Escrito por
Revista Ideele N°297. Abril 2021El autor del artículo apostó desde el inicio por la candidatura de Pedro Castillo. Cuando el candidato aún no llegaba al 3% a él le pareció una opción consistente. Luego del debate electoral, cuando muchos coincidieron en el pobre desempeño de la mayoría de candidatos, incluido Castillo, Rendón, más bien, resaltó su intervención. ¿Qué vio él que ni los medios de comunicación ni los analistas políticos vieron?
Muchos lugares comunes se vienen repitiendo en relación al triunfo en primera vuelta de Pedro Castillo. Repasemos algunos de ellos.
1. La sorpresa electoral
¿Cuán sorpresa puede ser algo que ocurre regularmente?
Llevamos ya varias elecciones con outsiders experimentando crecimientos rápidos y súbitos y pasando de una bajísima intención de voto a ser opciones viables: Belmont en 1989, Fujimori 1990, Toledo 2000, García 2001, Humala 2006, Mendoza 2016 y ahora Castillo 2021. Hay un fenómeno regular que ocurre en cada elección. ¿Por qué tendríamos que sorprendernos?
2. El Perú ignorado
En cada elección también se habla del voto del Perú profundo frente al voto urbano y limeño en particular. El tema no es que exista este dualismo innegable, sino la falta de atención al Perú profundo de parte de los medios de comunicación y de los analistas políticos. ¿Qué les cuesta tratar de averiguar lo que pasa en el Perú profundo si ahora tenemos internet, acceso a radios y periódicos locales por todo el Perú?
3. Las encuestas inverosímiles
Las encuestas perdieron credibilidad en el Perú hace mucho, por su relación con Montesinos. Esto afecta a las encuestadoras más reconocidas, pero el estigma salpica a las nuevas encuestadoras. Como la gente no les cree a las encuestas, simplemente se desatienden sus mensajes. Si se ve a un posible outsider, no se le presta atención, pues se trataría de una manipulación. En estas elecciones las encuestas fueron una herramienta útil y demostraron un relativamente buen seguimiento de la intención de voto.
4. El sesgo partidario
Cada analista político tiene su sesgo y su candidatura favorita. No se presta atención a otras candidaturas que no sean la propia. Esto impide prestar atención a una candidatura de rápido crecimiento. Es como el hincha de fútbol que no ve penal en la falta cometida por su equipo, pero quiere tarjeta roja por las faltas cometidas por el equipo contrario.
5. La sempiterna fragmentación
Se repite siempre que el Perú es un país existencialmente fragmentado y en particular que hay gran fragmentación electoral. La particularidad de esta elección fue la gran fragmentación en la derecha. Keiko Fujimori tuvo un liderazgo alicaído, golpeado por la carcelería y por la sensación de fracaso en sus campañas anteriores. Sus competidores derechistas como López Aliaga, De Soto, Urresti, Acuña, le dispersaron el voto que antes iba para ella. En el caso de la izquierda sólo había dos opciones con más posibilidades: Mendoza y Castillo. Evidentemente, por su desempeño en la elección de 2016, Mendoza era la favorita para ocupar el espacio de izquierda. Esta configuración de los jugadores evidenciaba que había condiciones para i) que una opción de izquierda se destacara y ii) que esta opción sea Mendoza. Esto nos lleva al siguiente punto.
6. Goyo 2
Varios analistas vieron a Castillo como una reedición de Gregorio Santos, bajo la lectura que este había impedido que Verónika Mendoza pase a la segunda vuelta en 2016. Esto fue una gran subestimación. Hubo tempranos pedidos en la izquierda seguidora de Mendoza para que Castillo se retirara de la contienda y se “cierre filas” bajo la candidatura de Mendoza.
Todos estos factores contribuyen a explicar por qué Castillo no fue visto como un serio outsider con opción de tener la primera votación. Muchos analistas le negaban que pudiera pasar la valla, otros decían que podría pasar la valla, pero que su techo era un 6%, otros dijeron que Castillo perjudicaba a Mendoza, pero no podría pasar a la segunda vuelta. Muchos de estos discursos no sólo tenían un contenido analítico, sino un contenido propagandístico, pues eran analistas parcializados con alguna candidatura. En varios casos, sí veían la realidad, el peligro según ellos, pero no la podían aceptar públicamente.
La campaña de Pedro Castillo: viajes, organización, alianzas, redes de internet y táctica política
Pedro Castillo viaja por todo el país en cinco tramos. Su primer viaje es en febrero de Lima por la Panamericana Norte hasta Tumbes. Luego, a comienzos de marzo viaja por Amazonas, San Martín, Huánuco y Ucayali. De allí regresa a Lima para viajar a Pichari en el VRAEM. Aquí es que Castillo da un salto cuantitativo, pues es recibido masiva y entusiastamente por la población. De allí regresa a Lima y vuela a Puerto Maldonado donde realiza un mitin masivo y de allí viaja por tierra a Puno, Tacna, Moquegua y Arequipa. Es un largo viaje por tierra. En Mazuco, Madre de Dios, Pedro Castillo es detenido por la policía. Después de esa detención tiene un recibimiento masivo en Juliaca y Puno. Ya para entonces ha dado su primer salto en las encuestas, del grupo de Otros al tener un 3%. El siguiente tramo es en Cusco, Apurímac y Ayacucho y el tramo final es en Lima, Ica Huancavelica, Junín, Pasco. Intenta llegar a Ancash, pero no puede, por el cierre de la Carretera Central. Cierra su campaña en Cajamarca y luego en Lima, pero antes hace un viaje relámpago a Iquitos.
Castillo tiene una riesgosa campaña presencial en medio de una pandemia. Es una campaña sacrificada en la cual él mismo se sacrifica y se contagia de Covid 19. Con esto conecta con un pueblo golpeado por la pandemia, pero también crispado y esperanzado en un cambio. Una estrategia sacrificada y riesgosa, muy a la vietnamita.
Esta campaña presencial y la personalidad empática de Castillo, como sindicalista, profesor y rondero, le da el primer impulso en su intención de voto, que comienza en Junín, la región de origen de Perú Libre e impacta primero en el Sur del Perú, macroregión de tradición contestataria e izquierdista. Esto es definitivo, pero la prensa se ha venido limitando a esta personalidad. No es sólo eso. Perú Libre hace una alianza con los maestros sindicalizados que tuvieron visibilidad nacional en la huelga magisterial de 2017. Pedro Castillo cuenta con una organización que lo apoya y recibe a donde viaja por todo el Perú. Es una alianza sólida y ganadora. Los cuadros de Perú Libre están movilizados codo a codo con el magisterio que apoya al profe.
Campaña por redes de Perú Libre
A esto se suma un apoyo en las llamadas redes sociales que operan en la internet. Pedro Castillo cuenta con el apoyo de una red de operadores de internet, surgida en parte de la organización partidaria y en parte de personas voluntarias que difundieron mensajes, rebotaron noticias, filmaciones de los mítines, entrevistas y videos o TikToks hechos artesanalmente en celulares o computadoras. Este activismo genera, por ejemplo, que el nombre Pedro Castillo sea tendencia Twitter cuando éste es detenido en Mazuco, Madre de Dios.
Pero también hay un aprendizaje del candidato Pedro Castillo de sus primeras entrevistas a las que da en la etapa final de la campaña. Es evidente su mejor desempeño y comunicación de ideas. Más aún, el candidato enfrenta adecuadamente el único debate presidencial al que es invitado en los canales de televisión. Evita los ataques a otras candidaturas y no responde a una alusión que recibe. El resultado es que en este debate genera una opinión favorable a su opción que va de la mano con su mayor visibilidad y repunte en intención de voto.
En las encuestas hechas por las fechas de este debate ya se ve su incremento en intención de voto y que es el líder del segundo pelotón, por encima de Urresti, Acuña, Humala o Guzmán. Más aún, ya tiene incluso empate técnico con los coleros del primer pelotón. Cuando salen las últimas encuestas publicables, a una semana de la votación, se ven señales contradictorias. El IEP coloca a Castillo en sexto lugar, con el análisis que sólo cinco candidaturas se disputan el primer lugar. IPSOS y CPI, por su parte, reportan a Castillo en séptimo lugar. En todos los casos, se registra un aumento de la intención de voto de Castillo. Era muy claro que Castillo está al alza y aparece como una candidatura viable. Para nada es un voto perdido.
En esta última semana, la campaña de Castillo es intensa en varios frentes. A nivel presencial Castillo cierra su campaña en Cajamarca, Iquitos y Lima, a la vez que da diversas entrevistas. Su presencia mediática da un notorio salto. Castillo ya tiene una votación mayoritaria en la región Centro y Sur, y una votación considerable en el Oriente. Su punto débil es Lima y el Norte, sobre todo el Norte costeño. Este salto en intención de voto de Castillo lo presenta como un candidato plenamente viable ante otras candidaturas estancadas. Aquí es donde viene una agresiva campaña en redes sociales y en mensajes al público cara a cara en mercados y plazas: “Yo me decido por Perú Libre” y “Yo me paso a Perú Libre”, destinada evidentemente a captar el voto indeciso y a alentar a que los votantes dejen otras opciones a favor del partido del lápiz. Las imágenes de la manifestación en Chumbivilcas, particularmente importante por su masividad, entusiasmo y excelente conexión entre el candidato y la ciudadanía, circulan en redes sociales e incluso en noticieros en los principales canales de televisión.
A partir del jueves antes de la votación del domingo 11 de abril circulan en redes sociales encuestas impublicables en el Perú que muestran a Castillo no sólo ya superando la valla congresal, sino pasando a segunda vuelta. Estas encuestas contrarrestan la propaganda política en contra de Castillo surgida por declaraciones de éste en RPP en contra del matrimonio igualitario, que lo mostraban como alguien de ideas conservadoras. Aquí es donde Castillo, ya ostensiblemente “desninguneado”, comienza a recibir ataques de dos flancos: de la prensa de derecha, que lo presenta como un candidato vinculado al terrorismo y de la prensa partidaria de Verónika Mendoza que lo denunciacomo un candidato conservador cercano al ultraderechista López Aliaga.
Sin embargo, ya es muy tarde para que los ataquesle hagan mella. Las siguientes encuestas impublicables sólo registran un aumento de su intención de voto y que está seguro para la segunda vuelta. Suena más fuerte que estas encuestas son una maniobra de la derecha para que Mendoza no pase a la segunda vuelta, pero este discurso se ve desmentido el día de la votación en que Castillo, efectivamente sale primero en número de votos y Perú Libre con la primera votación congresal.
Conclusiones
La campaña de Pedro Castillo salió bien. Sin consultores profesionales, supo aprovechar el potencial de su candidato mediante una movilización de la organización de Perú Libre y de parte del magisterio a nivel presencial y en redes sociales. Se trató de una maratón de lentos avances desde el tercer pelotón al segundo para acabar con un remate fulminante en la recta final. Su estrategia consistió en aprovechar la dispersión electoral de la derecha y en convencer al electorado de que era la mejor opción de izquierda, principalmente en las regiones Sur y Centro del país.
En el Perú actual hay crispación por el reciente desmanejo de la pandemia, frustración por treinta años de neoliberalismo bajo la constitución fujimorista, y desafección histórica ante una república excluyente de doscientos años de duración. Se superponen muchas frecuencias de desasosiego ante el sistema socioeoconómico. Había condiciones para el resultado electoral en la primera vuelta.
Be the first to comment