El lavado mediático a la extrema derecha francesa y su ascenso en las encuestas

Los pronósticos otorgan a Marine Le Pen un 48% del voto en la segunda vuelta de las elecciones francesas de 2022.

Por Arsenio Cuenca

A falta de un año de las presidenciales, ya se puede palpar la tensión en el país galo. No en vano, las encuestas arrojan unos resultados inquietantes de cara a la primera vuelta electoral, fechada para abril de 2022. A día de hoy, la candidata de la Reagrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, está a la cabeza de los pronósticos electorales.

Con estas cifras, el líder de la Liga italiana, Matteo Salvini, se permitió afirmar recientemente que ya Le Pen no es ultra, o “no estaría a la par en los sondeos con Macron”. Nada más lejos de la realidad, puesto que la estrategia de moderación de Le Pen es, cuanto menos, aparente, y sus números solo se explican por otros muchos factores, como su cobertura mediática o el desencanto con el actual gobierno.

En cualquier caso, la líder de ultraderecha supera al que se prevé su rival más directo, el actual presidente de la República, Emmanuel Macron. Desde el comienzo de la pandemia, La República en Marcha (LREM) –formación de Macron perteneciente al centro liberal– ha empeorado sus cifras de intención de voto hasta el punto de sembrar la duda en el progresismo francés: ¿Es posible un gobierno de extrema derecha en 2022?

Según la Fundación Jean-Jaurés, “el riesgo es limitado pero real”. Entre los motivos destaca el lavado de imagen al que se está sometiendo la formación ultra. Esta estrategia de moderación se intensificó en el momento en el que Marine Le Pen se hizo con el control del partido en 2011, aunque ya la comenzó su padre, Jean-Marie Le Pen, en la década de 1980. Si entonces Jean-Marie Le Pen abandonó un discurso basado en el racismo biológico por otro ligado al diferencialismo cultural y religioso, su hija se ha desvinculado igualmente de las posiciones más extremas del padre, ligadas fundamentalmente al antisemitismo y al negacionismo del Holocausto.

En la medida en que la ultraderecha se ha visto con opciones de acceder al poder, no ha dudado en suavizar sus posturas, acercándose cada vez más a las de la derecha conservadora de Los Republicanos (LR). Al mismo tiempo, ante el crecimiento progresivo del RN, el conservadurismo francés se ha visto obligado a radicalizarse, generando una porosidad entre ambas corrientes, donde al final prima el discurso más extremo.

En Francia, el sorpasso de la ultraderecha a la derecha conservadora se ha impuesto desde las legislativas de 2017. En cualquier caso, esto no quiere decir que realmente el RN se esté moderando: su fichaje en 2019 de un perfil como el de Hervé Juvin, vinculado al movimiento identitario de la Nouvelle Droite francesa, demuestra lo contrario.

Lavado mediático

Un sector de los medios de comunicación está contribuyendo a amplificar el mensaje de la extrema derecha. No solo equiparando cualquier otro partido político al RN, sino evitando realizar un análisis crítico de la naturaleza antidemocrática de este último. Recientemente, la revista de ultraderecha Valeurs Actuelles publicó una tribuna firmada por cuadros superiores del ejército francés ya jubilados que incitaba a la sedición y deslegitimaba al presidente Macron. De entre los signatarios, algunos de ellos están vinculados al RN y simpatizan con tesis conspiracionistas de ultraderecha como el Gran Reemplazo. La publicación recibió una condena inmediata por parte del Estado Mayor y del Gobierno.

Marine Le Pen no tardó en posicionarse del lado de estos militares, portadores de un discurso muy similar al de su partido. Acto seguido, las principales cadenas de difusión de información empezaron a invitar a miembros del RN y a representantes de la extrema derecha francesa a sus platós. La noticia de los generales sediciosos llegó en un momento en el que CNews, conocida por invitar cotidianamente a polemistas de ultraderecha como el periodista Éric Zemmour, comenzaba a superar en índice de audiencia a sus competidoras, BFMTV y LCI. Ante el sorpassomediático estas dos últimas se han visto obligadas a radicalizar su líneaeditorial, invitando justo después incluso a personalidades a la derecha del RN, como la sobrina de Le Pen, Marion Maréchal Le Pen, o su antiguo consejero, Florian Phillipot.

LCI echó todavía más leña al fuego. Al tiempo que la ultraderecha francesa se paseaba por sus platós, publicaba una encuesta según la cual el 58% de los franceses estarían de acuerdo con la iniciativa de los militares y el 49% apoyaba una intervención del ejército para mantener el orden en el país al margen del Gobierno. El especialista en ultraderecha Jean-Yves Camus recuerda que esta encuesta fue realizada en momentos de marcada tensión interracial, como la muerte de una policía en un atentado islamista días antes.

Parece claro que un sector de la sociedad francesa se está derechizando. Pero el sesgo mediático con el que se trata esta tendencia atribuye un mayor peso a la capacidad movilizadora de la ultraderecha y a la institucionalización de su discurso (fenómenos nada desdeñables), que a otro factor crucial por lo general obviado: el desencanto, una cuestión estructural y que no seduce tanto a la hora de informar. Si el RN tiene posibilidad de gobernar, es principalmente porque los franceses que votaron a Macron en 2017 para contener a la extrema derecha, parecen tener ahora más reticencias a hacerlo en 2022. Queda esperar que el progresismo francés consiga movilizar la ilusión de su electorado ante una Le Pen cuyos pronósticos le otorgan hasta un 48% de votos en la segunda vuelta. 

Fuente: https://www.lamarea.com/2021/05/07/le-pen-francia-encuestas-favorecen-reagrupamiento-nacional/

 

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