Los salvadores de Jerusalén: Israel y Hamás ya están al borde de una nueva guerra

En las represalias israelíes contra Hamás en la franja han muerto ya, según las autoridades sanitarias palestinas, 30 personas, 10 de ellas niños

Por Maya Siminovich
Después de más de un año de relativa calma, Israel y Hamás vuelven a estar a un paso de un enfrentamiento militar abierto. Los islamistas han ido escalando gradualmente, en palabras y acciones, y desde el lunes han lanzado 1.050 cohetes hacia territorio israelí, acabando con la vida de siete personas, todas por impacto de proyectil. En las represalias israelíes contra Hamás en la franja han muerto 43 personas, 13 de ellas niños, según las autoridades sanitarias palestinas. El Ejército israelí dice que por lo menos 15 eran operativos de Hamás.

La escalada militar se inició principalmente el lunes, cuando las milicias palestinas dieron un ultimátum a Israel para que sacara a sus tropas de Al Aqsa, donde fieles musulmanes y agentes de la policía se estaban enfrentando, dejando al menos 300 palestinos y 30 policías heridos, y del barrio de Sheik Jarrah, donde cuatro familias palestinas pueden ser desahuciadas, ambos sitios en Jerusalén. Cuando Israel no cumplió, Hamás lanzó siete proyectiles contra la ciudad. Después de esos siete, han caído cientos de cohetes en Tel Aviv, Ashkelon y otras ciudades del centro del país.

Las tropas israelíes han reforzado a las ya apostadas en la frontera con Gaza y la operación ha recibido nombre de Guardianes del Muro algo que es probablemente mala señal. Lo que Israel llama «operaciones» muchas veces se convierten en guerras. Y la última operación con nombre defensivo, Margen protector, fue en realidad la guerra de 2014, el mayor conflicto en la Franja de Gaza desde la Segunda Intifada: murieron más de 2.000 palestinos, muchos de ellos civiles según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, y 71 israelíes, 66 de los cuales eran militares.

El escalafón militar israelí propuso hace semanas un ataque contundente contra Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, después de que se hubieran lanzado más de 35 proyectiles hacia Israel, pero el Gobierno rechazó el plan. En esta ocasión, la aprobación y coordinación de las operaciones fueron inmediatas. De hecho, la patente enemistad entre el primer ministro, Benjamin Netanyahu, y su socio de coalición y ministro de Defensa, Benny Gantz, no afectó a la respuesta

“No interesa una guerra abierta”

Los platós de televisión se llenan de militares y expolíticos convertidos en analistas que, en su mayoría, afirman que no está en el interés de ningún bando una guerra abierta.

“Cada alarma que ululaba anoche me hacía pensar ‘cuánto van a sufrir los niños de Gaza cuando los bombardee el Ejército mañana’, mientras abrazaba a mis dos hijos que estaban aterrorizados y les decía que esto se iba a terminar”, explicaba Yael Cohen durante la noche de este martes, cuando más de 130 misiles cayeron sobre Tel Aviv y ciudades adyacentes. “Porque si Hamás no quiere guerra, no lo parece desde ningún punto de vista, y su población es la que más sufre, mucho más que nosotros. Anoche todo me parecía, de nuevo, como en 2014, una enorme estupidez que ninguna tierra ni ninguna religión puede justificar”.

Además de las dos novedosas acciones de Hamás, el foco incendiario en esta ocasión comenzó en los segmentos de población más jóvenes: los islamistas pro-Hamás, muy presentes en los enfrentamientos en Jerusalén de los últimos días, y los extremistas judíos del movimiento Yotsmá Yehudit (poderío judío, en hebreo) que ahora tienen representante parlamentario. Su líder, Itamar Ben Gvir, es un conocido abogado de terroristas judíos, con un discurso antiárabe, homófobo, racista y nacionalista. También es el promotor de una organización llamada Lehavá (la llama, en hebreo) que reúne a violentos jóvenes que se oponen vehementemente a la asimilación en el país e irrumpen en bodas entre judíos y musulmanes.

placeholderCoches calcinados en Israel tras el lanzamiento de misiles de Hamás. (Reuters)

El domingo, Ben Gvir encabezó rodeado de adolescentes la conflictiva Marcha de la Bandera que se celebra desde 1980 en el Día de Jerusalén, recordando la victoria israelí sobre Jordania en la guerra de los Seis Días, cuando recuperaron el lado oriental de Jerusalén. Los miles de jóvenes nacionalistas judíos reunidos el lunes marcharon, como cada año, hasta llegar a su destino final celebratorio, el Muro de las Lamentaciones, en el lado oriental de la Ciudad vieja. La marcha, en términos generales, suele ser vista por los palestinos como una provocación.

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