¿Tienen una relación siamesa un programa parlamentario con la captación de puestos en la Asamblea Nacional? Si y no. Desde una visión pragmática e inmediatista de la administración de esa función del Estado, el control de ciertos cargos directivos se vuelve imprescindible para aprobar ciertas leyes, poner en práctica algunas medidas, apuntalar el aparato del partido, generar clientelas, manejar recursos, etc. Desde una visión estratégica de la política, no necesariamente.
Por: Juan Cuvi.
La discusión es pertinente a la luz de las pujas que se están dando alrededor de la elección del próximo presidente del poder legislativo. La existencia de tres bloques bastante bien equilibrados obliga a unas complejas negociaciones, sobre todo por las dificultades heredadas del pasado. Tanto el correísmo como el socialcristianismo generan demasiada resistencia y animadversión entre las demás fuerzas. El reguero de atropellos y actos reñidos con la ética con el que adobaron su trayectoria política hacen imposibles no solo los acuerdos, sino hasta los mismos acercamientos. Así, al menos, lo han expresado voceros de Pachakutik y de la Izquierda Democrática.
La tienda que está en mejores condiciones para adoptar una postura estratégica es, a no dudarlo, Pachakutik, porque es la única que puede combinar la lucha parlamentaria con la movilización social. Y no es poca cosa. Luego del desenlace del paro de octubre de 2019, quedó en evidencia que en momentos cruciales los conflictos políticos salen del ámbito de la formalidad institucional y se resuelven en la esfera de lo público. En la negociación de ese levantamiento, la Asamblea Nacional, que se supone es el espacio político por antonomasia, brilló por su ausencia e inocuidad. Todo se dirimió entre el gobierno y el movimiento indígena.
Las disputas entre pragmatismo y estrategia son inevitables, sobre todo por la escasa consistencia de los partidos políticos. El desgranamiento es una amenaza permanente. Hay asambleístas que miran con fruición el pedazo y no el pan, por aquella admonición de que si esperan demasiado pueden quedarse sin pan ni pedazo. Hay otros, en cambio, que sí tienen claridad respecto de la importancia de un proyecto de largo plazo. Se juegan por el pan porque es la única posibilidad de cambiar las cosas.
La postura de mantenerse fieles a los lineamientos establecidos en su programa de gobierno ha sido, hasta ahora, el aporte más sobresaliente de los voceros de Pachakutik a la política nacional. El acuerdo parlamentario alcanzado con la Izquierda Democrática, sobre la mesa y a la luz del día, es un referente de lo que deberían ser las negociaciones políticas en una democracia medianamente decente. Al margen de su viabilidad, puede permitirle al movimiento indígena mantener una posición estratégica coherente y exitosa. Como segundo bloque partidario en la Asamblea Nacional, su coherencia puede ser decisiva tanto en la contienda parlamentaria como en la lucha social. Más aún si se piensa en la intensa conflictividad que provocará la múltiple crisis que tiene que afrontar el país en el próximo período.
Créditos de la imagen:
• Pachakutik, entre el pan y el pedazo está licenciada como CC BY 4.0
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