#Opinión / El súbito naufragio del gobierno

Una vez más, el país está ingresando en uno de esos momentos en que la política se decide debajo de la mesa. Es decir, entre los poderes reales o fácticos. Porque el simulacro de la política ya no alcanza a proyectar una imagen institucional creíble. Son tantas las irregularidades y anomalías que nos deja el último proceso electoral que la ciudadanía solo atina a desconfiar de todo y de todos.

Al amplio triunfo del voto nulo ahora se añaden dos episodios que confirman el acelerado proceso de deterioro del régimen democrático: un supuesto fraude –o intento de fraude– en la delegación del Consejo Nacional Electoral del Guayas, y una supuesta financiación externa de los candidatos correístas al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS). La mesa está tendida para que algunas cabezas calientes del gobierno y de la derecha piensen no solo en la anulación de algunos resultados, sino en la impugnación de todo el proceso electoral.

Por eso, la idea de una metida de mano en los resultados no luce descabellada. La aprobación de las preguntas en la consulta popular era la tabla de salvación para un súbito naufragio del gobierno. La derrota no fue considerada ni siquiera como una eventualidad. Guillermo Lasso pensaba sobrevivir por unos meses más, al menos hasta poder desplegar una estrategia viable. Hoy, la situación del régimen es de una fragilidad extrema. No está noqueado, pero sí grogui.

En estas condiciones, el viejo recurso de los pactos de trastienda se pone a la orden del día. Si el gobierno pretende neutralizar las amenazas del correísmo tendrá que buscar acuerdos ultra pragmáticos con algunas fuerzas que le sostengan y que desactiven la conspiración en el seno de la Asamblea Nacional. El desesperado llamado a un acuerdo nacional no será, entonces, un diálogo sobre respuestas políticas a la crisis, sino un reparto de cuotas de poder; mejor dicho, de cargos en el Ejecutivo o en el Estado.

Más de uno estará interesado en “tender la mano para salvar la gobernabilidad” a cambio de esas prebendas. Partidos como el socialcristiano poseen una larga y abultada experiencia en estas lides. No será de sorprenderse que, en el período inmediato, la mal llamada renovación del gabinete termine incluyendo a personajes fuertemente vinculados con los grupos de poder tradicionales. Quizás tapiñados tras el telón del compromiso cívico, pero absolutamente alineados con agendas políticas y empresariales específicas.

¿Podrá el gobierno salvar los muebles con esta marrullería? Difícil. Hasta los analistas más conservadores coinciden en que la única salida para la debacle oficial es un cambio radical de sus políticas sociales, algo incompatible con la orientación neoliberal de su programa. ¿Cómo empatar la justicia social con la voracidad del capitalismo?

Una porción importante de la crisis actual es atribuible a la escasa comprensión del primer mandatario respecto de las dinámicas sociales, económicas y culturales de la población. Cuadrar las cuentas públicas, reflotar la macroeconomía o incrementar la reserva monetaria son medidas absolutamente ajenas y distantes de la dura cotidianidad de los millones de pobres que pueblan el Ecuador. Sin esa mínima comprensión, ni los amarres clandestinos podrán salvar al gobierno.

 

Febrero 10, 2023

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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