Que siete de ocho precandidatos inscritos a la Presidencia de la República no pertenezcan a las organizaciones políticas que los auspician demuestra que, en Ecuador, no existen partidos, sino empresas electorales que alquilan su identidad a cualquier aventurero a cambio de llegar al poder y permanecer en él; pero también deja en claro como algunos liderazgos mal llamados independientes -creados al calor de la improvisación, los golpes de buena suerte y el regateo electoral- son más apetecidos por los dueños de la política que su propia militancia, pues en la lógica resultadista del “todo vale” y del “ganar a como dé lugar con quien sea y como sea”, la gran mayoría de organizaciones han destruido sus propios preceptos fundacionales. ¿Cómo? A través de un sistema de nominación de candidaturas que estimula la dependencia de los partidos y movimientos hacia figuras ajenas a la política; un sistema funcional a los intereses de los caciques que supera cualquier principio básico de democracia interna; un sistema que en sí mismo, es un acuerdo de convivencia interpartidista que no desagrada ni a los competidores ni a los organizadores del proceso electoral.
¿Pero quiénes son los dueños de los partidos que pugnan por llegar a Carondelet con esta ebullición de aparentes outsiders?
- “Alianza Actuemos”, que apoya al precandidato presidencial Otto Sonnenholzner. Está integrada por el Partido Avanza, fundado en el gobierno de Rafael Correa por el ex director del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Ramiro González, quien desde esa institución levantó una organización política con exmilitantes de la Izquierda Democrática, su actual director es Javier Orti, candidato a primer Asambleísta por la Circunscripción Norte de Quito. También integra esta alianza el Partido Suma, organización que llevó a la alcaldía de Quito a Mauricio Rodas, el director de este partido es el ex asambleísta y excandidato a la Presidencia de la República, Guillermo Celi. Suma auspició al experto electoral Andrés León, quien es consejero suplente del CNE desde noviembre de 2018.
- “Alianza Acción Democrática Nacional – ADN”, que postuló como precandidato a la Presidencia de la República al ex asambleísta Daniel Noboa, hijo del empresario bananero, Álvaro Noboa. Esta alianza está conformada por el Movimiento Pueblo, Igualdad y Democracia del sobrino del expresidente de la República, cuyo director es Arturo Moreno, sobrino del expresidente Constitucional, Lenin Moreno Garcés. Esta organización política participa en elecciones desde el año 2021. El otro movimiento que conforma esta alianza es el Movimiento MOVER, antes conocido como Alianza País, la organización política fundada por el expresidente Rafael Correa, producto de las disputas internas en el correísmo, el ala afín al expresidente Moreno tomó el control de la organización de la mano de Gustavo Baroja, ex Prefecto de Pichincha. Su actual director es René Espín, expresidente del Colegio de Periodistas de Pichincha.
- “Movimiento Amigo”, que promueve la candidatura del ex militante del correísmo y expresidente de la Consejo Nacional de Gobiernos Parroquiales Rurales del Ecuador (Conagopare), Bolívar Armijos. El Movimiento Amigo, antes denominado MEJOR, tiene como fundador al ex asambleísta de Alianza País, Daniel Mendoza, condenado a cuatro años y dos meses de cárcel, en noviembre de 2020, por el delito de delincuencia organizada. Luego de cumplir el 60% de su pena, Mendoza consiguió su prelibertad el 31 de mayo de 2023.
- “Alianza por un País sin miedo”, que impulsa la candidatura del empresario Jan Topic. Esta alianza se encuentra integrada por el Partido socialcristiano cuyo líder máximo es el exalcalde de Guayaquil, Jaime Nebot; el Partido Sociedad Patriótica, del expresidente de la República, Lucio Gutiérrez -hoy candidato a la Asamblea Nacional-; y, el Movimiento Centro Democrático, del ex Prefecto del Guayas y excandidato a la alcaldía de Guayaquil, Jimmy Jairala. Esta es la primera participación electoral de Topic.
- “Movimiento Construye Ecuador”, ante denominado Ruptura de los 25, auspicia la precandidatura del ex asambleísta Fernando Villavicencio. Esta organización política fue un apéndice del correísmo, estuvo integrada por un grupo de jóvenes políticos que ocuparon varios cargos públicos de alto nivel tanto en el Gobierno de Correa como en el de Moreno. Su líder máximo es la exministra de Gobierno de Lenin Moreno, María Paula Romo, quien, con 104 votos a favor, censuró y destituyó a Romo el 24 de noviembre del 2020.
- “Movimiento Revolución Ciudadana”, antes denominado Fuerza Compromiso Social del primo del exvicepresidente Jorge Glas Espinel, el ex director del IESS en Guayas, Iván Espinel, quien en 2019 fue condenado a diez años de reclusión y al pago de una multa de $ 505.000 por el delito de lavado de activos. Esta organización promueve a Luis González. Según el portal Ecuador Verifica, la Contraloría confirmó la existencia de una glosa (DNPR-01948-80) por $880.473,47, contra González. Esta fue emitida el 19 de abril del 2019, con base en el informe de Contraloría DNA1-0002-2019, que detalla: “Examen especial al uso de los aviones presidenciales y vuelos presidenciales (…), por el periodo comprendido entre el 1 de enero del 2012 y el 24 de mayo del 2017”.
- “Alianza Claro que se puede”, que postula al líder indígena y ex Prefecto del Azuay, Yaku Pérez Guartambel, quien además también fue candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2021. Esta alianza está conformada por tres organizaciones políticas que se autodefinen de izquierda: el partido Unidad Popular de Geovanny Atarihuana; el Partido Socialista Ecuatoriano de Enrique Ayala Mora (cuya militancia ha estado impregnada en todos los gobiernos a través de asesorías); y, el Partido Democracia Sí de Gustavo Larrea (exintegrante de Alianza País y del correísmo).
- Movimiento Reto, de Eduardo Sánchez, hijo del empresario dueño de la cadena “Estuardo Sánchez”, quien adquirió el moribundo partido político del excandidato presidencial, Paul Carrasco. Esta organización política postula a Xavier Hervas, ex candadito presidencial en las 2021 por el Partido Izquierda Democrática.
¿Decidieron los afiliados y adherentes permanentes de entre varias opciones de sus partidos y movimientos a los precandidatos presidenciales? No. Lo cierto es que, pese a que el número de binomios presidenciales se redujo a la mitad, en comparación con las elecciones generales de 2021, siete de los ocho “ungidos” provienen de negociaciones con distintas dirigencias partidistas, a excepción de los candidatos del correísmo. Lo cual preocupa, porque esta elección anticipada -a diferencia de lo que muchos creen- no es de relleno, pues marca la ruta por la cual se enrumbará el nuevo gobierno de transición. Pero también ratifica dos cosas: primero, que la mayoría de los partidos políticos en el Ecuador son cáscaras vacías sobrevaloradas que no representan a nadie o a muy pocos de los que refieren como base social; y, segundo, que la única organización con estructura humana, operativa y logística preparada para utilizar sus propios cuadros como candidatos -pese a las críticas que pesan sobre la capacidad y probidad de ellos- es el movimiento correísta.
Tan cruda es la realidad que el movimiento del expresidente Rafael Correa fue la única organización política que, en un evento de masas organizado el sábado 10 de junio en la provincia de Manabí, presentó a su binomio presidencial, situación que se reeditó el martes 13 cuando en un mitin político los precandidatos Luisa González y Andrés Arauz inscribieron su candidatura a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. Ambos episodios generaron gran expectativa en la opinión pública, aunque todavía quedan cabos sueltos respecto al financiamiento de dichas actividades proselitistas. ¿Con qué recursos se financiaron? ¿Se imputarán al gasto electoral? ¿Los equipos técnicos y comunicacionales utilizados fueron contratados o prestados por alguna institución pública descentralizada?
Sin lugar a duda, estos actos contrastaron con el uso de las redes sociales y anuncios de prensa utilizados por los otros siete candidatos para aceptar -casi en soledad- su candidatura a la Presidencia de la República.
Otro elemento que no debe quedar desapercibido es el papel que jugarán los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD´s), provinciales y municipales en la campaña electoral. ¿Se sumarán los prefectos y alcaldes del correísmo al proselitismo de su binomio presidencial? ¿Cómo controlar que el dinero de los GAD´s no se escurra de las arcas de municipios y prefecturas y pase a la del correato?
Más allá de las particularidades de este proceso electoral, la crisis endémica de los partidos políticos, los liderazgos improvisados, la necesidad de prefabricar outsider y la fuerza del movimiento correísta; los ciudadanos esperan que este vacío de poder en el que ahora nos encontramos se solucione, sin que ello implique que las bajas pasiones y venganzas -del matiz que sean- lleguen al poder y se conviertan en política pública; pues el país demanda con urgencia un acuerdo nacional.
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