El padre
La madre de Alison no aparece públicamente, no se sabe bien por qué. Puede ser por miedo.
Luis S., el padre, es policía con más de 20 años de servicio, a punto de jubilarse. El general Alarcón se permitió revelar que vive en Cali, a 113 kilómetros de Popayán, donde tiene un matrimonio establecido.
El padre policía da la impresión de frialdad. Fue el halo que dejó su reacción del primer día, cuando se le vio más indignado por lo ocurrido a su hija. Acababa de observar el vídeo y mostró rechazo: no tenían por qué tratarla así.
Luis S. ama la institución por encima de cualquier cosa. Nunca jamás va a decir en medios nada contra la Policía, porque le están tocando la médula de su conciencia durante dos décadas. Su actitud entretanto se ha vuelto más laxa. El hombre ha ido matizando su posición. El viernes 14 y el sábado 15 de mayo, cuando fue el sepelio, ya estaba más condescendiente.
A lo mejor, Luis S. es de los que podría preguntar lo usual: qué estaba haciendo la niña en la calle a esa hora (21.00 horas de la noche). O a lo mejor se preguntó qué pensamientos podían estar pasando por la cabecita de su hija acerca de lo que le estaban haciendo los compañeros de su papá. Una injusticia imposible de tolerar.
Alguien que prefiere no ser identificado, por discreción, lo observó de cerca estos días.
Es un militar, lo disculpa. Parco. Un hombre que ha sido policía, formado en una cultura machista, patriarcal, un hombre que no vivía con su hija y que tiene un respeto sobrenatural por la institucionalidad de la Policía. A eso se le puede atribuir su postura. Para gente como él, los asuntos de género son muy difíciles.
El detonante
Cuando trascendió la noticia sobre la muerte de Alison, la indignación estalló. La misma tarde de su muerte, en el centro de Popayán manifestantes iracundos le prendieron fuego a la URI, donde se supone ocurrió la violencia sexual.
De esta manera, evidentemente, la escena del crimen se esfumó, la abogada Lizeth Montero, del bufete de derechos humanos Comisión Colombiana de Juristas, afirmó a Público que el material forense de Alison no se quemó, y que en las próximas horas se entregará el resultado de las pesquisas al padre.
El trabajo en red en torno al Comité Nacional de Paro se adivina detrás del ya citado documento, que precisa e incluso desmiente lo dicho por el general Ricardo Alarcón.
En la red están, entre otros, la Comisión de Garantías y Derechos Humanos de la Coordinación Departamental de Paro, las instancias de derechos humanos de las centrales sindicales, la Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano Francisco Isaías Cifuentes y el Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, es decir, los indígenas de todo el departamento.
Esa fuente múltiple, más la abogada Lizeth Montero, confirman que en la URI la niña no fue recibida, como afirmó el general, por un equipo del ICBF, el instituto estatal que atiende a menores de edad en riesgo.
A las 9:15 horas de la noche del fatídico 12 de mayo ingresaron allí dos paramédicos, que fueron los que atendieron a la adolescente. También entró un defensor de derechos humanos y Alison le contó que la habían golpeado. Tenía heridas en las manos.
Nadie escribió un acta, pero la novedad sí fue reportada en un chat de WhatsApp donde están los jefes departamentales y municipales de la Policía.
La Fiscalía General de la Nación designó un equipo especializado conformado por la fiscal coordinadora del Grupo de Género, otro de la Unidad de Vida y otro de la Unidad de Derechos Humanos. La fiscal de Género anunció una autopsia psicológica para establecer el contexto de los hechos. Los cuatro agentes fueron suspendidos.
La investigación forense debe dar luces sobre el contexto adicional del suicidio, y la estrategia de la policía parece que será mostrar inestabilidad emocional, familia disfuncional, como causas del suicidio.
Es una trampa que de antemano se sabe que fallará.
El suicidio de las mujeres después de una violación es un asunto relativamente frecuente, advirtió a Público María Eugenia Sánchez, socióloga de la Casa de la Mujer en Bogotá.
Además, el protocolo en estos casos dice que a la víctima de violencia sexual se le cree, punto. Más aun si es menor de edad. La última publicación de Alison, su denuncia, ya no podrá salir del expediente aunque le hayan borrado la cuenta de Facebook.
Por más circunstancias adversas que tuviera en su estabilidad anímica o en su vida, la violencia sexual contra Alison fue el detonante para su suicidio, expresó la socióloga feminista.
Fuente: https://www.publico.es/internacional/protestas-colombia-abuso-sexual-policias-posterior-suicidio-joven-alison-enciende-protesta-colombia.html
Be the first to comment