De crecimientos y precarizaciones – El sector agroexportador durante la pandemia

Introducción

En el Ecuador, el sector agroexportador tiene un peso económico significativo. Después del petróleo, los productos más importantes de exportación son el banano, camarón, enlatados de pescado y cacao. Frente a la caída del precio de petróleo en los primeros meses del año 2020, durante la pandemia por COVID-19, el Estado resalta la importancia del sector agropecuario para contrarrestar la disminución de los ingresos petroleros. En consecuencia, promueve la profundización de la estrategia agroexportadora –bajo el slogan “El verdadero petróleo está en el agro”– basándose en un discurso que la legitima tanto como impulso indispensable para la economía, como aporte para la lucha contra la pobreza en sectores rurales y fuente de “desarrollo” y bienestar (Artacker 2020).

Por: Tamara Artacker.

Aunque es notable la participación de la pequeña agricultura en los rubros agroexportadores, el sector también está marcado por profundas desigualdades estructurales, que en muchos casos se agravaron debido a los impactos de la pandemia (FIAN Ecuador et al. 2020). Eso levanta preguntas sobre los beneficiarios de un posible incremento de las exportaciones. ¿Se traducirán mayores ventas al exterior en ventajas y mayor bienestar para las y los pequeños agricultores involucrados en la producción de los commodities?

Además, mientras el Estado hace énfasis en la importancia del sector agroexportador para salir de la crisis y estabilizar la economía, durante los primeros meses del año 2020 varios sectores exportadores, como el bananero o el florícola, declaran estar sufriendo una crisis como resultado de los cierres de fronteras, las restricciones de movilidad y las medidas de confinamiento por la pandemia. En consecuencia, las exportadoras piden medidas a su favor para alivianar los impactos. Unos meses después, a finales del 2020, los medios celebran el buen desempeño del sector agroexportador durante todo el año.[1] También esto genera preguntas: ¿cómo se conectan las alertas de crisis con un real incremento de las exportaciones, en retrospectiva? ¿quiénes ganaron?

El presente documento analiza cuál ha sido la actuación del sector agroexportador entre enero y noviembre del año 2020 y se pregunta por los beneficios e impactos del aumento de las exportaciones agrícolas. Se consideran los distintos actores en la cadena productiva, se evalúa cuáles han sido los actores beneficiados, y si se registró una mejora en la situación de las y los pequeños agricultores.

Alertas de crisis

Apenas a unas semanas de haberse iniciado el año 2020, el mundo se enteraba del aparecimiento del coronavirus y su acelerada expansión por China y Europa, dejando un panorama de mucha incertidumbre para las exportaciones ecuatorianas. En seguida, los sectores agroexportadores mostraban su preocupación por los problemas que empezaba a mostrar el mercado internacional. Si revisamos los medios de comunicación convencionales y las noticias que publicaron sobre el tema durante los primeros cuatro meses del año 2020, encontramos, justamente, un discurso de crisis y alerta.

Ya a finales de enero de 2020, frente al cierre del mercado chino, se alertó sobre los posibles impactos en precios y demanda de sectores como el petrolero o el camaronero.[2] A la primera semana de febrero, los precios del camarón habían caído tanto, que dueños de camaroneras declararon estar trabajando a pérdida, debido a la reducción de la demanda china.[3]

Así mismo, un mes después, productores de pitahaya reclamaron ayuda del Estado por estar al punto de quiebre – los precios se habían derrumbado debido al cierre del mercado chino y la falta de mercados alternativos.[4]

Entre febrero y marzo la pandemia produjo una falta de liquidez que afectó a sectores como el bananero, camaronero, cacaotero y florícola ya que se atrasaron los pagos. Esta situación impactó especialmente a las y los pequeños productores que no tienen los fondos económicos para poder seguir trabajando sin recibir sus ingresos de forma constante.[5]

A mediados de marzo, el sector floricultor comunicó una baja de ventas del 70% porque frente al cierre de fronteras, la paralización de actividades y las medidas de cuarentena en muchas regiones del mundo, una gran cantidad de los pedidos de flores a nivel internacional se había cancelado.[6] Así mismo, los medios titulan “El cacao, en su peor crisis por el coronavirus”, debido a una caída constante de los precios internacionales por tonelada.[7]

Se nota, entonces, que todos los principales rubros de exportaciones agrícolas en esta representación se muestran afectados por las circunstancias de la pandemia y que el enfoque de cobertura de los medios convencionales se basa en un discurso de crisis profunda. Al mismo tiempo no se aplica una mirada diferenciada hacia los diversos actores que conforman los rubros señalados y que viven las consecuencias de la pandemia y de los cambios en el comercio internacional de diferentes formas.

Por otro lado, analizando las agroexportaciones de los primeros seis meses del año en términos estadísticos en retrospectiva, por lo menos las cifras se muestran menos catastróficas de lo que hubieran dejado esperar las alertas a inicios de la pandemia; muchos rubros incluso vivieron un auge en sus exportaciones.

Sin embargo, observamos que varios actores dentro de los diversos rubros exportadores alzan sus voces para señalar su situación precaria, lo que nos lleva a preguntarnos por la relación entre el aumento de las agroexportaciones y la mayor precarización y vulnerabilidad de las y los pequeños productores y las y los trabajadores rurales cuya labor sostiene las exportaciones.

Para acercarnos a una comprensión más profunda de estas complejidades, miraremos, primero, más a detalle el comportamiento de las exportaciones agropecuarias durante la pandemia, para después recoger algunos testimonios sobre la situación de las pequeñas unidades de producción insertas en las cadenas de agroexportación.

El comportamiento del sector agroexportador en cifras

El valor del total de las exportaciones ecuatorianas sufrió una reducción del 9,4% si comparamos el período de enero a noviembre 2020 con el mismo período del año anterior, según los datos del Banco Central del Ecuador[8]. Si miramos sólo los primeros seis meses del año se muestra incluso una reducción del 13,6% frente al año 2019.

Esta contracción se explica principalmente con la caída de los precios del petróleo crudo[9] de la mano con los impactos de la rotura de los principales oleoductos el 7 de abril de 2020 que redujo fuertemente la extracción de crudo y, en consecuencia, su exportación.

Sin embargo, por su lado, las exportaciones no petroleras lograron, en el mismo tiempo, registrar un incremento, llegando entre enero y noviembre a un valor más alto que en los mismos períodos de los últimos 10 años (Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca 2020).

En total, las exportaciones no petroleras subieron de 12.356 millones de dólares entre enero y noviembre de 2019 a 13.729 millones de dólares en el mismo período del 2020, lo que significa un aumento del 11,1% según los datos del Banco Central del Ecuador. Dentro de esta categoría, las exportaciones no petroleras tradicionales[10] registraron un aumento del 7,6% (estas representan el 59,4% de las exportaciones no petroleras), mientras que las no tradicionales crecieron un 16,7% – aquí el aumento se debe principalmente a los productos mineros y madereros.

Dentro de las exportaciones no petroleras, los principales productos han sido durante esos primeros seis meses del año, en este orden, el camarón, el banano, enlatados de pescado, cacao, productos mineros, flores naturales, y madera (véase gráfico 1).

 

Lo llamativo es el aumento que alcanzaron varios de los principales productos de exportación en comparación con los años anteriores, a pesar de las dificultades que representa la pandemia para el comercio internacional debido al confinamiento, las restricciones de movilización, o los cierres temporales de puertos y aeropuertos etc.

De los productos arriba mencionados, en comparación con el mismo período del año 2019, el valor de las exportaciones de madera aumentó 98% (dentro de esta categoría, la madera de balsa aumentó en un 267%), el cacao 25,8%, frutas el 17,9% y el banano 14,3%. Mientras tanto, el valor de las exportaciones el camarón se redujo un 0,5%, de enlatados de pescado un 1,2% y de flores se redujo un 6,6%[11].

El gráfico 2 muestra el aumento del total del valor de las exportaciones no petroleras y tres de los principales productos (banano, camarón y cacao) en comparación con los últimos dos años, ilustrando el incremento constante en banano y cacao y una reducción en las exportaciones de camarón durante la pandemia.

 

Comparando el aumento del valor de las exportaciones con su volumen, encontramos que también el volumen incrementó. En el caso del banano, el volumen de las exportaciones aumentó un 6,9% (frente al 14,3% en valor), mientras que del cacao fue de 21,6% (frente al 25,8% en valor), a contraste con el camarón cuyas exportaciones aumentaron un 8% en su volumen, pero disminuyeron -0,5% en valor. Por lo tanto, en el caso del banano y del cacao, el aumento del volumen fue menor al del valor lo que significa que ese incremento también se debe a un alza en los precios, mientras que en el caso del camarón el valor unitario más bien ha disminuido.

 

Exportaciones según destinos

Cuando se examinan los principales destinos de las exportaciones no petroleras, el destino principal es la Unión Europea[12], registrando entre enero y noviembre un aumento del 7% comparado con el mismo período del año pasado. En segundo lugar está Estados Unidos, registrando en 2020 un aumento de 22% en las compras a Ecuador, y en tercer lugar, China con un aumento del 11% (Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca 2020b).

Ahora bien, específicamente, ¿cuáles fueron los productos que han generado el aumento de exportaciones hacia esos tres mercados principales?

En el caso de la Unión Europea, importó en términos de valor un 10% más en banano, un 8% más en camarón, 31% más en jugos y conservas de frutas y un 38% más en balsa, mientras que enlatados de pescado, cacao y flores se redujeron (-21%, -5% y -1% respectivamente).[13] Resalta el peso del banano como principal producto de exportación que representa el 33% de las exportaciones ecuatorianas a este mercado, con un valor exportado de USD 858 millones.

También aumentaron las exportaciones ecuatorianas hacia Estados Unidos. Aquí, el producto más importante es el camarón con una participación del 24% del total de las exportaciones y que logró un aumento del 49%. Pero también se incrementaron notablemente las exportaciones de banano (en un 38%), de cacao (68%) y de pescado (25%). Mientras tanto, se redujo el valor de las exportaciones de flores (-20%) y de enlatados de pescado (-13%).

Vale señalar aquí que en el año 2020 se hicieron avances importantes hacia un tratado de libre comercio con EE.UU. Desde inicios del año se negoció la inclusión de varios productos agropecuarios en el Sistema de Preferencias Arancelarias, lo que se logró para el caso de las rosas ecuatorianas: desde noviembre 2020 este producto puede ingresar al mercado estadounidense sin pagar aranceles.[14] Además, el 8 de diciembre 2020 Ecuador y EE.UU firmaron un acuerdo de primera fase que contiene cuatro capítulos, sobre facilidades de comercio internacional, regulación, beneficios para pequeñas y medianas empresas y la lucha anticorrupción.[15]

El caso del mercado chino, al inicio del año epicentro de la pandemia, muestra un desarrollo llamativo: durante los primeros cinco meses del 2020, en la época de mayores restricciones en el comercio internacional por la emergencia sanitaria, el valor las exportaciones ecuatorianas que se vendieron a este país subió un 63% en comparación con el mismo período del año pasado. Este crecimiento se mostró más lento en la segunda mitad del año 2020, sin embargo, el total de las exportaciones no petroleras entre enero y noviembre 2020 llega al valor más alto de los últimos diez años. Pero vale señalar que el salto más significativo se dio del año 2018 al 2019, como muestra el gráfico 4.

 

En el caso de las exportaciones a China hay dos rubros que tomar en cuenta, que explican en parte importante el desarrollo de las cifras: el camarón y la madera de balsa.

Por un lado, el camarón representa entre enero y noviembre el 67% del valor de las exportaciones al país asiático. Sin embargo, más a detalle vemos que entre enero y mayo del 2020 había representado el 80% del valor y había mostrado un aumento del 70% en estos cinco meses frente al mismo período del año 2019. Esto indica, que el año empezó con un gran aumento de las exportaciones de camarón al mercado chino, a pesar de las trabas en el comercio internacional, en la movilización etc. Quiere decir, si entre enero y mayo de 2019 China compró camarones por un valor de 609 millones de dólares, en los mismos meses en 2020 el valor fue de 1038 millones de dólares (Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca 2020a).

Sin embargo, esta tendencia se revirtió desde junio 2020 cuando China suspendió las importaciones de tres empresas camaroneras del Ecuador después de detectar rastros de COVID19 en los respectivos contenedores.[16] Así, en julio se exportó en dólares 79% menos y en agosto 64% menos que el año anterior en los mismos meses. Esta reducción tan marcada contrarrestó el aumento de los primeros meses y en total el balance de enero a noviembre mostró una disminución del 6% frente al año anterior en el mismo período.

Pero también llama la atención que el segundo producto más exportado a China sea la balsa, creciendo un 416% en comparación con el año anterior (804% si miramos sólo los primeros cinco meses del año 2020), superando así el banano (que disminuyó un 28%). Hay que anotar que el Ecuador es el primer exportador mundial de madera de balsa, árbol nativo de Sudamérica, cuya madera es especialmente liviana por lo que se usa para turbinas eólicas, revestimiento de cruceros, aviones, tablas de surf, esquís, etc. El aumento acelerado de esas exportaciones hacia China parece estar relacionado con la ampliación de su programa de subvenciones a las energías renovables, que incluye la construcción de parques eólicos. Además, se había dado una escasez de esta madera en el año anterior lo que hizo que los precios se aumentaran aceleradamente.[17]

 

Productos tradicionales y no tradicionales

Si miramos más de cerca el desempeño de las exportaciones no petroleras según los meses entre enero y noviembre, se muestra una imagen diferenciada.

 

Tal como nos señala el gráfico 5 – el total de las exportaciones no petroleras – vemos que los meses de mayor valor exportado fueron febrero, octubre y noviembre. La reducción más marcada debido a las restricciones por la emergencia sanitaria se nota en el mes de abril, como único mes en el que el valor exportado se encuentra por debajo del valor del año anterior.  Desde mayo, las exportaciones se recuperan aunque se mantienen en un nivel por debajo del valor de febrero.

Si diferenciamos entre los productos tradicionales y no tradicionales de exportaciones no petroleras, los datos indican que la caída de las exportaciones en el mes de abril se debe principalmente al rubro de los no tradicionales donde encontramos el sector florícola, los enlatados de pescado y productos manufactureros de metal o cuero con una reducción importante. Sin embargo, este rubro de los no tradicionales vivió un fuerte auge entre agosto y noviembre 2020, debido principalmente al aumento de las exportaciones de productos mineros y madereros (gráfico 6).

 

En cambio, los productos tradicionales no petroleros (gráfico 7) muestran un desarrollo algo distinto, y menos volátil: aunque el valor de las exportaciones también se reduce levemente en abril, se mantiene por encima del valor del año 2019, en el mes de mayo incluso se superan los meses anteriores. Una disminución más marcada se nota en los meses de julio y agosto y está relacionada con la reducción de las exportaciones de café y de camarón que se mencionó arriba. Los rubros de banano y cacao, como se ha mostrado, lograron un incremento en sus exportaciones, del 14,3% y 25,8% respectivamente.

 

Este desarrollo, ¿cómo se refleja al interior de los principales sectores agroindustriales, tomando en cuenta la situación de las y los pequeños productores, responsables de una gran parte de la producción en estos rubros? ¿Finalmente, el crecimiento de las exportaciones, sobre todo de las tradicionales no petroleras, se traduce en una mejora de su situación?

 

Situación de las y los pequeños productores agrícolas

En primer lugar, se hace indispensable tomar en cuenta que, en rubros de agroexportación como banano, cacao o palma africana, por lo menos el 70% de las unidades de producción están en manos de pequeñas y pequeños agricultores[18].

Por lo tanto, si a pesar de todas las restricciones por la pandemia han podido aumentar las agroexportaciones, es necesario evaluar cómo se traducen estos incrementos para la situación de estas pequeñas unidades de producción. Para tener luces sobre esa realidad indagamos en la situación de las y los pequeños cacaoteros y en el conflicto que se dio al interno del sector bananero. Para cerrar, tomaremos en cuenta también los impactos en otro sector fundamental de la producción agroexportadora: las y los trabajadores rurales.

 

 El sector cacaotero en la pandemia

Como muestra el informe “De Quienes Nos Alimentan – Derechos Campesinos y Pandemia en Ecuador”, elaborado por el Observatorio del Cambio Rural, FIAN Ecuador, el Instituto de Estudios Ecuatorianos, la Unión Tierra y Vida y FIAN Internacional (2020), las y los pequeños productores fueron afectados de diversas formas por las medidas restrictivas por la emergencia sanitaria.

El sector cacaotero ya venía en crisis antes de la pandemia, situación que se agravó durante el presente año 2020.

En el caso cacaotero, llama la atención una caída importante en los precios a nivel mundial de este commodity: mientras que el precio por tonelada estaba a 2.900 dólares en febrero 2020, en marzo llegó a valer únicamente 2.200 dólares. Y aunque el precio se recuperó desde mayo, volvió a vivir una segunda caída aún más fuerte, llegando en julio 2020 incluso a un precio de menos de 2.100 dólares por tonelada.[19]

Esta volatilidad de los precios afecta principalmente a las y los productores que no están asociados y que no tienen un contrato fijo de venta.

Las y los cacaoteros que venden su producto a pie de finca a intermediarios están especialmente expuestos ante la voluntad de los compradores, lo que les pone en una situación de alta vulnerabilidad. Esta vulnerabilidad aumentó aún más durante la emergencia sanitaria, ya que debido a las restricciones en la movilidad y circulación vehicular, muchos no tenían otra opción que vender su producto al precio que le ofrezca el intermediario que dispone de transporte y va de finca en finca a recoger el producto, además que poseen información privilegiada sobre los precios del mercado. Los testimonios de cacaoteros relatan verse obligados a vender el producto a precios por debajo del costo de producción, y por lo tanto, estar trabajando a pérdida.

Los precios, sin embargo, varían mucho. Según productores de Guayas, les pagaban en el mes de mayo 89 dólares el quintal de cacao seco, mientras que en marzo sólo habían recibido 66 dólares por quintal. En cambio, en la provincia de Manabí relataron que se estaba comprando el quintal de cacao en baba a 25 dólares a pie de finca, durante la pandemia (FIAN Ecuador et al. 2020).

Las y los pequeños productores cuentan, también, que por parte de los intermediarios y los exportadores se argumentaba, que las exportaciones estaban muy bajas, lo que supuestamente no les permitía comprar a precios más altos, y que, además, sufrían de iliquidez debido a la situación global. Sin embargo, como vimos más arriba, durante los primeros seis meses del año las exportaciones cacaoteras han podido incrementarse incluso en comparación con el año anterior.

Como nos señala César Muñoz[20], presidente de la Asociación “Las Cruces” en Guayas, otro gran problema se encuentra en la falta de acceso a información ya que las y los pequeños productores tienen dificultades para saber qué pasa realmente en el mercado global y en las negociaciones de las exportadoras. Por eso piden que el Estado se encargue de vigilar que se paguen precios justos y ayude a tener mayor transparencia.

La venta a precios demasiado bajos, generó para muchas y muchos productores cacaoteros la imposibilidad de pagar las cuotas de los créditos o incluso el quiebre de sus economías. Es por eso que están, según Muñoz, pidiendo la reestructuración de su deuda y créditos que les permitirían cambiar de rubro, por ejemplo, hacia el cultivo de maracuyá o jengibre.

Llama la atención, por lo tanto, que el aumento de las exportaciones de cacao, tanto en volumen como en valor, no se traducen en mejoras en los ingresos para las pequeñas unidades de producción que se dedican a este cultivo y deja claro, que solo son unas élites exportadoras que se benefician. Vale recordar, en este contexto, la concentración del sector: tan solo 5 empresas o grupos controlan el 55,2% de las exportaciones ecuatorianas de cacao a Asia, y 6 grupos o empresas son responsables de la mitad de las exportaciones de cacao a Estados Unidos (Cajas Guijarro 2018).

Conflicto bananero

Una situación parecida se puede observar en el sector bananero. Reiteramos que, en los primeros seis meses del año 2020, las exportaciones bananeras aumentaron en valor un 17% y en volumen un 8% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Pero eso no resultó en mejores precios para los pequeños agricultores. De hecho, denunciaron que se les pagaba por debajo del precio mínimo de sustentación, e incluso por debajo de los costos de operación. Desde el mes de abril del 2020 eso desencadenó movilizaciones y protestas, incluso amenazas de paralizar temporalmente esa producción.[21]

Según Byron Paredes[22], presidente de la Asociación de Productores Bananeros del Ecuador, los costos de producción por caja están alrededor de USD 6, mientras el precio mínimo de sustentación fijado por la ley para el año 2020 se encuentra a USD 6,40. Sin embargo, durante los primeros meses de pandemia, los exportadores les pagaban alrededor de USD 4, e incluso hasta USD 2, por caja de banano.

Según lo que plantea la ley, el mercado del banano estaría bien reglamentado: está prohibido sembrar nuevas hectáreas de banano sin la autorización de la Asamblea Nacional, existe un precio mínimo de sustentación que debe pagarse por caja, y es obligatorio vender las cajas a través de un contrato que permite esta estabilidad de los precios, lo que significa que ninguna caja debería salir del país sin contrato, expuesto a la volatilidad de los precios spot del mercado internacional.

Sin embargo, explica Byron Paredes, existe una “piratería”, quiere decir, una parte del banano sale del país a nombre de otros productores, sin contar realmente con un contrato y un precio controlado – por lo tanto, se puede suponer, que tampoco cuentan con controles ambientales y laborales en sus fincas.

A esto se suma que en el 2019 se plantaron miles de hectáreas nuevas de banano, no autorizadas, y, según afirma Paredes, en manos de grandes productores, lo que en parte explica el aumento de las exportaciones bananeras durante los primeros meses del presente año. Desde la política pública se avanza actualmente con la regularización de estas hectáreas, en vez de sancionarlas.[23]

Debido al aumento de la oferta interna, las empresas exportadoras bajaron los precios que estaban dispuestos a pagar. En consecuencia, los productores bananeros en movilizaciones reclamaron precios justos y políticas públicas de control. Se organizaron varios plantones en el año 2020 y en plena pandemia los productores impulsaron una iniciativa de donar parte de su producción de banano a sectores populares en el país para no vender la fruta a precios demasiado bajos a los exportadores que en el mercado global llevan sus ganancias. Así, se entregaron por lo menos 900 raciones de bananos (cada ración abastecería a una familia, con unas 20 a 25 bananos) a familias en todo el país como acto de protesta.

Encima de estos conflictos, en octubre de 2020 el Ministerio de Agricultura aprobó el nuevo esquema de precios de banano para el año 2021 que fija el precio promedio de sustentación en USD 6,25 y por lo tanto incluso por debajo del precio vigente en 2020. Esto, se puede interpretar, corresponde a los intereses de los grupos exportadores, mientras que afecta a lxs pequeñxs productorxs que en las negociaciones más bien pedían un precio por caja de USD 7,05 debido a los altos costos de producción.[24]

Este conflicto visibiliza que las cifras de exportación aún no nos indican nada sobre la situación al interior del sector y no necesariamente el aumento de las exportaciones implica beneficios para todos los segmentos de la cadena productiva.

Trabajadores rurales y flexibilización laboral

Otros actores indispensables de la cadena productiva, sin los que no sería posible mantener o incluso aumentar las exportaciones, son las y los trabajadores rurales.

Sin embargo, también aquí, en vez de beneficios y mejoras en las condiciones laborales debido al aumento de exportaciones de varios rubros, se observa que con la pandemia aumentó la precarización que va acompañada por una política de flexibilización laboral y un aprovechamiento de la “crisis”.

Por un lado, las y los jornaleros vieron reducidas sus posibilidades laborales en fincas de pequeños productores cacaoteros o palmicultores, ya que, debido a los precios mínimos que aquellos reciben durante los primeros meses de la pandemia, no tienen recursos económicos para pagar a mano de obra extra familiar, como suelen hacer al momento de la cosecha o para el mantenimiento de la finca (FIAN Ecuador et al. 2020).

Por el otro lado, las y los trabajadores rurales con contratos se vieron afectados por la flexibilización laboral impulsada desde el gobierno nacional, por ejemplo, a través de la Ley de Apoyo Humanitario. Esta ley le permite al empleador, entre otras cosas, reducir las horas laborales del empleado a mínimo 50%, incluyendo la respectiva reducción del salario y del aporte a la seguridad social (Asamblea Nacional 2020).

En rubros como el florícola, en los primeros meses de la pandemia se vivió una ola masiva de despidos, frente a la expectativa de una fuerte caída de las exportaciones y una crisis del sector. En los despidos en muchos casos se hacía uso del artículo 169.6 del Código de Trabajo que permite la terminación del contrato “por caso fortuito o fuerza mayor”, lo que desencadenó una serie de denuncias por mal uso de este artículo ya que así se evita el despido intempestivo. En este contexto, incluso la Defensoría del Pueblo expresó su preocupación sobre el abuso de la situación de emergencia sanitaria por parte de muchas empresas que aprovechan para violar derechos laborales básicos, despidiendo por ejemplo empleadas y empleados de muchos años, sin pagar las debidas indemnizaciones, como los casos que se vieron en algunas florícolas (FIAN Ecuador et al. 2020).

En cambio, testimonios de trabajadores y trabajadoras en bananeras relatan que en las fincas no se les proporcionó las medidas de bioseguridad necesarias, como alcohol y mascarillas, y muchas veces en su lugar de trabajo tampoco les fue posible mantener la distancia mínima recomendada. Además, siguieron expuestos ante las fumigaciones con agrotóxicos que afectan las vías respiratorias y, por lo tanto, los hacen más vulnerables frente al COVID-19.

La utilidad del discurso de “crisis”

Para analizar los impactos que deja la pandemia y las medidas respectivas en el sector agroexportador, se hace necesario aplicar una mirada diferenciada hacia los interiores del sector, ya que los resultados difieren profundamente según los diferentes actores involucrados.

En grandes rasgos, podemos distinguir entre un sector de pequeños productores y trabajadores rurales que viven una situación de mayor precarización y una baja importante en sus ingresos debido a la reducción de los precios que se les pagaron durante los primeros meses del año y, relacionado con ello, también una reducción de los jornales. Por el otro lado, vemos un sector exportador que registra un aumento en los valores exportados, superando incluso años anteriores. Aún cuando hace falta un análisis económico más profundo del sector exportador para medir sus ganancias reales, encontramos una brecha entre el aumento del valor de las exportaciones y la reducción de los precios pagados al productor lo que nos indica que hay grupos de poder, tanto de intermediarios como de exportadores, que no trasladan las ganancias hacia las y los pequeños productores aunque ellos representen una parte importante de las unidades de producción y, así, de la cadena agroexportadora.

Adicionalmente, llama la atención que las alertas de crisis de los diversos sectores agroexportadores que dominaron los medios durante los primeros meses del año 2020, no necesariamente convergen con las cifras del sector que presenta el Banco Central del Ecuador sobre los mismos meses. Puede argumentarse que existe una utilización del discurso de “crisis” que permite, por un lado, apelar a la política pública para generar medidas favorables según sus intereses y, por el otro lado, legitimar de esta forma la reducción de los precios que se pagan al productor.

Aún tomando en consideración la incertidumbre que rigió en los primeros meses con respecto al panorama comercial global, el análisis diferenciado de las exportaciones por mes nos muestra que, por lo menos en los principales rubros de agroexportación, se temió un desplome de las ventas que en realidad no ocurrió. Sin embargo, es fundamental señalar cómo las alertas fueron funcionales en la medida de ejercer presiones sobre la política pública, por ejemplo, para generar políticas de flexibilización laboral a favor del empleador, y, para aplicar el artículo 169.6 del Código del Trabajo que permite despidos “por caso fortuito o fuerza mayor”.

Las alertas de crisis de las agroexportaciones simultáneamente opacaron otros elementos críticos del sector, como por ejemplo la explotación de las y los pequeños productores, la violación de derechos laborales o los impactos socio-ecológicos de la expansión del agroextractivismo. Se logró concentrar la atención en las preocupaciones económicas del sector exportador, representándolo, además, como un tema que afectaría a toda la población. Debido a la ecuación común de crecimiento económico y bienestar social (o “desarrollo”), una amenaza para la estabilidad de las exportaciones se enmarca fácilmente como una amenaza para el país en general. En consecuencia, en esta línea argumentativa, apoyar al sector agroexportador se igualaría a beneficios para todos, especialmente para las y los productores agrícolas.

Sin embargo, la mirada más diferenciada hacia el interior del sector agroexportador que toma en cuenta la diversidad de actores, permite cuestionar el discurso según el cual una profundización de la estrategia agroexportadora traería bienestar, reducción de pobreza y “desarrollo” para los sectores rurales vulnerables. La pandemia mostró de forma muy clara, que los que realmente logran beneficiarse de un aumento de las exportaciones son pocos grupos de poder – intermediarios y exportadores – sin que exista algo como un “efecto derrame”, de transmisión de los beneficios hacia los actores más vulnerables de la cadena agroexportadora; más bien lo contrario, la estrategia se basa en una creciente explotación del trabajo de pequeños productores y productoras y jornaleros y jornaleras.

Conclusiones

La pandemia y las respectivas medidas de confinamiento y de restricciones en la movilidad han afectado de múltiples maneras las economías de los países, generando dificultades temporales en el comercio internacional. Así mismo quedó visibilizado la dependencia del Ecuador de las exportaciones primarias: frente a la caída de los precios de petróleo en los primeros meses del año 2020, se promovió el sector agroexportador para sostener los ingresos.

A pesar de las marcadas alertas de crisis expresados por varios de estos rubros exportadores, en retrospectiva se muestra que muchos de los productos agropecuarios en efecto registraron un aumento en comparación con años anteriores. Sin embargo, existen dudas razonables sobre la distribución de los beneficios de este incremento. Aunque el discurso que se promueve desde una cierta alianza entre Estado y sectores exportadores quiere relacionar la estrategia agroexportadora con una mejorar en la calidad de vida de los sectores rurales, la realidad mostró otra cosa: las cifras positivas de exportación aún no nos dicen nada sobre la realidad que viven los diferentes actores al interior del sector. Debido a las desigualdades estructurales, los beneficios de los exportadores no se traducirán en beneficios para las familias productoras ni para trabajadores y jornaleros. Más bien, para muchos sectores los mismos meses de la pandemia significaron dificultades de comercializar sus productos, precios por debajo del costo de producción y despidos sin indemnizaciones. Por lo tanto, el aumento de las agroexportaciones, sobre todo en las condiciones complejas que genera la pandemia, incluso profundiza la brecha entre los diferentes actores insertos en la cadena productiva.

En consecuencia, no puede haber una estrategia que realmente beneficie a los sectores de la pequeña agricultura y de las y los trabajadores rurales sin tomar en cuenta las desigualdades de hecho. Es necesario analizar y señalar los diferentes intereses dentro del sector y el poder de algunos grupos de influenciar las condiciones e incluso las políticas públicas a su favor. En vez de seguir apoyando las tendencias que sirven a unos pocos mientras que los múltiples impactos quedan invisibilizados, urgen pasos para fortalecer los derechos laborales y las autonomías campesinas.

 

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Bibliografía

 

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ProPalma (s.f.): Perfil del sector palmicultor. Disponible en: https://propalmaec.com/perfil-del-sector-palmicultor/

 

[1] véase, por ejemplo: “Exportaciones de productos agropecuarios se incrementaron en un 12% en 2020”, El Telégrafo, 02 de enero 2020, en https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/economia/4/exportaciones-productos-agropecuarios-12-2020

[2] „La alerta pone en riesgo al crudo y al camarón local”, Expreso, 28 de enero 2020, en https://www.expreso.ec/actualidad/economia/alerta-pone-riesgo-crudo-camaron-local-4158.html

[3] „El coronavirus empieza a dejar pérdidas a los pequeños camaroneros”, Expreso, 10 de febrero 2020, en https://www.expreso.ec/actualidad/economia/coronavirus-empieza-dejar-perdidas-pequenos-camaroneros-4962.html

[4] „La pitahaya entra en crisis“, Expreso, 02 de marzo 2020, en https://www.expreso.ec/actualidad/economia/pitahaya-crisis-6095.html

[5] „Iliquidez, el ‘síntoma’ del sector exportador ecuatoriano provocado por el coronavirus, El Universo, 07 de marzo 2020, en https://www.eluniverso.com/noticias/2020/03/07/nota/7770504/coronavirus-china-pagos-exportaciones-ecuador-ministerio-produccion

[6] „El Gobierno, con poco espacio para incentivos económicos ante el coronavirus“, Expreso, 17 de marzo 2020, en https://www.expreso.ec/actualidad/economia/gobierno-espacio-incentivos-economcios-coronavirus-7072.html

[7] „El cacao, en su peor crisis por el coronavirus”, Expreso, 19 de marzo 2020, en https://www.expreso.ec/actualidad/economia/cacao-peor-crisis-coronavirus-7261.html

[8] Informaciones basadas en la Información Estadística Mensual (IEM), Banco Central del Ecuador, en https://contenido.bce.fin.ec/home1/estadisticas/bolmensual/IEMensual.jsp

[9] Vale mencionar que la Proforma Presupuestaria para el 2020 se había calculado con un precio promedio de USD 51,3 por barril, sin embargo, en el mes de abril cotizó en promedio USD 14,04 por barril. En consecuencia, los ingresos del sector público se redujeron de manera significativa. Entre enero y junio, el valor de las exportaciones petroleras cayeron un 48,2% en comparación con el mismo periodo del año anterior (BCE 2020).

[10] En las exportaciones tradicionales se incluye el banano, camarón, cacao, café, atún y pescado, mientras que las exportaciones no tradicionales incluyen las flores, frutas, madera, enlatados de pescado, harina de pescado, aceites vegetales (pero también otros como productos mineros, textiles, manufacturas de metales, cuero, plástico, etc.).

[11] BCE (2020): Información Estadística Mensual (IEM), disponible en https://contenido.bce.fin.ec/home1/estadisticas/bolmensual/IEMensual.jsp

 

[12] En términos de millones de dólares, entre enero y noviembre de 2020 se exportó un valor de 3.010 millones de dólares a la Unión Europea, 2.943 millones de dólares a Estados Unidos y un valor de 2.679 millones de dólares a China (Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca 2020b).

[13] Ibid.

[14] “Rosas ecuatorianas ingresarán a Estados Unidos sin arancel”, El Comercio, 30 de octubre 2020, en https://www.elcomercio.com/actualidad/rosas-ecuatorianas-ingresaran-estados-unidos.html

[15] “Ecuador y Estados Unidos firman un auerdo commercial de primera fase”, Primicias, 08 de diciembre 2020, en https://www.primicias.ec/noticias/economia/ecuador-estados-unidos-firma-acuerdo-fase/

[16] “China suspendió importaciones de tres empresas de camarón ecuatoriano por detector coronavirus en sus empaques”, El Comercio, 10 de julio 2020, en https://www.elcomercio.com/actualidad/china-suspension-camaron-ecuador-covid19.html

[17] “Balsa shortage threatens wind power rollout”, Financial Times, 12 de noviembre 2019, en https://www.ft.com/content/315455ae-021f-11ea-be59-e49b2a136b8d

[18] En el caso del cacao – cultivo que mayor superficie productiva ocupa en el país – las y los pequeños productores representan aproximadamente el 70% de las unidades de producción (ANECACAO, 2019), en el caso del banano el 75% de las y los productores tienen menos de 5 hectáreas (Daza et al. 2020) y en el rubro de la palma africana, según ProPalma (s.f.), el 95,7% de las UPAs tiene menos de 50 hectáreas.

[19] IFC Markets: Cotización cacao en tiempo real: https://www.ifcmarkets.com/es/market-data/commoditiesprices/cocoa

[20] Entrevista a César Muñoz, presidente de la Asociación “Las Cruces”, de Guayas, el 27 de Agosto 2020.

[21] “División entre bananeros ante propuesta de parar exportaciones”, Primicias, 30 de Abril 2020, en https://www.primicias.ec/noticias/economia/division-bananeros-paralizar-exportaciones/

[22] Entrevista a Byron Paredes, el 08 de septiembre 2020.

[23] Esta regularización se realiza a través del Decreto presidencial N°1127 promulgado el 15 de agosto de 2020.

[24] “Conozca el precio mínimo de sustentación de la caja de banano de Ecuador para el 2021”, Vistazo, 28 de Octubre 2020, en https://www.vistazo.com/seccion/enfoque/conozca-el-precio-minimo-de-sustentacion-de-la-caja-de-banano-de-ecuador-para-el

 

Fuente:

De crecimientos y precarizaciones – El sector agroexportador durante la pandemia

 

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Soy W. Miltón Castillo, toco la bateria en una banda de Rock and Roll, en mis tiempos libres me dedico a escribir.

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