El fascismo es la estetización de la política.
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Son grupos como el Hogar Social, Lo Nuestro o Acción Social. Han maquillado su mensaje hasta hacerlo buenista sin que deje de ser suyo, de modo que la moral clasemediana no tiene problemas en aceptarlo. Sin pretender ser exhaustivo, sus características son:
- Hacen campañas en temas hasta ahora reservados a las ONG. Por ejemplo, denuncian el maltrato a los animales, dan alojamiento y comida a personas necesitadas, critican políticas injustas, recogen basura, reparten material escolar de cara al nuevo curso o juguetes en navidades para familias con pocos recursos, etc.
- Adaptan técnicas de comunicación de guerrilla también generalmente vinculadas a ONG y movimientos sociales, como las performances o el despliegue de pancartas.
- Aprovechan las oportunidades de internet, libres de la censura de los medios de comunicación.
- Sus acciones comunicativas son moderadas y positivas. Usan power words hasta ahora de uso exclusivo de ONG, como “solidaridad” y «ayuda». Usan un lenguaje muy correcto, y se apartan comunicativamente de ideas que pudieran parecer fascistas. Su mensaje no es anti, sino a favor. Por ejemplo: No somos racistas, pero hay que ayudar a los españoles.
- Su atuendo es ahora más amable, mucho menos agresivo que el skin noventero. Proyectan una imagen que el clasemediano puede ver como referente, moderna y cool, con barbas y prendas post-hipster.
- Su mensaje tiene una narrativa muy bien construida, con un dragón al que derrotar (los poderosos y la izquierda vendepatrias) y una princesa a la que salvar (España y sus gentes humildes y trabajadoras). Ellos, y quienes a ellos se sumen, son los caballeros que derrotarán al dragón para salvar a la princesa, claro,
Sus campañas ocupan, como ya se ha dicho repetidas veces, el lugar que la izquierda ha abandonado, el de representar al Pueblo, para sustituirlo por las más variadas minorías hacia las que estas gentes sienten total desafecto. Y no olvidemos que estamos en la Dictadura del Pueblo, por lo que hay que bailarle el agua si queremos lograr el poder para poder poner en práctica todos nuestros grandes cambios.
Veamos algunos ejemplos. El grupo Acción Social Asturias colocó recientemente una pancarta en el viaducto de Somonte, en Gijón. La pancarta, en la que se leía «Muertes en Génova, ¿mañana en Gijón? Viaducto de Somonte solución», ha sido desplegada solo días después del colapso del puente de Morandi en Génova, que causó la muerte a 43 personas. El grupo ha presentado la acción junto a fotos en las que se aprecia el deterioro del puente gijonés, y ofrece datos de la inacción de las administraciones sobre su estado. Se trata de una acción de respuesta rápida, muy oportuna y con un estudio legal y técnico suficientemente exhaustivo. El grupo Lo Nuestro en Murcia hizo algo parecido denunciando la contaminación en el Mar Menor, robando también el campo de protesta de las organizaciones ecologistas.
El Hogar Social Madrid, por su parte, es especialmente conocido por sus acciones de guerrilla. En la Puerta del Sol hicieron una performance en la que simulaban la decapitación de unas personas secuestradas por parte del Isis. Las fotos resultantes son de una calidad alarmante comparadas con sus homólogas de movimientos sociales izquierdistas, que tienden a la perroflautada. Fueron recogidas por varios medios de comunicación, que es el fin último de toda acción de guerrilla. En otra ocasión lograron descolgar una pancarta en la que se leía «Españoles welcome» del Ayuntamiento de Madrid, compensando la de «Refugees welcome» que el consistorio de Manuela Carmena exhibe de forma permanenete. También han desplegado una pancarta con el mensaje «Había una vez un circo» frente al Congreso. Estas pancartas están muy bien elaboradas, con letras de imprenta (en contraposición a las sábanas con esprai que a veces exhiben los grupos de izquierdas), y con unos mensajes, a mi juicio, muy inteligentes. Me gustaría resaltar cómo la más sencilla de estas acciones requiere una implicación muy profunda, un tiempo de trabajo muy exhaustivo y unas habilidades técnicas muy específicas, por lo que estamos ante grupos con una elevada capacidad de organización y compromiso.
Del Hogar Social Madrid también son interesantes sus «okupaciones», en todo iguales a las de movimientos de izquierdas. Narraron los desalojos por internet, pidiendo ayuda, y clamando con éxito cada nueva ocupación. Incluso llegaron a acampar frente al ayuntamiento “para pedir solución a las familias españolas necesitadas que ahora no tienen techo”. Todo un acierto comunicativo, lejos de la habitual narrativa okupa de izquierdas, al centrar su discurso en gente sin recursos. No debemos olvidar que no hace tanto este tipo de colectivos eran famosos, entre otras cosas, por dar palizas a vagabundos por las calles.
Otro caso son las manifestaciones espontáneas organizadas a través de internet, al más puro estilo 15M. Si bien a veces no cuentan con la afluencia deseada, algunas han sido memorables, como la manifestación «anticomunista» de Colón, el día antes del nombramiento de Manuela Carmena como alcaldesa, que se saldó con la cámara de un fotógrafo rota por violencia gerontocrática. Pedro Sánchez también está siendo objeto de diversas manifestaciones espontáneas, la próxima convocada para este 8 de septiembre.
La acción neorreaccionaria online no es menos importante. Diversas personas, con formas y lenguajes propios del Pueblo, expresan como propias opiniones aprendidas en vídeos cercanos que captan la esencia y genuinidad de los primeros youtubers. Es el caso del transportista y camarero Toño Corcolés, ya estudiado por Homo Velamine, u otras personas anónimas que repiten ideas cuñadas como que las personas inmigrantes reciben más ayudas que las españolas
Si la canción protesta fue todo un símbolo revolucionario durante los años 60, hoy lo es contrarrevolucionario, como el caso de este joven policía. O los collages, que los movimientos artísticos como el dadá o el punk usaron para protestar contra la concentración del poder, son ahora cultivados por personas neoreaccionarias para reclamar un poder más concentrado. Curiosa contradicción que lo hagan desde un medio descentralizado.
Otro ejemplo es Hazte Oir, que mucha gente conoció a través del famoso bus de los penes y las vaginas, pero que lleva desde 2001 como una plataforma de recogida de firmas para ideas carcundas, antes que sus homólogas progresistas más conocidas como Avaaz o Change.org. Su propuesta es muy similar, denunciando «injusticias» al Pueblo y afrentas los pilares de la patria o la religión, todo ello con un lenguaje muy apropiado y efectivo.
En definitiva, se trata de un potente corriente contrarrevolucionario, con mensajes cuidados que tratan de entroncar con los valores clasemedianos para afianzarse en el Pueblo, buscando marcos de referencia que asocian ideas (Venezuela, ETA, ideología de Género, antiEspaña, etc.) con los que desarticular a los movimientos progresistas. Internet ha llevado el mismo camino que llevaron la radio o el cine a principios del siglo XX: los intelectuales de la época los veían como herramientas revolucionarias, pero acabaron convirtiéndose en instrumentos de propaganda fascista, comunista y capitalista.
Pero esos canales de comunicación tenían una lógica poder-vs-Pueblo que podíamos entender e intentar contrarrestar, aunque fuera en desigualdad de oportunidades. Ahora internet ha democratizado todo, y no pudimos avanzar que el Pueblo es profundamente antidemocrático. Creíamos que darle voz a las gentes iba a traer un mayor progreso, pero no acertamos a ver que les dan alergia los cambios. La Tercera Guerra Mundial ha comenzado, y va a ser mucho más larga y desgastante que cualquiera de las que hemos conocido hasta ahora.
Créditos de la imagen:
• La extrema derecha está ganando la batalla comunicativa
Créditos de la imagen destacada:
• La extrema derecha está ganando la batalla comunicativa
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