Al excandidato Yaku Pérez lo asesoraron mal. Nadie le cerró las puertas a la segunda vuelta electoral del pasado 11 de abril. Los resultados no le alcanzaron pese al amplio apoyo del electorado, pues obtuvo el 19,39% de los votos válidos frente al 19,74% de Guillermo Lasso. Lo contrario, son fábulas transmutadas en análisis, teorías conspirativas e intentos fallidos de algún asesor o asesora por edulcorar su derrota más que la del propio candidato.
Por: Alfredo Espinosa Rodríguez.
¿Existieron errores en las elecciones de la primera vuelta electoral? Sí, los hubo. El más grave de ellos fue el haber leído los resultados del conteo rápido sin dar a conocer la banda de error de los mismos (empate técnico) al cual se sumó el peso histórico de la falta de credibilidad institucional del órgano electoral. Esto provocó que los asesores y asesoras del excandidato presidencial, ensimismados en su sectarismo ideológico, tergiversen ante la opinión pública el sentido de una herramienta (conteo rápido) que permitió estimar tendencias en base a una muestra estadística y aleatoria (2 425 actas) al equipararla con los resultados del escrutinio oficial. ¡Esa es la verdad!
¿Por qué los asesores de Yaku Pérez jugaron y siguen jugando de manera irresponsable con la estabilidad del país al crear fábulas e ideologizar la derrota y las acciones posteriores a ella? Sin ningún resquemor despojaron prematuramente cualquier imagen de estadista en el excandidato para encerrarlo en el mundo de las consignas y el dogmatismo, porque desde ese horizonte de sentido se podía mostrar incólume ante los suyos, sobre todo ante las bases del movimiento indígena y sus dirigentes, divididos por conflictos internos y alineados a la izquierda reformista. Pero sobre todo, porque Pérez dejó de lado aquella figura del “candidato débil” que le fuera indilgada por un sector de la dirigencia de la CONAIE, encabezada hasta ese momento, por Jaime Vargas. Solo así se pueden entender los cambios repentinos en los pedidos de reconteo de votos en las distintas provincias del país.
Más allá de las elucubraciones ideológicas y los sentidos comunes, lo cierto es que Yaku Pérez y su organización política presentaron 20.534 actas de distintas dignidades (9.411 de binomio presidencial y 11.123 de asambleístas nacionales y parlamentarios andinos) para que se revisen las diferencias del número de electores entre dignidades. Sin embargo, el pedido resultó improcedente porque no consta dentro de las causales que determina el Art. 138 del Código de la Democracia. ¡Esto no escriben los asesores del excandidato en sus relatos! ¿Acaso la norma fue creada exclusivamente para perjudicar al excandidato? La respuesta contundente es no.
Adicionalmente, se presentaron 7 233 actas con supuestas inconsistencias numéricas y falta de firmas. De ellas, 1 453 eran actas repetidas, mientras que de las 5 780 restantes, 5 409 no tuvieron inconsistencia alguna. Es decir, eran válidas. Lo único que se identificó fueron 10 actas con inconsistencias numéricas y 21 con falta de firmas.
Por si esto fuera poco, una de las autoridades del órgano electoral, de mutuo propio, realizó un control paralelo al proceso de verificación de actas que se llevó a cabo, para lo cual tomó una muestra pequeña (sub-muestra) de 191 actas. Los resultados de ese control paralelo fueron los siguientes:
- “No se identificaron inconsistencias numéricas en las actas subsistentes luego de los procesos de reconteo, y por fuera del margen reglamentario del 1%.
- No se ha encontrado diferencias entre la información sobre los votos establecidas en las actas de la sub-muestra (191) y los votos registrados en el sistema informático.
- Se han encontrado un total de 2 actas con irregularidades en la firma para binomio. Este monto se corresponde con el 0,71% de las actas de la sub-muestra (191) para binomio presidencial”.
Esta investigación y sus resultados tampoco aparecieron ni aparecen en las líneas discursivas de quienes pretenden criticar la democracia con fabulas. ¿Por qué? La ausencia de espíritu republicano pretende enrarecer el ambiente postelectoral para justificar existencias anacrónicas en el quehacer político.
Si Yaku Pérez, el dirigente indígena con mayor aceptación electoral, quiere llegar a ser gobierno, debe desembarazarse de quienes lo asesoraron en las elecciones de 2021, por una sencilla razón. No se puede gobernar al Ecuador desde el sectarismo y el resentimiento. Eso ya lo hizo Correa. El país necesita liderazgos de alto nivel, defensores de causas sociales y promotores de libertades. Dicho de otra manera, la nación requiere hombres y mujeres que generen encuentros entre diversos y que, si se auto-identifican de izquierda, cuenten con la suficiente solvencia reflexiva para no repetir, pregonar, ni dignificar los errores históricos causados por este ideologismo.
¿Será que Yaku Pérez asume el reto como estadista y líder de una izquierda moderna?
Créditos de la imagen:
• Cuando las fabulas son críticas nocivas a la democracia está licenciada como CC BY 4.0
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