Hay contradicciones evidentes entre el discurso oficial del encuentro y las decisiones que está tomando el gobierno. Desde su convalecencia, el presidente Lasso invita al movimiento Pachakutik a un diálogo, mientras continúa imparable con su estrategia aperturista. Los acuerdos internacionales que está promoviendo implican una grave afectación a los sectores campesinos e indígenas que, en buena medida, adhieren a las propuestas del movimiento del arco iris.
Por: Juan Cuvi.
Bajo el argumento de ampliar las inversiones y el comercio externo como condición para la reactivación económica, el gobierno acaba de adscribirse al Convenio Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI); paralelamente, avanzan las negociaciones para la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos y la integración del país a la Alianza del Pacífico. Es decir, toda una política exterior acondicionada a los intereses de los grandes grupos empresariales nacionales.
Para ello, precisamente, mantiene en el cargo de embajadora a Ivonne Baki, un personaje particularmente multicolor que ha facilitado las estrategias comerciales de todos los gobiernos desde hace más de veinte años.
A veces, la semántica sirve para entender la política. Un encuentro implica, básicamente, la confluencia de dos o más personas o grupos para tratar algún asunto de interés común. No entraña necesariamente un acuerdo, pero sí al menos un diálogo. Al margen de los encuentros casuales o forzados, la idea que inspira esta confluencia en el ámbito de la política es la de intercambiar criterios alrededor de una agenda puntual.
¿Es posible encontrarse a partir de hechos consumados? Al parecer, el gobierno cree que sí. Porque no de otra forma puede entenderse su invitación a dialogar al movimiento Pachakutik luego de tomar las decisiones señaladas. O el presidente Lasso desconoce o simplemente desestima las posturas de los movimientos sociales frente a los acuerdos internacionales que se están aprobando y negociando. En 2006, por ejemplo, las fuertes movilizaciones sociales, encabezadas por el movimiento indígenas, impidieron la suscripción de un TLC con Estados Unidos.
El regreso al CIADI también ha sido ásperamente cuestionado por su extrema flexibilidad con los derechos soberanos del Estado ecuatoriano. Las experiencias respecto del incumplimiento de las normas laborales o ambientales por parte de las empresas transnacionales que han invertido en el Ecuador son numerosas, y muchas veces el Estado se ha visto atado de manos debido a la normativa internacional. Las gigantescas indemnizaciones que nos han obligado a pagar no se deben únicamente a la irresponsabilidad del gobierno de Correa, sino también a las condiciones jurídicas que nos imponen los tratados internacionales.
Las agendas del comercio internacional no pueden fijarse sin considerar las propuestas de aquellos sectores productivos que ven amenazada su supervivencia. Y no solo desde las economías rurales y de pequeña escala. Hasta grupos de medianos empresarios han elevado sus protestas frente a un eventual acuerdo comercial con México.
Volviendo a la semántica, toca advertirle al gobierno sobre la eventualidad de reemplazar su cacareado encuentro por un encontronazo, ese sí abiertamente violento, con los movimientos sociales.
Créditos de la imagen:
• De encuentros y encontronazos está licenciada como CC BY 4.0
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