Lidia Carrasco, mamá de Helvis Riffo, asesinado por el cabo Diego Tropán, en 2020: “A mi hijo le quitó la vida un uniformado y él tiene que ser condenado como cualquier persona; es un asesino y debe cumplir su condena”
Lidia Carrasco, mamá de Helvis Riffo, asesinado por el cabo Diego Tropán, en 2020: “A mi hijo le quitó la vida un uniformado y él tiene que ser condenado como cualquier persona; es un asesino y debe cumplir su condena”.
El 20 de septiembre de 2020, a metros de la puerta de su casa, fue asesinado el joven trabajador de la construcción Helvis Harry Riffo Carrasco. Su delito no habría sido otro que el de intentar impedir a unos carabineros una violenta detención de dos jóvenes: uno de ellos, un menor de edad que estaba siendo brutalmente reducido por estos efectivos, producto de un control de identidad.
La población donde vivía Helvis, Villa Cordillera, ubicada a tres kilómetros del centro de Villarrica, es un lugar humilde y pequeño donde casi todos lo/as vecinos/as se conocen, razón por la cual vario/as de ello/as, cuando escucharon los gritos y disparos, salieron de sus casas a tratar de detener la agresión policial.
Diego Matías Tropán Urra, funcionario policial de la Séptima Comisaría de Carabineros de Villarrica, sindicado como el responsable del crimen, conocía a la víctima, incluso habían sido compañeros de educación básica en la escuela, y es quizás por esto que Helvis, al reconocer a Tropán, intentó persuadirlo de su accionar. Sin embargo, recibió la fatal respuesta por parte del uniformado.
En la escena del crimen no solo se encontraba Tropán Urra, sino que además dos funcionarios que le prestaron ayuda al imputado. A la fecha, y debido a un cuestionable fallo del Juzgado de Garantía de Villarrica, el acusado solo se encuentra con arresto domiciliario nocturno, arraigo nacional, firma mensual y prohibición de acercarse a la familia de la víctima. La Fiscalía a cargo de la primera investigación, desistió de imponer la cautelar de prisión preventiva al funcionario policial.
UN JOVEN LLENO DE VIDA
Helvis, de 29 años, era parte de una familia numerosa de cinco hermanos, desde muy joven comenzó a trabajar en la construcción; le gustaban mucho las máquinas excavadoras, y de hecho uno de sus hermanos se dedica a la maquinaria pesada. Por medio de un esfuerzo familiar, Helvis por fin había logrado terminar sus estudios y sacar su licencia, por lo cual estaba muy contento con su nueva profesión.
Lo que a Helvis más le gustaba en la vida era trabajar en esas máquinas, p
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