Entrevista a George Mavrikos, exsecretario general de la FSM
Por Luis Miguel Busto Mauleón
Traducción del griego realizada por Christoforos Giakoumelos
Georges Mavrikos nació en la isla griega de Esciros hace 72 años. Desde su infancia entendió que la explotación es la base en las relaciones laborales en un sistema capitalista y que la solución para la emancipación de la clase obrera pasa por la superación de este criminal sistema. Educado en principios socialistas, fue un dirigente sindical en su Grecia natal, despedido de 7 empresas por defender a su clase y un cuadro sindical imprescindible. Su clarividente visión internacionalista fue fundamental para su trabajo en la Federación Sindical Mundial, en su vicepresidencia y, finalmente como secretario general desde 2005 a 2022.
El pasado mes de mayo, la FSM celebró su 18º Congreso en Roma y George Mavrikos dejó su cargo, tal y como había anunciado en el 17º Congreso celebrado en Durban. No significa un retiro total ya que en el mismo Congreso aceptó su nominación como presidente de honor del sindicato internacional.
En esta entrevista queremos destacar el papel imprescindible que un trabajador y sindicalista nacido en una diminuta isla del Egeo ha aportado al avance de la clase obrera internacional. Si la clase obrera, en la sempiterna lucha de clases, fuera quien llevara la delantera frente a la burguesía, no habría duda de que el nombre de George Mavrikos figuraría en el olimpo de prohombres de nuestra historia.
I. De Esciros a Atenas
1- ¿Cuáles son tus primeras experiencias en el mundo laboral y sindical?
Desde una edad muy tierna en Esciros, todos los niños trabajábamos en los campos, con los animales, en los bosques. Pero éramos ignorantes de reivindicaciones sociales. Por ejemplo, cuando a la edad de 8 años me rompí el brazo, un “curandero” me lo ató con tablas y cuerdas y tuvimos que esperar 4 días a que pasara el barco para ir a un hospital en Atenas. Entonces todo esto parecía normal a nuestros ojos infantiles. Todos los años veía a mi padre pelear con el comerciante que venía y compraba nuestros corderos sin poder entender la causa de esta pelea. Escuchaba a mi madre -que nunca había ido a la escuela- maldiciendo a los comerciantes, pero me quedaba en la ignorancia. Todos estos hechos ocurrieron en esta isla pequeña. En realidad, se trata de una roca en medio del mar con un área de 210 Km2 y con 2 mil habitantes en esos años. Hoy tiene 3.400 habitantes.
En 1965, a la edad de 14 años, salí para la capital, Atenas. Mi padre quería mantenerme en la isla para que me convirtiera en pastor. Teníamos un rebaño, yo era el hijo mayor y él quería que lo sucediera en la cría de animales. Mi madre, si bien era tolerante y obediente con mi padre en todo, se puso furiosa cuando escuchó que sus hijos se quedarían en Esciros. Era el único tema por el que se oponía a mi padre, «olvídalo, ningún niño se quedará aquí para sufrir lo que sufrimos nosotros y nuestros padres…»
Me instalé en un pequeño cuarto de seis metros cuadrados y en julio de 1965 participé por primera vez en una manifestación. Un pariente mío me había llevado a la manifestación. Ese día, la policía mató al estudiante Sotiris Petroulas, para quien el gran Mikis Theodorakis escribió la canción que se canta desde entonces en todas las manifestaciones obreras. Esta fue mi primera experiencia.
Así es como empecé. En los años 1966-1967, después de la escuela, por las tardes, trabajaba en una finca de la zona cavando y plantando flores. Allí, viejos trabajadores experimentados nos abrieron los ojos y los oídos.
En abril de 1967 hubo una dictadura militar en Grecia. En la escuela participé en todas las huelgas estudiantiles.
En el verano de 1969 trabajé durante tres meses en la industria textil alemana HUDSON. Allí hice mi primera huelga y tuve mi primer despido por esa huelga.
Al año siguiente, el verano que fui a Esciros para ayudar a mi familia con las tareas del hogar, la policía me arrestó por primera vez porque escribíamos consignas contra la dictadura en las paredes por la noche.
En 1973 siguió la Revuelta de la Escuela Politécnica con 27 militantes asesinados.
Estudiaba y al mismo tiempo siempre trabajaba y desarrollaba una actividad sindical.
Al principio fui elegido Presidente de un comité de fábrica, luego Presidente de un sindicato de base y llegué a ser elegido Secretario General de la GSEE, Vicepresidente de la FSM, Coordinador de su Oficina Regional Europea, y finalmente Secretario General de la FSM.
Por mis actividades sindicales, sociales y políticas he sido despedido 7 veces, he sido arrestado varias veces por la policía y he sido juzgado y condenado por los tribunales burgueses de mi país.
2-Desde el principio se presenta como un dirigente sindical. ¿Cómo nace un cuadro sindical?
Creo que esta pregunta va más allá de la trayectoria y experiencia sindical de un simple militante, revolucionario y sindicalista de clase. Es algo mucho más amplio que tiene que ver con un gran tema que ha preocupado -y debería preocupar- a los sindicatos clasistas en todo el mundo. En otras palabras, se trata de las características que debe tener un sindicalista revolucionario, anticapitalista e internacionalista, un dirigente sindical de clase y cómo estos elementos “nacen” en el fuego de la lucha de clases, en el conflicto con el enemigo de clase, en el trabajo diario en la industria, en la zona, en el ambiente obrero.
Al mismo tiempo, creo que la pregunta tiene también la dimensión de cómo estos elementos se desarrollan y se mantienen a lo largo de la trayectoria sindical del dirigente para que el dirigente mismo se vuelva mejor, más eficaz, más consistente en el sistema mundial de la lucha revolucionaria de la clase obrera. Porque todos sabemos que la lucha de clases no es una «carrera de 100 metros» sino una «maratón». Recuerdo la frase de Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
Repasando las características que dan origen a un dirigente sindical de clase, a un líder y a un hijo digno de la clase que le dio a luz, miramos ante todo al elemento clave: la constatación de que como sindicalista y como individuo, todo su pensamiento y acción, toda su fuerza física, mental y espiritual la dedica a la lucha por la abolición de la explotación capitalista, a la mejora de las condiciones de vida de sus hermanos de clase.
Pero esta percepción no es sólo una opinión, no es una suposición teórica. Por el contrario, dicha percepción en si misma te obliga, si crees en ella y la abrazas, a actuar y desarrollar características individuales específicas:
– Tener fe en la clase obrera y su misión histórica. La fe te hace audaz en la batalla, valiente en la lucha.
– Mejorar cada día tus conocimientos y tu nivel ideológico-político porque con el conocimiento se aprende a luchar correctamente.
– Conocer la historia del movimiento obrero a nivel local, sectorial, regional, nacional e internacional.
– Cumplir tu deber internacionalista ante todo dentro de tu propio país. Cada uno es juzgado sobre todo en su país, en su sector, en su lugar de trabajo.
– Ser internacionalista, antifascista, antirracista, con respecto a los inmigrantes y refugiados.
– Ser juzgado por los resultados de tu trabajo, por tus acciones y no por tus palabras.
– Ser valiente e intrépido frente al enemigo de clase, los explotadores y sus órganos. Desenmascarar sin piedad a los calumniadores de los militantes auténticos.
– Respetar y querer a tus compañeros, tu entorno familiar.
– Cuidar tu salud mental, psíquica y física para estar preparado para la lucha y resistente a las dificultades de la lucha de clases.
– Tener un corazón cálido, una mente fría y manos limpias.
Es fácil ver que estas características no se desarrollan en un ambiente estéril, en el aislamiento, el narcisismo, la introversión y el molde. No las adquiere un burócrata que se arrastra detrás de su silla, su comodidad, la complacencia del enemigo de clase. Al contrario, estos elementos se fermentan, nacen y florecen en el conflicto. Después de todo, la vida misma «respira en conflicto». Entonces se podría decir que un líder sindical no «nace» mágicamente como la mítica diosa Atenea de la cabeza de Zeus. “Se forja” principalmente en el yunque de Hefesto.
3–La Confederación General de Trabajadores Griegos y el PAME. ¿Consideras que en Grecia se dan en esos años unas circunstancias especiales en el mundo laboral?
Es mi firme convicción y he enfatizado en muchos discursos, escritos y textos míos a lo largo de los años que se ha de tener mucha atención cuando se habla de circunstancias especiales dentro de un país y su movimiento. De todos modos, es la misma experiencia histórica la que nos obliga a tener cuidado, especialmente si se tiene en cuenta que históricamente se hicieron grandes concesiones, compromisos inaceptables y regresiones vergonzosas en la línea revolucionaria del movimiento en nombre de las «circunstancias especiales» de un país. Y en su país, al fin y al cabo, en el Estado español, la experiencia es rica con el precedente del eurocomunismo y las recetas de Santiago Carrillo y compañía, cuando se echó mucha agua al vino del movimiento y así cambió la línea detrás de la excusa de las particularidades nacionales. Los trágicos resultados de esta política los ha padecido la clase obrera de su país durante décadas y ustedes los conocen mejor.
Una segunda trampa escondida en tal discusión sobre las “particularidades” de cada movimiento radica en el chauvinismo y el deseo de parecer más importante de lo que uno es; tales comportamientos pueden ser alimentados por algunos movimientos. Suelo decir que una de las peores cosas que le puede pasar a un movimiento obrero es que se considere mejor que los demás. Y aquí siempre hemos caminado con mucho cuidado, sobre todo desde que PAME se encargó de liderar la FSM desde 2005 hasta 2022. Nunca nos consideramos los profesores absolutos del movimiento, nunca intentamos mecánicamente trasladar la experiencia griega al panorama sindical internacional, nunca señalamos con el dedo a otros movimientos, pero en un ambiente de camaradería tratamos de aportar cualquier experiencia -positiva o negativa- de nuestro movimiento nacional a nivel internacional para evitar, en lo posible, errores y omisiones, siempre con una mirada al fortalecimiento de la corriente clasista en el movimiento sindical internacional. Es decir, nunca creímos, como algunos, que la FSM debería funcionar como Ministerio de Relaciones Exteriores de ningún país o movimiento.
Ahora bien, el análisis de la realidad sindical y política griega es un asunto de otra cualidad. Es cierto que después de los cambios arrolladores en la correlación internacional de fuerzas en 1989-1991 y los derrocamientos contrarrevolucionarios, vimos movimientos enteros que arriaban sus banderas rojas, hablaban de cooperación social, rezaban a los principios de la Unión Europea, renunciaban su pasado revolucionario; organizaciones enteras con una historia de luchas y sacrificios dejaron de existir de la noche a la mañana o mutaron en servidores del capital. Por supuesto que en muchos países hubo fuerzas que resistieron; en otros países más, en otros menos; a veces en mejores y a veces en peores condiciones.
El ejemplo de Grecia y su movimiento clasista muestra -en mi opinión- una actitud correcta con reflejos positivos. Las fuerzas que, con motivo de los derrocamientos contrarrevolucionarios, aprovecharon para llamar a la cooperación de clases, se fueron después de una intensa lucha ideológica y política, se aislaron, se separaron también del punto de vista organizativo. Por tanto, en aquel tiempo comenzó un largo y arduo período de reconstrucción, reorganización y reagrupamiento con los resultados que ven hoy. Así que podríamos decir que la división de aquellos tiempos ayudó, no debilitó al movimiento. Lo fortaleció, le permitió ser un movimiento obrero y sindical por y para la clase obrera. En ese sentido creo que los resultados son tangibles para el mismo nivel de vida de la clase obrera de mi país. Dicho con mucho cuidado, se observa que muchas políticas antiobreras, varias direcciones antipopulares de la Unión Europea en Grecia se retrasaron en relación con otros países europeos cuyos movimientos abrazaron la colaboración de clases. Por ejemplo, las direcciones ya vistas en el Tratado de Maastricht de 1992, las reformas reaccionarias previstas en el Libro Blanco de la Unión Europea y otras legislaciones se han retrasado en gran medida o se han aprobado con un mayor costo político para el capital en Grecia. En contraste, en países donde los sindicatos “deificaron” el diálogo social y la colaboración de clases, las pérdidas para la clase obrera fueron mayores, más rápidas y, en cierta medida, más graves. No digo que en Grecia este fuera el único factor, pero ciertamente tuvo un efecto benéfico y retrasó un proceso de desmantelamiento de las conquistas obreras que en otras partes vino como una “apisonadora”.
4- La experiencia PAME. ¿Es el modelo a seguir en el nuevo sindicalismo?
Sabe, yo creo que un sindicalismo es «nuevo» sólo si nos acerca más al «nuevo mundo» de la clase obrera. Es joven, fresco, solo si tiene ideas de clase, estrategia y táctica realmente progresistas y clasistas. Si defiende a nuestra clase y al mismo tiempo organiza su ataque para sacar más conquistas del capital. Un movimiento sindical es «nuevo» sólo si nos acerca un paso más y allana el camino para la emancipación final de la clase obrera. Pensemos cuánto nos han machacado los oídos con los «nuevos» valores sindicales del «nuevo» mundo creado por los imperialistas después de 1991. En ese momento nos dijeron que la nueva cara del sindicalismo es el tripartidismo con patrones y gobiernos, la “regulación” del derecho de huelga, el hermanamiento de trabajadores y patrones. De hecho, nada de esto era nuevo; eran visiones mohosas que salían directamente del pozo negro del reformismo y del retroceso socialdemócrata. Y, de hecho, se trataba de las mismas opiniones a las que se opusieron las fuerzas obreras consecuentes en la época de Marx, en la época de Lenin y en la época de Stalin, etc. Es sólo que ahora se sirven con un nuevo envoltorio que, sin embargo, no logra ocultar su podredumbre.
Las líneas básicas dentro del movimiento sindical de cada país siempre han sido dos: ¿Lucha o Colaboración? ¿Ruptura o Acompañamiento? En ese sentido, la lucha entre ambas es y será irreconciliable mientras existan sociedades divididas en clases, independientemente de las correlaciones entre los dos campos: sean estas correlaciones favorables al campo militante, como en 1945 durante la fundación de la FSM, sean negativas como hoy en día, con la corriente reformista dominando.
Ahora bien, para responder al núcleo de la pregunta, si se debe seguir el modelo “PAME” en el sindicalismo de clase con las características que le hemos definido, se debe tener en cuenta que el PAME fue creado como producto de las tradiciones obreras, de la historia de luchas de clases en Grecia, en función con la experiencia nacional del movimiento obrero. Es decir, cuando las propias necesidades de la lucha de clases en Grecia marcaron la tarea de intervención autónoma de la corriente clasista al margen de la GSEE reformista. Sin embargo, la forma organizativa del PAME es una elección del sindicalismo clasista griego tal como se reflejó en mi país en un momento histórico específico del desarrollo del movimiento. En otras palabras, PAME es la forma elegida por los trabajadores militantes de Grecia para «vestir» su movimiento. Ahora bien, la forma en que el movimiento sindical clasista de cada país optará por avanzar organizativamente depende de sí mismo, de sus procesos colectivos, de sus tradiciones y costumbres obreras, del nivel de desarrollo de la lucha de clases, de las correlaciones, de la intensidad de la represión estatal, etc. Pero lo que siempre está en juego es el contenido: el contenido de las reivindicaciones, la ruptura con el reformismo y la socialdemocracia, el choque con las ilusiones y la corriente de sometimiento que aún existe en muchos países y sus movimientos. En otras palabras, el objetivo es que las fuerzas de clase desarrollen la acción que les corresponde en todas partes, que sean dignas de su nombre y del título de los «sindicatos rojos», que actúen en cualquier condición, en todo tiempo. Este es el contenido, la esencia de ser un movimiento sindical de clase. En otras palabras, la forma puede ser algo flexible que se adapte a las necesidades de la vida y se someta a la estrategia del movimiento obrero y sindical. Pero la cuestión del contenido clasista de nuestra acción, en el sentido de anticapitalismo, de lucha contra la explotación, debe ser común a los proletarios de todo el mundo. Y en este contenido nunca se nos permite aceptar ninguna concesión.
ΙΙ. De Atenas a la FSM
5- -El 13º Congreso de la FSM en Damasco es crucial para el futuro del sindicalismo de clase. ¿Cuáles crees que son las decisiones más importantes que se toman?
Les hablaré desde el fondo de mi corazón y como testigo presencial de lo que sucedió en esos días de noviembre de 1994 en Damasco cuando estaba presente en nombre del movimiento sindical clasista griego, como entonces secretario general del ESAK (Movimiento Sindical Militante Unido) y secretario general de la GSEE (Confederación General de Trabajadores Griegos). De hecho, recientemente, en mis discursos de despedida como secretario general de la FSM en Roma, me referí a algunos acontecimientos del decisivo 13o Congreso de Damasco. Realmente creo que el significado trascendental de este Congreso para la clase obrera mundial se estudiará en el futuro, y hay muchos que repasarán sus decisiones y la lucha que tuvo lugar allí. Los hechos ocurridos en esa época dejaron su profunda huella en el devenir sindical mundial, nos definieron y nos marcaron profundamente.
El contexto político global general en el que se desarrolla el Congreso de Damasco es más o menos conocido. La correlación de poder geopolítico global entre las fuerzas del socialismo y el capitalismo acaba de ser derrocada. La Unión Soviética y los estados socialistas de Europa Central y Oriental ya no existen. Sus sindicatos de masas que eran la espina dorsal de la FSM han dejado de existir o han mutado. La FSM se está “deshojando”. En medio de una avalancha de acontecimientos, otros ocultan que son afiliados de la FSM, mientras que otros se apresuran a firmar declaraciones de arrepentimiento ante la CIOSL y a la CES, pidiendo su afiliación allí. A la burguesía le parece una oportunidad excelente para deshacerse de una vez por todas de la FSM, para saldar viejas cuentas, para dar un golpe final a las fuerzas de clase. El 13o Congreso en Damasco es el campo donde se expresó esta lucha, donde se juzgó si la FSM seguiría existiendo. Es decir, fue allí donde vimos desplegarse el plan organizado para la disolución de la FSM. Allí la burguesía, los socialdemócratas y el reformismo sindical internacional creyeron que podrían vengarse.
La operación de disolver la FSM estuvo orquestada por los oportunistas europeos, liderados por el entonces grupo directivo de la CGT Francia con la asistencia de la CGIL italiana y otros países. En un clima de disolución así, se resolvió convocar el 13o Congreso de la FSM. Sabe, la elección de un país anfitrión que podría cubrir las elevadas necesidades financieras de un congreso sindical obrero mundial no fue nada fácil. Y mientras que en el pasado todos los países competían por ser los anfitriones de un congreso de la FSM, ahora no hubo oferta. Por tanto, se escogió Siria, ya que su liderazgo bajo el presidente Háfez Al-Ásad aceptó organizar y cubrir todos los gastos del Congreso.
Casi 30 años después, podemos decir que el movimiento sindical militante antiimperialista internacional tiene una deuda de gratitud a la clase obrera siria y a la G.F.T.U., porque, en medio de condiciones de persecución, acordaron organizar el Congreso en Damasco y junto a la C.T.C. de Cuba, la A.I.T.U.C. de India y la V.G.C.L. de Vietnam lideraron el rechazo de los planteamientos dirigidos a la disolución de la FSM.
En el Congreso de Damasco, el cual fue celebrado del 22 al 26 de noviembre 1994, todos esperaban que se terminaría la vida de la FSM. Los líderes franceses de la CGT estaban tan seguros de ello que hasta llamaron a delegaciones africanas a no asistir al Congreso porque, como decían, era una reunión de formalidad que decidiría la disolución. No obstante, dada la situación crítica, además de los oportunistas y la aristocracia sindical del mundo occidental, habían llegado a Damasco dirigentes sindicales de muchos países del mundo, independientemente de que sus sindicatos fueran afiliados de la FSM o no. Han sido cuadros políticos y sindicales que cada noche, durante todo el Congreso y en reuniones especiales, analizaban la situación y fijaban la táctica para el día siguiente del Congreso.
En estas reuniones, Pedro Ross Leal, secretario general de la C.T.C. cubana y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, era el primero en hacer uso de la palabra; después era K. L. Mahendra de la A.I.T.U.C.-India, así como otros dirigentes del movimiento clasista. También destaco por su postura intransigente a la veterana comunista vietnamita y secretaria general de la V.G.C.L., Cu Thi Hau, al sirio Iz Al-Din Nasser, líder de la G.F.T.U. y a muchos otros, como al sirio Adib Miro, a los sindicalistas libios y tantos otros. A fin de cuentas, en el Congreso de Damasco se resolvió por mayoría la continuación de operación de la FSM y se tomaron medidas para su fortalecimiento y modernización.
Al mismo tiempo, cuando hablamos de lucha ideológica, debemos decir que con motivo del debate sobre la existencia o no de la FSM, en el Congreso de Damasco se desplegaron puntos clave de lucha en torno al análisis de la clase obrera; como por ejemplo si hay o no clase obrera, si existía o había sido abolida la lucha de clases por la colaboración de clases y mucho más. Fue un conflicto generalizado porque ambos polos eran fuertes. Ambas líneas.
El ruso Alexander Zharikov fue reelegido a la secretaria general de la FSM y el indio Indrajit Gupta se eligió en el cargo de presidente. Los cubanos y muchos otros delegados plantearon reemplazar a Alexander Zharikov del cargo de secretario general, pero sin hacer una propuesta diferente realista. Por tanto, puesto que no se logró encontrar a otro dirigente sindical dispuesto, al final se acordó la reelección del camarada ruso, si bien los sindicatos rusos ya se habían alienado de la FSM.
En general, podemos decir que si bien el 13o Congreso no resolvió -y no podía resolver en gran medida- cuestiones que continuaron atormentando la existencia de la FSM en el futuro, sentó las bases para el contraataque, educó a una generación de sindicalistas, “galvanizó” a una parte de nuestras fuerzas y dio una respuesta práctica a quienes decían que el movimiento de clase estaba clínicamente muerto. Todavía quedaba mucho por hacer, pero se habían puesto los cimientos, ahora podíamos empezar a construir desde una base.
Quienes estuvimos en Damasco en 1994 y nos alineamos con el lado correcto de la historia de la lucha de clases, hoy sentimos una satisfacción humana por el nivel actual de la FSM.
6- -En el 14º Congreso de Nueva Delhi eres nombrado vicepresidente de la FSM y secretario de la Oficina Europea. ¿Qué objetivos marcáis desde la dirección?
Tomo el hilo directamente desde el final de la respuesta anterior para mostrarle que el período entre 1994 y 2000 no ha sido nada fácil. La correlación negativa y las consecuencias de la contrarrevolución pesaban cada vez más en todas partes. Decenas de organizaciones sindicales se desafiliaron de la FSM y salían corriendo a inclinarse ante la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres. De hecho, muchos, temerosos, pusilánimes y preocupados por sus puestos, firmaron varios documentos de rechazo de su pasado y su historia. Figuras trágicas de personas sin principios o valores. Hasta 2000, los sindicatos de todos los antiguos países socialistas de Europa del Este, así como de muchos países de África y Asia se habían desafiliado de la FSM.
Las negociaciones, o sea, el rol del intermediario para la desafiliación de estas organizaciones de la FSM, así como los debates para su afiliación a la CIOSL, estuvieron asumidos por los entonces cuadros directivos de la CGT francesa, las CCOO españolas y la CGIL italiana. De este modo, estos líderes dieron “exámenes” de lealtad y devoción a sus jefes. Se convirtieron en sirvientes de los monopolios y las transnacionales. El entonces liderazgo de la CGT francesa de los años 1993-1995, seguros sobre la venidera disolución de la FSM, cargaron en dos grandes camiones los archivos de la organización desde las oficinas centrales de Praga y los trajeron a París. Más tarde, cuando las oficinas centrales de la FSM se mudaron a Grecia, se iniciaron esfuerzos para recuperar los archivos, pero desafortunadamente sin resultado alguno hasta el momento.
Por tanto, fue en estas circunstancias cuando se celebró el 14º Congreso de la FSM en Nueva Delhi, India, del 23 al 28 de marzo de 2000. Este Congreso contó con la participación de 421 delegados/as y observadores de 65 países. La verdadera afiliación de aquel período debería haber sido alrededor de 30 millones de trabajadores/as. El Congreso fue apoyado financieramente, sobre todo, por los obreros indios que recaudaron dinero y reunieron los fondos necesarios. Toda la organización del congreso se basó en el trabajo de la AITUC y las demás organizaciones afiliadas y amigas de este país.
Por otro lado, un elemento positivo fue que ya habían transcurrido nueve años desde los derrocamientos del período 1989-1991 y, poco a poco, varios liderazgos sindicales veían con más claridad que la nueva situación generaba muchos problemas para la clase obrera mundial; observaban que la globalización capitalista traía gran pobreza a muchos y grandes ganancias a unos pocos. En este mismo período, quedó demostrado una vez más que la CIOSL no solo no había cambiado, sino también se había convertido en un socio de los imperialistas todavía más fiel. Apoyó abiertamente la guerra de la OTAN contra Yugoslavia, respaldó e hizo propaganda a favor de los bombardeos de Belgrado, mientras que los liderazgos sindicales en Italia, con CGIL a la cabeza, aplaudieron al gobierno italiano que organizó los ataques aéreos de la OTAN contra Serbia desde la base aérea de Aviano. Además, la CIOSL se posicionó abiertamente a favor de los imperialistas en la guerra de EEUU contra Irak y Afganistán. Se hizo patente que en las nuevas circunstancias, el papel reaccionario de esta organización, su acción y práctica ayudaron a un importante número de dirigentes sindicales progresistas a darse cuenta de la verdad y depositar su confianza a la FSM nuevamente.
El 14o Congreso de Nueva Delhi tomó decisiones que abarcaban todos los acontecimientos internacionales en todos los ámbitos. Todos los camaradas de India contribuyeron y trabajaron con entusiasmo y efectividad. Además, su contribución ha sido significativa a la orientación de la FSM hacia posiciones más correctas, antiimperialistas y antimonopolistas. Además, en India, se volvió a debatir sobre la elección de un nuevo secretario general. Indios y cubanos insistían en su reemplazo. Pero finalmente, se reeligió el ruso Alexander Zharikov, a quien se debe reconocer que ayudó a mantener viva la FSM, incluso con unas pocas fuerzas. Si se hubiera disuelto, el rumbo de su reconstrucción hubiera resultado aún más difícil. Alexander Zharikov ha sido un cuadro político de Komsomol, con una acción importante en el movimiento estudiantil y juvenil mundial, con cultura y buena educación. Su candidatura al cargo de líder de la FSM fue presentada y propuesta en 1990, sobre todo por la experiencia que había adquirido a nivel internacional gracias a sus cargos anteriores. Su elección en el cargo de secretario general en el año 1990 coincidió con el período transcendental de los derrocamientos. Por tanto, cuando el mundo se había puesto patas arriba, Alexander Zharikov no tenía experiencia previa del movimiento obrero sindical y sus organizaciones. Por consiguiente, la FSM, aunque disponía de una fuerza considerable en todo el orbe, se quedó simplemente mirando cómo cambiaban las cosas.
Ahora, en un análisis general, podemos decir que el período del 14o Congreso coincide con el desenmascaramiento de la «nueva era» anunciada por los imperialistas después de los derrocamientos y la revelación del “rostro brutal” del nuevo orden de cosas. El Congreso «empujó» a la FSM hacia posiciones y análisis más correctos y la ayudó a restaurar muchas de las características de clase que había perdido. Por ello, el Congreso de Nueva Delhi dio otro beso de vida a la FSM, pero se mantuvo «reticente» en los cambios en los que fomentaría más su acción y profundizaría su intervención. Se plantearon metas ambiciosas, pero en un momento propicio para la organización de nuestro contraataque con mejores condiciones, se perdió un tiempo valioso para iniciar un rumbo ascendente como el que desató el Congreso de La Habana de 2005.
7- -En La Habana eres elegido secretario general. Es el año 2005. ¿En qué situación se encontraba la FSM?
Fíjese que incluso después del Congreso de Nueva Delhi, unos conceptos erróneos e ilusiones seguían existiendo en partes del liderazgo y afiliados de la FSM. Algunos incluso se hicieron ilusiones sobre la posibilidad de una «cooperación» con la CIOSL. Debo mencionar que incluso una reunión de una delegación oficial de la FSM con una delegación de 6 miembros de la CIOSL (incluido su entonces secretario general Bill Jordan) tuvo lugar en su sede en Bruselas en 2001, donde simplemente concordamos en… estar en desacuerdo. Antes de esta reunión, los tres de la delegación de la FSM teníamos diferentes perspectivas tanto sobre el objetivo como sobre nuestras tácticas durante la reunión. Pero el objetivo de… «una acción conjunta» se demostró muy rápidamente como ridículo cuando Bill Jordan comenzó a atacarnos y calumniar a la FSM; por tanto, cuando A. Zharikov les tiró una fotocopia del balance económico de la CIA donde figuraban algunos importes de que se había beneficiado la CIOSL, los amarillos… realmente “se pusieron amarillos” y empezaron a acusarnos de que KGB nos financiaba. Así, aquellos que se engañaban sobre el papel de la dirección de la CIOSL se vieron forzados a poner los pies en el suelo. ¡Sabe que incluso he experimentado conversaciones con cuadros de la FSM que estaban ansiosos por saber si la CIOSL invitaría a la FSM a su próximo Congreso!
Al mismo tiempo, en el período posterior al 14o Congreso de Nueva Delhi, la acción de la FSM, sobre todo a nivel central, seguía siendo muy débil. Era tímida, introvertida y encerrada en sí misma. Además, algunas organizaciones más se desafiliaron de la FSM, como por ejemplo de Kuwait, Libia, Angola etc.
Entretanto, sin embargo, la situación a nivel internacional comenzaba a parecer más clara. Unos partidos comunistas en coordinación y cooperación con movimientos sindicales clasistas comenzaron a elaborar su estrategia en las nuevas condiciones. Nuevas elaboraciones y análisis ayudaron al movimiento clasista a levantarse nuevamente. En este contexto, se iniciaron debates sobre el papel que la FSM debería desempeñar, la necesidad de actualización de su programa y el cambio de su grupo directivo.
Así que las condiciones ya estaban demasiado maduras para proceder con el contraataque obrero y la reorganización de la Federación. En la reunión del Consejo Presidencial de la FSM celebrada en Atenas, del 31 de octubre al 1 de noviembre de 2004, la delegación cubana fue la primera en asumir abiertamente la iniciativa de los debates respectivos. Aquello dio paso a una reunión especial en Ginebra con dirigentes sindicales de Cuba, India, Grecia, Siria, Chipre y Francia. Además, se celebraron unas reuniones bilaterales en Damasco entre la GFTU-Siria y el PAME-Grecia. Todas las organizaciones que seguían siendo afiliadas de la FSM, en un espíritu fraternal y de camaradería, consideraban por unanimidad como necesarios los cambios a todos los niveles. Las nuevas condiciones requerían nuevas medidas también. Se requería acción e iniciativas concretas. En ese sentido, del 1 al 4 de diciembre de 2005, se celebró en La Habana, Cuba, el 15o Congreso de la FSM, con la participación de 870 delegados/as de 87 países del mundo. Durante el Congreso se celebraron debates serios en reuniones regionales separadas de delegados/as de Asia y Pacífico, Europa, América Latina, África y el mundo árabe. Como es sabido, el Congreso se clausuró con la votación del nuevo programa y el relevo de liderazgo. Los que estuvimos presentes recordamos que durante la clausura del 15o Congreso hubo un clima de entusiasmo; se había despertado la esperanza de un nuevo rumbo para la FSM. Creo que muchas conclusiones sobre el espíritu de aquella época y las prioridades que nos marcamos como movimiento sindical de clase se pueden encontrar en el primer documento oficial de la nueva etapa de la FSM bajo el título: “las 10 nuevas prioridades de la FSM”.
En ese sentido, indicativas del nuevo rumbo de la FSM son las primeras decisiones tomadas por el nuevo Secretariado: la sede de la FSM se trasladó de Praga a Atenas. La razón principal de este traslado fue que en la República Checa la organización estaba bajo persecución por el estado y sus servicios y, lamentablemente, no existía ninguna organización sindical en el país que pudiera sostener sindical y económicamente a la FSM en su nuevo esfuerzo. En consecuencia, sobre la base de la decisión unánime de los órganos competentes, las nuevas oficinas centrales de la FSM fueron preparadas con el trabajo voluntario de obreros griegos y el apoyo financiero de las Federaciones afiliadas al PAME. A partir del 1 de enero de 2006, las oficinas centrales comenzaron a funcionar en Atenas con un nuevo equipo y nuevas finanzas. La nueva era había comenzado.
…
En esta segunda parte de la entrevista a George Mavrikos repasamos su labor en la Federacióhn Sindical Mundial entre el Congreso de La Habana de 2005, donde fue elegido Secretario General hasta el 18º Congreso de Roma
Georges Mavrikos nació en la isla griega de Esciros hace 72 años. Desde su infancia entendió que la explotación es la base en las relaciones laborales en un sistema capitalista y que la solución para la emancipación de la clase obrera pasa por la superación de este criminal sistema. Educado en principios socialistas, fue un dirigente sindical en su Grecia natal, despedido de 7 empresas por defender a su clase y un cuadro sindical imprescindible. Su clarividente visión internacionalista fue fundamental para su trabajo en la Federación Sindical Mundial, en su vicepresidencia y, finalmente como secretario general desde 2005 a 2022.
El pasado mes de mayo, la FSM celebró su 18º Congreso en Roma y Georges Mavrikos dejó su cargo, tal y como había anunciado en el 17º Congreso celebrado en Durban. No significa un retiro total ya que en el mismo Congreso aceptó su nominación como presidente de honor del sindicato internacional.
En esta entrevista queremos destacar el papel imprescindible que un trabajador y sindicalista nacido en una diminuta isla del Egeo ha aportado al avance de la clase obrera internacional. Si la clase trabajadora, en la sempiterna lucha de clases, fuera quien llevara la delantera frente a la burguesía, no habría duda de que el nombre de Georges Mavrikos figuraría en el olimpo de prohombres de nuestra historia.
III. De La Habana a Roma
8- -¿Cuáles han sido los logros en la FSM desde La Habana?
¡»El Gran Salto» entonces, como lo llamó el camarada Quim Boix! Nos esforzamos por plasmar de manera integral la respuesta a esta pregunta en la publicación homónima con motivo del último 18o Congreso de la FSM. Allí dimos de manera gráfica, en la medida de lo posible, un panorama del rumbo seguido por la FSM en los últimos 17 años, con los avances -los logros como usted dice- y el crecimiento de esta gran familia clasista de la clase obrera mundial.
Sin querer repetir las cifras de forma exhaustiva, cabe mencionar que de los 48 millones de afiliados/ad, trabajadores/as de base, que apenas tenía la FSM en 2005, en 2022 la FSM cuenta con 110 millones de afiliados/as, es decir podemos hablar de un incremento del 129%. Al mismo tiempo, se puede decir que este aumento no es solo cuantitativo sino que también tiene elementos cualitativos importantes, ya que grandes organizaciones de gran calado social y alcance global se reincorporaron o se afiliaron a la FSM por primera vez. El ejemplo de la COSATU de Sudáfrica (cuya existencia siempre ha estado tan indisolublemente ligada a la FSM) que volvió a nuestra familia, la poderosa CITU de India, las decenas de federaciones y sindicatos de base de la CGT Francia, los millones de trabajadores/as agrícolas del FAC en México dan testimonio de este desarrollo cualitativo. Simultáneamente, las UIS -las Uniones Sindicales Internacionales de la FSM- de 4 que fueron antes del Congreso de La Habana, llegan a 11 en 2022, y, de hecho, están presentes en sectores estratégicos de la economía donde la clase obrera contemporánea está trabajando y sufriendo (Metal, Energía, Transportes, Bancos, Hotelería-Turismo, Pensionistas y Jubilados, Textiles, Confección y Cuero etc.). Es decir, estamos hablando de un incremento del 63,6%. Vemos un panorama similar en las Oficinas Regionales con 5 de ellas operando en 2005 mientras que en 2022 existen 7. Al mismo tiempo, mientras que la FSM no tenía Oficinas Subregionales antes del 15º Congreso, hoy cuenta con 6. Al mismo tiempo, se armaron 4 Comités Internacionales (Mujeres Trabajadoras, Jóvenes Trabajadores, Refugiados e Inmigrantes, Asesoría Jurídica) que han desarrollado una rica acción. Además, se lanzaron los Días Internacionales de Acción de la FSM, que tuvieron un gran impacto internacional, movilizando a millones de trabajadores/as en todo el mundo bajo reivindicaciones comunes. La intervención de la FSM en las organizaciones internacionales donde tiene un estatus consultivo permanente y general (ONU, UNESCO, FAO y OIT) se reactivó sobre una base distinta y con otro punto de vista; se organizaron paros internacionales, campañas de solidaridad con los pueblos que gimen bajo el imperialismo; se imprimieron libros y se hicieron varias publicaciones sindicales ideológico-políticas; se organizaron concursos internacionales de carteles y libros; se celebraron misiones internacionales a más de 100 países de todo el mundo; se conmemoraron aniversarios históricos de la clase obrera y se emprendieron tantas otras iniciativas a las que uno puede referirse… Creo que cada uno de estos aspectos de acción podría incluso ser tema de una pregunta y análisis aparte.
En general, se puede decir que la FSM volvió a ser un oponente a tener en cuenta por la burguesía y el imperialismo. La clase obrera volvió a sacar sus uñas contra el enemigo de clase a nivel mundial y todos juntos en la familia de clase de la FSM demostramos que la historia no termina como se apresuraron a predecir algunos «científicos» burgueses. Y sinceramente, para mí el principal criterio de que la FSM se fue desarrollando y creciendo fue -además de los testigos irrefutables de los datos numéricos- los ataques que sufrió la FSM en los últimos años: tanto de enemigos como de «fuegos amigos».
Después de todo, es una regla clásica de la lucha clasista que «ser atacado por el enemigo no es una cosa mala», sino una confirmación de que la ruta que has elegido es la correcta; una ruta que preocupa y fastidia a los enemigos del progreso social. Y mientras antes de 2005 casi nadie se ocupaba de la FSM, después de La Habana escuchamos toda clase de acusaciones: primero que la FSM es el “hombre enfermo” en soporte mecánico que se resiste a ser desconectado, luego que cultivamos el “estalinismo hidropónico”, que somos restos del pasado que solo izan banderas y gritan consignas, que somos los divisionistas del movimiento sindical mundial, que somos antidemócratas, que apoyamos regímenes dictatoriales, que abastecemos a terroristas…
Nuestros dirigentes han sido encarcelados y asesinados por la reacción y el estado burgués en Colombia, México, Guatemala, Indonesia, Paraguay, Perú, Israel y tantos otros países. Militantes de la FSM han sido despedidos de sus trabajos en todo el mundo o llevados a los tribunales por su accionar internacionalista. Incluso miembros del equipo de las Oficinas Centrales de la FSM fueron perseguidos o amenazados en misiones sindicales a Colombia, Israel, Panamá y otros lugares…
Y todo esto porque no nos inclinamos ante el imperialismo, porque no entramos en “los sacerdocios” de los aparatos imperialistas de Bruselas y EE.UU., porque no nos convertimos en una «ONG sindical» como lo es hoy la CSI. Teníamos que hacer algo muy simple y todo sería para nosotros «un camino de rosas»: afirmar que la lucha de clases se acabó y que el capitalismo es eterno. Pero si dijéramos eso, no seríamos quienes somos. Por consiguiente, todo este curso nuestro inspiraba orgullo y superioridad moral y política hacia nuestros adversarios.
9–¿Cuáles han sido los mayores enemigos durante este tiempo?
Como le dije, el principal enemigo de la FSM es el principal enemigo de la propia clase obrera mundial: la burguesía y sus instrumentos. En otras palabras, la ubicación de nuestro principal enemigo surge del análisis marxista-leninista del mundo y la contradicción fundamental que ubica en nuestra época, que es la época del imperialismo, de la existencia parasitaria del sistema capitalista global. Así que la contradicción fundamental de nuestro tiempo sigue siendo entre capital y trabajo; entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada más que su fuerza de trabajo. Por tanto, para la clase obrera el “principal enemigo está en su propio país” como había dicho Karl Liebknecht en 1915, en medio de la Primera Guerra Mundial.
Todos estos años, este fue también para la FSM el principal enemigo que con sus mecanismos, sus poderosos medios, las ingentes sumas de dinero que gastó en propaganda antisindical y en la compra de conciencias, ponía trabas, amenazaba, aterrorizaba y luchaba contra la FSM en de cualquier forma que pudiera. En ocasiones incluso recurrió a ataques directos, como el que orquestó el estado burgués en Italia poco antes de la organización del 18o Congreso Sindical Mundial, con la incursión de los carabineros de manera premeditada y con acusaciones inventadas en las oficinas de la USB, que fue también la organización anfitriona del Congreso de Roma. Aquí permítame hacer un paréntesis diciendo que estas tácticas son habituales para los estados burgueses cuando eligen perseguir a la FSM y su línea de clase. Le recuerdo que el estado francés había organizado un tipo de incursión similar en 1950 en las entonces oficinas de la FSM en París, tal y como lo hizo el estado austriaco en las oficinas de la FSM en Viena en 1956 con una redada nocturna, saqueo de archivos y documentos y confiscación de sumas de dinero.
¿No fue un ataque directo a la FSM la prohibición de mi ingreso a los EE. UU. en mi calidad de Secretario General de la FSM en 2018? ¿Mucho más ya que los motivos de mi visita eran netamente político-sindicales y mi propósito era participar en un evento de Naciones Unidas? Aquí hago nuevamente un paréntesis para decirles que el estado burgués tiene continuidad tanto en sus prácticas como en su lista de “enemigos”. Es interesante que el estado estadounidense había emitido una prohibición similar al – conocido en su país por su participación en la Guerra Civil Española – presidente italiano de la FSM Giuseppe Di Vittorio en 1952, prohibiéndole ingresar a los EE. UU. para hablar ante la ONU. Por lo tanto, los burgueses saben muy bien que somos enemigos. La clave es que nosotros no lo olvidemos.
El segundo enemigo fueron y son las organizaciones imperialistas, las uniones y alianzas transnacionales imperialistas que tanto sufrimiento han causado a la humanidad y a los pueblos del mundo entero. ¿Sería posible que no fuéramos enemigos acérrimos del imperialismo y sus instrumentos? Nos separan ríos de sangre, millones de combatientes muertos que cayeron con arma en mano, luchando desde las selvas de Vietnam hasta las montañas de Grecia y las maniguas de Colombia. La FSM tiene grabada la lucha antiimperialista en “su piel” como una «marca de nacimiento».
Le recuerdo la cuarta resolución del congreso constituyente de la FSM en 1945 respecto a su postura frente al imperialismo y el colonialismo, en torno a la cual hubo una gran polémica: “Sería una victoria incompleta si los pueblos de las colonias y los territorios de todos los países se encontrasen privados de los derechos de la auto-determinación y la Independencia Nacional”. En resumen, nuestro movimiento siempre ha estado del lado correcto de la historia, del lado de los verdaderos productores de riqueza, del lado de los proletarios. Fíjese en la actitud de la FSM contra el imperialismo en todas partes: en Grecia, en Chipre, en Cuba, en Nicaragua, en Venezuela, en Angola, en Mozambique, en Sudáfrica, en Vietnam, en Corea, en Afganistán, en Libia, en Yemen, en Siria, Kuwait, Irak, Líbano, Palestina y tantos otros países. Donde los imperialistas asaltaban pueblos, creaban olas de desarraigados, inmigrantes y refugiados para rediseñar fronteras y saquear recursos, la FSM defendía a estos pueblos con una solidaridad internacionalista en práctica, con sus afiliados y cuadros en todos los países y continentes en la primera línea de lucha.
El tercer enemigo, creo, se encuentra en los colaboradores de la burguesía, en sus lacayos, en sus representantes en el movimiento obrero: la aristocracia obrera y los sindicalistas burócratas. Estos individuos, la mayoría de los cuales nunca han trabajado en su vida, a veces aparecen como progresistas, a veces como ecologistas, a veces como anti-sexistas, a veces como humanistas, o incluso pretenden mostrar empatía por el sufrimiento del obrero. Son sindicalistas “de probeta”, “fabricados” en las escuelas de varios ministerios y fundaciones de colaboración de clases. La experiencia de su país con las cúpulas sindicales amarillas de CCOO y UGT es una representación fotográfica de lo que estoy describiendo. A nivel internacional esta tendencia se expresa a través de la CSI: con altos salarios garantizados, estos sindicalistas sólo de nombre no pertenecen a la clase obrera y su misión principal es transformar los sindicatos de organizaciones obreras masivas en mecanismos y servidores del capital; buscan frenar a la clase obrera, apaciguarla y desorientar sus luchas, propagando el “maquillaje” del sistema capitalista y rechazando el papel y la misión de la clase obrera. Por todas estas razones, sienten un odio profundo hacia el movimiento sindical clasista y los sindicalistas combativos. Fabrican varias teorías falsas para hacerse parecer importantes y útiles. Establecen vínculos con los medios de comunicación, inventan noticias y sacan provecho de los avances digitales de la ciencia. A nivel ideológico, son, en otras palabras, los portadores de la ideología burguesa dentro del movimiento obrero, la «quinta columna» contra el movimiento obrero de clase.
Finalmente, tengo que confesarle que hay un enemigo más, un enemigo más peligroso y muchas veces invisible: y este son nuestros propios errores, nuestros propios desaciertos y equivocaciones. Sin enfrentarnos a ellos, sin estudiarlos, el progreso de nuestro movimiento es imposible. Su existencia es inevitable, pero su repetición no lo es. Después de todo, consideremos que gran parte de la experiencia del movimiento obrero y sindical es producto de los errores y las lecciones que sacamos de ellos.
Permítame darle un ejemplo: ¿es deber o no del movimiento sindical de clase ser siempre un juez del poder desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera? ¿No debería ser “el abecedario” del movimiento obrero defender y elevar el nivel de vida de la clase obrera sin importar el sistema económico de cada país? ¿La consecución de este objetivo no pasa siempre por la crítica desde el punto de vista de los trabajadores/as? ¿Qué críticas hicieron los sindicatos de los países socialistas a los errores que veían cometerse frente a ellos en la construcción socialista? Por ejemplo en el 11o Congreso de la FSM en Berlín Oriental, en 1986, participaron sindicatos de 75 países. ¿Hubo algún delegado que criticara la Perestroika y la restauración capitalista inminente?
Allí estaban reunidos líderes sindicales con un papel destacado que veían, entendían -por supuesto con las limitaciones de la época- lo que andaba mal. Así se ha desperdiciado para la clase obrera mundial una gran oportunidad de prestar una ayuda importante a la Unión Soviética, abriendo un frente de crítica y revelación de los verdaderos objetivos de la Perestroika, contra la restauración capitalista metódicamente preparada. Entonces, en resumidas cuentas, el conocimiento del movimiento obrero no viene sin un costo. La clave es aprovecharlo, apreciarlo, saber siempre que lo conseguimos con dolores y peripecias.
10- -¿Cuál crees que ha sido la clave para el gran crecimiento de la FSM?
Creo que el gran crecimiento de la FSM, el gran salto del que hablábamos antes, no se encuentra en un solo factor, sino en una combinación de objetivos tácticos y estratégicos, aspectos específicos que incluso compartí en el reciente Congreso; o sea se encuentra en unas claves cualitativas y cuantitativas.
Primero, creo que se logró con la creencia, la profunda creencia de que en el mundo contemporáneo, la clase obrera necesita un arma propia. Su propia herramienta para elaborar su estrategia y sus tácticas. Estrategia y táctica para sí misma como clase social con una misión histórica particular. En contra de la percepción reformista y revisionista que afirma que supuestamente no hay clase obrera en la actualidad e identifica a la clase obrera con los trabajadores manuales de siglos anteriores, hemos respondido y respondemos científicamente que en el mundo moderno, con los grandes cambios y avances tecnológicos, hay dos clases sociales básicas. Los capitalistas, los explotadores, por un lado, y los obreros y empleados, por otro. Por supuesto, la clase obrera también evoluciona, se desarrolla, adquiere más conocimientos, está más formada que antes, ha acumulado más conocimientos, tiene más experiencia y sus necesidades básicas se amplían constantemente. Todos estos cambios existen y los tenemos en cuenta. Pero a pesar de todos estos cambios, el criterio básico se mantiene. La explotación. La producción de plusvalía y el sudor robado que va a parar a los bolsillos de la burguesía. Así que procedemos con la creencia de que en el mundo moderno hay injusticia social, hay explotación social y una explotación aún más cruel; y seguimos creyendo que la actual clase obrera con su gran conocimiento y experiencia está más cerca y tiene en sus propias manos el interruptor del proceso productivo. Esta premisa y concienciación ha sido el “faro”, la base que nos ha guiado en la elaboración de nuestra táctica durante estos 17 años.
El segundo factor tiene que ver con la organización práctica, la articulación interna de nuestras fuerzas, el espíritu combativo que caracterizó a nuestros militantes. Estoy hablando de la colectividad y la actitud militante común de la gran mayoría de nuestros miembros y cuadros. Lo que hemos conseguido no ha sido el resultado de una sola persona. Fue sobre todo un esfuerzo colectivo, una búsqueda común, una actitud común de todos nosotros. Todos construimos esta estructura juntos. No anulamos el papel de la personalidad. Sabemos que en la historia social la personalidad influye ciertamente en los acontecimientos. Pero la evolución, el progreso, el avance, lo escriben las masas; las colectividades, no los reyes, los cardenales y los príncipes.
El tercer factor tuvo que ver con una regla importante que cumplimos estrictamente en las batallas que libramos: prestamos atención a la base, intentamos no perder el contacto con ella. Con nuestros sindicatos, con los trabajadores/as, los desempleados/as, los inmigrantes, los refugiados/as, los sin techo y los excluidos/as. Reforzamos la democracia interna en nuestra operación. Personalmente he visitado 87 países en los 20 años que han pasado y, algunos de ellos muchas, muchas veces. Los miembros del Secretariado y del Consejo Presidencial hicieron lo mismo. Muchos más de nuestros cuadros de las UIS y el personal de las Oficinas Regionales viajaban y estaban cerca de la base. Con todos estos contactos fuimos tomando fuerza desde las bases y dando valor a las luchas. Intentamos mantener los oídos y los ojos abiertos a las luchas y reivindicaciones de las bases. Así es como se gana la confianza de las bases y éstas se vuelven más militantes, más agresivas, porque se dan cuenta de que no están solas en sus luchas. Hemos amado y apoyado a las bases de la FSM y éstas nos devuelven su propio amor y aprecio. Después de todo, esta era la fuerza valiente de la FSM, sus héroes cotidianos en sus lugares de trabajo y países.
La cuarta clave para la revitalización de la FSM, creo, fue el uso de la crítica, la autocrítica y la emulación que son la ley de nuestro progreso y mejora a nivel colectivo e individual. Como cuadros del movimiento sindical clasista e internacional debemos analizar objetivamente la situación en cada momento; tener un conocimiento objetivo de la realidad de nuestro sector, de nuestra región, de nuestro sindicato y -como dirección de la FSM- del mundo. Para alcanzar este nivel necesitamos ser conscientes de nosotros mismos y hacer un examen crítico de nuestras decisiones y acciones. Tenemos el deber de cultivar la emulación colectiva, la ambición de mejora y el fortalecimiento integral de la personalidad de nuestros cuadros. Y, sobre todo, nuestra ley básica fue y será la obligación de aprender de nuestros errores; para reflexionar sobre nuestras debilidades y nuestros errores; para analizarlos. El militante inteligente aprende de sus errores. ¡El frívolo nunca!
El quinto factor es ciertamente el estudio de la historia de nuestra clase y específicamente de la propia FSM. A lo largo de estas dos décadas, hemos aprovechado nuestra rica historia. Con sus aspectos positivos y negativos. Con sus avances y retrocesos. Con sus dignos compromisos y sus inaceptables concesiones. Con sus grandes éxitos y sus pocos pero reales errores. La experiencia histórica, tanto positiva como negativa, es para nosotros hoy un activo y un arma positiva para el presente y el futuro. Como he mencionado antes, la historia es una ventana abierta al ayer y al mañana. Y para construir el mañana hay que basarse en la experiencia del ayer.
La utilidad de la historia del movimiento obrero y sindical a nivel sectorial, local, nacional e internacional es grande hoy en día. Y al mismo tiempo es una tarea clave defendernos y contraatacar contra el sucio negocio de reescribir la historia. Hemos defendido y defendemos la verdad histórica. Es bien sabido que la lucha de clases se da también en el campo de las ideas, a través de la lucha ideológica de la clase obrera. Por lo tanto, la lucha por la lectura correcta de la historia es también una batalla por el futuro y el presente mismo de la clase obrera. Ese fue también el objetivo de nuestra acción con los cursos especiales sobre la historia del movimiento sindical, esto es lo que hicimos con seminarios especiales, con concursos de libros y carteles, con publicaciones, artículos y discursos. Como dije en el 18o Congreso, en 17 años contamos con más de tres mil de nuestros cuadros, principalmente jóvenes, que asistieron a seminarios relevantes.
El sexto factor que levantó la FSM fue el propio calor de la batalla, la propia acción. Como recibimos la FSM en un estado de parálisis, la tarea inmediata fue la acción. Por eso lanzamos el lema “Acción – Acción – Acción” en el 15º Congreso Sindical Mundial de La Habana, Cuba. No deberíamos haber perdido el tiempo en introspecciones, en ombliguismos y en discusiones interminables. Insistimos en que “en la acción” resucitaríamos la FSM. Es a través de la acción que demostraríamos si lo conseguimos y qué logramos. Y tuvimos toda esta rica acción que todos ustedes conocen, descrita en los textos y documentos clave de nuestro congreso de Roma, disponibles en nuestro manual de “Estadísticas 2005 – 2022”, en nuestros vídeos y en nuestras publicaciones. Así que la lección y la conclusión es la acción. Acción con nuestros objetivos y prioridades. En la acción a lo largo de los años hemos intentado organizar muchos cursos de educación y formación sindical.
El séptimo «pilar» no era otro que la política económica que caracteriza a un sindicato de clase, una organización sindical por y para la clase obrera: Dependimos económicamente sólo de nuestros afiliados, de la base, de los trabajadores sencillos. Recibimos la FSM en diciembre de 2005 con una deuda financiera de 200 mil dólares. En Roma entregamos la FSM no solo sin ninguna deuda, sino también con un excedente considerable. ¡La FSM no debe un solo centavo! Y los actores clave en este logro fueron todas las organizaciones que durante todos estos años han apoyado la FSM de su “pobreza”. Su apoyo daba fuerzas a la FSM y le permitía desplegar su accionar clasista. Fue su apoyo lo que permitió que todos los gastos del 18o Congreso fueran cubiertos por las cuotas y el apoyo financiero exclusivamente de los afiliados de la FSM. La soberanía financiera, la operación únicamente sobre la base de las cuotas obreras es a la vez un criterio para el carácter de clase de una organización así como una garantía de su compromiso con la clase obrera. Después de todo, el criterio “muéstrame tu patrocinador y te diré quién eres” suele ser correcto…
11- ¿Hubo errores durante su período de liderazgo?
Es cierto que en los años que tuve la responsabilidad principal en la elaboración de las opciones estratégicas y tácticas de la FSM hemos cometido errores. En mi pueblo decimos «el ama de casa que lava platos también romperá platos». El dirigente adecuado debe aprender de los errores y no repetirlos.
Los riesgos de errores siempre existirán y por eso la dirección de las organizaciones sindicales clasistas necesita estar ojo avizor en todo momento. Los errores son de naturaleza práctica o ideológica. Y mientras que los errores en la práctica se corrigen fácilmente, los errores ideológicos son más sustanciales, más complejos y a menudo críticos.
La larga historia viviente del movimiento sindical internacional ha demostrado errores ideológicos tanto de derecha como de izquierda. La herramienta para limitar estos errores es el profundo conocimiento teórico por parte de los dirigentes.
En mis 50 años de actividad sindical y política he conocido a oportunistas de derecha, reformistas de derecha, que condenan todo y lo caracterizan como sectarismo, y por otro lado, oportunistas de izquierda, sectarios que condenan y caracterizan a los demás como oportunistas y reformistas. Esta forma de interpretar las situaciones se llama «voluntarismo» en la teoría marxista. Lo que en lenguaje sencillo significa que juzgo todo en función de lo que “yo quiero” y no por la realidad objetiva.
La FSM y todos los sindicatos militantes deben trazar su línea analizando y sintetizando la realidad objetiva, la imagen real.
En el siglo pasado, el movimiento sindical obrero viró a menudo hacia errores sectarios. Esto se explica por la excitación, exaltación, abnegación que dominaba la conciencia de los trabajadores. Llegaban al punto de lanzar el lema «ahora o nunca».
Luego de los cambios históricos mundiales del período 1989-1991 que volcaron la correlación internacional, con el declive de las luchas, las dificultades del movimiento sindical, la aparición de ONG multiformes, la agresividad de la burguesía internacional y sus gobiernos, los peligros de errores derechistas, es decir de desviaciones oportunistas y reformistas, son mayores. Sacando partido de la aristocracia obrera, la burguesía internacional alimenta la frustración y el derrotismo en partes de la clase obrera mundial, lo que empuja al oportunismo. Entonces no es suficiente decir que estamos protegidos del oportunismo de derecha e izquierda y que así hemos cumplido con nuestro deber. NO. Debemos analizar la realidad objetiva. Por ejemplo, si la FSM intenta cambiar, alterar o disfrazar sus características antisistema y convertirse en socio del sistema, es seguro que perderá. El carácter de la FSM se ha forjado desde 1945 hasta hoy como un batallón insurgente; un batallón que muchas veces va a contracorriente, que entra en conflicto, que tiene una estrategia subversiva y una táctica radical; un batallón intrépido y audaz frente a los enemigos de la clase obrera y siempre del mismo lado del río. Después de todo, existen dentro del movimiento sindical en todos sus niveles, los sistémicos originales en quienes el capitalismo confía y apoya; aquellos son todos los perros que ladran, pero la caravana avanza.
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