[Opinión] Muerte cruzada: zombis, mártires y resucitados

La alegoría de la muerte cruzada simboliza la disolución mutua de los poderes legislativo y ejecutivo. Sin embargo, es una figura imprecisa, porque sus efectos son diferentes dependiendo de quién la acciona. Por ejemplo, si la iniciativa proviene de la Asamblea Nacional se parecerá más a un suicidio que a un acto de guerra, porque mientras el Presidente de la República se queda en funciones al menos seis meses, los asambleístas se van a su casa inmediatamente y en combo.

Tampoco es una norma muy clara para el común de los mortales. Muchos ecuatorianos pensarán que su aplicación implica la desaparición indefinida de la función legislativa, que es el organismo más desprestigiado en esta confrontación. No se trataría de cerra la actual Asamblea Nacional, sino de cesarla como institución.  Al menos así existiría cierta compatibilidad con el significado del principal ingrediente de la fórmula: muerte. Es decir, extinción definitiva e inapelable.

A las personas de a pie seguramente les sorprenderá –o les indignará– saber no solo que a la vuelta de un semestre habrá que elegir una nueva Asamblea Nacional, sino que varios de los legisladores cesados podrían volver al recinto legislativo en calidad de resucitados. O zombis. O muertos vivientes. O padres y madres de la patria.

Desde la perspectiva del Ejecutivo la situación tampoco es simple, sobre todo cuando de por medio tenemos a un primer mandatario con una profunda crisis de popularidad. Es por demás obvio que Guillermo Lasso está aterrorizado de echar mano de la muerte cruzada, porque presume que será la antesala de su suicidio político. Y también es obvio que los grupos de poder económico que lo secundan están ansiones por disponer de seis meses de gobierno por decreto para aprobar unas leyes claves para sus intereses. Inclusive si aquello significa sacrificar a uno de las suyos. A fin de cuentas, y como sucede con el santoral cristiano, el paraíso bien vale un mártir.

Lo más evidente, no obstante, es que la muerte cruzada seguirá siendo un tigre de papel, un fantasma para atemorizarse mutuamente. Si Lasso teme no regresar luego de los seis meses de receso, la mayoría de los asambleístas alberga temores iguales o peores. Que una figura individual como Correa esté propiciando un escenario catastrófico no significa que su bloque parlamentario se adhiera a esta estrategia. Saben que sus expectativas electorales decrecen progresivamente desde hace una década. Y tampoco Pachakutik y la Izquierda Democrática arriesgarán lo mucho que han conseguido.

El único que puede estar apostando por una incierta resurrección electoral es Jaime Nebot. Cuenta con un bloque de asambleístas que no viven de la política formal; ergo, pueden aceptar la muerte cruzada sin mayores remilgos. Tiene un partido absolutamente funcional a su agenda personal. Y, sobre todo, tiene una fijación de “yo debí haber sido” que no le permite apartar la mirada del sillón presidencial.

 

Marzo 24, 2022

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*