que su legitimidad, como consejo de gobierno, radica en la sabiduría de todas y todos los que nos auto identificamos como pueblos y nacionalidades indígenas, así fue y así necesitamos que se mantengan los espacios de conducción de nuestra Confederación, de no hacerlo dejará de tener legitimidad y pertinencia así como muchas otras organizaciones que la precedieron.
Las diferencias político organizativas no han iniciado hoy, hemos sido testigos y parte de ellas en varios momentos en estos últimos 35 años, de la misma construcción de la CONAIE. Cada una de la batallas internas tuvieron suertes distinta; hubieron aquellas que nos permitió dar saltos cualitativos, como la creación de la Coordinadora de Movimientos Sociales, espacio de convergencia de todos los sectores en lucha contra el neoliberalismo, o incluso la constitución del Movimiento Pachakutik como instrumento de lucha político electoral de los sectores populares y la izquierda. Pero otras minaron la unidad interna y generaron dispersión política, sobre todo aquellas que posicionaron narrativas que buscaban más justificar intencionalidades de grupos o personas más que argumentos políticos objetivos, por ejemplo cuando se disputaba continuar o no con el apoyo a Lucio Gutiérrez por parte de Pachakutik, en el marco de las lucha contra el neoliberalismo, se nos acusaba a quienes estábamos a favor de romper con ese gobierno de infantiles y no entender la política real.
En el Movimiento Pachakutik, también se mantuvo pugnas políticas internas. La más grave fue la del 2007, donde se enfrentó a un partido político pequeño pero con ramificaciones en la CMS y la CONAIE, de tal manera que controlaban la Coordinación nacional del movimiento, cuando la CONAIE planteó dar un giro político en la estrategia general, priorizar la lucha contra el TLC y restaurar Pachakutik, de acuerdo al peso organizativo de las organizaciones componentes, esta organización interna fue sacada de los espacios de conducción. Para justificar su desplazamiento levantaron el discurso acusando al movimiento indígena y a quien no se subordinaba a sus intereses, de etnicistas, acusación que ya habían iniciado en el conflicto por la ruptura con Lucio Gutiérrez, insistieron con las violencia luego cuando este grupo buscó controlar la alianza con la Izquierda Democrática y, lo mismo hicieron para justificar su ruptura con Pachakutik y su posterior entrada en alianza con Rafael Correa.
En la actualidad la lucha por la unidad y renovación de la CONAIE es más compleja porque está en juego varios acumulados: nuestra propia existencia como organización, la propuesta alternativa al capitalismo que hemos construido colectivamente que es la plurinacionalidad con sus avances territoriales, que se muestran como una esperanza frente a la actual realidad de pandemia y crisis; la economía comunitaria que busca la protección de la naturaleza de la que somos parte como centro del debate que ahora es mundial; democracia directa en procesos asamblearios de representación comunitaria; la interculturalidad en la gestión comunitaria de los territorios; y los feminismos ligados a la tierra y la comunidad de la que hemos hablado en muchos encuentros entre warmikunas, incluso de aquellas que han elegido no llamarse feministas pero que han hecho de su vida una constante enseñanza de lo que Ángela Davis plantea como vivencia “El feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas”, me refiero a varias hermanas como Blanca Chancosa, Nina Pacari, Patricia Gualinga, María Andrade entre otras muchas, y las nombro a ellas porque en el contexto de las disputas por el poder que se da actualmente previo al congreso de la CONAIE, se pone en cuestión su compromiso y aporte fundamental a la Confederación desde el lugar que cada una ha decidido ocupar.
En este último proceso, para conformar el nuevo consejo de gobierno, mucho se ha escrito sobre los elegibles para “presidir la CONAIE”, pero hay más acusaciones que debates, la preocupación central no es sobre las propuestas para acompañar a los pueblos y nacionalidades indígenas en un procesos de renovación y reconstrucción en un momento de acumulados políticos y debilidades organizativas. Hoy hay varios problemas a los que dar respuestas, me quiero referir a tres de ellos:
Uno, ligado a las disputas de poder internas entre varias tendencias al interior para formar parte del consejo de gobierno, esto en sí mismo no es un problema previo a un congreso, y mucho más en un momento tan crucial como el actual donde se necesita dar respuesta a, la lucha organizativa político-social en un contexto de crisis y pandemia, a los GAD en los que Pachakutik han construido propuestas de gobiernos alternativos que han sido clave para enfrentar la pandemia y crisis desde el 2015; y, a la gran representación parlamentaria conseguida en la última elección, que representa un bloque a construir de 27 asambleístas.
Dos, el ataque sistemático a la izquierda, sobre todo a la llamada izquierda social, muy crítica a las visiones de toma de poder por grupos de elites de partidos políticos, que busca convertir a la sociedad en correa de trasmisión de sus decisiones. Varios intentos de estos se han dado a lo largo de la historia de fortalecimiento y conformación de la CONAIE. Reducir a la confederación de nacionalidades y pueblos en simple ejecutora, es un absurdo e insensatez en un momento en que la lucha por la democracia directa y plurinacional es absolutamente urgente para enfrentar al renovado neoliberalismo y capitalismo.
Tres, la lucha político ideológica desde los feminismos, que en nuestra historia organizativa también ha formado parte de la notas de esa gran melodía que es la CONAIE. Rememoremos, desde inicios de los 90s se propuso conformar la CONMI, que promovía la conformación de espacios de discusión y debate desde las mujeres que militaban en la CONAIE, este intento terminó diluyéndose luego de varias reflexiones sobre cuán estratégica era en ese momento abrir una lucha interna que pudiera dispersar la unidad. Hasta los diferentes momentos de luchas de las mujeres por aportar con fuerza política y organizativa frente a los tratados de libre comercio, las luchas por los derechos humanos, los derechos colectivos y los derechos de las mujeres y su propia construcción política a través de la Escuela Dolores Cacuango, todo lo que hemos dado durante estos 35 años. No, de ninguna manera las mujeres de los pueblos y nacionalidades indígenas no somos advenedizas en la política como se pretende decir desde varias de las posiciones que se han manifestado, asumidas tanto por hombres como por mujeres, desde dentro como por fuera del movimiento. Hemos sido rostros visibles, con fuertes argumentos por la unidad programática, por la implementación de la plurinacionalidad, las que hemos sostenido la vida política organizativa en todos los tiempos, las estructuras comunitarias de la Confederación, y sus procesos y memorias históricas de luchas.
Y hoy también aparecemos para decir no, tanto a la lucha fratricidas que se quiere imponer al interior, como a la lucha de hermanas que ahora se pretender crear como narrativa para justificar esa lucha por la conducción personalista. Invocamos a la sabiduría y hermandad de todos y todas a oponerse sobre todo a quienes quieren convertir nuestros avances en retrocesos político organizativos, en muerte, en lucha fratricida, los pueblos y nacionalidades de la CONAIE nos merece construir un destino más comunitario, más de “mandar obedeciendo”, ese es un legado de nuestras abuelas y hermanas de todo el continente y de todos los tiempos.
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• Fuente: conaie.org está licenciada como CC BY 4.0
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