Discurso de Alberto Ainaguano, Presidente de Ecuarunari

Cuando mi provincia me nominó para ser candidato a la Presidencia de la ECUARUNARI y participar en el VII Congreso, dimensioné plenamente la gran responsabilidad que recaía sobre mí y del nuevo Consejo de Gobierno. Quiero contarles un fragmento de lo que he reflexionado ahora para este acto de posesión.

Recordé las enseñanzas de mi padre y mi madre. Solían decirnos, jamás olviden que son caminantes, que vienen de una raíz ancestral, que son herederos de las luchas de nuestros taitas y mamas, de sus victorias y derrotas, y van hacia un ideal de vida buena, respetando a la madre naturaleza y a todos los vivientes.

 

Y es verdad. Yo vengo de mi pueblo kichwa Chibuleo. En la escuela nos enseñaban la historia de Rumiñahui, el líder indígena que resistió la invasión de los españoles. Y también aprendimos a reconocer en Fernando Daquilema el signo de nuestra dignidad. Ellos han sido mis referentes en la vida. Saber enfrentar el dolor y tener la fuerza de defender nuestras raíces y exigir el respeto a los derechos de nuestros hermanos.

Los que conformamos el nuevo Consejo de Gobierno somos jóvenes y gente de experiencia, pertenecemos a las nuevas generaciones de los pueblos indígenas. Tenemos formación universitaria. Pero esto ha sido fruto de las luchas de nuestros ancestros, de nuestro padres y madres. Yo era muy pequeño cuando se dio el levantamiento del 90. Crecí escuchando los relatos de esas luchas y pude conocer después a dirigentes históricos, como Taita Lucho Macas, Mama Blanquita Chancosa, Doctora Nina Pacari, entre otros.

El nuevo Consejo de Gobierno del ECUARRUNARI queremos ser dignos herederos, continuadores de esas luchas de los pueblos indígenas, de Dolores Cacuango, de Lorenza Avemañay, de Tránsito Amaguaña, de Lázaro Condo, de Cristóbal Pajuña.

Y en nuestra memoria están presentes también las luchas y enseñanzas de otros sectores que nos acompañaron en el camino. El ECUARUNARI no hubiera surgido si no había el acompañamiento de personajes como el Obispo Leonidas Proaño. Creo que es importante saber construir la unidad del movimiento indígena con los otros sectores sociales, con los trabajadores, las mujeres, los jóvenes urbanos, los estudiantes, todos los que queremos un Ecuador diferente, más equitativo, sin discriminación.

Queremos honrar sobre todo tres legados:

La defensa de la Madre Tierra: nosotros estaremos a la cabeza de las luchas en defensa del agua y la vida, en defensa del derecho a la tierra y a sus frutos para la vida. Respaldamos los 10 Puntos presentados por la CONAIE, FEINE Y FENOCIN. Apoyaremos las luchas de los defensores de la Pachamama, empezando ahora por respaldar el Punto 5 del último Paro nacional: Moratoria a la ampliación de lafrontera extractiva minera/petrolera, auditoría y reparación integral por los impactos socioambientales. Para la protección de los territorios, fuentes de agua y ecosistemas frágiles. Derogatoria de los Decretos 95 y 151.
Apoyamos la Consulta Popular para proteger al Yasuní y a los pueblos en aislamiento voluntario. Apoyamos la Consulta por un Quito sin minería. Demandamos el respeto y cumplimiento del pronunciamiento de la Consulta popular de Cuenca en defensa del agua y la vida.

El mandato Ama shua, ama llulla, ama quilla, será el fundamento de nuestro accionar y nuestra política. La ética es el fundamento de una vida buena. Queremos tener las manos limpias para poder cultivar nuestros campos y juntarlas en nuestros sueños.
Queremos recuperar el camino del mandar obedeciendo. Una de las razones del debilitamiento y de la división de nuestras organizaciones es la distancia entre los dirigentes y las comunidades de base en los territorios. Esperamos caminar nuevamente en cada provincia, en cada cantón, en cada comunidad, para escuchar el mandato desde abajo y recuperar junto a ellos el proyecto político histórico del movimiento indígena.
Ahora estamos viviendo un cambio del mundo. La pandemia y las guerras nos ponen ante los problemas de la vida y la muerte. Pudimos mostrar en los hechos el papel de los pueblos indígenas para garantizar la soberanía alimentaria del campo y las ciudades. Pudimos mostrar que los saberes ancestrales nos permiten garantizar la salud de la gente. Estamos convencidos que en el pasado de nuestros ancestros se encuentran las claves para un futuro digno. Podemos juntar desde una perspectiva intercultural, nuestras raíces con los nuevos tiempos de la comunicación, de la cuarta revolución científico-técnica, de la inteligencia artificial.

Vemos que la Pacha Mama está amenazada por el cambio climático, producto del depredador modelo de desarrollo capitalista y su salvaje extractivismo. Vemos que las desigualdades sociales han llegado a formas extremas de inhumanidad desde los centros de poder en contra de países y pueblos considerados por ellos desechables. No nos quedaremos callados ante estos problemas urgentes, no permitiremos que nuestro destino nos sea arrebatado y que nuestras historias las relaten los dominadores.

En Ecuador estamos en una situación difícil. Atravesamos no sólo una crisis económica, sino el fracaso de la política de los gobiernos de turno. Es hora de tomar conciencia que la participación electoral necesita un profundo proceso de evaluación, no podemos seguir haciendo de oídos sordos ante la difícil situación que actualmente enfrentamos, no se trata solo de cambiar dirigencias o los estatutos; si no nos reorganizamos y rediscutimos el proyecto del Movimiento Pachakutik no nos será posible superar la crisis, seguir así terminaremos cayendo enredados en los juegos del poder, peleándonos por puestos, por ser candidatos, en lugar de constituirnos en alternativa, nuevo y autónomo, como demandan nuestras bases y la mayoría de los ecuatorianos y ecuatorianas.

Debo confesar que me preocupa la situación del Pachakutik, del olvido del proyecto histórico y justo por eso comprometo nuestro aporte para recuperar el camino. Hay que poner la casa en orden. Debemos hacer un acompañamiento a los GADs que dirigen miembros de Pachakutik o del movimiento indígena, para alcanzar los objetivos locales como aporte a una nueva forma de dirigir y planificar el desarrollo el Sumak Kawsay. No debemos quedarnos en la figuración y continuar con la propia estructura de dominación que se ha instituido.

Debo ser responsable, por eso reconozco que un problema que nos afecta es la falta de unidad interna en el propio movimiento indígena, incluidas nuestras organizaciones. Vamos a hacer un trabajo coordinado con el Consejo de Gobierno de la CONAIE, para reconstituir la unidad en la diversidad, retomar la vía del consenso como mejor instrumento de acción colectiva y comunitaria.

Respaldamos la lucha de la CONAIE que está encabezando las acciones nacionales y las relaciones con las instituciones del Estado, las exigencias y diálogos con el Gobierno, con la Asamblea Nacional. Nosotros, como ECUARUNARI queremos dedicarnos sobre todo al trabajo y a la relación con los actores sociales, al trabajo en territorio, ser la expresión de todas las luchas sociales, en primer lugar las demandas de los pueblos kichwas y organizaciones de base, a los que representamos, pero como decía Taita Lucho Macas: “nada sólo para los indios”. Vamos a trabajar por la unidad de todos los movimientos y organizaciones sociales, para seguir un camino autónomo, sin dejarnos manejar ni por la derecha, ni por el gobierno, ni por las maniobras del correismo o de cualquier otro sector político. Tenemos un camino de autonomía, un proyecto propio, basado en la construcción del Estado plurinacional y en la defensa de la comunidad como forma fundamental de organización social.

¿Hacia dónde vamos? Empezando desde casa, espero que vayamos a un ECUARUNARI fortalecido, que junten las enseñanzas de nuestras raíces, con los aportes de los nuevos tiempos, incluida las ciencias, las tecnologías. Un ECUARUNARI que se fundamente en la democracia comunitaria y participativa; la comunidad y la lucha son nuestras fortalezas.

Vamos hacia un país que busca cambios profundos. La gente está cansada de las mentiras de los partidos políticos tradicionales y de los sectores de poder. Convocamos a una Gran Minga Nacional con la participación de todas y todos para construir el Estado plurinacional que plateamos desde el Levantamiento del 90, una sociedad y una democracia diferente. No partimos de cero, hay un largo camino recorrido.

Quizás porque somos jóvenes nos urge el derecho a soñar en un mundo con justicia y paz, con armonía y respeto a la madre naturaleza, un mundo donde quepan muchos mundos, un mundo para todos los seres vivos.

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