#Opinión / Lasso y las sorpresas indeseables

Revolución, la última novela de Arturo Pérez-Reverte, puede ser leída también desde una visión antropológica de la historia de América Latina. No solo del México de principios del siglo XX, donde se ubica el relato. Ahí desfilan, en una ficción vertiginosa, todos los ingredientes que confieren particularidad a la lucha política en esta parte del mundo: violencia y solidaridad, tragedia y esperanza, amor y dolor, corrupción y heroísmo…

Sobre todo, está presente el carácter impredecible de los acontecimientos. Como un karma. Las sorpresas y los sobresaltos envuelven la trama de la novela de principio a fin. Nadie puede prever ni el desenlace de los hechos ni el destino inmediato de los personajes. Los conflictos irresueltos e interminables, que desde siempre han marcado a nuestras sociedades, crean escenarios para que todo sea posible. La vida y la muerte son opciones del azar.

En uno de los tantos momentos dramáticos que debe afrontar, el protagonista de la novela echa mano de una de esas frases ingeniosas con las que la cultura latinoamericana intenta afrontar la perenne incertidumbre de la política: más vale un por si acaso que un quién lo hubiera dicho. Prevenir, pero sin saber si esa prevención será un acierto o un error fatal.

Guardando las distancias y las proporciones (mutatis mutandis, como dirían los antiguos romanos), el momento político que vive el Ecuador está frente a una encrucijada de pronóstico completamente incierto. Aquí no vivimos una revolución, es verdad, ni los pobres se adhieren masivamente a un imaginario de profunda transformación social que pueda sacudir las bases del Estado. Pero las salidas al conflicto sí pueden alterar las condiciones del poder y remplazar a los principales actores.

Tal como se están desarrollando los sucesos, al presidente Lasso le pudiera caer la conclusión ciudadana más catastrófica: quién hubiera dicho que solo llegaba a la mitad de su período. Porque, en efecto, existen varias posibilidades para que tenga que irse a su casa antes de concluir su mandato. Por lo mismo, la pregunta crucial en esta situación es si el gobierno tiene algún por si acaso. Es decir, alguna medida o acción para evitar la catástrofe.

Por ahora, la muerte cruzada no consta dentro del universo de posibilidades. Si la aplica, Lasso tendría que irse a su casa en seis meses en lugar de en dos meses. Eso sí, a fin de mes los asambleístas se toparían con la ingrata sorpresa de ver su rol de pagos reducido a cero. Y el país entraría una vez más en el vértigo de las sorpresas políticas y electorales.

A menos que quiera declararse dictador, el pacto vergonzante con el correísmo, apadrinado desde la sombra por los socialcristianos, parece ser el por si acaso más efectivo del gobierno. Indicios existen y han sido advertidos. La liberación legal e ilegal de varios jerarcas correístas sentenciados sería un anticipo del pacto. La parte importante vendrá después, cando se repartan los negocios más jugosos del Estado.

No creo que los altos funcionarios del gobierno lean a Pérez-Reverte. La literatura no es su fuerte. Empeñados en revisar balances y estados de pérdidas y ganancias, no tienen tiempo para estas veleidades. Por eso no sabrán cómo reaccionar cuando les lleguen las sorpresas.

 

Marzo 26, 2023

Acerca de Juan Cuvi 180 Articles
Miembro de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo, Parte de la Red Ecudor Decide Mejor Sin TLC.

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