[Opinión] Pachakutik: ¿diversos o dispersos?

Unidad en la diversidad es una categoría política que, si no fue acuñada, al menos fue posicionada por el movimiento indígena ecuatoriano en las últimas décadas a nivel internacional. De lo que se recuerda, cada dirigente de la CONAIE ha apelado a esa categoría como condición para democratizar al Ecuador y garantizar la igualdad de derechos y oportunidades a toda la población. Se supone que el contenido que configura el primer elemento de la fórmula, es decir la unidad, se refiere al Estado Plurinacional y todos los derechos y reivindicaciones que contempla.

Etimológicamente, diverso significa girar en un sentido diferente, optar entre varias miradas y vías. Por eso, diverso también significa distinto. La diversidad trae implícito el potencial de la separación múltiple, a contrapelo de la unidireccionalidad que impone el capitalismo.

Se sobrentiende, entonces, que en la lucha por el Estado Plurinacional el movimiento indígena admite múltiples estrategias, tiempos y rutas que convergen en un objetivo superior. Todos los caminos conducen a Roma, podría ser una analogía pertinente. Lo que en principio queda descartado es caminar en sentido opuesto, aceptar regresiones en cuanto a derechos.

Desde una óptica mestiza y externa, no es fácil ni sencillo entender lo que está sucediendo en la Asamblea Nacional con el bloque de Pachakutik. En nueve meses, la imagen de la dispersión se sobrepone a la de la diversidad.  Se esperaba que las diferencias de visiones entre sus asambleístas fueran una contribución a las propuestas para enfrentar a los sectores políticos que se oponen a sus demandas de largo plazo. Sin embargo, la inmediatez de la agenda parlamentaria ha terminado no solo por desperdigar varias decisiones, sino por fragmentar al bloque.

El último ejercicio de diálogo convocado por la dirigencia del movimiento tuvo resultados positivos. Por ejemplo, se consiguió una postura firme respecto de la amnistía para los luchadores sociales, la mayoría de los cuales pertenecen a comunidades indígenas. Incluso fue posible pasar el trago amargo de la política, cuando tuvieron que incluir en la lista de amnistiados a dirigentes del correísmo comprometidos con la represión en contra del movimiento indígena durante los diez años del primer gobierno de Alianza PAIS.

Sin embargo, las contradicciones internas persisten. Antes de votar por la amnistía, un pequeño grupo de los autodenominados rebeldes insistió en una alianza contra natura con la derecha correísta y socialcristiana para bajarse de la presidencia de la Asamblea Nacional a su compañera de partido. ¿El argumento? Que Guadalupe Llori y la cúpula de Pachakutik están comprometidos con las políticas neoliberales del gobierno de Lasso. ¿Y acaso los correístas y socialcristianos no están comprometidos exactamente con lo mismo? ¿No fueron esas bancadas legislativas las que permitieron pasar de agache la ley tributaria, aquellas que sirve de puntal para las políticas neoliberales del régimen?

Al margen de los correístas colados, la amnistía tiene la virtud de reivindicar un aspecto neurálgico en la propuesta estratégica del movimiento indígena: son ellos, los indígenas, los que plantean un cuestionamiento de fondo a la estructura del Estado nacional. Por eso, justamente, los persiguen y criminalizan todos los gobiernos de turno. Todos.

 

Marzo 10, 2022

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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