La exguerrillera sandinista Dora María Téllez, una de las figuras claves en la liberación de Nicaragua de la dictadura somocista, ha sido condenada por la justicia de Daniel Ortega. En una audiencia exprés, el juez Ángel Carlos Fernández la declaro culpable de los delitos de “menoscabo a la integridad nacional” y “conspiración”, enseguida, la Fiscalía pidió 15 años de cárcel, más la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
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Dora Maria Tellez nació en Matagalpa en 1955. En 1973 inició sus estudios de medicina en la UNAN de la ciudad de León donde se incorpora al el FSLN. Sus primeros compromisos se centraron en el trabajo de apoyo a los miembros activos en las montañas desde los movimientos estudiantiles.
“Era una decisión complicada, de vida o muerte. No es una decisión que podés manejar superficialmente. Comencé levantando documentos, recortaba noticias, hacía síntesis de noticias, hacía compras para la montaña: gorras, machetes, medicinas. Después ya me fui clandestina. Después de unos dos años tal vez”,
Pertenecía a la tendencia del FSLN llama tercerista o insurreccional. Fue organizada a mediados de 1976 y su propósito era desarrollar las insurrecciones en la ciudad, llevar la guerra a las zonas urbanas. La Dirección Nacional estaba representada por tres comandantes: Daniel Ortega, Humberto Ortega y Víctor Tirado López.
El primer combate de Dora María fue en el Frente Norte, en las cordilleras de Dipilto y Jalapa. Durante cinco meses lideró pelotones sandinistas en todo el país en escaramuzas con la Guardia Nacional Nicaragüense: primero en el frente sur con las fuerzas de Edén Pastora, y más tarde en el centro y norte de Nicaragua. Según explicó la comandante sandinista Mónica Baltodano, sus incursiones en los departamentos del norte en conjunto con las columnas de la Comandante Leticia Herrera sorprendían constantemente al enemigo y lograban dispersar sus fuerzas sacando ventaja de la situación.
Finalmente, lideró las unidades sandinistas luchando contra las fuerzas de élite del enemigo bloque por bloque durante seis semanas consecutivas hasta capturar en junio de 1979 la ciudad de León, la primera ciudad importante en caer ante los sandinistas en la Revolución, seguida por Managua dos semanas después, donde posteriormente se instaló la Junta de Gobierno Provisional Sandinista.
Como «Comandante Dos», a los 22 años, era la tercera al mando en la operación del 22 de agosto de 1978 que ocupó el Palacio Nacional de Nicaragua en Managua, donde la Asamblea Nacional de Nicaragua estaba en pleno período de sesiones. Las demandas incluían la liberación de prisioneros políticos, un rescate monetario y la publicación de una serie de comunicados del FSLN en cadenas de televisión, radio y periódicos. Hubo una liberación posterior de presos políticos sandinistas clave Téllez participó en la gestión de estas negociaciones.
Gabriel García Márquez describió a Dora María Téllez en su crónica sobre el asalto al Palacio Nacional: “La número Dos, única mujer del comando, es Dora María Téllez, de veintidós años, una muchacha muy bella, tímida y absorta, con una inteligencia y un buen juicio que le habrían servido para cualquier cosa grande en la vida”
Este acontecimiento conocido como Operación Chanchera, por los chanchos diputados, tuvo repercusiones para la dinastía Somoza al revelar la vulnerabilidad potencial del régimen. También ayudó al FSLN a obtener el apoyo de los gobiernos de América Latina, unir a diversas facciones de la oposición y ponerlos en acción. Tras la operación, miles de jóvenes y mujeres se unieron al movimiento sandinista. Un año después lidero la toma de Leon la primera ciudad liberada por el sandinismo, y acelero la caída del régimen de Somoza el 19 de julio de 1979.
Durante el gobierno sandinista (1979-1990) ocupó el cargo de Ministra de Salud. También ha sido vicepresidenta del Consejo de Estado y diputada.
En 1995, tras abandonar su puesto de ministra de salud fundó y dirigió el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), un movimiento político conformado por Sergio Ramírez, Henry Ruiz, Hugo Torres, Mónica Baltodano y Víctor Hugo Tinoco. Con la finalidad de crear una nueva fuerza política que “reivindique los auténticos valores del sandinismo, la democracia y la justicia social” porque consideraba en aquel entonces que “Nicaragua es una dictadura familiar de Daniel Ortega, familia y amigos”.
Daniel Ortega ha proseguido su línea represora y en el año 2007 decidió ilegalizar el Movimiento Renovador Sandinista.
Trellez no es la única sandinista perseguida por la dupla nepotista de Ortega- Murillo, Hugo Torres (el comandante Uno), Henry Ruiz (el comandante Modesto), Luis Carrión, Jaime Weelock, Mónica Baltodano, el poeta de Solentiname, Ernesto Cardenal, (fallecido en 2020), los escritores Gioconda Belli y Sergio Ramírez, Oscar Rene Vargas, Víctor Hugo Tinoco, Víctor Tirado López, los autores del himno sandinista Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, han sufrido la política represiva del régimen.
En junio de 2008, Dora decidió iniciar una huelga de hambre en la rotonda de Metrocentro, en pleno corazón de la ciudad de Managua, junto a la Catedral, mostrar su “solidaridad con miles de nicaragüenses que padecen hambre, que viven en asentamientos en condiciones infrahumanas, que están desempleados…”
Desde la rebelión de abril de 2018, se ha visto obligada a resguardarse en al menos seis casas de seguridad, después de que su casa fuese allanada.
“Los nicaragüenses invertimos muchísimo esfuerzo, trabajo y sangre para derrocar la dictadura de los Somoza y, evidentemente, los procesos de democratización fueron insuficientes porque volvió a instalarse otra dictadura. Una dictadura forjada en la matriz propagandística de la revolución sandinista. Digo la matriz propagandística porque no tiene nada que ver con el sandinismo lo que está sucediendo. Tiene que ver con un adefesio que se llama orteguismo, una maquinaria de poder político que ha ocupado el Frente Sandinista”
“La revolución sandinista fue heroica en el sentido de que se enfrentó a una dictadura que tenía 30 años y que había sido sólidamente respaldada por Estados Unidos. Era una lucha desigual. Además, se trataba de una revolución triunfante desde la perspectiva de los movimientos de izquierda que habían venido creciendo desde los años sesenta. Coincidió con esta generación que participó en las acciones del 68 en Europa y que tenía en el imaginario cambiar el mundo en África, en Asia, en América Latina. Además, está la imagen de Sandino, que había tenido un correlato importante en materia de respaldo internacional.
Cuando el régimen inició la ola de capturas contra opositores, muchos no eran capaces de creer que Ortega podría irse en contra de aquellos que no menos de una vez le salvaron la vida y que lo acompañaron en los momentos convulsos del sandinismo, cuando era una guerrilla incipiente en contra del somocismo, pero todo cambió cuando el domingo 13 de junio empezaron las denuncias por redes sociales. La policía usó hasta un dron para ejecutar esa captura.
El 21 de noviembre cumplió 66 años, en la cárcel en medio de la soledad y el aislamiento que ha sido sometida en una celda oscura donde la llevó aquel excompañero de guerrilla al que ella, y muchos otros compañeros entregados al combate fuego a fuego le salvaron la vida muchas veces.
Fue sentenciada en febrero de 2022, la Fiscalía pidió 15 años de cárcel, más la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
En Revista Herramienta
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